Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 10 de junio de 2011

Los Capitalistas del Comunismo

ANTONY SUTTON
La Plutocracia

WALL STREET Y LOS BOLCHEVIQUES 
Los Capitalistas del Comunismo

Primera edición: 1974 - Edición Electrónica: 2007
INDICE
Prefacio
Capítulo 1:
Los actores sobre el escenario de la revolución. 
Capítulo 2:
Trotsky deja Nueva York para completar la revolución.
Capítulo 3:
Lenin y la asistencia alemana en la revolución bolchevique
Capítulo 4:
Wall Street y la revolución mundial
Capítulo 5:
La misión de la Cruz Roja norteamericana en Rusia - 1917
Capítulo 6:
La consolidación y la exportación de la revolución
Capítulo 7:
Los bolcheviques regresan a Nueva York
Capítulo 8:
120 de Broadway, Ciudad de Nueva York
Capítulo 9:
La Guaranty Trust se va a Rusia.
Capítulo 10:
J.P.Morgan le da una pequeña ayuda al otro bando.
Capítulo 11:
La alianza de los banqueros con la revolución.
Apéndice 1
Directores de los principales bancos, firmas e instituciones mencionados en este libro. 
Apéndice 2
La teoría de la conspiración judía en la revolución bolchevique.
Apéndice 3:
Documentos seleccionados de los archivos del gobierno de EE.UU. y Gran Bretaña.
Anexo:
El inicio de la revolución bolchevique y el primer régimen soviético en Rusia. (Por Mark Weber). 





INTRODUCCIÓN DEL TRADUCTOR

La complejidad del tema

A las personas que han vivido los años de la Guerra Fría; que han pasado una gran parte de sus vidas preocupadas por la posibilidad de un holocausto nuclear, temiendo que algún demente de uno u otro lado de la Cortina de Hierro “apretara el botón”; a las personas que durante su niñez, su juventud y la mayor parte de su vida adulta no escucharon más que sesudos análisis y alarmantes comentarios sobre el enfrentamiento y las reiteradas crisis entre el capitalismo norteamericano y el comunismo ruso; a esas personas se les hará muy difícil imaginar que, detrás y por encima de toda esa pantalla de conflictos entre ideologías, políticas y estrategias, pudo existir una connivencia y hasta una colaboración extraordinariamente beneficiosa entre personas pertenecientes a los dos bandos supuestamente enfrentados a muerte.

Y, sin embargo, eso es lo que demuestran – sin lugar a duda alguna – los registros, los archivos y los documentos que están siendo liberados al público. En Rusia, después del colapso de la URSS, ha surgido toda una montaña de documentos y archivos que recién está comenzando a ser evaluada. Pero ya antes de ello, en los EE.UU. al vencerse los plazos que permiten el mantenimiento en secreto de los archivos oficiales del Estado, los documentos relacionados con hechos ocurridos a principios y a mediados del Siglo XX fueron siendo liberados al dominio público con lo cual – al menos en buena parte – pudieron ser consultados por historiadores, investigadores y académicos.

Lo que estos documentos revelan resulta asombroso para quienes siempre creyeron a pié firme en la seriedad del enfrentamiento entre el comunismo y el capitalismo; aunque, la verdad sea dicha, en buena medida no hacen sino confirmar la mayoría de las fundadas sospechas que muchos escépticos siempre tuvimos.  Las pruebas demuestran que la estructura tecnoindustrial de la Unión Soviética, y en especial su aparato industrial-militar, se construyeron en gran parte con dinero capitalista, con tecnología norteamericana y con know-how occidental. Grandes empresas capitalistas tuvieron no menos grandes inversiones en la URSS. Prácticamente dos de cada tres grandes empresas industriales soviéticas se construyeron con la ayuda de firmas capitalistas o con asistencia tecnológica capitalista {[1]}.
El Autor: Antony Sutton
¿Cómo se condice esto con la supuesta enemistad absoluta entre capitalismo y comunismo? En gran medida, este libro de Antony Sutton responde a esa pregunta – al menos en cuanto a los orígenes de la Revolución Bolchevique y su financiación inicial. Sobre los años siguientes, el mismo autor ha brindado abundante material adicional y probablemente su mejor trabajo en este sentido sea su The Best Enemy Money Can Buy (El Mejor Enemigo que el Dinero Puede Comprar) {[2]}, dónde demuestra fehacientemente la colaboración que el Estado soviético recibió de empresas capitalistas occidentales (y principalmente norteamericanas) en áreas tan sensitivas como las de la industria automotriz – incluyendo vehículos militares blindados –, las computadoras, la aeronáutica, la misilística, la industria naval, el petróleo y otras actividades.

Pero, sea como fuere, lo cierto es que todo comenzó en 1917 con la “Revolución de Octubre” que instauró el comunismo en Rusia. Y, realmente, explicar ese inicio no es fácil. Por de pronto, se trata de una época muy complicada: varios países estaban en plena Primera Guerra Mundial que, iniciada en 1914, duraría hasta el 11 de Noviembre de 1918 con una participación norteamericana a partir del 6 de Abril de 1917. Además, la monarquía rusa se hallaba en pleno estado de descomposición política debido, en parte, a sus propias tensiones sociopolíticas internas y, en parte también, debido a las catástrofes militares que Rusia había sufrido en una guerra para la cual se hallaba pésimamente preparada; catástrofes que, por supuesto, a su vez retroalimentaban peligrosamente las tensiones existentes. Por otra parte, también es muy complejo el mosaico político de la propia Rusia, con su fragmentación entre narodnikis, anarquistas, socialdemócratas, socialrevolucionarios, mencheviques, bolcheviques, bundistas judíos, liberales, monárquicos, republicanos moderados, conservadores y toda una serie de fragmentaciones y “líneas internas” adicionales. No es nada fácil orientarse en esta verdadera selva de grupúsculos, partidos, ideologías, tendencias y estrategias más o menos revolucionarias; cada una con su caballito de batalla propio, sus interpretaciones ideológicas o doctrinarias propias; cada una con sus intereses y sus objetivos particulares; y todos ellos con frecuencia violentamente enfrentados entre sí.