En otoño del año 2001 fui a dar una conferencia sobre inversión privada en Londres, El mito del Estado de Derecho o cómo funciona el Dinero: La destrucción de Hamilton Securities Group.
La presentación documentaba mi experiencia con una sociedad de Washington y Wall Street que había:
- Diseñado una burbuja inmobiliaria fraudulenta;
- Sacado ilegalmente de los EEUU enormes cantidades de capital;
- Utilizado la “privatización” como una forma de piratería - un pretexto para transferir activos gubernamentales a inversores privados por debajo de los precios del mercado, y venderle al Gobierno deudas, sin coste alguno para quien las tenía.
Lentamente, a medida que las piezas encajaban, compartíamos un cuadro horroroso: los bancos, corporaciones e inversores que actuaban globalmente eran siempre los mismos. Eran un grupo relativamente pequeño que reaparecía una y otra vez en Rusia, Europa Oriental, y Asia, acompañados siempre por los mismos bufetes de abogados y de contabilidad.
La magnitud de lo que sucedía era abrumadora. En los años 1990, millones de rusos se despertaron con la desagradable sorpresa de que sus activos bancarios y fondos de pensiones se habían evaporado – bien por la depreciación monetaria, bien por gangsters financieros que lavaron el dinero a través de los bancos miembros de la Reserva Federal en Nueva York, dinero que se canalizaba para alimentar la creciente deuda del estado ruso.
Se publicaron muchos informes de políticos, funcionarios gubernamentales, académicos, y agencias de inteligencia que facilitaban el robo. Un abogado ruso que vivía sin electricidad y que debía de cultivar su propia comida para evitar el hambre, dijo que estaban siendo “des-modernizados.”
Algunos años antes, escuché a tres campesinas describir la "Guerra contra las Drogas" en sus países respectivos: Colombia, Perú, y Bolivia. Les pregunté, “Después de echarles de sus tierras, ¿quién la adquiere y a qué precio?” Mi pregunta abrió una puerta. Comprendí cómo funciona la economía real de la "Guerra contra las Drogas", que incluye el robo de tierras y contratos gubernamentales para construir casas para las personas desplazadas.
Más tarde, Naomi Klein y Greg Palast confirmaron detalladamente que la privatización y el modelo económico de guerra que discutí en Londres tenía profundas raíces en Latinoamérica.
Estamos experimentando un atraco global: el capital está siendo sacado país tras país. Mi conferencia de Londres reveló una pieza del puzzle que era difícil de entender para la audiencia. No sucedía solo en los mercados emergentes. También sucedía en América.
Grandes cantidades de dinero empezaron a salir de los EEUU, legal e ilegalmente. Más de 4 billones de dólares desaparecieron desde ek Gobierno de los EEUU. Nadie pareció detectarlo. Estábamos engañados pensando que vivíamos en una economía boyante, mientras una burbuja fraudulenta de deuda estaba siendo diseñada desde los niveles más elevados del sistema financiero. Los norteamericanos se sumergían en una orgía de consumo que estaba liquidando los activos financieros reales que necesitábamos urgentemente para cuando vinieran los malos tiempos.
El humor esa tarde en Londres era bastante sombrío. La pregunta flotaba en el aire: cuando se acabara la burbuja, ¿llegaría el día que también nosotros seríamos "des-modernizados”?
En el año 2009 — más de siete años después — esta pregunta nos la seguimos haciendo muchos de nosotros.
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