En su último libro Solzhenitsyn trata sobre uno de los últimos tabúes de la revolución comunista: que los Judíos fueron tanto represores como víctimas de la represión. Doscientos años juntos- una referencia a la anexión parcial de Polonia en 1772 que incrementó la población judía de Rusia notablemente - contiene tres capítulos que tratan del papel judío en el genocidio revolucionario y en las purgas de la policía secreta de la Rusia Soviética.
Pero los líderes Judíos y algunos historidores han reaccionado furiosamente ante el libro, y han cuestionado los motivos de Solzhenitsyn al escribirlo, acusándolo de inexactitudes en los hechos y de avivar las llamas del anti-semitismo en Rusia.
Solzhenitsyn en una observación que enfureció a los Judíos Rusos, escribió:
"Pero es imposible encontrar la respuesta a la eterna cuestión: ¿a quién se ha de culpar, quién nos condujo a nuestra muerte? Explicar las acciones de la checka de Kiev [policía secreta] solo por el hecho de que dos tercios de sus miembros fueran Judíos, es ciertamente incorrecto."Solzhenitsyn, Premio Nobel de Literatura en 1970, pasó la mayoría de su vida en los campos de prisioneros soviéticos, sufriendo persecución cuando escribió sobre sus experiencias. En declaraciones recientes dijo:
"Mi libro se dirige a empatizar con los pensamientos, sentimientos y la psicología de los Judíos - su componente espiritual". Nunca he hecho conclusiones generales sobre todo un pueblo. Siempre distinguiré entre distintos niveles de Judíos. Uno de esos niveles lideró la Revolución. Otro, por el contrario, trató de mantenerse al margen. El tema Judío durante mucho tiempo no pudo tratarse. Zhabotinsky [un escritor Judío] una vez dijo que el mejor servicio que los amigos Rusos nos prestan es nunca hablar en público de nosotros."Pero el libro de Solzhenitsyn ha causado controversia en Rusia, donde un kíder Judío dijo que no tenía ningún mérito. "Esto es un error, pero hasta los genios cometen errores," dijo Yevgeny Satanovsky, presidente del Congreso Judío Ruso. "A Richard Wagner no le gustaban los Judíos, pero fue un gran compositor. Dostoyevsky fue un gran escritor Ruso, pero tenía una actitud muy escéptica hacia los Judíos.
El profesor Robert Service de la Universidad de Oxford, experto en historia rusa del siglo XX, dijo que de lo que había leído del libro Solzhenitsyn "acierta plenamente".
Investigando en un libro sobre Lenin, el profesor Service descubrió como Trotsky, que era de origen Judío, pidió al politburó en el 1919 que se asegurar que los Judíos se alistaran en el Ejército Rojo.
Doscientos años juntos ha desatado la ira de parte de la comunidad judía que lo acusa de antisemita. Según el autor, los hebreos coparon las bases del poder soviético porque, escribe, «Lenin se encargó que los varones judíos inteligentes y medianamente inteligentes ocuparan los cargos públicos vacantes».
El volumen dos del estudio de Solzhenitsyn sobre las relaciones judeorusas, Dvesti Let Vmeste (Doscientos años juntos), apareció en las librerías de su Rusia natal en los días finales de 2002 (con una tirada de cien mil copias de acuerdo con su editor). Ambos volúmenes de “Doscientos años juntos” han sido rotundos éxitos de venta en Rusia y han dado lugar a una respuesta amplia y variada de la crítica, que va de lo amistoso y respetuoso a lo agresivamente hostil. El primer volumen trataba del encuentro entre los rusos y los judíos desde 1772 (cuando se les permitió a cien mil judíos entrar al imperio ruso) hasta la víspera de las conflagraciones revolucionarias de 1917. En los primeros capítulos del volumen dos, Solzhenitsyn examina, en particular, el papel de los judíos en las revoluciones de febrero y octubre, y en la administración y consolidación del control bolchevique durante y después de la guerra civil de 1918-1921. Solzhenitsyn es severamente crítico de una “Revolución” que culminó en una “seudodemocracia” débil e ineficiente, que socavó la vigorosa sociedad civil que había empezado a florecer en el último medio siglo del régimen zarista, y que finalmente preparó el terreno para el primer experimento de totalitarismo del siglo veinte. No obstante, Solzhenitsyn aprueba los esfuerzos de la efímera democracia rusa para otorgar cabal ciudadanía a los judíos de Rusia y reconoce que esas medidas ya se habían demorado mucho. Pero su análisis demuestra ampliamente que los judíos fueron los principales beneficiarios de la revolución, y en muchos aspectos fueron sus instigadores o arquitectos. En un pasaje particularmente revelador, Solzhenitsyn resume sus conclusiones acerca de las causas de la revolución rusa, causas que se detallan abundantemente en los múltiples volúmenes de La rueda roja: Al mismo tiempo, es incorrecto pasar por alto el hecho de que un número notablemente desproporcionado de judíos tenían puestos de responsabilidad en los escalafones medios y altos del partido y en el aparato de la policía secreta durante las décadas de 1920 y 1930.
Las evidencias de una presencia judía desproporcionada en el Partido y la policía secreta explican que el público ruso llegó a identificar al “Terror Rojo” con los judíos, una identificación sumaria que haría un daño indecible a las relaciones ruso-judías. Desde luego, muchos judíos estaban comprensiblemente consternados por esta identificación de judío y bolchevique en la mente popular. A este respecto, Solzhenitsyn expresa su profunda admiración por los intelectuales judíos tales como D. O. Linsky, Iosif Bikerman y Daniel Pasmanik, quienes repetidamente recordaban a rusos y judíos por igual que el bolchevismo era absolutamente incompatible con la ley moral, la tradición judía y la libertad y dignidad de los seres humanos. Este círculo admirable de patriotas judíos rusos se alineó abiertamente con las fuerzas blancas durante la guerra civil. En su colaboración de 1924, Rusia y los judíos, esos judíos rusos anticomunistas trataron desesperadamente de persuadir a sus correligionarios de Occidente y de la comunidad emigrada de que el comunismo planteaba un inmenso peligro para toda la humanidad, así como para la integridad moral del pueblo judío. En la perspectiva de Solzhenitsyn, rusos y judíos por igual deben llegar a un acuerdo sobre su complicidad en el régimen comunista y dejar de culpar a otros de todos sus infortunios y descontentos. La Cheka llevó a cabo una guerra implacable contra estratos enteros de la sociedad rusa. El clero, los comerciantes, aristócratas, “kulaks” e intelectuales independientes, todos eran señalados como “enemigos del pueblo” y “enemigos de clase”; eran arrestados o ejecutados en función de quiénes eran más que por algo que hubieran hecho. En la perpetración de esos crímenes ha de culparse tanto a rusos como a judíos. Stalin se volvió contra los judíos con feroz intensidad en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial , pues los Judíos empezaban a mostrar signos de querer controlar la revolución bolchevique según sus intereses y estos se encontraban en gran numero en los escalafones , altos y medios del partido y también dentro de la policía secreta.
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