Este gran estudio prospectivo, lo que viene a concluir es que un aumento del 10% en la proporción de alimentos ultraprocesados en la dieta se asocia con un incremento significativo de más del 10% en el riesgo de cáncer en general y de mama en concreto. Para llegar a tales conclusiones se hizo un sondeo entre casi 105.000 personas de Francia que tenían una media de edad de 43 años y para saber qué comieron se estudiaron 3.300 comidas diferentes que realizaron.
El asunto es preocupante pues hay países según ese trabajo -el primero que investiga el incremento del riesgo general de cáncer y en concreto el de mama asociado con el consumo de comida ultraprocesada- en que la mitad de la dieta se basa en ese tipo de “comida basura”.
Por otra parte, el consumo de alimentos frescos y poco tratados como verduras, frutas, arroz, pasta o carne fresca, se asoció con un menor riesgo de contraer cáncer.
Los alimentos fueron agrupados de acuerdo con el nivel en que estaban procesados y se pidió a los adultos que indicasen si en algún momento habían sido diagnosticados de cáncer. Los investigadores también tuvieron en cuenta factores de riesgo como la edad, el género o si eran fumadores y había antecedentes familiares de cáncer, agrega el BMJ.
La comida ultraprocesada, como refrescos, cereales, tartas industriales, pizzas, salchichas y otras comidas cárnicas preparadas, suele contener altos niveles de grasa saturada, azúcar y sal y menos cantidad de fibra que suele hacer las delicias de nuestras bacterias buenas que componen la microbiota intestinal y si las tenemos en equilibrio con las “malas” nos ayudan en los procesos digestivos y en la prevención de las enfermedades la reforzar el sistema inmunitario.
Los investigadores puntualizan, no obstante, que se trata de un estudio solo de observación y no hay conclusiones definitivas sobre el vínculo entre estas comidas y el cáncer.
Sería interesante también conocer cómo afecta a nuestra psique y emociones ese tipo de comida porque nuestra mente está principalmente controlada por el cerebro pero la importancia de la microbiota o microbioma es tal que el 95% de la serotonina y el 50% de la dopamina se producen en el intestino delgado.
Por eso los estudios recientes documentan que en parte la irritación, la ansiedad, la depresión o la llamada hiperactividad están relacionados con la salud intestinal.
La diferencia entre comida y ultraprocesado es sustancial y la explica Carlos Ríos:
"Estos productos son preparaciones industriales comestibles elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos. Realmente no tienen ningún alimento completo, sino largas listas de ingredientes. Además, estos ingredientes suelen llevar un procesamiento previo como la hidrogenación o fritura de los aceites, la hidrólisis de las proteínas o la refinación y extrusión de harinas o cereales.Hay otros productos procesados (sin el ultra) que sí son saludables, porque o no interfieren o mejoran la calidad del alimento: buenos ejemplos serían el aceite de oliva, los quesos artesanos, las conservas de pescado, verduras o legumbres, además de las hortalizas o pescados congelados.
En su etiquetado es frecuente leer materias primas refinadas (harina, azúcar, aceites vegetales, sal, proteína, etc) y aditivos (conservantes, colorantes, edulcorantes, potenciadores del sabor, emulsionantes…). En este grupo -prosigue Ríos- podemos encontrar, desgraciadamente, el 80% de los comestibles que venden en los supermercados: las bebidas azucaradas, precocinados, bollería, carnes procesadas, galletas, lácteos azucarados, postres, dulces, cereales refinados, pizzas, nuggets, barritas energéticas o dietéticas, etc”.
A veces basta con poner la televisión a la hora de comer o de la cena para saber qué es lo que no debemos comprar y menos ingerir con regularidad. Los anuncios que te salen al paso en las paredes del metro, en periódicos y revistas y en las vallas publicitarias de la calle son un catálogo de comida ultraprocesada, comodidad a cambio de baja calidad y precios bajos aunque no tanto. La población por suerte está cada vez más sensibilizada con esto. Estudios como el que comentamos de BMJ son otro acicate para la conciencia colectiva.
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