Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 20 de febrero de 2009

Iglesia y antisemitismo

Kevin MacDonald

2 de Febrero del 2009

Recientemente ha habido polémica en los medios de comunicación por la rehabilitación de la Sociedad de San Pius X (SSPX), un grupo tradicionalista católico, que rompió con la Iglesia tras las reformas del Vaticano II. Grupos judíos se enfurecieron por los intentos de reconciliación entre los tradicionalistas y la Iglesia. Esto no es sorprendente pues el asunto que llevó al cisma fue la reforma de la Iglesia iniciada por el Concilio Vaticano II y su declaración sobre el Judaísmo, el antisemitismo, y las religiones no cristianas.

El hombre que estuvo detrás del cisma fue Marcel Lefebvre. Lefebvre no solo objetó los cambios que introducía el Concilio Vaticano II sino que también se opuso a la inmigración musulmana a Europa. Como se señaló en el National Catholic Reporter.

Una historia complicada con el Judaísmo ha formado parte desde hace mucho tiempo del movimiento tradicionalista católico asociado con Lefebvre — empezando con el mismo Lefebvre, que aprobó el Régimen de Vichy en Francia durante la II Guerra Mundial y también aprobó a la extrema derecha del Frente Nacional, y que identificó a los enemigos contemporáneos de la fe, como “judíos, comunistas y masones”, en una carta fechada el 31 de agosto de 1985 dirigida al Papa Juan Pablo II.

Durante el año pasado, un sacerdote del SSPX declaró que los judíos eran "co-responsables” de la muerte de Cristo. Uno de los obispos rehabilitados, Richard Williamson, ha cuestionado los relatos oficiales del Holocausto.

De visita en San Pedro, Roma, observé que había una cripta bastante grande y destacada de San Juan Crisóstomo. También hay una gran estatua de Crisóstomo como parte del Altar de la Silla de San Pedro de Bernini, además de una estatua en la columnata. Crisóstomo fue un importante Doctor de la Iglesia. Pero también fue uno de los antisemitas más conocidos de la Historia.

Aunque estas bestias [los judíos] no están hechas para el trabajo, sí están hechas para matar . . . (I.II.5)

[La Sinagoga] no es solo un lugar de refugio de ladrones y embaucadores, sino también de demonios. Esto no solo es cierto para las sinagogas, sino para las almas de los judíos. (I.IV.2)

¿Tengo que hablarte de sus saqueos, su codicia, su despreocupación por los pobres, sus robos, sus engaños en el comercio? (I.VII.1) (San Juan Crisóstomo, Adversus Judaeos)

O considérese a San Jerónimo: “Si la llamas [a la sinagoga] un burdel, una guarida del vicio, el refugio del demonio, la fortaleza de Satán, un lugar de depravación del alma, un abismo de todos los desastres concebibles o de lo que quieras, aún se dice menos de lo que se merece.”

O San Gregorio de Nyssa: [los judíos] son asesinos del Señor, asesinos de los profetas, rebeldes contra Dios, odiadores de Dios, . . . abogados del diablo, raza de víboras, calumniadores, gente de mente oscura, levadura de los fariseos, sanedrín de demonios, pecadores, gente malvada, lapidadores y enemigos de lo justo.

Escribí un capítulo sobre esto en Separación y sus Descontentos, donde proponía que la Iglesia Católica en la antigüedad [siglos IV al VI DC] era esencialmente un poderoso movimiento antijudío que surgió de la competencia con los judíos por los recursos y la reproducción. Esta idea mía no ha recibido mucha atención — quizás porque conduce al cuestionamiento de algunas de las creencias básicas de nuestra cultura.

· Los siglos IV y V fueron un tiempo de actitudes cada vez más antijudías en todas las capas de la sociedad romana. Los predicadores y los obispos como Crisóstomo describían a los judíos de forma muy negativa, e intentaron levantar muros entre judíos y no judíos.

· En este periodo los judíos habían prosperado económicamente, aún cuando la población en su conjunto disminuía y declinaba económicamente. Las acusaciones sobre la codicia de los judíos, su riqueza, su amor por el lujo y los placeres de la mesa, eran generalizadas. Los judíos destacaban en ciertos sectores de la economía, incluyendo el comercio de esclavos, la banca, el comercio nacional e internacional, y la ley. Los judíos también habían desarrollado monopolios en industrias específicas, como la seda, la ropa, cristalería, y el comercio de artículos de lujo. A los judíos se les veía ricos, poderosos y agresivos.

· Las acciones de la Iglesia contra los judíos y la retórica antijudía de los Padres de la Iglesia calaron profundamente en las actitudes populares. Un historiador señaló que “si la población cristiana atacaba una y otra vez las sinagogas, no era porque aceptaran pasivamente órdenes desde arriba... Si la polémica anti-judía tenía tanto éxito, era porque despertaba odios latentes y apelaba a sentimientos que ya estaban ahí.”

· El Emperador Constantino, que estableció a la Iglesia Cristiana como la religión del Imperio Romano, tuvo obispos en su séquito con fuertes actitudes antijudías. Constantino mismo declaró que los judíos son “un pueblo que, habiéndose envuelto en el más monstruoso de los crímenes [la muerte de Cristo], han contaminado sus almas y merecen estar ciegos.”

· Varios de los Padres de la Iglesia, incluyendo a Crisóstomo, procedían de áreas donde había una larga historia de conflicto entre judíos y no judíos. Crisóstomo describe a los judíos como numerosos y ricos, y parece haber contemplado al Judaísmo más como una fuerza económica que como organización religiosa. A menudo comparaba a los judíos con bestias depredadoras y los acusaba de todos los males, incluidos los económicos. San Jerónimo también se refiere a los judíos como acosando a los cristianos y buscando su destrucción. San Jerónimo lamentaba el amor de los judíos al dinero en varios de sus escritos. Y se quejaba de que los judíos se estuvieran multiplicando como bichos — un comentario que claramente sugiere una preocupación por el éxito reproductivo judío.

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· La culminación de lo que se percibía como maldad judía es, por supuesto, el rechazo de Cristo y su asesinato. Según Eusebius — un importante teórico cristiano, al rechazar a Cristo como el Mesias, los judíos rechazaron a Dios y perdieron su estatus de pueblo elegido. Su castigo a este rechazo fue sus derrotas a manos de los romanos, su pérdida de poder secular, y la pérdida de su sacerdocio.

· El resultado fue una ideología antijudía muy potente. El antisemitismo cristiano no era solo respectable intelectualmente, sino que también desarrolló una liturgia antijudía emocionalmente muy poderosa. Con el éxito político de la Iglesia, la sociedad en su conjunto se organizó alrededor de una institución social monolítica, hegemónica, y colectivista, definida por su oposición al Judaísmo.

· Los escritores cristianos, como Eusebius, describieron al Judaísmo como una entidad étnica, pero vieron a la Cristiandad como una religión universal que finalmente incluiría a toda la Humanidad. Eusebius contrasta el mensaje universal de la Cristiandad con la religión de la “raza judía.” La nueva alíanza “no es solo para la raza judía” sino que “convoca a todos para compartir las cosas buenas en igualdad.”

· Esta ideología cristiana estuvo acompañada por un aumento de las acciones antijudías sancionadas e incluso fomentadas por la Iglesia. Los monjes “alentaron a las masas de cristianos a saquear las sinagogas, cementerios, y otras propiedades, tomar o quemar los edificios religiosos judíos, y provocar disturbios en los barrios judíos.” Los cristianos podían destruir las sinagogas con impunidad y con la aprobación tácita o abierta de la Iglesia. La Iglesia presionó al gobierno para que perdonara los actos antijudíos.

· Se promulgaron varias leyes antijudías, entre ellas las que prohibía a los judíos tener esclavos cristianos, leyes que desalentaban el contacto social y el matrimonio entre judíos y no judíos, y leyes que regulaban las relaciones económicas entre judíos y no judíos. A los judíos se les prohibió el ejercicio de las profesiones relacionadas con la Ley y el servicio gubernamental, y se les prohibió acusar a los cristianos o testificar contra ellos en procesos civiles o criminales.

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Los tradicionalistas católicos parecen desear un regreso a una forma antigua de Catolicismo capaz de defender a Occidente como entidad cultural, y quizás implícitamente como entidad étnica. Ciertamente, es interesante leer el artículo sobre Judaísmo en La Enciclopedia Católca de 1910 durante el papado de Pius X. El artículo muestra que las actitudes católicas con los judíos no habían cambiado mucho en los 16 siglos que habían transcurrido desde Eusebius. Los judíos de la época de Jesus se describen como una "raza" que rechazó la llamada de Jesus para que se arrepintieran, que no sentían pesar por sus pecados, incapaces de ser salvados, y que rechazaban el verdadero Reino de Dios por su amor al poder terrenal: "Jesus justamente trató como esperanzas vanas de sus contemporáneos judíos de ser los amos del mundo en el caso de conflicto con Roma."

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En particular, las causas del antisemitismo pueden resumirse en:

Estas ideas sobre las causas populares del antisemitismo son las mismas que yo enfatizo en mi revisión del antisemitismo histórico.

La Iglesia Católica jugó en el pasado el papel de defensora étnica y cultural. No es sorprendente entonces que las organizaciones judías estén alarmadas por cualquier sugerencia de que la Iglesia regrese a su concepción de sí misma del pasado. Ciertamente la Southern Poverty Law Center, una organización semi-Judía, epicentro de intolerancia judía a cualquier resto de cultura tradicional occidental, también ha ido contra los católicos tradicionales utilizando sus métodos familiares de desinformación e intimidación (ver Los Siete Hábitos muy Efectivos de los que azuzan el Odio).

Esperemos que los tradicionalistas no cedan a lo que será una furiosa acometida para evitar cualquier brillo tenue del resurgir del Catolicismo tradicional.

Kevin MacDonald es profesor def psicología en la California State University–Long Beach.

http://www.theoccidentalobserver.net/articles/MacDonald-SSPX.html

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