Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 11 de marzo de 2011

Las mentiras del 11 M

Luis del Pino (Madrid, 1962) es ingeniero de telecomunicaciones y colaborador de la Cadena Cope, Libertad Digital, El Mundo y CityFM. Interviene habitualmente como contertulio en los programas radiofónicos «La mañana», de Federico Jiménez Losantos, y «La linterna» de César Vidal, y ha publicado artículos de análisis e investigación sobre el 11-M en los distintos medios en los que colabora y en la revista Época. Es autor de diversos libros sobre tecnología informática y ha traducido numerosas obras de electrónica, informática y comunicaciones. «Los enigmas del 11-M», basado en la serie homónima de Libertad Digital, representó su primera incursión en el campo de los libros de investigación. En este segundo tomo, «Las mentiras del 11-M», recoge las principales conclusiones de los casi tres años de indagaciones y análisis acerca de la masacre de Madrid.

LAS MENTIRAS DEL 11-M

192 falsedades sobre la mayor masacre terrorista que ha sufrido España

LAS MENTIRAS DE LOS TRENES

Durante dos años y medio, nos hicieron mirar para otro lado. En lugar de mirar hacia los trenes, nos hicieron fijar nuestra atención en una furgoneta de Alcalá. En lugar de hablar de los análisis del explosivo de los trenes, nos hablaron del explosivo encontrado en una comisaría de Puente de Vallecas.

En lugar de decirnos qué iniciadores se pudieron reconstruir a partir de las muestras recogidas en los trenes, nos presentaron un teléfono móvil hallado en Vallecas y nos hicieron mantener la mirada fija en él mientras nos conducían hasta un locutorio de Lavapiés.

Como en los trucos de magia, en los que el prestidigitador atrae nuestra atención con la mano derecha mientras con la izquierda prepara el mazo de cartas, también el 11-M nos sometieron a un ejercicio de ilusionismo.

Todo lo que se hizo, desde un principio, no estaba destinado a otra cosa que a apartar nuestra vista, y la del juez, de aquellos trenes reventados donde 192 personas fueron asesinadas. Había que presentar a la opinión pública una realidad virtual y hacer que mantuviera su vista fija en ella. Había que hacerla mirar hacia otro lado.