Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

sábado, 9 de marzo de 2013

Crímenes de Israel contra EEUU


Con la imagen de un par de niños israelíes usando disfraces
que emulan el ataque a las torres gemelas en 2001 y celebrando la fiesta de Purim, PressTV señala que se trata de una descarada celebración del exitoso ataque israelí contra EEUU. Con este artículo publicado por el medio iraní reaviva la discusión sobre la autoría de los
atentados del 11 de Septiembre.

Título original: Israel celebrates successful 9/11 operation on Purim holiday
Por Dr. Kevin Barrett

Por más de once años, Israel ha venido celebrando salvajemente el éxito de su operación del 9/11 contra los Estados Unidos. El último ejemplo: Niños israelíes que recientemente se vistieron como las Torres Gemelas en llamas junto con aviones empalados explotando, esto para celebrar la bizarra festividad judía conocida como Purim.

El Purim exalta y conmemora una muy antigua operación como la del 9/11. Se glorifican los engaños de Ester, que oculta su identidad judía para seducir al rey de Persia, y luego con astucia lo engañó para matar a 75.000 personas consideradas “enemigos de los judíos”.

En otras palabras, el Purim celebra la mentira judía, penetrando
secretamente en los niveles más altos del gobierno y la manipulación de los líderes de un imperio para asesinar en masa a los considerados “enemigos del pueblo judío”. Eso es exactamente lo que los neoconservadores extremistas Likudnik (Wolfowitz, Perle, Libby, y el resto) hicieron el 11 de septiembre de 2001. La única diferencia es que estos Esteres neoconservadores modernos, eventualmente asesinarían a millones de personas inocentes, no sólo 75.000.

Y si lograran engañar a los EE.UU. en atacar a Irán en nombre de Israel, por tanto lanzando la tercera guerra mundial, los Esteres neoconservadores de hoy podrían asesinar a decenas o incluso cientos de millones de personas.

Los niños israelíes escolares disfrazados de las Torres Gemelas en llamas no son los primeros sionistas en celebrar salvajemente el ataque más grande de Israel contra los Estados Unidos. Ese honor pertenece a los “israelíes danzantes“, cinco espías del Mossad que alistaron sus cámaras de video en Liberty State Park, al otro lado de la bahía desde el World Trade Center, temprano en la mañana del 11 de septiembre de 2001, y apuntaron esas cámaras a las Torres Gemelas aún en buen estado. (Su video del primer avión chocando con la torre norte nunca ha sido publicado).

Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres, los “israelíes danzantes” se volvieron locos. Comenzaron a saltar, brincaban, y se chocaban los cinco dedos de la mano entre sí. Mientras ardían las Torres, los “israelíes danzantes” se tomaban fotografías entre ellos sosteniendo en alto, encendedores de cigarrillos prendidos en frente de las torres en llamas. Y cuando las torres fueron destruidas hasta sus cimientos con explosivos para demoliciones controladas, “los israelíes” se volvieron locos de alegría. Su plan había tenido éxito.

Desafortunadamente para ellos – y para Israel – sus salvajes celebraciones no pasaron desapercibidas. Una mujer estadounidense llamó a la policía, que arrestó a los cuatro agentes del Mossad, confiscó los miles de dólares en efectivo atiborrados en sus calcetines, y los retuvieron durante varias semanas. Durante su encarcelamiento, los espías israelíes fallaron repetidamente el detector de mentiras. Sin embargo, fueron enviados secretamente a Israel, a petición del gobierno de Israel, por el Jefe del Departamento de Seguridad Nacional de doble ciudadanía israelí-estadounidense, Michael Chertoff. Más tarde, de regreso en Israel, los “israelíes danzantes” fueron a la televisión y reconocieron su complicidad en el 9/11, pero negaron haber colocado los explosivos que destruyeron las Torres Gemelas, diciendo: “. Sólo estuvimos allí para documentar el evento” (¿Cómo sabían que habría un evento para documentar?)

Otro israelí quién visiblemente no pudo contener su alegría por el éxito de la “Operación Ester” del 9/11 fue Benjamin Netanyahu. Cuando se le preguntó al futuro Primer Ministro israelí sobre su reacción al 9/11, dijo: “Es muy buena” Entonces, sorprendiéndose así mismo, añadió que si bien no era precisamente bueno, sin duda era bueno para Israel.

Netanyahu nunca dejaría de alardear de lo maravilloso que fue el 9/11. Siete años después del ataque, él seguía diciendo: “Nos estamos beneficiando de una cosa, y ese es el ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono“. (Ha’aretz, 16 de abril, 2008 – “Informe: Netanyahu dice que los ataques terroristas del 9/11 son buenos para Israel”).

Netanyahu no fue el único israelí de alto nivel sorprendido celebrando el 9/11. Otro culpable fue el legendario jefe de inteligencia del Mossad, Mike Harari. El 11 de septiembre de 2001, mientras los israelíes danzantes bailaban y Netanyahu se reía, el jefe israelí ‘retirado’ del Mossad, Mike Harari, se encontraba en Bangkok, Tailandia, organizando una gran fiesta para celebrar el éxito de su operación del 9/11. Durante la ‘fiesta’, Harari alardeó ante uno de sus asociados, Dmitri Khalezov, que él, Harari, había sido responsable del 9/11. (Usted puede escuchar la entrevista de radio con Khalezov).

El testimonio de Khalezov se apoya en documentos que demuestran la falsa identidad que Harari estaba usando en Tailandia.Todas las celebraciones israelíes del 9/11 – hasta ahora – no han sido oficiales. Pero está registrado oficialmente que el gobierno israelí aplaudió otro de sus muchos ataques contra los Estados Unidos: El Asunto Lavon de 1954, también conocido como Operación Susana. En esa operación encubierta, agentes del Mossad israelíes, disfrazados de egipcios, bombardearon objetivos estadounidenses en Egipto. Cuando los terroristas israelíes fueron capturados por las autoridades egipcias y procesados, Israel negó cualquier implicación y se quejó de que todo el asunto era un ataque antisemita. Pero más tarde, como lo admite el sitio web sionista Wikipedia: “En marzo de 2005, Israel honró públicamente a los operativos sobrevivientes, y el presidente Moshe Katsav presentó a cada uno con un certificado de reconocimiento por sus esfuerzos a favor del Estado (israelí), poniendo fin a décadas de negación oficial por parte de Israel“.

¿Cuándo Israel premiará oficialmente con un Certificado de Apreciación a los agentes del Mossad que volaron las Torres Gemelas y el WTC 7- y mataron a casi 3.000 estadounidenses con el fin de poner en marcha una serie de guerras de EE.UU. contra los enemigos de Israel? No en unas pocas décadas, con seguridad podemos suponer.

¿Cuándo admitirá Israel finalmente su responsabilidad en el 9/11, y los espléndidos honores sobre los terroristas responsables del Mossad?, ¿Será durante el Purim, la fiesta en honor de los judíos que seducen y manipulan a los gobernantes gentiles para asesinar en masa a sus enemigos?

Recordemos también el ataque al Liberty.

Ocurrió hace 45 años, el 8 de Junio, cuando el USS Liberty – un carguero grande, sin blindaje, reparado, que estaba recogiendo información en el Mediteráneo al principio de la Guerra de los Seis Días – fue atacado por aviones de combate israelí y torpedeado. Treinta y cuatro marineros norteamericanos murieron, y 172 fueron heridos. El Liberty volvió tocado a Malta.

Una comisión informativa de la Marina de los EE.UU estuvo a bordo investigando el daño, pero – por alguna razón – los investigadores no fueron autorizados a proseguir hasta Israel para averiguar qué sucedió realmente. Órdenes desde los más altos cargos del Pentágono vetaron la investigación, y hoy, las familias de los caídos no han recibido todavía ninguna respuesta de por qué se permitió a Israel eludir algún tipo de castigo – ni siquiera un reconocimiento público de que fue un ataque deliberado.

Lejos de pedir disculpas, los Israelíes hasta hoy niegan que atacaran a propósito al Liberty, e – increíblemente – tenazmente mantienen que fue un "accidente." Esto a pesar del hecho que en el Liberty ondeaba orgullosamente una bandera de los EE.UU. y era fácilmente identificable como barco Americano.



martes, 5 de marzo de 2013

La Quimioterapia mata más que cura

La quimioterapia, la radiación y la cirugía son los tratamientos oficiales para el cáncer. Se reproducen aquí fragmentos del libro "Reclaiming Our Health", de John Robbins.

Historia de la quimioterapia 

En diciembre de 1945, un barco de guerra norteamericano fue atacado en el puerto de Bari, Italia. Llevaba 100 toneladas de gas mostaza, un arma química. Fue un gran desastre. El gas mostaza fue liberado, y murieron muchas personas. Los oficiales médicos notaron que los sobrevivientes sufrieron una profunda depresión de la médula y una gran disminución del número de glóbulos blancos. Surgió así la idea de administrar este tipo de sustancias químicas a pacientes oncológicos. 

Estas sustancias matan a todas las células de división rápida del cuerpo, al momento de la administración del medicamento. Como las células cancerosas se dividen rápidamente, según la teoría, la quimioterapia las destruye, mientras que preserva las células de división más lenta.

Luego de la 2° Guerra Mundial, se eligió a Cornelius Rhoads, que había sido Jefe del Servicio de Armas Químicas del ejército de los EE.UU., como nuevo director de investigaciones del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering (el centro de tratamiento e investigación oncológica más importante y famoso del mundo). Bajo su dirección, se emprendió la investigación de 1.500 tipos de gas mostaza nitrogenado como tratamiento para el cáncer. 

En 1971, el presidente Nixon declaró la guerra contra el cáncer, en la que se invirtieron decenas de miles de millones de dólares durante varias décadas, en investigación y tratamiento con quimioterapia. Se creía que con suficiente inversión, se podría erradicar el cáncer.

Científicos críticos
Si bien se cree que la quimioterapia ha contribuido sustancialmente en el tratamiento del cáncer, a mediados de la década del ´80 empezaron a publicarse artículos científicos que ponían en duda tal creencia. En 1985, el Dr. John Cairns, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, publicó un artículo sobre la guerra contra el cáncer, en el que mostró que la quimioterapia salvaba las vidas de solamente entre el 2% y el 4% de las pacientes. Según él, a pesar de la inmensa inversión en investigación, este tratamiento no era capaz de vencer a ninguno de los cánceres más comunes.

Al año siguiente, el Dr. John C. Bailar III (Ph.D.) publicó un estudio muy importante. El Dr. Bailar tenía un altísimo prestigio en la comunidad médica, había sido editor de la Revista del Instituto Nacional del Cáncer, y pertenecía al Departamento de Bioestadísticas de la Escuela de Salud Pública de Harvard. Luego de evaluar cuidadosamente las estadísticas, perdió la fe en la quimioterapia y también en la guerra contra el cáncer. En sus palabras, los intentos crecientes e intensos de mejorar el tratamiento del cáncer, durante los últimos 35 años, han tenido muy poco efecto sobre el parámetro más fundamental de resultado clínico: la muerte. A grandes rasgos, los esfuerzos para controlar el cáncer han fracasado.

En 1990, el Dr. Ulrich Abel, experto en bioestadística oncológica de la Universidad de Heidelberg, Alemania, publicó el estudio más amplio jamás realizado sobre la quimioterapia. Su inquietud fue creciendo durante diez años de trabajo en el área de estadística en oncología clínica. Dice el Dr Abel: Un análisis sobrio y sin prejuicios de la literatura revela que los regímenes (de medicamentos) en cuestión raramente tienen algún beneficio terapéutico.

Para la gran mayoría de los cánceres epiteliales avanzados, no hay evidencia de que el tratamiento con estas drogas extienda o mejore la vida. Esta afirmación es asombrosa viniendo de un miembro del establishment del cáncer. En Alemania, le valieron un importante artículo, mayormente favorable, en Der Spiegel, el equivalente alemán de la revista Time. En otros países, no se le dio a su trabajo la importancia que tiene. Al decir epitelial, el Dr. Abel se refiere a las formas más frecuentes de adenocarcinoma - pulmón, mama, próstata, colon, etc. Estos constituyen por lo menos el 80% de las muertes de cáncer en los países industriales avanzados. Cada vez con mayor frecuencia, se utiliza quimioterapia en casos avanzados de cáncer. En todo el mundo, mueren más de un millón de personas a causa de estos tipos de cáncer, y la mayoría recibe alguna forma de terapia citotóxica sistémica antes de morir.

Mientras escribía su monografía, el Dr. Abel realizó una encuesta entre cientos de oncólogos. Las opiniones personales de muchos oncólogos, nos informa, parecen contrastar de manera significativa con lo que se comunica al público. De hecho, el Dr. Abel cita estudios en los que muchos oncólogos sostienen que no utilizarían quimioterapia si tuvieran cáncer. 

El establishment atribuye el supuesto aumento histórico en la tasa de supervivencia a 5 años de las últimas décadas a los efectos beneficiosos de la quimioterapia. Los expertos modernos en metodología están de acuerdo en que la única manera de obtener información confiable sobre el valor relativo de dos terapias es realizar comparaciones aleatorias. Es sorprendente que casi nunca se lleven a cabo tales comparaciones en el caso de las terapias ortodoxas. La supervivencia a 5 años puede ser mejor hoy que años atrás debido a mejoras en la detección temprana y/o a mejoras en los cuidados paliativos.

Si la realidad de la quimioterapia es tan poco alentadora como dice el Dr. Abel, ¿cómo surgió la idea de utilizarla para los tipos principales de cáncer? Uno de los motivos es que a menudo las drogas sí logran algo: reducen los tumores. Pero en contra de lo que comúnmente se cree, la reducción de la masa del tumor no alarga la vida. De hecho, en ocasiones, el cáncer regresa más agresivamente, porque matar al 99% de las células cancerosas alienta el crecimiento de cepas de células malignas resistentes a las drogas.

¿Al menos la quimioterapia no mejora la calidad de vida del paciente? Probablemente otorga un alivio psicológico al pensar que se está haciendo algo contra la enfermedad (sin embargo, como acabamos de ver, esto puede no ser cierto en la mayoría de los casos). Es valioso si alivia los síntomas, como en el cáncer en la cabeza o en el cuello. Pero como señala el Dr. Abel, hasta ahora no han habido estudios aleatorios que brinden una clara evidencia de que la quimioterapia mejora la calidad de vida. De hecho, la mayoría de estas drogas son tan tóxicas que pueden disminuir mucho la calidad de vida.

¿Y qué hay de la infrecuente y afortunada persona cuyo carcinoma avanzado parece curarse por el tratamiento con drogas? Hay que evaluar el beneficio de esta persona contra el costo total de todos aquellos que reciben el tratamiento y no se benefician, la totalidad del riesgo versus el beneficio, de lo contrario el argumento adquiere la misma lógica que una recomendación de apostar basada en las ganancias de los ganadores.

En resumen, según el Dr. Ulrich Abel, la oncología no ha sido capaz de proporcionar bases científicas sólidas para la terapia citotóxica tal como se la usa actualmente. Sin embargo, la tesis de la eficacia de la quimioterapia ha tomado el carácter de un dogma. De hecho, tanto en Alemania como en los EE.UU., no es ético no brindarle estos tratamientos tóxicos a un creciente número de pacientes. Por lo tanto, la oncología clínica se ha vuelto prisionera de su propio dogma.

Uno de los pocos estudios que comparó pacientes que recibían tratamiento oncológico convencional con pacientes que no recibían ningún tratamiento fue dirigido por el Dr. Hardin Jones, profesor de física y fisiología médicas en la Universidad de California. Ante un panel de la Sociedad Norteamericana del Cáncer, dijo: 
"Mis estudios han demostrado de manera concluyente que los pacientes que no reciben ningún tratamiento viven de hecho hasta cuatro veces más que los que sí lo reciben. Para un tipo típico de cáncer, las personas que no aceptaron el tratamiento vivieron un promedio de 12 años y medio. Aquellos que aceptaron la cirugía y otros tratamientos vivieron de promedio sólo 3 años."

Más sobre la reducción de los tumores
Quienes tienen cáncer suelen preguntar ¿Qué posibilidades tengo con la quimioterapia?. A menudo los médicos dicen que la respuesta puede ser del 60% o 75%. Para el paciente esto suena muy alentador, y entonces acepta la quimioterapia, por más que implique un gran sufrimiento, creyendo que los beneficios serán mayores que los efectos negativos. Pero tal como lo señala Ralph Moss, Ph.D., en su libro Cuestionando la quimioterapia (1995), el médico quiere decir índice de respuesta pero el paciente oye cura. Estos pacientes y sus familias pueden ponerse furiosos al darse cuenta de que por lo general la respuesta no significa más tiempo de vida ni una mejor calidad de vida. Aunque la creencia de que la reducción del tumor extiende la vida se acepta casi universalmente, esta creencia es falsa. Algunos oncólogos tienen bien claro que esto es así... saben que la reducción del tumor no dice nada sobre las expectativas de vida del paciente... la reducción del tumor es el principal parámetro de efectividad de la quimioterapia. Esto tiene mucha importancia, porque los médicos rutinariamente buscan lograr tal respuesta, y le dicen a sus pacientes que es un objetivo muy deseado en el tratamiento (basados en esta creencia falsa) [...] Esta es una de las ilusiones primarias de la oncología.

En 1988, un científico del Instituto Nacional del Cáncer (EE.UU.) publicó estadísticas en el prestigioso Cecil´s Textbook of Medicine indicando que para muchos tipos de cáncer (cáncer de mama, estómago, próstata, cabeza y cuello, vejiga y otros) la tasa de respuesta a la quimioterapia era de 75%. Sin embargo, para estos mismos cánceres, casi no había casos de supervivencia prolongada libre de enfermedad.

¿Cuán tóxica es la quimioterapia? En los manuales modernos sobre el tema, se recomienda a las enfermeras usar batas de manga larga, gafas, protección para los zapatos, y guantes extra gruesos, que deben cambiarse cada media hora. Se les instruye que nunca coman, beban, fumen o se apliquen cosméticos en el área de preparación de las drogas. Se les advierte que la mera manipulación de las drogas tiene riesgos significativos, tales como anormalidades reproductivas, lesiones hepáticas y de los cromosomas, y problemas hematológicos.

Si estos son los riesgos de manipular las drogas, ¿cuál es el riesgo de introducirlas en el cuerpo de una persona enferma? Las drogas quimioterapéuticas son una de las sustancias más tóxicas que se introducen intencionalmente en el cuerpo humano.

Si todo esto es cierto, ¿cómo es posible que se siga usando la quimioterapia rutinariamente? El tratamiento alopático del cáncer mueve cientos de miles de millones de dólares al año en el mundo entero. No es difícil entender por qué sigue existiendo. Las alternativas existen, pero son menos costosas y muchas ni siquiera pueden patentarse.