Ha vuelto a haber polémica por los cribados de cáncer de mama, las conocidas como mamografías. Un grupo de 15 expertos del Reino Unido ha escrito una carta en el periódico Times, el más importante, advirtiendo que las pruebas de rutina del cáncer de mama pueden hacer “más daño que bien”. El sistema de salud británico olvidó hacer casi medio millón de revisiones pero lo que se cuestiona no es tanto ese error sino el propio cribado, de dudosa eficacia.
Esos especialistas en salud escriben explicando que las mujeres no deben ser sometidas a “miedo-mongering” lo llaman. Esto lo podríamos traducir como “tráfico de miedo”, un concepto similar al marketing del miedo aplicado a temas sanitarios que describí en 2009 en la segunda parte de mi libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo. O lo que es lo mismo: el negocio de crear miedo para vender su tratamiento.
La polémica en el país anglosajón llega después de que 450.000 mujeres de Inglaterra de entre 60 y 71 años de edad, por un error informático no fuese avisadas de que tenían que pasar una revisión de rutinaria para prevenir el cáncer de mama. Según el secretario de salud de UK, entre 135 y 270 mujeres pudieron haber muerto de cáncer de senos, enfermedad que esta fuente asegura que podría prevenirse con las mamografías.
Los médicos y académicos que han publicado en el periódico citado indican que las mujeres de entre 70 y 79 años a las que se les ofrecen citas para ponerse al día solo deberían buscar ayuda si notan un bulto u otros síntomas.
Los programas de detección de cáncer de mama están causando más daños involuntarios que beneficios que poco a poco se están reconociendo a nivel internacional, argumentan. Cada vez más los médicos están evitando las mamografías porque “no tienen ningún impacto en la muerte por cualquier causa”.
Los especialistas aseguran que si bien estos programas de cribados “salvan vidas” esos datos son contrarrestados por las muertes que resultan de las intervenciones. Una vez más hay que recordar que más puede ser menos en medicina. Los cánceres más peligrosos y avanzados no son prevenidos por los programas de detección, escriben esos médicos, escapan a la tecnología, vaya.
Más allá del error lo que hay que cuestionar es el propio cribado, de dudosa eficacia explican en The Guardian. El gobierno dice que las pruebas de detección reducen el riesgo de morir por cáncer de mama en un 35%. Pero es más significativo observar cuántas mujeres necesitarían ser examinadas para prevenir las muertes por cáncer de mama.
Michael Baum, profesor emérito de cirugía en el University College de Londres, calculó que 10.000 mujeres tendrían que someterse a un cribado para prevenir de tres a cuatro muertes y que esto provocaría que se diagnosticara a más de 120-140 mujeres (con tumores que no se desarrollan o creen de manera muy lenta, sin supuesto peligro e incluso inofensivos) y tienen un tratamiento innecesario que además conlleva riesgos. Este profesional fue tajante:
La atención médica eficiente requiere doctores informados y pacientes informados. Nuestro sistema de salud actual no cumple con los dos requisitos”.
Sin embargo las mamografías están sobrevaloradas en nuestra sociedad. Y hay países que están planteándose el prescindir de estos programas de cribados. En octubre de 2016, el ministro de Salud francés publicó el informe de una investigación independiente sobre el cribado de mamografías. Las opciones son abandono o cambio radical del programa de cribado de cáncer de mama. Lo que hay no sirve.
Es algo que también se plantean en nuestro país asociaciones de profesionales sanitarios como No Gracias. Hace ya unos años tras una exhaustiva revisión de los principales trabajos científicos publicados sobre la efectividad de las mamografías concluían:
La razón fundamental para el cribado mediante mamografía debe ser reevaluada urgentemente por los responsables políticos. Necesitamos mecanismos más eficientes para reconsiderar las prioridades, las recomendaciones para el cribado de mamografía u otras intervenciones médicas”.
Y añadían una de las claves para entender porqué si pueden estar generando más daños que beneficios sigan desarrollándose:
Los gobiernos, quienes financian la investigación, los científicos y los médicos tienen intereses creados en las actividades que generan estos programas”.
Fuente.
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