UNA CRISIS PROVOCADA
Se puede afirmar, como veremos a continuación, que el caos económico actual, la pavorosa crisis que ha hundido en la miseria a decenas de países y sumido en el paro a decenas de millones de trabajadores, no tiene su origen en la actuación de las empresas multinacionales. La crisis moderna del capitalismo no es fundamentalmente endógena, como suele explicar cualquier texto clásico. Es una crisis provocada.
Forma parte de una estrategia que persigue el hundimiento del propio sistema, no para superarlo sino para negar todos sus avances. Por la propia fuerza dialéctica del capitalismo, con experiencia para resolver las crisis cíclicas, habría debido encontrar ya la vía de salir de la prolongada crisis actual.
No puede hacerlo porque grupos oligárquicos muy poderosos la han programado y la sostienen a la espera de que se produzca el hundimiento definitivo. ¿Aun al precio de destruirse a sí mismo?, sería la réplica al planteamiento. Lo que ocurre es que estos grupos oligárquicos viven del sistema, se reproducen con él, pero no son el sistema.
Persiguen el hundimiento de la sociedad moderna y tratan de resucitar esquemas del pasado porque el desarrollo de la sociedad moderna, especialmente con el triunfo de la revolución científico-técnica, les ha colocado en una situación límite. Saben que pueden desaparecer con ella y utilizan su inmenso poder económico y las poderosas organizaciones mundiales que controlan para acelerar la crisis, provocar el debilitamiento de los Estados Unidos, desestabilizar la Unión soviética y expandir por el mundo los fenómenos desintegradores al estilo de los fundamentalismos religiosos y del irracionalismo.