En este escrito, exploraremos los siguientes cinco elementos. En primer lugar, una introducción para una forma de analizar los problemas y las posibilidades. En segundo lugar, vamos a ver algunos de los factores materiales que indican una crisis de legitimidad en el régimen actual de los Estados Unidos. En tercer lugar, recurriremos a una descripción de los elementos del proceso orgánico a desarrollar por un movimiento intelectual de 4TP que trabaje de dentro de los EEUU. En cuarto lugar, veremos algunos de los elementos básicos que estructuran el discurso actual en los EEUU. Por último, proporcionaremos una comprensión de las opiniones políticas populares en los EEUU, principalmente la socialista y la libertaria.
Un enigma interesante
Desde el principio nos encontramos con lo que parece ser un enigma muy interesante. Por un lado, los EEUU son el núcleo del imperio atlantista, y como tal gozan de un rígido control sobre los medios de comunicación, sobre el mundo académico y, por medio de sus mecanismos coercitivos, sobre la vida política de toda la entidad. Por otro lado, un fuerte componente de la mentalidad “americana” es el rechazo a la rigidez y a los conceptos congelados, una flexibilidad y una voluntad de experimentar con cosas nuevas e incluso de asumir nuevas identidades. Este tipo de flexibilidad y el rechazo de los conceptos congelados ofrece un campo de juego extraordinario, y figurará tanto en las promesas como en los dilemas a los que se enfrentará la deconstrucción del imperio estadounidense. Para comprender esto es necesario entonces abordar las preguntas relativas al ámbito de aplicación de dichas posibilidades.
Una manera de abordar estas preguntas es hacer varias distinciones. La primera es que EEUU ya tiene sus propias tradiciones políticas que en ningún caso aceptaron formalmente nada que fuera posterior al liberalismo. Dentro de este liberalismo, sin embargo, un examen más detenido revela una fuerte influencia tanto de la Segunda teoría política como de la Tercera teoría política, con una tendencia más hacia el modelo corporativista de esta última. A finales del siglo XIX hubo una especie de combinación de las dos teorías en las ideas de Edward Bellamy, en los Caballeros Americanos del Trabajo, los fabianos, y en el movimiento Gremio Socialista. Gran parte de esto fue metabolizado y combinado con el corporativismo temprano ideado en los albores de la 3TP, y en los EEUU pintado con la bandera estelada y llamado ‘progresismo’. Sin embargo, esto no se justificaba por lo general, formalmente, en el marco de esos otros modelos y teorías. El sistema estadounidense ha sido presentado plenamente dentro del lenguaje del liberalismo, incluso cuando se han e sintetizado y fusionado en él elementos del socialismo y del fascismo.
Breve explicación de la teoría eurasiática en 4 mapas
Del mundo unipolar norteamericanocéntrico al mundo multipolar (4-polar). |
El modelo de mundo unipolar. El núcleo y las capas. Rusia-Eurasia concebida como “agujero negro”. |
La lucha contra-estratégica. La actividad geopolítica euroasianista de construcción de un mundo multipolar. |
La estructura del mundo multipolar. La vision de futuro euroasianista. |
Por lo tanto, es visible para nosotros que hay por lo menos dos posibles métodos de aplicación de una 4TP para los EEUU. El primero implicaría un proceso bastante inorgánico consistente en situar la experiencia europea y euroasiática en el molde de los EEUU. El segundo, sin embargo, supondría tomar el marco metodológico básico de la 4TP, pero creándolo orgánicamente desde dentro de la propia cultura política y político-filosófica de la historia de los EE.UU. En primer lugar, esto tendría que llevarse a cabo a nivel académico, donde estas ideas podrían tomar impulso y convertirse luego en el marco a través del cual los expertos y activistas de los medios alternativos se inspirarían. Los EEUU necesitan sus propias figuras para comunicar ideas con respecto a su propia transformación radical.
Esta segunda propuesta parece ser la más prudente, porque no sólo se basa en un enfoque más popular frente a la cultura política estadounidense, sino también en uno que promueve el “aislacionismo” y el “no intervencionismo”. Este no intervencionismo no sólo es característico del sentimiento popular esencial estadounidense, y más próximo a sus propios orígenes filosóficos formalmente descritos, sino que también establece el marco adecuado para desmontar el imperio atlantista en términos prácticos. Al mismo tiempo, significaría un Estados Unidos más pequeño con fronteras diferentes.
Al margen de estas dos propuestas o posibles métodos de aplicación de una 4TP para los EEUU, lo que será explorado más adelante en este artículo, está el problema presente y existencial de los EEUU como una entidad viable. La necesidad en los EEUU de una nueva teoría política y de una nueva concepción de sí mismo será impulsada no en abstracto, sino por cuestiones muy reales, muy tangibles, que enfrenta el proyecto de Estados Unidos.
Resumiendo entonces, hay posibilidades a nivel teórico para el desarrollo de un 4TP en los EEUU, y hay un demanda económica y etno-demográfica para ello también. Incluso si nos limitamos a los problemas económicos y etno-demográficos en los EEUU, podemos ver que EEUU sufre una crisis de legitimidad. Comprender esto, y el potencial para una mayor investigación en esta área, nos permitirá entender mejor cómo el imperio estadounidense puede ser desmontado y sobre qué base una 4TP puede ser introducida.
Una crisis de legitimidad
En términos prácticos, los EEUU están sufriendo una crisis de legitimidad interna, y son incapaces de crear una política económica coherente o sostenible. En nuestro trabajo anterior sobre este tema [2], ofrecimos las estadísticas relacionadas con el aumento del costo de los alimentos y la vivienda, que son indicadores analíticos objetivos críticos del potencial de malestar y grandes trastornos políticos y sociales.
Desde entonces, la agencia Reuters realizó una encuesta científica que descubrió que alrededor del 25%, o uno de cada cuatro norteamericanos, quiere que su estado abandone los EEUU. Esta cifra es alimentada por una serie de factores que se prevé irán en aumento en las próximas décadas. En un momento dado, sobre todo si esta idea se promueve vigorosamente, se puede superar el umbral del 50%. A partir de un marco legal similar al que ha servido hasta ahora para justificar la secesión de Kosovo y de Crimea (aunque la primera sea muy cuestionable), podemos proceder a invocar el mismo precedente en los EEUU. Además, dentro de los documentos fundamentales estadounidenses, incluyendo la Constitución de Estados Unidos y la federalista (así como los anti-federalistas), se puede derivar un marco jurídico internamente coherente.
Esta encuesta científica llevada a cabo en septiembre de este año (2014) utilizó un tamaño de muestra de más de 9000 encuestados, lo que supone un 900% del tamaño de la muestra necesario para una encuesta científica de este tipo, resultando un margen de error de sólo +/- 1,2%, y formuló la siguiente pregunta: [1]
“¿Apoya usted o se opone a la idea de que su estado se retire pacíficamente de los Estados Unidos de América y del gobierno federal?”Los resultados fueron, para los analistas y los legisladores estadounidenses, sorprendentes. A continuación se muestra el desglose de los resultados
Hay razones que pueden ayudar a explicar este tipo de resultado, que vamos a tratar en breve. En general, se relacionan con la naturaleza del “pueblo norteamericano”. Oswald Spengler describió adecuadamente una característica crítica de la economía política anglosajona, que consiste en que Gran Bretaña es principalmente una sociedad multiétnica (anglos, normandos, sajones, pictos, galeses, escoceses, jutos, etc.) que se organiza internamente y se auto define por la clase socioeconómica. Esta observación fue hecha en relación a su crítica del análisis marxista de clase, que consideró estaba excesivamente basado en sus observaciones de la sociedad en Gran Bretaña y las Islas Británicas. Sin embargo, en la medida en que este fue posiblemente el caso de Gran Bretaña y las Islas Británicas, es indiscutiblemente el caso de los EEUU, que está compuesto por personas extraordinariamente menos afines y menos conectadas por la geografía y el tiempo, tales como los latinos, los afroamericanos, los árabes, los árabes de Oriente Medio, los anglosajones, los europeos occidentales, los eslavos, los nativos americanos, los asiáticos del este y sudeste asiáticos. Además, dentro de estas agrupaciones mayores están contenidos los grupos nacionales que, de hecho, pueden tener más animosidad interna que hacia los que se hallan fuera de estos grupos más grandes; por ejemplo, los salvadoreños y mexicanos, o los chinos y los japoneses.
En consecuencia, los Estados Unidos no poseen un ‘pueblo’ (etnos o narod), ni son una “nación” vinculada por antiguos y firmes lazos históricos, lingüísticos, culturales, familiares o vitales. Puede estar en un proceso de etnogénesis, pero el éxito de ese proyecto dependerá de fenómenos que probablemente se llevarán a cabo durante un período de tiempo más largo del que las estructuras políticas a corto plazo son capaces de asumir. Esta última cuestión es una de las que se debe considerar explorar primero. La frágil naturaleza del “estado” norteamericano y su hegemonía dentro de su ámbito continental, están basadas en una serie de dispositivos tecnológicos que promueven una especie de conformismo cultural o sociológico, cuya esperanza de vida está llegando a su fin. En concreto, la eventual obsolescencia de los ‘viejos medios” y su sustitución continua por “nuevos medios” es uno de los impulsores del cambio, que contempla el final del éxito del mito hegemónico de una mono-cultura dentro de la fronteras actuales de los EEUU.
Así, al fijarnos en la etnicidad y la naturaleza “no-popular” de la población de Estados Unidos (que es una población, no un pueblo), también hay que mirar la clase. Los EEUU no son una sociedad “nacional”, sino una sociedad de “clase” que utiliza cantidades extraordinarias de patrioterismo para hacerse pasar como una sociedad “nacional”. El tipo de lucha emprendida contra la oligarquía en los EEUU ha sido un éxito (en un sentido limitado) sobre todo cuando ha sido una lucha de clases. Cuando los trabajadores, los campesinos, los pequeños propietarios de tierras y los pequeños empresarios, han hecho causa común en una lucha de clases popular, atravesando las fronteras ‘étnicas y nacionales’, contra la oligarquía. De este modo, el racismo ha sido históricamente utilizado por la oligarquía de Estados Unidos como un medio para frustrar cualquier tipo de lucha de clases en contra de ella.
Para ayudar a demostrar que la antipatía hacia los Estados Unidos y el gobierno federal está ligada a una potencial lucha de clases, podemos observar el segundo gráfico del estudio de Reuters. En el mismo vemos una correlación directa entre la clase y el apoyo a la desintegración de los EEUU y la oposición al gobierno federal.
En consecuencia, los Estados Unidos no poseen un ‘pueblo’ (etnos o narod), ni son una “nación” vinculada por antiguos y firmes lazos históricos, lingüísticos, culturales, familiares o vitales. Puede estar en un proceso de etnogénesis, pero el éxito de ese proyecto dependerá de fenómenos que probablemente se llevarán a cabo durante un período de tiempo más largo del que las estructuras políticas a corto plazo son capaces de asumir. Esta última cuestión es una de las que se debe considerar explorar primero. La frágil naturaleza del “estado” norteamericano y su hegemonía dentro de su ámbito continental, están basadas en una serie de dispositivos tecnológicos que promueven una especie de conformismo cultural o sociológico, cuya esperanza de vida está llegando a su fin. En concreto, la eventual obsolescencia de los ‘viejos medios” y su sustitución continua por “nuevos medios” es uno de los impulsores del cambio, que contempla el final del éxito del mito hegemónico de una mono-cultura dentro de la fronteras actuales de los EEUU.
Así, al fijarnos en la etnicidad y la naturaleza “no-popular” de la población de Estados Unidos (que es una población, no un pueblo), también hay que mirar la clase. Los EEUU no son una sociedad “nacional”, sino una sociedad de “clase” que utiliza cantidades extraordinarias de patrioterismo para hacerse pasar como una sociedad “nacional”. El tipo de lucha emprendida contra la oligarquía en los EEUU ha sido un éxito (en un sentido limitado) sobre todo cuando ha sido una lucha de clases. Cuando los trabajadores, los campesinos, los pequeños propietarios de tierras y los pequeños empresarios, han hecho causa común en una lucha de clases popular, atravesando las fronteras ‘étnicas y nacionales’, contra la oligarquía. De este modo, el racismo ha sido históricamente utilizado por la oligarquía de Estados Unidos como un medio para frustrar cualquier tipo de lucha de clases en contra de ella.
Para ayudar a demostrar que la antipatía hacia los Estados Unidos y el gobierno federal está ligada a una potencial lucha de clases, podemos observar el segundo gráfico del estudio de Reuters. En el mismo vemos una correlación directa entre la clase y el apoyo a la desintegración de los EEUU y la oposición al gobierno federal.
Secesionismo según ingresos |
En nuestro artículo titulado “Hacia una nueva revolución americana”, explicábamos:
“Pero la historia demuestra que hay un límite para lo que la gente puede soportar, antes de que se levante. En términos objetivos, un patrón observado indica que los levantamientos son prácticamente inevitables cuando los precios superan la cifra índice nominal de la FAO-ONU de 210, cuando se combina con un gobierno con disminución de legitimidad ante la opinión pública [2]. Esta cifra umbral se cruzó por primera vez en febrero de 2008, lo que condujo directamente a los “levantamientos” de la Primavera Árabe en 2010. Esta cifra índice tan alta fue en todos los sentidos construida mediante ingeniería financiera: después del colapso de la burbuja inmobiliaria en 2007, los masivos e interminables rescates comenzando por el QE-1** se utilizaron para generar una burbuja del mercado de valores” [2].De hecho, de cara a un aumento del índice de la FAO (índice de precios de los alimentos), y de la redistribución de la riqueza hacia arriba, hemos visto un aumento considerable en el número de los que reciben asistencia directa del gobierno para la compra de alimentos básicos entre la población de Estados Unidos. Podemos ver que este número está en torno a unos 50 millones de personas. Eso a pesar de varias décadas de legislación de austeridad que hace que cada vez sea más difícil tener derecho a ese tipo de asistencia.
“Además de crear un importante ficción ideológica acerca de una ‘recuperación del mercado de valores’, específicamente los mercados de futuros de productos y bienes perecederos fueron objeto de monopolización. Esto dio lugar a un aumento planeado en los precios del grano. Los gobiernos se vieron obligados a reequilibrar sus economías internas con el fin de subsidiar y corregir este cambio repentino. Esta es también gran parte de la crisis “de la deuda soberana” en los estados de la periferia de la UE, las naciones PIIGS – Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España – que continúan experimentando una condición sostenida de agitación social que ha sido calificada de diferentes maneras por diversos participantes, expertos y analistas (indignados, 99%, Occupy, etc.)” [3].
Evolución en el tiempo de personas que reciben ayuda gubernamental para adquirir alimentos |
El siguiente gráfico muestra que después del “rescate” del QE1 [T1]de 2008 el PIB creció, sin embargo, los ingresos del hogar se redujeron significativamente, lo que demuestra una redistribución hacia arriba. No sólo hay un cambio agudo, sino que es rápido. El número de familias sin hogar y sin empleo en los EEUU se encuentra en su punto más alto, no sólo en números, sino per capita también.
Evolución del PIB y de los ingresos de los hogares |
La reciente ola de asesinatos de sospechosos afroamericanos por parte de la policía con un aparente contenido racial, resaltó aún más los antagonismos raciales en los EEUU. El gobierno federal en Washington DC continúa imponiendo su dominio altamente centralizado bajo el espectáculo de una república federal, y una nueva generación de jóvenes negros se está politizando y haciendo más militante bajo estas normas. En un escenario secesionista, el área que se muestra en el siguiente mapa estaría en posición de ‘reinicio’ de las relaciones raciales, y de resolver cualquier número de problemas relacionados. Por otra parte, también puede ser creada una concepción de un “Nuevo Sur”, una que también tenga en cuenta algunas de las ideas “confederadas” de una nueva generación de blancos del sur, que no son racistas per se, es decir, que se oponen al supremacismo pero también ven con simpatía a la CSA [Confederate States of America] secesionista de la década de 1860, antes y durante la Guerra Civil de Estados Unidos.
Distribución por condado de la población negra o afroamericana |
Económicamente, esta secesión sería más viable si fuera capaz de integrarse más estrechamente con otros actores en el Caribe que también son de ascendencia africana, y con los cuales las élites intelectuales y académicas afroamericanas ya establecieron conexiones políticas importantes desde por lo menos mediados del siglo pasado. Como estado pos-norteamericano y anti imperialista, también sería capaz de integrarse con Cuba, y crear lazos también con los afrobrasileños.
Aquí se debe hacer un apunte, porque en el estado de Florida esperaríamos encontrar un gran número de personas identificándose tanto como negras, como hispanas (de origen caribeño), y por lo tanto no se incluyen en este mapa demográfico.
El siguiente mapa muestra lo mismo, con las mismas consecuencias, para los llamados “hispanos no blancos” y los “latinos”. En el discurso político a partir de mediados del siglo XX, esta región se conoce como “Aztlán”.
Con la excepción de Idaho, Wyoming, Nebraska y Washington, los estados que se muestran a continuación corresponden a los territorios pertenecientes a México antes de la guerra mexicano-estadounidense de 1846. Algunos fundamentos jurídicos para la secesión de un territorio o región de este “Aztlan” se pueden establecer de la misma manera que fue abrogado el tratado que formalizó el proceso de paz después de la guerra, el Tratado de Guadalupe Hidalgo. Existe acuerdo general en que estas tendencias demográficas van a continuar. En un futuro próximo, el sur-oeste será de mayoría latina/hispana. Aunque no esté en la agenda, ni siquiera un cierre total de la frontera podría cambiar esta eventualidad debido a las tasas de natalidad.
Cuando miramos estos dos mapas conjuntamente, varias conclusiones vienen a la mente de modo inmediato. Es evidente que lo que quedará de “EEUU” puede estar en el área restante. Lo que no se ha discutido es la cuestión de la soberanía indígena. Las reclamaciones de los nativos americanos con un fundamento jurídico es probable que abarquen un área más extensa que la zona indicada en el siguiente Figura 7.
Cuando miramos estos dos mapas conjuntamente, varias conclusiones vienen a la mente de modo inmediato. Es evidente que lo que quedará de “EEUU” puede estar en el área restante. Lo que no se ha discutido es la cuestión de la soberanía indígena. Las reclamaciones de los nativos americanos con un fundamento jurídico es probable que abarquen un área más extensa que la zona indicada en el siguiente Figura 7.
Fig. 7 |
Sin embargo, es importante entender que estas reservas existen ya como naciones soberanas que tienen acuerdos con el gobierno federal de Estados Unidos. Las tribus que viven en estas reservas son entidades políticas soberanas, con su propia fuerza policial e instituciones para la gestión de los recursos naturales y otras necesidades sociales. Aunque en gran parte están empobrecidos, esto es consecuencia fundamentalmente de las condiciones impuestas a los mismos, en una forma similar al modelo atlantista colonial o neo-colonial, y no es indicativo de sus habilidades innatas como pueblo (o “primeros pueblos”).
Cuando contemplamos a los ‘”nativos americanos” o “primeros pueblos”, allí, en la cultura de Estados Unidos, existe todo un sentimiento de simpatía. Es una opinión generalizada que los nativos americanos no han obtenido justicia, y que las cosas que les sucedieron, y que les continúan sucediendo, son errores que todavía deben ser corregidos. Aquí será importante continuar trabajando con una nueva generación de líderes tribales que quieren aumentar el derecho de sus pueblos a la libre determinación en todos los ámbitos, soberanía y autonomía.
En conclusión, entonces, podemos ver ahora dónde están las áreas de investigación y de trabajo prometedor en lo relativo a este tema. EEUU se enfrenta a una crisis de legitimidad, y la manera en que es paradigmáticamente incapaz de comprender las raíces de estos problemas también crea ciertas oportunidades. Cuando nos fijamos en el número de personas en los EEUU a las que le gustaría que su estado abandonara los EEUU, y observamos también la realidad demográfica étnica o racial, las duras contradicciones que caracterizan este aspecto de los EEUU son fácilmente discernibles.
El proceso orgánico de una 4TP en los Estados Unidos en la Academia
Cuando hablamos de una “Cuarta Teoría Política” asumimos las tres anteriores: el liberalismo, el socialismo y el fascismo. Formalmente, los Estados Unidos, a diferencia de Europa y de Eurasia, sólo han experimentado la primera. El socialismo y el fascismo son formalmente ajenos y fenómenos (e ideas) europeos o euroasiáticos que EEUU, en términos formales, no puede decirse que los haya experimentado. Tras un examen más detenido, sin embargo, podemos descubrir lo siguiente: EEUU ha mantenido un marco formal dentro del liberalismo, pero hay algo más que eso.
En realidad, todavía mantiene valores primarios del liberalismo tales como el individualismo/la atomización, el mercantilismo/materialismo, y por supuesto la extraña combinación de universalismo y relativismo morales o éticos (a la vez). Al mismo tiempo, en cada generación, sus defensores y asesores oficiales a nivel académico fueron influenciados en parte por los acontecimientos ocurridos en Europa y Eurasia durante los siglos XIX y XX. El bonapartismo tuvo una influencia en el neo-federalismo y en la deriva neo-federalista; saltando hacia adelante un siglo, el ascenso del socialismo y del fascismo también influyó (y de hecho fueron influenciados por) los conceptos detrás de la organización social de masas y las formas técnicas relacionadas de análisis mecánico y sociológico (por ejemplo, Weber, Marx, y otros), útiles para el mantenimiento y la expansión del proyecto atlantista. Esto se vio en proyectos como el Public Works Administration de Roosevelt de 1933, y el New Deal en general [T2].
La 3TP [fascismo] emergió de diferentes formas a partir del estudio de la economía de Estados Unidos en el inicio del periodo taylorista o fordista. Obras como The Corporate Ideal in the Liberal State:1900-1918 [El Ideal Corporativo en el Estado liberal: 1900-1918] de Weinstein, también proporcionan una referencia coherente para la comprensión de la incorporación o de la interpretación del socialismo y del fascismo en un discurso por lo demás común en la organización social y el progreso social. Estos hechos se produjeron después de la subida del Socialismo (2TP) y antes del surgimiento del fascismo (3TP).
Bajo esa luz, el “progresismo” de dicho periodo tal y como es descrito por la obra de Weinstein, puede ser contemplado como la metabolización pragmática americana de esos elementos deficientemente modernistas del socialismo y del fascismo. Al mismo tiempo, también eran una continuación de las figuras del “sistema americano” como Henry Clay y Jefferson Davis. “Progresista” es aún hoy en día la etiqueta que tanto liberales radicales (liberales de izquierda), como liberal-comunistas (socialistas, “marxistas”, etc.) utilizan para describirse a sí mismos dentro de las tergiversadas normas de cortesía del discurso político anglosajón.
En los EEUU existen en el mundo académico formas vulgarizadas de una naciente “Cuarta Teoría Política”, con base en el post-modernismo, la teoría crítica y el pos-estructuralismo, adquiriendo importancia ya desde hace algunas décadas, llegando a dominar los departamentos de filosofía en un buen número de las más prestigiosas y mejor situadas universidades. En algunas áreas ya sobrepasaron o disiparon a la escuela “analítica”.
Esto también opera como una especie de semi-respuesta afirmativa a Heidegger, a través de figuras como Marcuse y Camus (es decir, el existencialismo liberal-“comunista”). Otros estudiantes son introducidos en Heidegger a través de Arendt. Pero en todo caso, aunque sea problemáticamente, eso también evidencia un marco para un lenguaje común y un universo de ideas y conceptos que, con el esfuerzo y la dirección correctas, pueden ser vistos como un terreno fértil para una “Cuarta Teoría Política” en sentido pleno. Las ideas de Heidegger, así como las de Husserl, Hölderlin (y otros), son vigorosamente abordadas, aun cuando en muchos sectores las mismas estén pobremente definidas o mal entendidas, y las ideas de Adorno y Marcuse se valoren por encima de las de Heidegger.
Lo que domina de hecho, sin embargo, gran parte de la incipiente aunque vulgar “4TP” estadounidense es una “transvaloración de todos los valores” nietzscheana liberal (es decir, relativista). Si bien envuelto en concepciones liberales, todavía queda en ciertos sectores de este entorno algo de terreno muy fértil. Es así que entre los estudiantes de graduado, los profesores jóvenes, los profesores asistentes y lectores – a diferencia de los profesores titulares – que se han encontrado con A. Dugin, ya han comenzado a verlo como una figura que merece atención. Debido a que lo antedicho representa la culminación de la filosofía europea continental, que fue vista como la forma más adecuada de abordar una crítica oficialmente aprobada del marxismo en el periodo de la Guerra Fría, ahora, en este período, nos encontramos una consecuencia no deseada, como es que las principales instituciones promovieron el estudio de la escuela continental a expensas de la escuela anglo analítica.
Al mismo tiempo, el marxismo occidental fue también enseñado, y en algunas zonas todavía lo es, en los más altos niveles de la academia estadounidense. Durante las últimas décadas, entre los marxistas y los estructuralistas muchos se han convertido en posmarxistas y posestructuralistas. Otros se han convertido en “nietzscheanos de izquierda” a imagen de Foucault, mientras que otros han gravitado todavía hacia el marxismo soviético, y se han convertido o han permanecido siendo “marxistas recalcitrantes”. Esta conexión puede ser un poco difícil de entender para aquellos que no están familiarizados con el mundo académico estadounidense y el intelectualismo. Existió algo como un florecimiento académico marxista y estructuralista, y de nuevos intereses que comenzaron con fuerza en la década de 1960. Al mismo tiempo que estos pseudo-leninistas, anarquistas, etc. se dedicaban nominalmente a una visión materialista de la historia, la epistemología y la ontología, también había bajo la superficie algo más en juego. En los mismos ambientes hubo también un aumento significativo en el interés por el budismo, el hinduismo, “la filosofía oriental”, el islam y la Nueva Era. Sobre la base de su antiliberalismo y su antiimperialismo, se sintieron atraídos hacia un centro de resistencia que parecía estar bien dirigido por la URSS o China. Al mismo tiempo que se sentían atraídos por las ideas que trataban de redefinir la relación del hombre con la modernidad y el consumismo, elaboraron un nuevo interés por el misticismo y el esoterismo. Así que, de distintas maneras, esto era y sigue siendo parecido a los ambientes y círculos que existían en la Alemania de Weimar y que dieron origen al nacionalsocialismo popular – un interés simultáneo en cuestiones como los misterios que rodean el origen de lo humano y el potencial espiritual del ser humano, con una mirada hacia el Oriente y una visión anticapitalista y pro-socialista de la economía política.
Por otra parte, la influencia del marxismo y la “teoría del conflicto” en el campo de la sociología no puede ser exagerada.
En muchos aspectos, este era un producto de la inclinación a favor del mercado de la iniciativa conocida como “Sociedad Abierta”, que llegó a ser dominada por los pensadores y escritores de la escuela de Chicago. Karl Popper advirtió que sería necesario incluir pensadores económicos y políticos liberal-socialistas en esta “sociedad abierta”, como parte de un amplio proyecto liberal, para incluir a la izquierda de los EEUU y a aquellos relacionados con la Segunda Internacional. Su advertencia no fue escuchada, y esto contribuyó en parte a la polarización izquierda/derecha de la academia, y ayudó a empujar a los críticos de la economía de mercado hasta la posición que mantienen hoy. Lo cual, en cierta forma, puede ser visto hoy favorablemente en tanto contribuya a las condiciones que hagan posible un polo académico de la 4TP en los EEUU.
Estos pensadores, al tiempo que toman sus ideas principalmente de la filosofía continental y, como tales, estando profundamente inmersos en el hegelianismo y el existencialismo, son pensadores orgánicamente “norteamericanos” que tienen ya redes de publicaciones y revistas de revisión por pares y posiciones permanentes dentro de la academia, con cierta considerable influencia.
De forma completamente independiente, y en una dirección diferente, están las escuelas filosóficas analíticas y liberales. Con algunas excepciones, como el comunitarismo y el marxismo analítico – los cuales desafían el liberalismo de Rawls sin dejar de ser modernos – son esencialmente liberales. Sin embargo, en este ámbito nos encontramos con el epicureísmo primario que caracteriza gran parte del pensamiento fundacional en una filosofía verdaderamente estadounidense. Aquí hay obviamente menos elementos que sean viables o compatibles con el desarrollo de un polo de atracción de la 4TP, pero es algo que no debe ser pasado por alto. En primer lugar, porque el núcleo del conservadurismo estadounidense reside aquí, y superar el paradigma izquierda/derecha significa mirar dónde se encajan estas ideas – desde el liberalismo – y cómo estas ideas liberales de los redactores de la Constitución de Estados Unidos pueden ser dirigidas en contra del proyecto atlantista. Después de todo, hay un cierto número de ideas contenidas ahí que en realidad no son compatibles con dicho proyecto atlantista. Por supuesto, el liberalismo “universal” está conceptualmente contenido en el discurso fundacional del proyecto de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, los conceptos de principios del siglo XIX en J.S. Mill, tales como los “experimentos de vida”, se pueden contemplar como conceptos político-filosóficos que promovían el federalismo (hoy, el confederalismo) frente a un Estado unitario. Estos son anti-universales en su naturaleza, o más bien, lo que es universal es el “a cada uno lo suyo”. Por “experimentos” Mill realmente se refiere a dos cosas: heterogeneidad o diversidad, e independencia o soberanía local. Mill vio esto como algo valioso no simplemente en el sentido individual liberal, dando lugar a la iniciativa empresarial, la iniciativa individual y el ingenio, sino también entre diversas ciudades, comunidades y estados. Anatema para él sería el universalismo liberal moderno que realmente pone fin a la diversidad global en la vida. Más tarde, Mill tomaría puntos de vista más socialistas en economía, observando las limitaciones de la economía de mercado sobrepuesta a sociedades a mayor escala.
Las ideas de Mill, como las de Bentham y Locke, así como, por supuesto, las de Jefferson, (y otros), realmente no son sólo compatibles con una visión multipolar del mundo, sino que también hacen rendir cuentas a los EEUU por las mismas ideas e ideales que afirma apreciar. Ahondan en el pensamiento liberal y su vástago, el pensamiento libertario, y pueden formar parte de la resistencia anti-imperial y multipolar al proyecto atlantista.
Estas ideas forman parte de los fundamentos del pensamiento liberal de izquierda, de derecha liberal, y libertario de hoy, que en muchos aspectos están alienados de la izquierda radical de Estados Unidos. Aunque ambos esquemas representan la modernidad – uno rozando lo pre-moderno, el otro rayando lo posmoderno – son casi iguales en cuanto a seguidores en los EEUU, y ambos tienen una influencia significativa en la cultura política al margen de la que se reproduce en la corriente oficial, en los viejos medios de comunicación.
Tomado en conjunto, lo que tenemos son las piezas necesarias para forjar un polo significativo de 4TP dentro de la academia estadounidense.
El problema político es que el sistema educativo de Estados Unidos está controlado políticamente por los poderes dominantes. Por lo tanto, puede ser necesario tomar un rumbo más radical si resulta imposible penetrar con éxito en las barreras burocráticas y políticas. Tenemos, sin embargo, algunos precedentes a partir de los cuales trabajar.
Contemporáneamente, podemos ver que Rusia e Irán vieron frustrados sus esfuerzos por recibir una cobertura mediática justa en las redes de noticias dentro de los EEUU. En lugar de embestir contra esta pared, dieron forma a iniciativas – Rusia Today y Press TV, respectivamente – para crear canales de noticias en lengua inglesa que transmiten en directo por televisión y se ven en EEUU. Del mismo modo, en el pasado, en el mundo académico, vimos cómo la Escuela de Frankfurt se trasladó fuera de Alemania y se trasladó a los EEUU, a la Universidad de Columbia, una vez que las condiciones políticas hicieron su trabajo demasiado difícil.
De forma similar, una vez (o, en previsión de eso, antes de) que una punta de lanza pueda ser establecida por parte de un grupo de profesores universitarios afines, se puede crear una “Escuela de Nueva York”, o una “Escuela de California”, por ejemplo, en Belgrado, Teherán, o en Moscú, con profesores disidentes. Éstos publicarían y darían conferencias en inglés y serían ex-patriotas americanos formando un núcleo de resistencia académica. Sus puntos de vista, conferencias, libros y artículos serían el foco de información en lengua inglesa distribuida y proyectada a través de todos los nuevos medios.
Elementos básicos que enmarcan el presente discurso estadounidense
En el ámbito político práctico dentro de los EEUU, no existe una lucha entre el liberalismo y otra cosa, sino entre dos o tres visiones del liberalismo. Al mismo tiempo, hay núcleos de algo pos-liberal y anti-moderno dentro de dos de ellas. Actualmente hay simplemente un sistema de partido único sin oposición, y sin ningún mecanismo para que una política de oposición influya positivamente en el resultado político. Este es el sistema político que actualmente corresponde a una forma liberal de capitalismo que ignora o finge ignorar las fórmulas sociológicas, y procede a dar (o carga) toda la responsabilidad por el resultado de la vida de una persona, al propio “individuo”. Políticamente, este partido único tiene dos caras: una demócrata, la otra republicana. Al margen de estas partes, sin embargo, tanto en la “izquierda” radical anticapitalista, como en la paleo-conservadora, libertaria y constitucionalista “derecha”, existe también la posibilidad de hallar un terreno fértil. El área de concordancia que estas dos franjas comparten, a pesar de estar aparentemente en desacuerdo, ha crecido rápidamente y se ha ampliado considerablemente en los últimos quince años. Si tuviéramos que datar esto, el fenómeno del 11 de septiembre puede ser visto como el punto de partida de este crecimiento y de la ampliación de esa zona de concordancia, si se muestra en un diagrama de Venn.
Por supuesto, es algo a considerar el hecho de que la “izquierda” y “la derecha” en la anglo-esfera tengan un significado algo diferente del que poseen en Eurasia, o del que tenían dentro de la anglo-esfera a mediados del siglo pasado. Estas áreas de concordancia entre “izquierda” y “derecha” se refieren al poder de las grandes empresas (corporaciones), las guerras sin fin (el imperialismo militar y el complejo militar-industrial), la disminución de las condiciones de vida (el colapso de la clase media), y la supresión de los derechos constitucionales en los ámbitos de expresión, de asociación política, privacidad, además del crecimiento maligno de una cultura consumista y centrada en las celebridades.
Hay otra esfera de problemas en la que ambos lados están de acuerdo, pero usan una terminología totalmente diferente para explicarlo, y asignan diferentes causas y soluciones a dichos problemas. Pero esto no debe ser una fuente de frustración, aunque sin embargo requiera de un mayor trabajo. Se trata de lo relacionado con el papel de los mercados e incluso de cuál es el verdadero propósito de la sociedad. La izquierda radical en los EEUU tiene una concepción acerca de cuál es el objetivo de la sociedad que está más cerca de la que los eurasianistas contemplan, ya que contiene una crítica del liberalismo y la modernidad.
Realmente no hay en absoluto polos de la 3TP [fascismo] en los EEUU, nada más allá de algunos exóticos seguidores confinados a espacios virtuales y sin influencia alguna en el discurso político. Los europeos y los eurasianistas a menudo cometen el error de pensar que hay alguno porque existen algunos grupos de tipo racista o segregacionista, pero éstos están centrados en la identidad. Su punto de vista de la sociedad y la economía es puramente liberal en todos los sentidos. Son racistas liberales. Su fascinación por el Tercer Reich, en tales casos, se basa principalmente en documentales de televisión que presentan perspectivas no sólo distorsionadas en su contenido, sino obsesionadas con el simbolismo, el equipamiento militar y lo relacionado con ello, y la estética en general. Sus números son muy pequeños, y la falta de académicos, intelectuales, seguidores, de apoyo popular, o incluso de individuos capaces de organizarlos ha sido bien conocido y documentado durante décadas. Cualquiera que esté familiarizado con, por ejemplo, el National Renaissance Party [Partido del Renacimiento Nacional], lo tiene bastante claro acerca de las perspectivas de este tipo de iniciativas.
Por otra parte, a los partidarios de la 4TP europeos o euroasiáticos no les conviene hacer una alianza política con este entorno irrelevante. Desde una perspectiva de relaciones públicas, esto sólo puede dar lugar a la marginación extrema, y a una incapacidad total para tomar alguna vez un impulso real o significativo. También se hace inviable la alianza tácita con el “nacional comunismo” iberoamericano, como el bolivarianismo. Las cuestiones raciales en los EEUU, o incluso acerca de la inmigración, no son lo suficientemente similares a su versión europea como para justificar una aproximación. Los afroamericanos no son inmigrantes en los EEUU, fueron llevados contra su voluntad sólo para ser sometidos a una serie de condiciones bien documentadas. Los anglo agentes históricos del dominio blanco en los EEUU no son indígenas de los EEUU, y no están “defendiendo” la tierra de los “extranjeros”. Los nativos americanos y mexicanos, sin embargo, son los indígenas. Este hecho obvio no se le escapa a nadie seriamente involucrado a cualquier nivel, en los EEUU, en la caída del imperio estadounidense. No obstante, esto no debería mal interpretarse como una cosa cualquiera más. Dada la movilidad de la clase media en términos de elegir dónde vivir, y dado que en la cultura de Estados Unidos la norma es instalarse en un lugar distinto de donde uno nace o tiene su familia, hay pocas razones para vivir en un lugar y no en otro.
Lo que nos encontramos es que la gente elige vivir en comunidades y en las zonas de las ciudades donde las personas tienen una semejanza fenotípica con ellos. Si consideramos el fenómeno de la “huida de los blancos” en la década de 1960, en la que los blancos se mudaron de las ciudades hacia las zonas suburbanas, así como a nuevos emplazamientos y ciudades, junto con la auto-segregación, encontraremos las razones por las cuales el “nacionalismo blanco” (entendido al margen de la 3TP) nunca se ha afianzado en los EEUU: las personas auto-seleccionan a sus vecinos, las presiones al respecto no están realmente presentes.
La Resistencia Popular al Proyecto atlantista – Los estadounidenses son socialistas y libertarios
Los principales polos de resistencia popular en los EEUU están en la “izquierda radical” – que no debe confundirse con la intelligentsia de izquierda liberal y sus cancerberos, más bien nos referimos a los comunistas de línea dura y en menor medida a los socialistas y anarquistas – y en la “derecha” – que son los libertarios y los constitucionalistas, y en menor medida los paleo-conservadores y el movimiento de las milicias (que están, respectivamente, relacionados con los dos anteriores). Ambas categorías representan cada una muchas decenas de millones de individuos.
La evidencia cuantificable para estas dos afirmaciones se apoya en esto: en 2011, una encuesta científica realizada por la renombrada agencia de sondeos Rasmussen [3], encontró que el 11% de todos los “estadounidenses” cree lo siguiente:
“El 11% dice que el comunismo es mejor que el sistema de política y economía estadounidense”.Como el 80% de los “estadounidenses” son adultos en una población de 320 millones, el número de seguidores del comunismo hoy se sitúa en alrededor de 26,5 millones. Otra agencia de encuestas científicas de renombre, Gallup, informó en 2010 que el 36% (de una población adulta), o 92 millones, de todos los estadounidenses tenía una visión positiva del socialismo, de lo que podemos inferir que, de otra forma, se podrían identificar como “socialistas” [4].
En el extremo libertario también somos capaces de cuantificar. Ron Paul disputó desde una plataforma puramente libertaria, pero como republicano, las primarias del 2012, y quedó en cuarto lugar, recibiendo alrededor de 2,1 millones de votos [5]. De modo generalizado se consideró que este proceso había sido amañado contra Paul, y de una manera no muy diferente a anteriores manipulaciones electorales en los EEUU, pudo ser, de hecho, robado. El Instituto Cato sin embargo arroja algo más de luz sobre esta cuestión con un estudio. Ellos descubrieron que cerca de al menos un 14% de los “norteamericanos” son libertarios, alcanzando un máximo del 44% [6]. Eso nos da aproximadamente una horquilla de entre 30 millones y 110 millones, entre un universo de adultos estadounidenses de 256 millones.
Lo que esto significa es que el sistema político formal, representado nominalmente por los demócratas en el centro izquierda, y por los republicanos en el centro-derecha (1), tiene el monopolio de un proceso político que en realidad no representa el carácter fundamentalmente socialista y libertario de la población de los EEUU. Comunistas y socialistas son en gran parte obligados a votar por los demócratas, y los libertarios y los constitucionalistas son en gran parte obligados a votar por los republicanos. Por otra parte, la cultura anglo se centra en una forma agresivo pasiva de cortesía, y en los espacios públicos es raro que los estadounidenses manifiesten sus opiniones reales (o verán que las mismas son publicitadas por los cancerberos), bajo el temor del juicio pasivo y el ostracismo encubierto. En privado se llaman a sí mismos comunistas/socialistas o libertarios/constitucionalistas, pero en público se escucharán los términos, respectivamente, “progresista” y “conservador”, a pesar de saber que esencialmente están ocultando su punto de vista real.
Cómo podemos interpretar estos datos es otra cuestión que requerirá una mayor investigación. En todo caso, la mayoría de los socialistas y libertarios en la actualidad tiene la imperante cosmovisión modernista y liberal. Sin embargo, lo que podemos entender mejor es aquello con lo que estamos trabajando y a partir de qué estamos trabajando. Un enfoque de 4TP en los EEUU puede comenzar con un diagrama de Venn acerca de las cosas que son comunes a la 4TP y al socialismo, y a la 4TP y al libertarismo. Además, el acento anti-imperialista y la deconstrucción del imperio atlantista son por lo general valores compartidos entre ambos libertarios y socialistas.
Desde un primer momento, podemos empezar a ver ya un boceto del tipo de campaña que sería necesaria para popularizar las ideas de la 4TP dentro de los EEUU. Naturalmente, una variante de la 4TP desde dentro de los EEEU tendría que reconsiderar por completo el liberalismo y, finalmente, acabar con la mayor parte de sus características. Al mismo tiempo, algunos de los puntos de vista y valores de los “norteamericanos”, e incluso un par de conceptos en la raíz del liberalismo, son salvables. Así, podríamos ver en unos Estados unidos de América pos-liberales y pos-atlantistas, algo ligeramente análogo a cómo Rusia ha metabolizado hoy la experiencia soviética.
Puede que EEUU tenga que deshacerse y, si alguna vez se restablece como una potencia, que sea como una potencia terrestre o continental. Necesitará hacer un nuevo pacto o contrato a medida con sus viejas partes, basado en una comprensión diferente de sí mismo, de su pasado, y de las distintas “naciones” que viven en dichas viejas partes. El proceso de etnogénesis estadounidense es probable que sea muy largo, y es más probable que su proyecto político falle conduciéndolo a una contracción siglos antes de que la etnogénesis pueda tener lugar. Teniendo en cuenta el futuro no previsible de la tecnología y de otros desarrollos, es cuestionable que esta etnogénesis ocurra. Lo que parece más seguro que pueda acontecer en el corto plazo, es un Estados Unidos deconstruido que sufrirá una transformación en zonas distintas más apropiada a las poblaciones mayoritarias de cada parte. Las formas que esto asuma, por supuesto, aún no están claras, ya sea que nominalmente se sigan llamando a sí mismas EEUU o no, no es posible saberlo ni es del todo fundamental.
Las divisiones de raza y de clase en los EEUU, junto con una ideología liberal que ya no puede proporcionar sentido, combinadas con un modelo económico que se hunde, significan que un cambio significativo está en el horizonte. Estos cambios crean la posibilidad para que una Cuarta Teoría Política de algún tipo pueda ocupar el lugar de la tardía teoría liberal que flaquea en la actualidad.
Notas:
[1]http://blogs.reuters.com/jamesrgaines/2014/09/19/one-in-four-americans-want-their-state-to-secede-from-the-u-s-but-why/
[2] http://www.4TP.su/en/content/4TP-prospects
[3]http://www.rasmussenreports.com/public_content/politics/general_politics/march_2011/11_say_communism_better_than_u_s_system_of_politics_and_economics
[4] http://www.gallup.com/poll/125645/socialism-viewed-positively-americans.aspx
[5] http://www.thegreenpapers.com/P12/R
[6] http://www.cato.org/blog/how-many-libertarian-voters-are-there
(Traducción Página Transversal)
Fuentes: Center for Syncretic Studies y Legio Victrix
Notas del traductor
[T1] QE1 – En noviembre de 2008, la Fed inicio la primera ronda de inyección de liquidez conocida como QE1. En total inyectó 600 mil millones de dólares. En Marzo de 2010 terminó el QE1. Con 17 meses de duración se inyectó en el sistema una media de 35 mil millones de dólares. Finalizada la primera tanda, el S&P500 sufrió una brusca caída (fuente)
[T2] Public Works Administration. New Deal.
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