Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 19 de junio de 2009

¿Por qué los europeos creemos ser libres? La guerra contra nosotros continúa

Impresionante artículo. Hay que estar muy ciego para no ver quién o quiénes nos gobiernan y cuáles son sus objetivos.

La policía del pensamiento británica


Hal G. P. Colebatch 21 de abril 2009

Artículo traducido del diario The Australian
Gran Bretaña parece estar convirtiéndose en el primer estado moderno totalitario. Como profesor a tiempo parcial de ciencia política y leyes internacionales, no uso el término totalitario alegremente.
No hay campos de concentración ni gulags pero hay policía del pensamiento con poderes sin precedentes para dictar la forma de pensar y olfatear la herejía, y pueden haber duros castigos para los disidentes.
Nikolai Bukharin decía que una de las tareas principales de la Revolución Bolchevique era la de "alterar la psicología de la gente". Gran Bretaña no es bolchevique, pero hay una campaña para modificar la psicología del pueblo y crear el nuevo Homo britannicus, y esta campaña discurre sin disimulo alguno.
El Gobierno quiere introducir leyes que criminalicen los chistes políticamente incorrectos, con una pena máxima de hasta siete años de prisión. La Casa de los Lores trató de introducir una enmienda favorable a la libertad de expresión, pero el Secretario de Justicia Jack Straw logró derrotarla. Fue Straw quien previamente abogó por una redefinición de lo que significaba ser Inglés y sugirió que "el equipaje global del Imperio" estaba unido a la violencia en el fútbol de "racistas y xenófobos varones blancos". También dijo que los ingleses eran "propensos a la violencia" y eso se usó para subyugar a Irlanda, Escocia y Gales, y que los ingleses como raza eran "potencialmente muy agresivos".
En los últimos 10 años he recogido informes de muchos casos de castigos draconianos, que incluyen el arresto y procesamiento de niños, por crímenes del pensamiento y delitos contra la corrección política.
El presidente del Countryside Restoration Trust y columnista Robin Page dijo en una manifestación contra las leyes gubernamentales contra la caza en Gloucestershire en 2002: "Si eres musulmana, negra, lesbiana, vegetariana, buscadora de asilo, tienes solo una pierna y eres camionera, quiero los mismos derechos que tú." Page fue arrestado, y después de cuatro meses recibió una carta que decía que no se presentarían cargos de momento, pero que: "si nos llegan más pruebas en la que usted se vea envuelto, actuaremos contra usted." Le costó cinco años limpiar su nombre.
Page al menos era un adulto. En septiembre del 2006, una chica de 14 años, Codie Stott, le pidió a un profesor si se podía sentar con otro grupo para hacer un trabajo de ciencias pues las chicas de su grupo solo hablaban en urdu. La primera respuesta del profesor fue, según Stott, gritarle: "¡Eso es racismo, vas a ser detenida por la policía!" Contrariada y aterrada, la chica salió fuera para calmarse. El profesor llamó a la policía y unos días después, cuando todo parecía olvidado, fue arrestada y llevada a una comisaría de policía, donde le tomaron las huellas digitales y la fotografiaron. Según su madre, fue encerrada en una celda durante 3 1/2 horas. Fue interrogada por la sospecha de haber cometido un delito racista contra el orden público y posteriormente liberada sin cargos. La escuela investigó las acciones que podía iniciar, no contra el profesor, sino contra Stott. El director Anthony Edkins dijo: "Se ha hecho una acusación seria sobre una observación motivada por el racismo. Nosotros queremos asesgurarnos de que haya una actitud tolerante hacia los alumnos de todas las etnias y no toleraremos el racismo en ninguna de sus formas."
Un niño de 10 años fue arrestado y llevado ante el juez, por llamar a otro niño de 11 años "Paki" y "bin Laden" durante una discusión en el patio de recreo en una escuela primaria (el otro niño le había llamado mofeta y Teletubby). Cuando el caso llegó al Tribunal le había costado a los contribuyentes 25.000 libras. El acusado estaba tan angustiado que había dejado de ir a la escuela. El juez, Jonathan Finestein, dijo: "¿Hemos llegado al punto de procesar a niños de 10 años a causa de la corrección política? Hay crímenes mayores ahí fuera y la Policía no se molesta en perseguirlos. Esto es un disparate."
Finestein fue atacado ferozmente por los líderes de los sindicatos de profesores, como en aquellos juicios de caza de brujas, en los que cualquiera que hablara a favor de un acusado o señalara defectos en el procedimiento, era inmediatamente señalado como bruja(o) y era candidata(o) a ser quemada(o).
La policía contra los crímenes motivados por el odio investigaron a Basil Brush, un muñeco con forma de zorra de un programa de televisión para niños, que había hecho un chiste sobre gitanos. La BBC dijo que Brush se había comportado inapropiadamente y aseguró a la policía que el episodio sería prohibido.
La policía advirtió a un obispo por no haber hecho suficiente para "celebrar la diversidad", parece que a la policía se la ha habilitado para imponerla. Un hogar cristiano para clérigos retirados y trabajadores religiosos perdió una subvención porque no reveló a la administración cuantos de sus residentes eran homosexuales. Que nunca lo huberan preguntado lo tomaron como evidencia de homofobia.
Sin embargo, el año pasado en una escuela, los padres musulmanes objetaron que a sus hijos se les diera libros que defendían el matrimonio entre personas del mismo sexo y que pudieran adoptar, y sus deseos fueron respetados y los libros retirados. Este año, en otra escuela, padres musulmanes y cristianos objetaron el mismo tipo de material pero sus objeciones han sido ignoradas y han sido amenazados con ser procesados si sacaban de la escuela a sus hijos.
Ha habido innumerables casos en los últimos meses de gente en escuelas, hospitales y otras instituciones que han perdido sus empleos por escrúpulos religiosos, a menudo, como en la antigua Alemania Oriental, no por hablar alto en público sino por hacerlo en conversaciones privadas, y ser posteriormente denunciado ante las autoridades. El crimen de una enfermera fue ofrecer rezar por un paciente, quien no se quejó, pero se lo mencionó a otra enfermera. Una recepcionista de una escuela primaria, Jennie Cain, cuya hija de cinco años fue amonestada por hablar de Jesús en clase, se enfrenta a ser despedida por buscar apoyo en su iglesia. Un email privado que ella envió a otros miembros de su iglesia pidiéndoles que oraran cayó en las manos de las autoridades de la escuela.
La permisividad así como el draconianismo pueden usarse para destruir los valores y las normas socialmente aceptadas. La Royal Navy, por ejemplo, ha instalado una capilla satanista en un barco de guerra para acomodarse a las inclinacionaciones de un miembro satanista de la tripulación. "¿Qué habría dicho de eso Nelson?". También se suministra parafernalia satanista a presos que la piden.
Esta campaña parece venir de organismos no elegidos democráticamente o de aparatos cuasi-gubernamentales que controlan varias instituciones, que no rinden cuentas a los electores, no proceden directamente del Gobierno, aunque el Gobierno claramente las apoya.
Cualquiera de estos incidentes podría ser rechazado como una aberración, pero tomados en su conjunto - y solo he mencionado una pequeña muestra -casi cada día se informa de casos similares - dibujan un cuadro muy claro.
El libro de Hal G. P. Colebatch, Blair's Britain, fue elegido como libro del año por el The Spectator en 1999.
Leed también este artículo. Voy a hacer una breve transcripción libre.

En la Europa Oriental, los partidos nacionalistas, tales como Jobbik en Hungría y el PRM en Rumanía, están contentos tras conseguir dos escaños en el Parlamento europeo. Sus electores están descubriendo finalmente que la respuesta al control mental comunista no pasa por los valores occidentales. A diferencia de los europeos occidentales, los votantes de Eslovaquia, Hungría y Rumanía están menos limitados por los cánones de la sensibilidad étnica que la prensa occidental ha conseguido inculcarnos. Muchos de ellos quieren conservar sus paises racial y culturalmente homogéneos y parecen haber tenido ya bastante del parloteo occidental sobre los milagros del mercado libre.
Krisztina Morvai, una atractiva abogada nacionalista cristiana y líder del partido húngaro Jobbik, no dudó en responder a un comentario de un "orgulloso judío húngaro" que la acusaba de fomentar el odio y pedía que fuera vetada en la política:
Estaría muy contenta si aquellos que se autodenominan orgullosos judíos húngaros jugaran en su tiempo libre con sus pequeños penes circuncidados, en lugar de desacreditarme. Tu gente está acostumbrada a ver que mi gente se levante y se adapte a vosotros cada vez que os pegáis un pedo. Esto ya se acabó. Hemos levantado nuestras cabezas y no volveremos a tolerar vuestro terror. Reconquistaremos nuestro propio país.
El terror comunista en la Hungría de después de la II Guerra Mundial, cuyo líder era un judío comunista, Mátyás Rosenfeld aka Rákosi, aún se conserva demasiado fresco en la memoria colectiva del pueblo húngaro, lo que hace que el país sea menos susceptible a ser intimidado por lo políticamente correcto, que se ha convertido en una marca registrada de Europa Occidental.
Mátyás Rosenfeld aka Rákosi: el “asesino calvo”
La siguiente descripción da una visión de la percepción pública sobre los judíos en la Hungría de esos tiempos:
Al principio de 1953, pero en aumento desde el discurso secreto de Khrushchev, algunos comunistas húngaros decían que el ambiente en Hungría era cada vez más antisemítico, y que era necesario que algún no-judío reemplazara a Rákosi (más tarde Gerő). La población húngara odiaba a los cuatro líderes comunistas que dominaban la Hungría de la postguerra, quienes curiosamente eran judíos: Mátyás Rákosi (Róth), Mihály Farkas (Wolf ), József Révai (Lederer), y Ernő Gerő (Singer). Durante una reunón en junio de 1953 en Moscú, Beria burlonamente se refirió a Rákosi como “rey judío.” Según un telegrama escrito durante su visita a Budapest en junio, Suslov también consideró que tantos judíos en los más altos cargos era un problema real. [Vladimir] Kryuchkov también informó de ello como de un problema .... [János Kádár le dijo a [Yuri] Andropov que solo durante el liderazgo arbitrario de Rákosi ser judío fue asociado con el régimen, implicando que una vez que Rákosi fuera cesado, el antisemitismo se disiparía.

miércoles, 17 de junio de 2009

Daniel Estulin: Los secretos del Club Bilderberg (II)

Viene de aquí.

Conozco el secreto para hacer que el norteamericano medio crea lo que yo quiera. Me basta con controlar la televisión… Pones algo en televisión y se convierte en real. Si el mundo de afuera de la tele contradice las imágenes, la gente empieza a intentar cambiar el mundo para que se parezca a lo que ve por la televisión…

HAL BECKER,
Features Group, entrevista concedida en 1981
No debería sorprendernos que durante los últimos cuarenta años el principal medio de lavado de cerebro haya sido una tecnología de imágenes en movimiento y grabación de sonido (televisión, películas, música grabada) capaz de cambiar nuestro propio concepto de verdad. En 1956, un hombre llamado Theodor Adorno, que luego sería el autor de la mayoría de las canciones de los Beatles, en Television and the Patterns of Mass Culture (La televisión y las pautas de la cultura de masas), explicó que la «televisión es un medio de condicionamiento y control psicológico como nunca se ha soñado». Para Adorno y sus colaboradores, escribe Harley Schlanger, la «televisión suponía un medio ideal para crear una cultura homogénea, una cultura de masas, a través de la cual se pudiera controlar y conformar la opinión pública de modo que todo el mundo en el país acabara pensando lo mismo»

Probablemente, este sea uno de los «descubrimientos» más sorprendentes de este capítulo. Tuve la suerte de ver la correspondencia privada entre EMI y Adorno, que me fue facilitada por un alto directivo de la empresa con contactos con el Servicio Secreto. Más aún, Adorno, uno de los principales filósofos de la Escuela de Frankfurt y autor de Introducción a la sociología de la música, cuyo objetivo era, como explica el autor, «programar una cultura musical de masas como una forma de control social masivo», un proyecto en el que también participó de forma activa el Instituto Tavistock. Su primer proyecto conjunto era el «Proyecto de la Investigación de la radio», cuyo objetivo era el análisis del impacto de un medio de comunicación de masas (la radio) en la cultura. Más aún, como decíamos, se tiene constancia de que Adorno dijo: «En la música no se piensa que uno pueda componer hoy mejor que Mozart o Beethoven, pero se debe componer atonalmente, pues el atonalismo es enfermo y la enfermedad, dialécticamente, es al mismo tiempo la cura… La extraordinaria reacción de protesta con la que la música se encuentra en
nuestra sociedad actual […] parece sugerir que la disfunción dialéctica de esta música ya puede sentirse negativamente como “destrucción”.» «El avance más importante de la Escuela de Frankfurt –escribe M. Minnicino– consiste en comprender que sus monstruosas teorías podrían convertirse en las dominantes de la cultura, como resultado de los cambios en la sociedad producidos por lo que Benjamín llamó “la edad de la reproducción mecánica del arte”.» (Harley Schlanger, Who owns your culture?, Fidelio, vol XII, nº 1, verano de 2003)
«La manipulación inteligente y consciente de los hábitos y opiniones organizadas de las masas es un elemento importante en una sociedad democrática. Aquellos que saben manipular este mecanismo oculto [es decir, la televisión y la publicidad y, como consecuencia directa, la opinión pública] de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el que realmente manda en nuestro país.» Así empieza Propaganda, una descarada apología de un Gobierno Mundial Único que en 1928 publicó Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, y en la que también afirma lo siguiente: «Conforme la civilización se vuelve más compleja, y conforme la necesidad de un gobierno invisible se hace más patente, se han inventado y desarrollado medios capaces de reglamentar la opinión pública.»
Una vez que los controladores –científicos sociales en las principales instituciones de lavado de cerebro del mundo– comprendieron que el ciudadano no tiende tanto a comprar ideas como a adquirir psicológicamente un ideal inalcanzable, en seguida tuvieron a su disposición las herramientas necesarias para cambiar el perfil moral y la conciencia de la sociedad (lo que los freudianos denominan «superyó»). Para la gente del CFR (Council on Foreign Relations) y para los bilderbergers, controlar la mente de las personas era una cuestión clave.
Con la llegada de la televisión y la manera de utilizarla para seducir a los televidentes, los viejos valores de la sociedad se desvanecieron. Algo nuevo, turbio e indefinido empezó a emerger de las tinieblas porque los ejecutivos se dieron cuenta de que una conciencia «posmoderna» para propósitos de consumo de masas se expresa mejor sin tener «ningún punto de vista único, ninguna filosofía, sino sólo una negación de la razón como aspecto a favor de la expresión de deseos, fantasías y ansiedades». Debería de ser obvio para cualquiera que reflexione un poco que la «cultura popular» no es espontánea, sino que está controlada por las grandes corporaciones y fabricada por sus principales think tanks, por fundaciones y organizaciones relacionadas con los bilderbergers, el CFR y el Instituto Tavistock, que, como demostraré más allá de toda duda en este capítulo, son los responsables de la música, de la TV, de las películas, los libros, la moda, etc.
Para conseguir su objetivo, la élite de Bilderberg y sus científicos sociales del Tavistock se dieron cuenta de que necesitaban centrarse en las percepciones de la generación joven para «provocar un cambio general de paradigma que abarcase a varias generaciones o, lo que es lo mismo, para cambiar el conjunto de creencias y valores que gobiernan la sociedad». El espectador, pues, resultó ser una víctima inconsciente del lavado de cerebro.
En dos libros pioneros, escritos a mediados de la década de 1970, Eric Trist –uno de los fundadores del Tavistock y uno de sus agentes, que residió en Estados Unidos hasta su muerte en 1993– y Frederick Emery –un científico social clave en el desarrollo de organizaciones por el aporte teórico sobre el diseño de estructuras participativas de trabajo como equipos que se autogestionan– informaron sobre el sobrecogedor efecto que veinte años de televisión habían tenido en la sociedad norteamericana. «Trist y Emery expusieron que el proceso de ver televisión era en sí mismo un mecanismo de lavado de cerebro. Citaron estudios previos que demostraban que, fuera cual fuese el contenido, el visionado de televisión desactiva los poderes cognitivos de la mente y logra un “efecto similar al de un narcótico” en el sistema nervioso central, convirtiendo al espectador habitual en un sujeto sugestionable y manipulable; además, descubrieron que estos zombis con el cerebro lavado negarían histéricamente que les pasase nada o siquiera que tales manipulaciones de su “pensamiento” fueran posibles.»
Su propuesta era tajante. Afirmaban que todos los «nodos internacionales del aparato de lavado de cerebro del Instituto fueron desplegados con el propósito principal de consolidar el cambio de paradigma hacia un orden mundial post industrial»
Como he explicado detalladamente en mi primer libro sobre los bilderbergers, La verdadera historia del Club Bilderberg, uno de sus más preciados objetivos es la sociedad postindustrial de crecimiento cero. El objetivo de Bilderberg, afirmó Trist, era hacer que ese cambio fuera irreversible. Trist, al igual que sir Alexander King principal asesor político sobre ciencia y educación de la familia real británica y del príncipe Felipe de Inglaterra, propugna, de una manera acorde con el modelo de Tavistock, una «campaña de reeducación de masas para quebrar los últimos vestigios de resistencia nacional, especialmente dentro de Estados Unidos, a este nuevo único orden mundial».
En 1989, cuenta L. Wolfe, «sirviéndose de la Case Western Reserve University como tapadera, por iniciativa de Trist, el Tavistock celebró una reunión de brainstorming sobre cómo procurar un fascismo internacional sin Estados, un nuevo orden mundial de la información global». Una de las iniciativas que surgió de esta sesión fue la necesidad de que los medios de comunicación de masas apoyaran el proyecto. En un informe de 1991, publicado por el maltusiano Club de Roma y titulado «La primera revolución global», sir Alexander King afirmó que «los nuevos avances en la tecnología de la comunicación ampliarán en gran medida el poder de los medios… [que se convertirán así] en el agente del cambio» en la lucha por establecer un orden «único» que «trascenderá y erradicará el concepto de Estado nación». La idea de Estado nación surgió en el siglo XV gracias al Consejo de Florencia y estaba basado en el bienestar general del hombre, el concepto de una constitución y el concepto del derecho natural, que se basa, a su vez, en el hecho de que el hombre es distinto a cualquier otro animal. Estas ideas fueron plasmadas en expresiones y formas concretas primero en Francia bajo el reinado de Luís XI y luego en Inglaterra bajo el reinado de Enrique VII. Para el Nuevo Orden Mundial y sus cohortes, la idea fundamental es igualar al hombre con el animal, es decir, degradarlo. Ese ha sido uno de los principales objetivos políticos del Bilderberg, del CFR, el Tavistock y el Club de Roma.
Sin embargo, esta conspiración nunca podría haber sido ni de lejos tan efectiva si no se hubiera producido una estrecha cooperación entre lo que creaban las instituciones bajo el control de los bilderbergers y lo que luego se convertía en política gubernamental o pública. El «pegamento» que une toda esa operación, y que la hace parecer legítima a los ojos del público, son los encuestadores y el gigantesco engaño que han perpetrado durante los últimos cincuenta años. Las compañías de demoscopia son las responsables de hacer que la opinión pública tome la forma que le conviene a los bilderbergers. La mayoría de las encuestas que aparecen en grandes emporios de comunicación como CBS, NBC, ABC, CNN, Fox, los periódicos The New York Times, The Washington Post, The Financial Times, The Wall Street Journal, las revistas Time o Newsweek (todos ellos de propiedad Bilderberg) están, de hecho, coordinadas por el National Opinion Center donde, por mucho que sorprenda a la mayoría de las personas, se desarrolló un perfil psicológico para todas y cada una de las naciones de la Tierra.
Dos de los medios más importantes al servicio de Bilderberg son el Gallup una encuestadora de opinión bautizada en honor de su inventor, el estadístico norteamericano George Gallup, que suelen usar los grandes medios de masas para, supuestamente, representar la opinión pública y la encuestadora Yankelovich, Shelley y White. Daniel Yankelovich se inspiró en el Trend Report, de David Naisbett, un libro que fue encargado por el Club de Roma, uno de los brazos de la política exterior de Bilderberg y entre cuyos miembros se encuentran Mijail Gorbachov, los reyes de España, la reina Beatriz de Holanda, el príncipe de Bélgica y Juan Luis Cebrián, del grupo Prisa. «Fue ese enorme aparato el que convirtió a la mayoría de norteamericanos, que no habían oído hablar jamás de Saddam Hussein y sólo sabían vagamente que Irak era un país que existía en algún lugar de Oriente Medio, en un pueblo que clamaba por la sangre de Saddam y por la exterminación de Irak como nación.»
Lo que la mayoría no comprende es que «mucho de lo que leemos en los periódicos o vemos en la televisión ha sido aprobado por las compañías de demoscopia», afirma el ex agente del MI6 John Coleman en Conspirators’ Hierarchy: The Store of the Comitee of 300 (La jerarquía del conspirador: La historia del comité de los 300). «Lo que vemos es lo que los encuestadores creen que debemos ver. A esto se le llama “creación de opinión pública”.» La idea que subyace a ese fragmento de condicionamiento social es la de descubrir hasta qué punto el público responde a directivas políticas fijadas por los bilderbergers. Se los denomina «grupos de población objetivo», y lo que miden las encuestadoras es «cuánta resistencia se genera a lo que aparece en las “noticias de la noche”», concluye Coleman en el mismo libro. Todo forma parte del complejo proceso de creación de opinión pública diseñado en el Tavistock y descrito en uno de sus manuales como el «mensaje que llega a los órganos sensoriales de las personas que deben ser influenciadas».
«Hoy la gente cree que está bien informada, pero no se da cuenta de que las opiniones que cree suyas son, de hecho, creadas en instituciones y por los think tank de Estados Unidos; ninguno de nosotros es libre para formar sus propias opiniones porque la información de la que disponemos nos la ofrecen los medios de comunicación y las encuestadoras.» Uno de esos think tank, por ejemplo, se llama Research Analysis Corporation, una organización ubicada en McLean, Virginia, Estados Unidos. Creada en 1948, los bilderbergers se apoderaron de ella en 1961, cuando pasó a formar parte del John Hopkins Institute. Ha trabajado en más de seiscientos proyectos, entre ellos el de la integración de las personas de color negro en el ejército, programas para el uso táctico de las armas nucleares y para el control de la población, además de algunos estudios tan ingeniosamente titulados como Análisis de las batallas terrestres de los años 1618-1905 y su aplicación al combate actual. Esta corporación está entrelazada con la Corporación Rand y muchas otras más. Rand es un notable think tank de la CIA interrelacionado con el Tavistock.
(...)
De hecho, los investigadores descubrieron (tras un período de prueba de seis meses) que menos del 10% de los sujetos estudiados distinguían entre el proceso lógico racional al observar un problema y la mera opinión particular sobre el problema. Desde entonces, los que se dedican a lavar el cerebro han aplicado el mismo principio a la guerra y a todo problema concebible de la sociedad en general. Piensen, por ejemplo, en las actuales campañas antitabaco, en el movimiento nacionalista catalán, en la Constitución Europea, en los problemas de inmigración en toda Europa, en las guerras de Afganistán e Irak, en el impulso independentista de Quebec, en la escasez de petróleo en Asia y sus repercusiones directas en el Estado de Bienestar de Europa. De hecho, en 1991, al igual que lo que sucedió en las primeras fases de la actual guerra de Irak, más del 87% de los norteamericanos apoyó inicialmente una guerra ilegal, genocida e inconstitucional. Y no se trata de un fenómeno local. Un porcentaje similarmente elevado de ciudadanos españoles, por ejemplo, votó a favor de la Constitución Europea a pesar de que las encuestas mostraban repetidamente que sólo una minúscula fracción de esa gente había leído el texto objeto de la votación.
Curiosamente, en el Tavistock, Trist y Emery desarrollaron una teoría de la «turbulencia social», un llamado «efecto de ablandamiento de conmociones de futuro», en el que la población sería ablandada a través de acontecimientos que llegasen a todos: escasez de energía, colapso económico y financiero, y ataques terroristas. «Si las “conmociones” se suceden rápidamente y su intensidad es cada vez mayor, es posible llevar a la sociedad entera a un estado de psicosis de masas», afirmaron Trist y Emery. Además, según ellos, «los individuos se sentirán “disociados”, pues, al tratar de huir del terror de la realidad emergente, se retirarán a un estado de negación, volcándose en los entretenimientos y diversiones populares, y siendo propensos a los estallidos de ira.»
(Continua aquí)