viernes, 7 de octubre de 2011

El códex alimentario, qué es y cómo nos afecta

Códex: Qué es y cómo le afecta a usted y a su salud

Por Paul Anthony Taylor
Octubre de 2006 – El Códex no es un asunto fácil de explicar. Con más de 20 comités que se reúnen anualmente, y que solamente en 2005 han publicado informes que comprenden más de 1.400 páginas, la mayoría de la gente está lamentablemente ignorante de en qué medida sus actividades afectan a su salud. En las siguientes páginas presentamos el panorama general del apoyo de la Comisión del Código Alimentario (Códex Alimentarius) a los "negocios con la enfermedad".

¿Qué es el Códex?


La Organización Mundial del Comercio utiliza las Directrices y Normas del Códex como referencia para la resolución de disputas de comercio internacional relativas a alimentos. Su sede (arriba) se encuentra en Ginebra, Suiza.
La Comisión del Código Alimentario (Códex Alimentarius, o Códex) es el principal organismo global que presenta propuestas y asesora a las Direcciones Generales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO) en todo lo relativo a la implementación del Programa Conjunto sobre Normas Alimentarias de la FAO y la OMS. Establecida en 1963, los principales objetivos de la Comisión están definidos en su Manual de Procedimiento: proteger la salud de los consumidores y asegurar prácticas equitativas en el comercio de los alimentos; y promover la coordinación de todos los trabajos sobre normas alimentarias emprendidos por las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales. Lamentablemente, y como veremos a continuación, sus actividades no protegen la salud de los consumidores, y el comercio internacional de los alimentos está muy lejos de ser equitativo.
En el momento de escribir este documento, la Comisión preside un total de 27 subcomités activos y grupos de tareas intergubernamentales ad hoc, cuyas principales funciones consisten en la redacción de las normas, directrices y demás documentación afín en materia de alimentos, incluyendo suplementos alimenticios. Una vez redactados, estos textos son presentados ante la Comisión para su aprobación definitiva y su adopción como nuevas normas globales.

¿Cómo afecta el Códex a usted y a su salud?


Hoy, el Códex recoge normas y directrices para prácticamente todos los alimentos.
Aunque teóricamente la adopción por parte de los países de las diversas normas y directrices elaboradas por el Códex es opcional, la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) el 1 de enero de 1995 cambió esencialmente su estatus internacional por el hecho de que cada vez más la OMC lo utiliza como referencia para la resolución de disputas comerciales internacionales en materia de alimentos. Como tal, la posible amenaza de quedar involucrado en una disputa de este tipo —y de perderla— convierte en efecto a la adopción de las directrices y normas del Códex en algo obligatorio, lo que deja a los países miembros de la OMC pocas posibilidades, si acaso, de no cumplirlas. Considerando que actualmente hay 149 países miembros de la OMC, y que existen normas o directrices del Códex para prácticamente cualquier alimento, esto supone que, de hecho, las actividades del Códex  actualmente afectan directamente a la vasta mayoría de habitantes del planeta.
Sin embargo, además de incluir los alimentos ordinarios, el Códex también define normas y directrices para, entre otros, complementos alimenticios vitamínicos y minerales; declaraciones de propiedades saludables; alimentos orgánicos; alimentos genéticamente modificados; etiquetado de alimentos; publicidad; aditivos alimenticios y residuos de plaguicidas. Es de destacar, como veremos más adelantes, que en todas estas áreas existen pruebas incontestables de que el Códex cada vez prioriza más los intereses económicos —en especial los de las industrias farmacéutica y petroquímica— sobre la salud humana.

Directrices del Códex en materia de suplementos alimenticios vitamínicos y minerales


Las Directrices para Complementos vitamínicos y minerales fueron adoptadas por la Comisión del Código Alimentario como nueva norma global en la reunión celebrada en Roma, Italia, en julio de 2005.
Las Directrices para Complementos vitamínicos y minerales fueron adoptadas por la Comisión del Código Alimentario como nueva norma global en la reunión celebrada en Roma, Italia, en julio de 2005. Elaboradas tomando como base la restrictiva Directiva de Suplementos Alimenticios de la Unión Europea, las Directrices estipulan una definición restrictiva de los límites superiores de dosis de vitaminas y minerales, y prohíben afirmar que los complementos vitamínicos y alimenticios son adecuados para la prevención, alivio, tratamiento o cura de enfermedades. En consecuencia, y teniendo en cuenta la enorme cantidad de pruebas que demuestran las impresionantes mejoras para la salud que pueden conseguirse mediante suplementos nutricionales, puede verse que, lejos de proteger la salud del consumidor, la implementación global de estas directrices asegurará que la venta de productos de salud curativos, preventivos y terapéuticos siga siendo territorio exclusivo de la industria farmacéutica.

Declaraciones de propiedades saludables



Las Directrices generales sobre Utilización de Declaraciones de Propiedades Saludables del Códex mantienen el control de las patentes de nuestros sistemas  de salud en manos de la industria farmacéutica.
Ya existen varios textos del Códex que imponen restricciones sobre las declaraciones de propiedades saludables que pueden atribuirse a productos alimentarios, siendo quizá las más importantes las Directrices generales sobre Utilización de Propiedades Saludables del Códex. Adoptadas en 1979, y revisadas en 1991, estas directrices son, en ciertos aspectos, la raíz del problema del Códex —por el hecho de imponer severas restricciones a formas naturales de cuidado de la saluddebido a que buscan asegurarse de que los únicos productos que puedan incluir afirmaciones sobre propiedades de prevención, alivio, tratamiento y cura de las enfermedades sean los medicamentos. Específicamente, y entre otras cosas, estas directrices prohíben toda afirmación que implique que una dieta equilibrada o alimentos ordinarios no pueden proporcionar las dosis adecuadas de todos los nutrientes, y que los productos alimenticios son adecuados para la prevención, alivio, tratamiento o cura de enfermedades. Como tales, es evidente que esencialmente protegen el control de las patentes de nuestros sistemas de salud en manos de la industria farmacéutica.

Alimentos orgánicos

En los últimos años, los alimentos orgánicos han sido objeto de creciente atención de parte del Códex, y cada vez queda más claro que el Comité sobre Etiquetado de Alimentos del Códex intenta imponer normas globales que permitan el uso de sustancias tales como el dióxido de azufre (que provoca reacciones alérgicas en algunas personas), el nitrito y el nitrato de sodio (potencialmente carcinógenos e implicados en la hiperactividad infantil) y carragenina (de la que existen pruebas de estar asociada con la formación de úlceras intestinales y tumores cancerosos. Todavía peor, la Comisión del Código Alimentario recientemente dio luz verde a la inclusión del etileno en las Directrices para la producción, procesamiento, etiquetado y comercialización de alimentos producidos orgánicamente. El etileno se utiliza para inducir artificialmente la maduración de frutas y verduras en tránsito y, como tal, aprobarlo para su uso en alimentos orgánicos representaría una medida inquietante hacia la aceptación por parte de la OMC de las mismas prácticas agrícolas antinaturales a las que están expuestos los alimentos no orgánicos.
¿Por qué el Códex diluiría de esta manera las normas orgánicas? Básicamente, porque los alimentos orgánicos tienen precios más altos que los alimentos ordinarios no orgánicos y, en consecuencia, los grandes productores de alimentos no orgánicos tendrían una buena oportunidad para irrumpir en el mercado de productos orgánicos y obtener mayores beneficios. No obstante, a un nivel más profundo, los alimentos orgánicos favorecen una mejor salud que los no orgánicos por el hecho de contener mayores porcentajes de micronutrientes. Por otra parte, claro está, los alimentos orgánicos tampoco contienen plaguicidas, residuos de medicamentos veterinarios ni organismos modificados genéticamente. Teniendo en cuenta que la buena salud no favorece los intereses de los "negocios con la enfermedad", la creciente demanda de alimentos orgánicos supone una amenaza para las industrias química y farmacéutica, no solamente porque estos productos promueven la buena salud, sino porque conllevan una reducción de la demanda de plaguicidas, medicamentos veterinarios y alimentos genéticamente modificados, con el consiguiente descenso de los beneficios.
Por otra parte, a diferencia de las semillas genéticamente modificadas, las semillas orgánicas no pueden ser patentadas. En consecuencia, considerando que algunos de los principales participantes de los sectores farmacéutico y químico —como Bayer y BASF— son también importantes participantes de la industria biotecnológica, puede verse fácilmente que la creciente popularidad de alimentos orgánicos no patentables es, de hecho, una serie y creciente amenaza para los beneficios del "negocio con la enfermedad" de la industria farmacéutica.

Alimentos genéticamente modificados



La creciente popularidad de complementos alimentarios, hábitos sanitarios naturales y alimentos orgánicos es una seria amenaza para los negocios con la enfermedad de la industria farmacéutica.
La Comisión del Códex adoptó sus primeras directrices y principios para alimentos genéticamente modificados (GM) en 2003. Posteriormente, estos textos fueron fundamentales para que Estados Unidos, Canadá y Argentina promoviesen —y ganasen— una disputa comercial ante la OMC contra la Unión Europea, en el curso de la cual se afirmó que la UE había estado aplicando una moratoria en la aprobación e importación de alimentos con material GM.
En estos momentos el Códex está elaborando nuevas directrices y normas para los alimentos GM. La eventual adopción de estos textos contribuirá a hacer obligatoria la aprobación e importación de alimentos GM en todos los países miembros de la OMC. En consecuencia, tanto EE.UU. como Canadá y Argentina están presionando para que no se obligue a los fabricantes o exportadores de alimentos GM que revelen la presencia de organismos genéticamente modificados en el etiquetado de sus productos. Como es obvio, esto es justamente lo que desean los grandes productores de alimentos GM ante la creciente oposición de mucha gente a estos productos, y ante las perspectivas de que no les resultará fácil cambiar la opinión pública sobre este tema en los próximos tiempos.
A diferencia de las semillas de los alimentos ordinarios, las de los alimentos GM pueden patentarse. Ésta es, esencialmente, la clave por la que las empresas biotecnológicas están tan desesperadas para imponer estos productos en los mercados mundiales, ya que sus posibles beneficios a largo plazo son tan colosales como los de la industria farmacéutica. Y considerando que algunos de los participantes más importantes del sector farmacéutico, como Bayer y BASF, lo son también en la industria biotecnológica, podemos ver cómo, una vez más, las farmacéuticas se están colocando en una posición que conllevará que sean las principales beneficiarias del Códex.
En lo que respecta a la industria farmacéutica, los únicos productos que le vale la pena producir son los patentables. Debido a ello, el aumento de la popularidad de los suplementos alimentarios, de los hábitos de salud naturales e incluso de los alimentos orgánicos supone una seria amenaza para este sector. Los grupos de intereses financieros que están detrás de la Comisión del Códex Alimentario lo saben muy bien, claro está, y éste es el motivo por el que se han lanzado a una desesperada lucha para mantener su monopolio en el sector de la atención de la salud y expandirse hacia la producción de alimentos GM.

Etiquetado de alimentos

Desde 1965 existe un comité específico del Códex encargado de todo lo relativo al etiquetado de alimentos: el Comité sobre Etiquetado de Alimentos (CCFL, por sus siglas en inglés). La cuestión del etiquetado de los productos alimentarios es fundamental para la difusión de la información sobre salud natural, ya que las restricciones en el contenido escrito de las etiquetas de los productos alimenticios contribuyen, conjuntamente con la publicidad, a evitar que los fabricantes de suplementos nutricionales informen a la gente sobre las ventajas demostradas de los complementos dietéticos. Así, el CCFL ha rechazado reconocer el papel de una nutrición óptima en la prevención, alivio, tratamiento y cura de enfermedades y, de este modo, en lugar de proteger la salud de los consumidores, parece estar actuando para favorecer los intereses del "negocio con la enfermedad" de la industria farmacéutica.

Publicidad

Las discusiones sobre de qué manera, si acaso, el Códex debería tratar a las cuestiones sobre publicidad se remontan al menos desde 1972.
Estas discusiones continuaron durante la reunión que el CCFL celebró en Ottawa en mayo de 2006, centradas en si debe o no elaborarse una definición de publicidad y, en tal caso, en qué lugar del Códex insertarla. Tras largos debates sobre la cuestión, el CCFL  decidió iniciar las tareas de elaboración de una definición de publicidad.
No obstante, desde una perspectiva de salud natural, la definición propuesta está lejos de ser satisfactoria:
"Publicidad: toda representación de cara al público, empleando medios que no sean el etiquetado, que tenga por objeto o pueda influir y conformar actitudes, creencias y conductas para promover directa o indirectamente la venta del alimento".
El texto de la definición propuesta es cuestionable desde varios puntos de vista.
Por ejemplo, así como es susceptible de conllevar la prohibición de publicitar documentación legítima de investigaciones científicas revisadas por especialistas, ¿también podría inhibir a las organizaciones sin fines de lucro que promueven la salud natural para que influyan y conformen actitudes, creencias y conductas en relación con la venta de suplementos nutricionales?
De igual manera, ¿podría decirse que alguna de las restricciones a la publicidad de esta definición contraviene el derecho de opinión y expresión, o la libertad de sostener opiniones sin interferencia alguna, y de buscar, recibir e impartir información e ideas a través de cualquier medio y sin limitación de fronteras (principios recogidos en el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas)?
Considerando que los “negocios con la enfermedad” de la industria farmacéutica dependen para su supervivencia de la restricción de todos y cada uno de los medios mediante los cuales los consumidores pueden obtener información sobre salud natural, las potenciales restricciones sobre la publicidad son ahora un tema clave en el Códex.

Aditivos alimentarios

El Códex cuenta con un comité específico encargado de la seguridad de los aditivos alimentarios, y una de sus principales funciones es establecer los niveles máximos permitidos. En la actualidad, el Índice de Aditivos Alimentarios del Códex incluye un total de aproximadamente 300 aditivos —tanto sintéticos como naturales— cuyo uso está permitido en alimentos.
No obstante, aunque puede darse el caso de que algunos aditivos artificiales sean esencialmente inocuos si se consumen en pequeñas cantidades y no en combinación con otros, la realidad es que el Códex no ha prestado una considerable atención al hecho de que estas sustancias químicas no se consumen aisladas, sino combinadas entre sí. Por consiguiente, y para beneficio de sus fabricantes, los efectos acumulativos a largo plazo que el consumo de múltiples sustancias químicas y aditivos artificiales patentados tienen sobre la salud de los consumidores han sido en gran medida ignorados.

Las enfermedades provocadas o agravadas por el consumo a largo plazo de plaguicidas incrementan el mercado potencial de medicamentos de la industria farmacéutica.
Es de destacar que muchos aditivos artificiales son fabricados por las mismas empresas farmacéuticas y químicas que desean prohibir los complementos vitamínicos, y llevar alimentos GM a nuestros platos. Esto es similar al caso de los medicamentos y las semillas GM: el principal motivo por el que existen estas sustancias es porque están patentadas. Y las patentes equivalen a mayores beneficios.

Plaguicidas

El Comité del Códex sobre Residuos de Plaguicidas se constituyó en 1966 y es responsable de establecer los límites máximos de residuos de estas sustancias en alimentos específicos o en grupos de alimentos. No obstante, una vez más la seguridad de cada plaguicida individual suele examinarse aisladamente, ignorándose mayormente los efectos a largo plazo que su presencia combinada podría tener sobre el organismo. Considerando que muchas de estas peligrosas sustancias químicas son fabricadas por empresas farmacéuticas y químicas, no es difícil imaginar que su uso generalizado tiene para estas industrias un doble beneficio financiero: tienen el potencial de aumentar el tamaño del mercado de medicamentos patentados empleados para el tratamiento de las enfermedades provocadas por su consumo prolongado, y la rentabilidad generada por dichos medicamentos.

Conclusión

El Códex no se limita a los suplementos nutricionales. De hecho, es el principal campo de batalla en el que se libra la guerra que decidirá quién regulará y controlará el suministro global de alimentos desde la explotación agrícola al comedor. Esta guerra está siendo librada por una maraña cada vez más complicada de autoridades globales, grandes empresas e intereses financieros. Por consiguiente, sus principales objetivos son el comercio y los beneficios, no la salud humana.
Todo indica que los beneficiarios financieros a largo plazo en la batalla por el control del suministro mundial de alimentos son las industrias farmacéuticas y químicas, especialmente considerando que la adopción de nuevas directrices del Códex derivadas de la biotecnología parece casi inevitable. En consecuencia, nuestra libertad de elección, el futuro de nuestra salud y el propio medio ambiente se encuentra claramente en una situación de riesgo.
La buena nutrición y hábitos de salud óptimos amenazan a los "negocios con la enfermedad" de la industria farmacéutica porque reducen el mercado de drogas sintéticas. No obstante, los alimentos libres de residuos de plaguicidas, de aditivos artificiales y de otros contaminantes pueden, por definición, ser únicamente el resultado de un descenso mundial del uso —o, idealmente, la eliminación total— de estas sustancias químicas. Obviamente, esto no favorece a los intereses financieros de las empresas farmacéuticas y químicas que elaboran dichas sustancias, ya que conllevaría una reducción de los beneficios, la mejora generalizada de la salud de poblaciones enteras, y la consiguiente reducción del uso de drogas sintéticas.
En conclusión, aunque recientemente ha estado en cierta medida "fuera de los focos", el apoyo de la Comisión del Códex Alimentario a los "negocios con la enfermedad" ha seguido incólume, y su amplia variedad de actividades la convierte en un significativo peligro para la salud futura de toda la Humanidad.
¿Queremos un mundo en el que el acceso a alimentos seguros y nutritivos, y a complementos dietéticos eficaces, se vea restringido y controlado por los intereses de las compañías químicas y farmacéuticas? Si la respuesta es negativa, debemos actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde.

CODEX ALIMENTARIUS:
EL CONTROL Y LA NEGACIÓN DE LA CIENCIA

Por Paul Anthony Taylor
No queremos cambiar. Cada cambio es una amenaza a la estabilidad. Ese es otro de los motivos por los que somos tan precavidos a la hora de aplicar nuevos inventos. Cada descubrimiento realmente cientifico tendría un potencial subversivo. A veces, hasta la ciencia debe ser tratada como un posible enemigo. - Aldous Huxley, Un mundo feliz.
Codex Alimentarius
La reunión 29 del Comité del Codex sobre Nutrición y Alimentos para Regímenes Especiales se celebró en Bad Neuenahr-Ahrweiler, Alemania, del 12 al 16 de noviembre de 2007. Este comité es un órgano de la Comisión del Codex Alimentarius financiada por la FAO/OMS. Los defensores de la salud natural consideran que las actividades que desarrolla este órgano son una de las mayores amenazas internacionales para la disponibilidad futura de los suplementos vitamínicos terapéuticos y otras terapias sanitarias naturales basadas en el consumo de micronutrientes. El director de Relaciones exteriores de la fundación Dr. Rath Health Foundation, Paul Anthony Taylor, asistió a la reunión en calidad de delegado de la National Health Federation, la única organización sanitaria orientada al consumidor y defensora de la salud natural del mundo que tiene el estatus de observador oficial en las reuniones del Codex. El informe de primera mano que nos ofrece Paul describe cómo Codex sigue negando los beneficios sanitarios de las vitaminas, los micronutrientes y la nutrición en la batalla contra las enfermedades más comunes de nuestros tiempos y explica que los principales beneficiarios de este planteamiento son las grandes multinacionales de la alimentación, la biotecnología y el sector farmacéutico.

Un flagrante desprecio por las preocupaciones de los consumidores sobre los alimentos modificados genéticamente


El Comité del Codex sobre Nutrición y Alimentos para regímenes especiales, reunión en Bad Neuenahr-Ahrweiler, Alemania, noviembre de 2007.
Parece obvio que la gran mayoría de los consumidores se oponen claramente al consumo de alimentos modificados genéticamente. Una y otra vez, las encuestas y estudios en países de todo el mundo lo demuestran más allá de cualquier duda razonable. Sin embargo, el hecho de que las semillas modificadas genéticamente se puedan patentar porque, a diferencia de las semillas normales, se crean en laboratorios y no se producen en la naturaleza, las convierte en una propuesta de inversión muy atractiva para las empresas de biotecnología y farmacia que las fabrican. Las patentes sobre semillas modificadas genéticamente, así como los multimillonarios beneficios potenciales y el control del mercado que se derivan de su uso, son unos incentivos muy poderosos para que estos fabricantes busquen la forma de que estos alimentos lleguen a los platos de los consumidores, independientemente de los riesgos que puedan entrañar para la salud humana.
Hay que destacar que a la reunión anual del Comité ha asistido el Dr. H. Yoshikura, Presidente del Grupo de Acción Intergubernamental Especial del Codex sobre Alimentos Obtenidos por Medios Biotecnológicos, un grupo que ya ha producido diversas directrices sobre los alimentos modificados genéticamente. Las directrices producidas por este Grupo de Acción fueron cruciales para el inicio, y el éxito, de un pleito comercial que enfrentaba a Estados UnidosCanadá y Argentina con la Unión Europea, ante la Organización Mundial de Comercio. Esos países pudieron argumentar, con éxito, que la UE había estado aplicando una moratoria sobre la aprobación e importación de alimentos con contenido modificado genéticamente y que esto contravenía las normas de la OMC.
Yoshikura había sido invitado a esta reunión del Codex porque su Grupo de Acción ha estado trabajando en un anexo de una directriz internacional sobre alimentos modificados genéticamente para que (según se dice) proporcionen unos beneficios sanitarios o nutricionales. Dado que el texto del anexo contiene referencias a conceptos relativos a la nutrición, se invitó al Comité a repasar el borrador del anexo y aportar sus comentarios.
Aparte de unos pocos comentarios, sin embargo, el Comité decidió aprobar el texto del anexo sin ningún cambio.
En respuesta y observando que ningún país se había manifestado en defensa de los intereses de los consumidores sobre este asunto, la National Health Federation elaboró la siguiente declaración:

El Dr. Rolf Grossklaus, Presidente del Comité del Codex sobre Nutrición y Alimentos para regímenes especiales, afirma que los consumidores no se dan cuenta de los beneficios de los alimentos modificados genéticamente y que, con el tiempo, cambiarán de opinión sobre ellos.
«Sr. Presidente, la NHF querría hacer constar en acta que, mientras se debate la cuestión de la evaluación de los riesgos de los alimentos obtenidos por medios biotecnológicos, el 95% de los consumidores europeos y millones de consumidores de otras partes del mundo siguen manifestando su rechazo a estos alimentos. Por este motivo, nos gustaría saber cómo pretende el Grupo de Acción equilibrar la necesidad de realizar estudios de riesgo en poblaciones representativas, cuando hay un rechazo tan extendido a estos alimentos.»
Dicho de otro modo, la Federación estaba preguntando cómo pensaba el Grupo de Acción realizar estudios sobre la seguridad para los humanos de los alimentos modificados genéticamente cuando hay tan poca gente dispuesta a probarlos.
El Presidente del Comité, el Dr. Rolf Grossklaus, respondió con un sorprendente desdén a esta pregunta y, poco deseoso de admitir que no se iban a realizar estudios amplios sobre los riesgos para los seres humanos antes de la comercialización de estos productos, declaró que estos asuntos no se podían debatir durante esta reunión. Sin embargo, lo más sorprendente es que luego afirmó que los consumidores no se dan cuenta de los beneficios que aportan estos alimentos y que cree que los consumidores, con el tiempo, irán cambiando de opinión.
Más tarde, a finales de semana, durante la reunión para aceptar el informe oficial del Comité, solicité en nombre de la National Health Federation que el informe mencionara la declaración de la Federación sobre este asunto. Dr. Grossklaus se negó a ello, argumentando que no se había debatido el tema y que incluir una mención de todos los asuntos que no se habían llegado a debatir produciría un informe demasiado largo.
Resumiendo: esto probablemente sea el ejemplo más flagrante de cómo se desestiman las preocupaciones de los consumidores que yo haya tenido ocasión de presenciar en una reunión del Codex.

Recomendaciones sobre los fundamentos científicos de las afirmaciones sobre la salud: diseñadas para las grandes multinacionales

Otro de los asuntos clave que se debatió en la reunión de este año, fue un texto que trataba sobre las Recomendaciones sobre los fundamentos científicos de las afirmaciones sobre la salud.

Don Gert Lindemann, Secretario de Estado del Ministerio Federal de Alimentación Agricultura y Protección de los consumidores, Alemania, hablando ante el Comité, en la inauguración de la reunión.
En los últimos años, en sus reuniones el Comité ha dedicado poco tiempo y ningún debate de peso a este asunto. Sin embargo, aunque en la reunión de este año se desarrolló un debate mucho más profundo, la inercia general de las conversaciones dejó claro que, sin un cambio drástico de dirección, los principales beneficiados por estas recomendaciones serán las grandes corporaciones multinacionales de la alimentación, la biotecnología y la farmacia. Son ellas las que podrán afrontar con mayor facilidad los costes financieros de superar los distintos requisitos normativos y científicos que establece el Comité.
Por eso, es probable que veamos cada vez más cereales de desayuno, alimentos modificados genéticamente y productos con las CDR de vitaminas fabricados por las empresas farmacéuticas con las correspondientes aseveraciones sanitarias. Mientras tanto, los suplementos elaborados por fabricantes de vitaminas innovadores, si es que no vienen regulados de origen, probablemente no podrán incluir estas afirmaciones.
Dicho esto, sin embargo, y a pesar de que en esta reunión se dedicó mucho más tiempo a debatir este punto, apenas se logró un mínimo avance y muchas de las preguntas cruciales (por ejemplo, la definición de un nivel mínimo de evidencia científica que sustente las afirmaciones sanitarias) quedaron sin respuesta. Si el Comité insistiera en que se realizaran estudios en humanos y pruebas clínicas, por ejemplo, incluso algunas de las afirmaciones sanitarias que se suelen hacer sobre alimentos como las frutas y las verduras tendrían que prohibirse, porque se han basado en estudios de observación e investigaciones epidemiológicas, lo cual sería una situación bastante absurda.
Cuando el debate llegó claramente a un punto muerto, el Comité acordó que el texto debería volver al paso 2 del proceso de aprobación del Codex, que se compone de 8 pasos. La delegación de Francia deberá volver a redactarlo, a la vista de los argumentos del debate. En consecuencia, es improbable que la Comisión del Codex Alimentarius apruebe y finalice las Recomendaciones sobre las afirmaciones sanitarias antes de julio de 2010, como muy pronto.

Análisis de los riesgos nutricionales: haciendo las reglas sobre la marcha

Otro asunto al que se ha dedicado poco tiempo en las últimas reuniones de este Comité del Codex es el análisis de los riesgos nutricionales. Como saben las personas que suelen estar al tanto de las actividades del Codex, este asunto tiene una gran importancia para el desarrollo futuro de las restrictivas Directrices del Codex para los suplementos de vitaminas y minerales, ya que dichas directrices estipulan que los niveles máximos seguros de vitaminas y minerales de los suplementos se establecerán mediante una valoración científica de los riesgos.
Aunque el lobby profarmacéutico, especialmente los extremistas antisuplementos de la Comisión Europea, están intentando desesperadamente tranquilizar a todo el mundo afirmando que la evaluación de los riesgos impondrá unos límites máximos seguros se realizará con métodos científicos, lo cierto es que la mayoría de los métodos actuales para valorar el supuesto «riesgo» del consumo de suplementos nutricionales no tiene nada de científico y, en realidad, presenta graves defectos.
En este sentido, cabe destacar que en los debates de este año, el representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) deben ser la principal fuente, si no la única, de asesoría científica del Comité, so pretexto de que los grupos de expertos internacionales podrían no ofrecer una asesoría científica independiente y objetiva. Sin tener en cuenta la cuestión de la objetividad e independencia reales de la OMS y la FAO, a medida que avanzaba el debate se iba viendo con cada vez mayor claridad que la mayoría del Comité no tenía ni el más mínimo interés en recibir una asesoría científica independiente ni objetiva sobre este asunto.

Basil Mathioudakis, el representante senior de la Comisión Europea en la reunión. Los extremistas antisuplementos que hay en la Comisión Europea reclaman, hipócritamente, que los niveles máximos de seguridad de las vitaminas y minerales de los suplementos alimenticios se calculen de forma científica.
Por ejemplo, en un momento del debate, la National Health Federation solicitó explícitamente que una parte fundamental del texto hiciera mención a las «fuentes independientes de asesoría científica» para la evaluación de los riesgos. Sin embargo, es digno de mención el hecho de que Basil Mathioudakis, de la Comisión Europea, declaró que se oponía al uso de la palabra «independiente» dentro del texto, por lo que finalmente no se incluyó.
En una intervención de gran relevancia, la National Health Federation solicitó que se introdujera un texto que reconociera la pérdida de nutrientes en los terrenos de cultivo y los alimentos que se ha ido produciendo en el curso de los últimos cincuenta años, aproximadamente. Cuando el Presidente, Dr. Grossklaus, escuchó esta solicitud respondió que el instituto para el que trabaja, el Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos, ha elaborado una declaración sobre este asunto donde se afirma que no hay evidencias científicas que respalden esta idea. Como de costumbre, intentó pasar rápidamente página y no le dio al Comité ni un segundo para comentar el tema.
Después, la National Health Federation volvió a intervenir para solicitar que los comentarios se incluyeran en el informe y, a ser posible, que el Comité los tuviera en cuenta para que el acta fuera precisa y completa. El Dr. Grossklaus no lo permitió, aduciendo que dado que la Federación es una organización no gubernamental y que ningún Estado Miembro respaldaba su postura, sus comentarios no se podían incluir en el informe.
Igual que en años anteriores, el Dr. Grossklaus se inventaba las normas sobre la marcha. Esto queda especialmente claro en el párrafo 131 del informe oficial de la reunión que elabora el Comité, que menciona otra intervención de la National Health Federation que tampoco había recibido el respaldo de ningún Estado Miembro.
Al final de estos debates, el Comité decidió que había hecho unos grandes avances y que debía recomendar a la Comisión del Codex Alimentarius que el texto (Proposed Draft Nutritional Risk Analysis Principles and Guidelines for Application to the Work of the Committee on Nutrition and Foods for Special Dietary Uses [Borrador propuesto de los Principios y directrices del análisis de riesgos nutricionales para su aplicación en el trabajo del Comité sobre Nutrición y Alimentos para regímenes especiales]) fuera ya al paso 5. Una vez que esto ocurra, en la reunión del próximo año del Comité apenas se podrán realizar cambios mínimos y en julio de 2009 la Comisión del Codex Alimentarius podría haberla aprobado y finalizado.

Propuestas sobre los valores de referencia de los nutrientes: muy lejos de la ciencia moderna

A la vista de la investigación más reciente en el área de nutrición, parece bastante posible que el actual enfoque del Comité sobre la fijación de unos valores de referencia de nutrientes en el etiquetado sea considerado por los futuros estudiosos de la historia de la nutrición como un anacronismo casi cómico.
Por ejemplo, la genética ya nos ha enseñado que todos somos únicos genéticamente y ahora contamos con evidencias convincentes de que factores como la edad, el sexo, el uso de anticonceptivos, la raza, las costumbres en el vestir, la ubicación geográfica, la donación frecuente de sangre, el consumo de medicamentos, las mutaciones genéticas o la individualidad bioquímica pueden afectar a las necesidades y el estado de las nutrientes de una persona, en ocasiones de una forma drástica.
Sin embargo, en lugar de proteger la salud de los consumidores que, después de todo, es uno de los objetivos declarados del Codex, el Comité propone definir un único valor de referencia para cada vitamina y mineral y aplicarlo a toda la población mundial, a partir de los tres años. Después, cuando se acabe esta labor, se desarrollarán otros valores de referencia de vitaminas y minerales para aplicarlo a los niños de 6 meses a 3 años de edad.
Por eso, cabe pensar que la intención del Comité es solo proporcionar un aval claro al concepto actual de «cantidad diaria recomendada», ya obsoleto y descartado científicamente.
Así, aunque la National Health Federation intentó intervenir en este monumental error de falta de miras proponiendo el establecimiento de un valor de referencia adicional para cada vitamina y mineral que representase a los grupos de población que más lo necesitaban, el Presidente lo descartó, pero sin motivos científicos válidos.
Por este motivo es obvio que aunque las propuestas sobre los valores de referencia de nutrientes siguen estando en unas fases incipientes, cualquiera que pretenda lograr un resultado que refleje la ciencia más moderna o que promueva una nutrición óptima puede esperar sentado…

¿Sigue esperando que el Codex logre una «fantástica victoria»? Pues no es el único…

Los defensores de la salud natural que tengan buena memoria seguramente recordarán la denominada «Natural Solutions Foundation» (Fundación de soluciones naturales). En su informe de una reunión del Comité del Codex sobre el etiquetado de alimentos celebrada en mayo de 2006 afirmaba que el resultado de las conversaciones sobre el papel propuesto para el Codex en la implementación de la estrategia internacional de la Organización Mundial de la Salud sobre régimen alimentario, actividad física y salud era una «fantástica victoria» para la libertad en el ámbito de la salud.
Bueno, desde luego esta afirmación no era cierta entonces y sigue sin serlo hoy, especialmente si tenemos en cuenta el resultado de las discusiones de esta reunión. Dieciocho meses después de la supuesta «fantástica victoria», mientras el Codex sigue hablando de la estrategia global, no hay ningún indicio visible de una acción de importancia.
Por ejemplo, aunque la Presidenta del Comité del Codex para el Etiquetado de los alimentos, la Dr. Anne MacKenzie, hizo una presentación en PowerPoint sobre la estrategia global donde se planteaba la pregunta de qué mecanismos existían para la comunicación y cooperación entre los comités y se sugería pedir asistencia a la OMS y la FAO, su valiente contribución quedó relegada a una posición relativamente menor en el calendario de trabajo del Comité, en el apartado de «Otros asuntos y trabajos futuros».
Después del debate que siguió, un tanto inespecífico y confuso, y en el cual un representante de la Secretaría del Codex, el Dr. Jeronimas Maskeliunas, llegó a afirmar sentirse «absolutamente confundido» sobre lo que estaba hablando el Comité, se acordó que se debería formar un Grupo de expertos que tratase la estrategia global justo antes de la reunión del próximo año del Comité y que, tras las reuniones, enviaran un informe al Comité. Más palabras, pero ningún indicio de acción.
En la presente coyuntura, cualquier debate del Codex sobre la estrategia internacional de la Organización Mundial de la Salud sobre régimen alimentario, actividad física y salud parecería a años luz de cualquiertipo de victoria, por no hablar de una victoria «fantástica».

Conclusión

Al igual que los controladores mundiales de la novela Un mundo feliz de Aldous Huxley, la Comisión del Codex Alimentarius no quiere cambiar. Desde su perspectiva, el cambio, en forma de un nuevo sistema sanitario mundial basado en los avances científicos en los campos de la investigación sobre vitaminas y la salud celular, es una amenaza para la estabilidad financiera de la industria farmacéutica. Por eso, los fabulosos hallazgos en la terapia nutricional se consideran subversivos y se tratan como enemigos del «negocio de la enfermedad».
Sin embargo, las mentiras y los engaños que se necesitan para mantener la situación no son sostenibles a largo plazo. Tanto si al Codex le gusta como si no, el cambio llegará. Y cuando llegue, los consumidores exigirán responsabilidades a los que intentaron, a sabiendas, impedirles el acceso a los suplementos vitamínicos terapéuticos y a otros tratamientos naturales.
Mientras tanto, aunque sin duda las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, el sida y otras enfermedades comunes de nuestros tiempos serán desconocidas para futuras generaciones, es nuestra responsabilidad hacer que este cambio se produzca más pronto que tarde.
El tratamiento de las enfermedades con medicamentos químicos sintéticos patentados, cuando existen tratamientos naturales más seguros y más efectivos, roza la locura y no se puede seguir tolerando en una sociedad civilizada que se pretenda digna de este adjetivo. Por eso, cuanto antes releguemos el negocio de la enfermedad a la papelera de la historia médica, donde realmente debería estar, mejor para la humanidad.
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Los grupos económicos dominantes no pueden ya silenciar la discusión sobre los alimentos transgénicos. A través de los medios masivos de comunicación que también pertenecen o están comprometidos con ellos bajo una forzosa "obediencia debida”, venden la falsa idea de que esta comida frankeinstein es saludable y nutritiva, y es la solución a los problemas de hambre en el mundo.


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