Escrito por Andrew Bomford de la BBC
Imagina una red de espionaje que puede escuchar cada llamada telefónica, cada fax o cada e-mail, en cualquier lugar del planeta.
Parece ciencia ficción, pero es verdad.
Dos de los principales protagonistas - Gran Bretaña y EEUU - oficialmente niegan su existencia. Pero la BBC tiene confirmación del Gobierno Australiano de la existencia de esa red y políticos de los dos lados del Atlántico están pidiendo una investigación.
En North Yorkshire pueden verse, pero aún están envueltos en el secretismo. Alrededor de 30 esferas enormes, conocidas como radomes, se levantan en la base militar norteamericana de Menwith Hill.
En el interior, está la tecnología de escucha secreta más sofisticada, capaz de escuchar los satélites que orbitan alrededor de la tierra.
La base está unida directamente al centro de mando de la NSA (National Security Agency) en Fort Mead, Maryland, y está también unido a otros puestos de escucha repartidos por todo el mundo, como el propio de Gran Bretaña (GCHQ).
El poder de la red Echelon es asombroso. Cada llamada telefónica internacional, cada fax, cada e-mail o transmisión de radio puede escucharse por poderosos ordenadores capaces de reconocer la voz. Dicen que están buscando pruebas sobre el crimen internacional, como el terrorismo.
La red es tan secreta que los gobiernos británico y estadounidense niegan que Echelon exista. Pero otro alíado, Australia, ha decidido no ser tan tímido. El hombre que supervisa los servicios de seguridad de Australia, el Inspector General de Inteligencia y Seguridad Bill Blick, ha confirmado a la BBC que su Defence Signals Directorate (DSD) forma parte de la red.
Pero el sistema está tan extendido que pueden interceptarse todo tipo de comunicaciones privadas, a menudo de naturaleza comercial sensible.
El periodista Duncan Campbell ha pasado buena parte de su vida investigando Echelon. En un informe encargado por el Parlamento Europeo presentó pruebas que incriminaban a la NSA por escuchar llamadas telefónicas de una empresa francesa que intentaba conseguir un contrato en Brasil. Pasaron la información a una empresa competidora de los EEUU, que ganó el contrato.
El miembro liberal-demócrata del Parlamento, Norman Baker, ha planteado una serie de cuestiones sobre Menwith Hill, pero se ha encontrado con un muro de silencio.
Imagina una red de espionaje que puede escuchar cada llamada telefónica, cada fax o cada e-mail, en cualquier lugar del planeta.
Parece ciencia ficción, pero es verdad.
Dos de los principales protagonistas - Gran Bretaña y EEUU - oficialmente niegan su existencia. Pero la BBC tiene confirmación del Gobierno Australiano de la existencia de esa red y políticos de los dos lados del Atlántico están pidiendo una investigación.
En North Yorkshire pueden verse, pero aún están envueltos en el secretismo. Alrededor de 30 esferas enormes, conocidas como radomes, se levantan en la base militar norteamericana de Menwith Hill.
En el interior, está la tecnología de escucha secreta más sofisticada, capaz de escuchar los satélites que orbitan alrededor de la tierra.
La base está unida directamente al centro de mando de la NSA (National Security Agency) en Fort Mead, Maryland, y está también unido a otros puestos de escucha repartidos por todo el mundo, como el propio de Gran Bretaña (GCHQ).
El poder de la red Echelon es asombroso. Cada llamada telefónica internacional, cada fax, cada e-mail o transmisión de radio puede escucharse por poderosos ordenadores capaces de reconocer la voz. Dicen que están buscando pruebas sobre el crimen internacional, como el terrorismo.
La red es tan secreta que los gobiernos británico y estadounidense niegan que Echelon exista. Pero otro alíado, Australia, ha decidido no ser tan tímido. El hombre que supervisa los servicios de seguridad de Australia, el Inspector General de Inteligencia y Seguridad Bill Blick, ha confirmado a la BBC que su Defence Signals Directorate (DSD) forma parte de la red.
"Como puede suponer hay una gran cantidad de comunicaciones de radio en el aire y las agencias como la DSD recogen esas comunicaciones por seguridad nacional", dijo.Preguntado si estas comunicaciones se pasan luego a países como Gran Bretaña o los EEUU, dijo: "Pueden serlo en ciertas circunstancias."
Pero el sistema está tan extendido que pueden interceptarse todo tipo de comunicaciones privadas, a menudo de naturaleza comercial sensible.
El periodista Duncan Campbell ha pasado buena parte de su vida investigando Echelon. En un informe encargado por el Parlamento Europeo presentó pruebas que incriminaban a la NSA por escuchar llamadas telefónicas de una empresa francesa que intentaba conseguir un contrato en Brasil. Pasaron la información a una empresa competidora de los EEUU, que ganó el contrato.
"No puedes ir a ningún sitio y denunciar que han escuchado tus comunicaciones. Es un mundo sin ley", dijo Duncan.Pero un ex-oficial de inteligencia del Ejército de los EEUU ha roto el código de silencio. El Coronel Dan Smith dijo a la BBC:
"Tecnicamente se puede escuchar toda esa información, pero no hay ninguna instrucción oficial para espiar a favor de ninguna compañía."El congresista republicano Bob Barr ha persuadido al Congreso para que investigue estas acusaciones. En una entrevista con la BBC acusó a la NSA de
"Invadir la privacidad de los ciudadanos estadounidenses."
El miembro liberal-demócrata del Parlamento, Norman Baker, ha planteado una serie de cuestiones sobre Menwith Hill, pero se ha encontrado con un muro de silencio.
"No hay duda de que se usa como un centro de escucha," dijo, "no hay duda de que se usa en favor de los intereses de los EEUU, y no estoy convencido de que los intereses británicos se sirvan de la mejor manera así."
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