viernes, 1 de octubre de 2010

La gran impostura (VII)

Viene de aquí.

OPERACIONES SECRETAS

En una nota redactada por Leonard Wong para el Instituto de Estudios Estratégicos de la US Army titulada «Cómo mantener el apoyo del público en las operaciones militares» 1, se puede leer: «el apoyo del público a la acción militar está a un nivel comparable al que siguió al ataque de Pearl Harbor. Los norteamericanos afirman en la actualidad que creen que la acción militar es adecuada, que apoyan una guerra prolongada y que tienen la voluntad de soportar las consecuencias negativas de una guerra. A pesar de que las encuestas les son favorables, los norteamericanos pueden cambiar de opinión repentinamente (...) A medida que recuperen su vida normal, disminuirá el apoyo a una acción militar, salvo si los militares muestran progresos constantes en la guerra contra el terrorismo, mantienen a la nación conectada a sus fuerzas armadas y garantizan la seguridad interior con efectividad, aunque de un modo ampliamente invisible». En otras palabras, la opinión pública respalda masivamente la política norteamericana de guerra contra el terrorismo mientras dure el suspense.

La operación «Libertad Duradera» empezó el 7 de octubre de 2001. El ruido de las armas se aleja hacia Asia central.Teniendo en cuenta el equilibrio de fuerzas, la victoria de la Coalición está ganada antes de librar batalla. La atención del público estadounidense empieza a flaquear. En efecto, cuando se ataca la guarida de al-Qaeda y Osama bin Laden amenaza a Norteamérica por televisión, no se señala ninguna acción terrorista de las «redes durmientes» implantadas en territorio norteamericano. Se empieza a dudar de la amenaza. ¿Qué creen que ocurrió?


El 12 de octubre las agencias de prensa difunden informaciones alarmantes. Al parecer, algunos periodistas y parlamentarios habían recibido cartas envenenadas con ántrax. Con todo y por todo, cinco cartas trampa fueron enviadas al National Enquirer, a NBC, al New York Post y a los gabinetes de los senadores Daschle y Leahy. Causarán cinco víctimas. La vida cotidiana de los estadounidenses se detiene. Ya no pueden abrir su correo sin guantes y un pañuelo en la nariz. Los vendedores de máscaras antigás y de kits de supervivencia no dan abasto.Todo el sistema postal queda paralizado. La psicosis se extiende por los países aliados. En todas partes de Europa se descubren cartas que contienen el letal polvo blanco: al-Qaeda ha decidido pasar al ataque y utilizar armas químicas y biológicas que ha amasado gracias a la ayuda técnica de Sadam Hussein. Estados Unidos y sus aliados deciden almacenar reservas de vacunas contra el ántrax. Relanzan de nuevo la industria farmacéutica encargándole millones de dosis.Y luego nada. Salvo las cinco cartas, el resto no era más que una broma de colegial y una alucinación colectiva.

Quedan las cinco cartas que contenían una forma militarizada de ántrax que había sido producida en los laboratorios del ejército estadounidense. La amenaza era interna. Barbara Hatch Rosenberg, de la Federación de Científicos Americanos, indica que sólo una cincuentena de investigadores -todos fácilmente identificables- tenían a su disposición cepas y eran capaces de manipularlas 2. Una carta anónima, dirigida a la base militar de Quantico a finales de septiembre -es decir antes de que la prensa fuera informada de los ataques de ántrax- denuncia las actuaciones de un antiguo investigador de la US AMRIID, el doctor Assad. El FBI hace aspavientos una vez más y no aclara nada.

Una vez superado el pánico y terminada la operación relámpago «Libertad Duradera», el público cree poder pasar página. El Departamento de Defensa se encarga de recordarle la amenaza. Con un gran refuerzo de imágenes chocantes, «terroristas particularmente peligrosos» son encarcelados en la base militar de Guantánamo (Cuba). Los terroristas son enviados en avión desde Afganistán después de haber sido drogados y atados a sus asientos. En la base son sometidos a un programa de privación sensorial: antifaz sobre los ojos, cascos en los oídos, tapones en la nariz.

Los juristas del Departamento de Defensa 3 explican sin pestañear que sólo las leyes federales prohiben la práctica de la tortura, y que éstas no se aplican en Guantánamo 4, situada fuera del territorio de Estados Unidos. En cuanto a la Constitución, no dice palabra sobre el tema. El general francés Paul Aussaresses, que reivindica haber organizado la tortura en Argelia y que prodigó ulteriormente su enseñanza a las fuerzas especiales norteamericanas, explica doctamente en televisión la utilidad de la tortura 5. La «comunidad internacional» se conmueve. Mary Robinson, alta comisaria de Naciones Unidas para los Derechos del Hombre (y antigua presidenta de la República de Irlanda), se indigna públicamente y llama al orden al Gobierno norteamericano 6: las personas detenidas gozan del estatuto de prisioneros de guerra definido en la Convención de Ginebra. Deben ser tratados con humanidad y el proceso judicial debe ser justo y equitativo.

Mientras la opinión pública se estremece y se agita, la «guerra contra el terrorismo» se inicia en la sombra. Ahora bien, el terrorismo no es ni un Estado, ni una organización, ni una doctrina, sino un mundo de acción. Puede ser tanto utilizado por gobiernos (la dictadura de Robespierre, en 1793, se llamó «el Terror») como por minorías de la oposición. A veces, el terrorismo está plenamente justificado. Así, durante la Segunda Guerra Mundial, la Resistencia francesa emprendió acciones terroristas contra las fuerzas de ocupación y de colaboración, civiles y militares. La expresión «guerra contra el terrorismo» no tiene en sí misma más sentido que «guerra contra la guerra».

Es cierto que George W. Bush tiene una concepción muy limitadora del terrorismo. Así, no considera como «terrorista» la acción de los escuadrones de la muerte en Nicaragua, hasta el punto de nombrar a su antiguo protector, John Negroponte, embajador de Estados Unidos en la ONU 7. Para él, en un mundo ahora unipolar desde la disolución de la Unión Soviética, el terrorismo parece definirse como toda forma violenta de contestación al liderazgo norteamericano.

Bob Woodward (uno de los dos periodistas que destaparon el Watergate), basándose en las revelaciones de varios participantes y tras consultar los documentos de la sesión, ha descrito con precisión en el Washington Post la reunión del gabinete Bush durante la que la CÍA obtuvo poderes ilimitados para emprender la «guerra secreta contra el terrorismo» 8. Fue el 15 de septiembre de 2001, durante un seminario gubernamental en Camp David.

La reunión empezó obviamente con un momento de oración que dirigió George W. Bush y al que todos los asistentes fueron invitados a participar a su vez. Luego, el secretario del Tesoro y el secretario de Estado expusieron sus respectivas acciones. George Tenet, director de la CÍA, presentó entonces dos proyectos basados en documentos con una presentación particularmente cuidada. El primero se titulaba «Golpe inicial: destruir al-Qaeda, cerrar el santuario [afgano]». Tenet describió la necesidad de emprender acciones secretas contra al-Qaeda, no sólo en Afganistán, sino en todo el mundo, si fuera necesario en cooperación con los servicios de países no democráticos. Después de obtener el consentimiento de todos, solicitó poderes indispensables para realizar ese objetivo. «Tenet quería un decreto de atribución lo bastante general para que la CÍA pudiera conducir todas la operaciones secretas necesarias sin tener que pedir una aprobación formal para cada una. Tenet aseguró que necesitaba nuevas competencias para que la agencia pudiera actuar sin restricciones -y que esperaba la confianza del presidente para arriesgarse-. Llevaba consigo un proyecto de decreto presidencial que concedía a la CÍA el poder de utilizar todos los instrumentos de las operaciones secretas, incluido el asesinato (...) Otra propuesta era que la CÍA reforzara sus vínculos con importantes servicios secretos extranjeros. Tenet quería lograr la cooperación de esas agencias con los cientos de millones de dólares del presupuesto que esperaba obtener. Utilizar tales servicios como subcontratados podría triplicar o cuadruplicar la eficacia de la CÍA. Como muchas cosas en el mundo de las operaciones secretas, este tipo de arreglos conlleva riesgos: eso relacionará a Estados Unidos con agencias de dudosa reputación, algunas con terribles balances en materia de Derechos Humanos. Algunos de esos servicios tienen fama de ser brutales y recurren a la tortura para obtener confesiones.»

La reunión prosiguió en un ambiente menos tenso. Tenet expuso su estrategia en Afganistán. Luego, recuperando el aliento, presentó el segundo documento. Se titulaba «Matriz del ataque mundial». «Describía operaciones secretas en curso en noventa países u operaciones que recomendaba iniciar. Las acciones iban desde el campo de la propaganda rutinaria al asesinato en la preparación de ataques militares», Rumsfeld, superando las tradicionales rivalidades entre la CÍA y el Pentágono, lo aprobó calurosamente. «Cuando el director de la CÍA acabó su presentación, Bush no dejó ninguna duda de lo que pensaba y exclamó con entusiasmo "¡Buen trabajo!"»

Esta guerra secreta ya ha empezado. En la sombra, la CÍA ha asestado algunos golpes en todas partes del mundo a los opositores a la política de George W. Bush. El periodista Wayne Madsen ha identificado a cuatro célebres víctimas 9:


  • El 11 de noviembre de 2001 el líder de Papuasia occidental, Theys Eluay, fue raptado por una unidad especial del ejército indonesio, el KOPASSUS. Esta unidad, implicada en las masacres de Timor Oriental, fue formada por el stay behind norteamericano y está protegida por la CIA. Theys Eluay abogaba por la independencia de su país y se oponía al pillaje de recursos mineros de Freeport McMoran, una empresa de Louisiana cuyo director emérito es el doctor Henry Kissinger en persona.

  • El 23 de diciembre de 2001, Chief Bola Ige, ministro de Justicia de Nigeria, fue asesinado en su habitación por un comando no identificado. Era el desafortunado candidato a la presidencia en nombre de la alianza panyoruba para la democracia y ponía en duda los privilegios concedidos a Chevron (de la que Condoleezza Rice fue directora) y Exxon Mobile 10.

  • En enero de 2002 el gobernador de la provincia de Aceh dirigió una carta al líder del Movimiento de Liberación de Aceh, Abdullah Syaffi, para proponerle su participación en las negociaciones de paz. Syaffi no se contentó con reclamar la independencia, se opuso a las perforaciones de Exxon Mobile. Reclamaba la no violencia —era miembro de UNPO en los Países Bajos—, y estuvo en el maquis. La carta contenía un chip que permitió a los satélites del National Security Agency (NSA) localizarlo. Un comando del KOPASSUS lo asesinó el 22 de enero.

  • El líder de extrema derecha, Elie Hobeika, jefe de las milicias cristianas libanesas, y sus guardaespaldas murieron el 24 de enero en un atentado con coche bomba. Hobeika, principal responsable de la masacre de Sabrá y Chatila (1982), se había enfrentado a Israel y quería testificar contra Ariel Sharon en el proceso iniciado contra éste en Bélgica por crímenes contra la humanidad. La operación habría sido ideada conjuntamente por la CÍA y el Mossad.

¿Han dicho «lucha contra el terrorismo»?

El Washington Post del 13 de febrero publica una larga tribuna del doctor Henry Kissinger 11. El inspirador de la política exterior estadounidense relata los debates en curso en la capital.Tras la victoria en Afganistán, son posibles tres opciones.

En primer lugar, considerar que el trabajo ha terminado y que esto supondrá una lección para los que tengan la tentación de imitar a los talibanes; en segundo lugar, presionar a ciertos estados complacientes con los terroristas, como Somalia y el Yemen; o, en tercer lugar, concentrarse en el derrocamiento de Sadam Hussein en Iraq para manifestar la continuidad de la voluntad norteamericana y modificar los equilibrios regionales en Oriente Medio.

Y Henry Kissinger aboga por un ataque decisivo contra Iraq combinando el despliegue de fuerzas y el apoyo a la oposición. Como el globo sonda resulta positivo, la administración Bush se aviene.

El 29 de enero el presidente de Estados Unidos pronuncia ante el Congreso el tradicional «discurso sobre el estado de la Unión», esta vez en presencia del primer ministro del Gobierno de transición afgano, Hamid Karza, y anuncia los nuevos objetivos de la «guerra contra el terrorismo»:

«Estados Unidos perseguirá dos grandes objetivos sin tregua y con paciencia.
»En primer lugar debemos cerrar los campos de entrenamiento, desbaratar los planes de los terroristas y hacer que comparezcan ante la justicia. En segundo lugar, debemos impedir a los terroristas y gobiernos que quieran dotarse de armas químicas, biológicas o nucleares que amenacen a Estados Unidos y el mundo. Nuestro ejército dejó los campos de entrenamiento de los terroristas en Afganistán sin posibilidades de actuaciones dañinas, pero al menos en una docena de países existen otros. Un mundo terrorista clandestino, compuesto por grupos tales como Hamas, Hezbollah, el yihad islámico y la Jaish-i-Mohamed, opera en selvas y desiertos aislados y se agazapa en pleno corazón de las grandes ciudades.
»(...) Nuestro segundo objetivo consiste en impedir que los gobiernos que apadrinan el terrorismo amenacen a Estados Unidos y sus amigos con armas de destrucción masiva.
»Algunos de esos gobiernos viven tranquilos desde el 11 de septiembre. Pero nosotros conocemos su verdadero carácter. Corea del Norte es un gobierno que se está equipando con miles de armas de destrucción masiva mientras su población padece hambrunas.
»Irán se emplea activamente en mostrar su hostilidad hacia Estados Unidos y sostener el terrorismo. El gobierno iraquí com-plota desde hace más de diez años para poner a punto el bacilo del carbunco, gases neurotóxicos y armas nucleares. Es un gobierno que ya ha utilizado gases asfixiantes para matar a miles de sus propios ciudadanos, dejando los cadáveres de las madres acurrucados sobre los de sus hijos. Es un gobierno que, tras haber aceptado las inspecciones internacionales, expulsó a los inspectores. Es un gobierno que esconde cosas al mundo civilizado.
»Tales estados constituyen, con sus aliados terroristas, un Eje diabólico y se arman para amenazar la paz mundial».

Para los aliados de Estados Unidos, la presión se hace demasiado fuerte. Desde hace cinco meses deben resignarse en silencio. Durante el periodo de luto que sigue a los atentados del 11 de septiembre no es posible ninguna crítica decente a la deriva estadounidense. Y Estados Unidos se ha esmerado justamente en extender el luto a sus aliados y prolongarlo mediante todo tipo de ceremonias conmemorativas y shows televisados.

Con todo, el 6 de febrero, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Hubert Védrine, toma una decisión 12. Actúa con el aval del primer ministro y del presidente de la República y declara en France-Inter:

«Somos los aliados de Estados Unidos, somos amigos de ese pueblo. Hemos sido sinceramente y profundamente solidarios con esta tragedia del 11 de septiembre, ante el ataque terrorista. Nos hemos comprometido, como muchos otros gobiernos, en la lucha contra el terrorismo. No sólo por solidaridad con el pueblo norteamericano, sino porque es lógico y debemos extirpar ese mal. También hay que tratar las raíces.Y hoy en día nos vemos amenazados por un nuevo simplismo, el de reducir todos los problemas del mundo a la única lucha gontra el terrorismo. Eso no es serio.
(...) No se pueden reducir todos los problemas del mundo a la lucha contra el terrorismo —incluso aunque sea indispensable luchar contra el terrorismo— únicamente con medios militares.
Hay que tratar las raíces. Es preciso tratar las situaciones de pobreza, de injusticia, de humillación, etc.
»(...) Europa debe ser ella misma. Si no estamos de acuerdo con la política norteamericana, tenemos que decirlo. Podemos decirlo y debemos decirlo (...). Ser amigo del pueblo norteamericano, aliado de Estados Unidos en la Alianza Atlántica, no significa estar alineado. Eso no significa haber renunciado a todo pensamiento sobre lo que sea.
»(...) Dialogaremos con Estados Unidos y lo haremos en la amistad. No pedimos que Estados Unidos se quede en su casa, al contrario. Deseamos unos Estados Unidos que se comprometan con el mundo, porque no existe ningún problema serio que pueda arreglarse sin Estados Unidos. Les pedimos que se comprometan, pero que se comprometan conforme al multilateralismo, a la asociación y que se pueda hablar con ellos. Si es preciso subir un poco el tono para hacernos escuchar, lo haremos»

En Washington, Colin Powell recibe las declaraciones del ministro francés con altanería y lanza pullas contra esos «intelectuales parisinos que se dan empaque».

Dos días más tarde, el primer ministro, Lionel Jospin, aprovecha una reunión de los presidentes de los Parlamentos de la Unión Europea para remachar el clavo ante un auditorio internacional 13:

«Al día siguiente de los atentados del 11 de septiembre, manifestamos una solidaridad sin fisuras con Estados Unidos y contribuimos junto con ellos a la respuesta que exigía esta agresión. Esta acción común contra el terrorismo continuará con determinación. Pero eso no significa en absoluto que no debamos reflexionar de un modo lúcido sobre las lecciones que tenemos que sacar de los acontecimientos del 11 de septiembre. En efecto, no se pueden reducir los problemas del mundo a la única dimensión de la lucha contra el terrorismo -cualquiera que sea su imperiosa necesidad-, ni contar únicamente para resolverlas con la predominancia de los medios militares. Nuestra concepción del mundo busca construir una comunidad internacional más equilibrada, un mundo más seguro y más justo. Esta concepción se basa en la gestión multilateral. Apuesta por todas las formas de cooperación que permiten a los miembros de la comunidad internacional acometer juntos los problemas de fondo, ya que ninguno de ellos puede pretender resolverlo por sí mismo (...) deseamos que Estados Unidos, sin caer en la fuerte tentación del unilateralismo, se comprometa de nuevo con nosotros en esta vía, ya que sin ellos, los nuevos equilibrios que buscamos serán más difíciles de alcanzar. En cuanto a nosotros, seguiremos trabajando para que estas concepciones sigan adelante».

El escepticismo se extiende por Europa. Al día siguiente le toca a Chris Patten (comisario europeo encargado de las Relaciones Exteriores de la Unión) «romper el silencio». En una entrevista al Guardian, desarrolla las críticas francesas del «absolutismo y el simplismo» sazonándolas con observaciones agridulces sobre la necesidad de Estados Unidos de saber escuchar a sus aliados: «Gulliver no puede hacer de caballero solo y no es bueno que nos consideremos como liliputienses que no se atreven a levantar la voz» 14. El 10 de febrero el contagio llega a la conferencia de ministros europeos de Asuntos Exteriores, reunidos en Cuenca (España).Todos se unirán tras el inesperado tándem Védrine-Patten.

Con motivo de la cumbre de la OTAN en Berlín, la honda alcanza a la Alianza. El primer ministro canadiense, Jean Chrétien, recuerda que las resoluciones de la ONU y la OTAN sólo afectan a Afganistán y que no entenderá que Estados Unidos se comprometa unilateralmente en otros conflictos 15.

¿Acaso se acerca el momento de la verdad?


Continúa aquí.

NOTAS

1.-«Maintaining Public Support for Military Operations», por L. Wong, en DefeatingTerrorism, Strategic Issues Analysis (Strategic Studies Institute). Descargable: http://carlisle-armv.mil/usassi/public.pdf

2.-«Is the FBI Dragging its Feet?», por Barbara Hatch Rosenberg, Federation of American Scientists, 5 de febrero de 2002, http://www.fas.org/bwc/news/anthraxreport.htm .

3.-Sobre esta polémica: «Trying Terrorists as War Criminals», por Jennnifer Elsea, Congressional Research Service (The Library of Congress, 29 de octubre de 2001). Descarga en: http://www.fpc.gov/CRS_REPS/trying%20terrorists.pdf

4.-La base de Guantánamo fue concedida a Estados Unidos por noventa y nueve años por una Cuba, de nuevo independiente, tras la guerra hispanoamericana. El arrendamiento no fue renovado por Fidel Castro cuando venció. No obstante, Estados Unidos no evacuó Guantánamo y sigue ocupándola ilegalmente. En derecho internacional, se aplica la ley cubana en el territorio de la base, pero el Gobierno cubano no puede ejercer su autoridad.

5.-«L'autre sale guerre d'Aussaresses», por Pierre Abramovici, en Le Poínt del 15 de junio de 2001, y «The French Connection in the Export of Torture», por César Chelala, en The International Herald Tribune del 22 de junio de 2001

6.-Declaración de la alta comisaria de los Derechos del Hombre sobre la detención de prisioneros talibanes y de Al Qaeda en Guantánamo, Naciones Unidas, 16 de enero de 2002 (documento HR/02/4)

7.-«Negroponte entre á l’ONU sur un vote unánime du Sénat», por Jean-Guy Allard, Gramma International, octubre de 2001

8.-«Saturday, September 15, At Camp David, Advise and Dissent», por Bob Woodward y Dan Balz, en el Washington Post del 31 enero de 2002, http://www.washingtonpost.com

9.-

10.-«Death of a Patriot», en Newswatch del 30 de diciembre de 2001, http://www.newswatchngr.com

11.-«Phase II and Iraq», por Henry Kissinger, en el Washington Post del 13 de febrero de 2002, http://www.washingtonpost.com

12.-Entrevista a Hubert Védrine con France-Inter - Question airéete, 6 de febrero de 2002 http://www.dilomatic.fr

13.-Alocución del primer ministro ante la conferencia de presidentes de los Parlamentos de la Unión Europea contra el blanqueo de dinero. Asamblea Nacional, 8 de febrero de 2002, http://www.premier-ministre.eouv.fr

14.-«Breaking the Silence», entrevista con Chris Patten, en The Guardian del 9 de febrero de 2002, http://www.guardian.co.uk

15.-«Chrétien Resists American Pressure on Iraq», por Sandra Cordón, en The Halífax Herald. http://www.Herald.ns.ca del 18 de febrero de 2002, y «US Worries about PMs Position on Fighting Iraq», por Daniel Leblanc en Globe and Mail del 18 de febrero de 2002

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