Royal Raymond Rife (1888-1971) es el curioso nombre de quien fue un eminente científico norteamericano que tuvo la mala fortuna de nacer en el país del tito Sam. Y digo mala fortuna, porque de ser un reputado y brillante investigador pasó a ser convertido en un “charlatán”, como quien dice, de la noche a la mañana. Rife no fue un chamán, ni un nigromante, ni un milagrero, sino un hombre de ciencia cien por cien, que fue víctima de los intereses, la codicia y la rapiña de un grupo de personajes ávidos de poder y dinero, algo que (para mal) siempre ha sido una de las marcas de la casa del país usano. Rife, a pesar de sus detractores oficiales (de antes y de ahora), jamás tuvo nada que ver con las pseudociencias, ni con inventos extravagantes, ni con curas “milagrosas”, sino que se trató de un científico cabal, de una honestidad fuera de toda discusión.
La prueba de esto último es que Raymond Rife recibió 14 grandes premios y diversos honores, además de un doctorado honoris causa por la prestigiosa Universidad de Heidelberg (Alemania), en reconocimiento a su trabajo (residió en Alemania como investigador de la mundialmente reconocida empresa de instrumentos ópticos Carl Zeiss). Trabajó con los mejores médicos y científicos del momento e incluso tuvo el apoyo financiero para realizar sus trabajos por parte de mecenas privados millonarios como Henry Timkin. Pero esto tan sólo fue un espejismo temporal para Rife quien, a la luz de sus descubrimientos en el campo de enfermedades como el cáncer, fue vilipendiado, ridiculizado, atacado y su obra destruida. Por increíble que parezca, la trama criminal de intereses médico-farmacéuticos norteamericanos se encargó de que el genio de Rife pasara a mejor vida.
Después de especializarse en Microbiología por la prestigiosa Universidad John Hopkins de Baltimore, la capacidad inventiva de Rife hizo que desarrollase tecnología para varios campos científicos como la óptica, electrónica, radioquímica, bioquímica, balística o en el terreno de la aviación. Pero sin duda la aportación más genial de Rife a la ciencia fue la invención de un Microscopio Universal que permitía observar organismos vivos, como los virus, al contrario que los aparatos que había vigentes hasta aquel momento que sólo podían “escrutar” bacterias y otros parásitos. Su inherente versatilidad autodidacta y dominio de diferentes disciplinas científicas le permitió a Rife ampliar su formación médica y desarrollar inventos tales como un microscopio de heterodinación ultravioleta, otro para micro-disecciones y un micromanipulador. El microscopio estrella de Rife fue sin duda el que diseñó y terminó en 1920 para la observación de virus, un hito, entonces, de proporciones universales. El grado de complejidad del microscopio de Rife era tal que estaba compuesto de casi 6.000 piezas diferentes, con capacidad para aumentar objetos hasta 60.000 veces.
¿Pero qué es lo que arruinó la meteórica carrera de Rife? ¿Qué ocurrió para que un genio de la talla de Rife cayese en desgracia para el “establishment” académico-científico e, indirectamente, para la mafia política gobernante de EEUU? Veamos, primero, en qué consistieron los logros o hitos científicos del genial Raymond Rife. Siguiendo a Jeff Rense:
Rife identificó minuciosamente la señal espectroscópica individual de cada microorganismo usando un dispositivo espectroscópico de hendidura, también de su invención. Luego, giró lentamente los prismas de cuarzo del bloque para enfocar la luz en una sola longitud de onda sobre el microorganismo que estaba examinando. Esta longitud de onda fue seleccionada porque resonó con la frecuencia de la firma espectroscópica del microbio, basada en el hecho de que cada molécula propia oscilaba a una frecuencia diferente.
Los átomos que se unen para formar una molécula se mantienen unidos en esa configuración molecular con un enlace de energía covalente ya que ambos emiten y absorben su propia frecuencia electromagnética específica. No hay dos especies de moléculas que tengan las mismas oscilaciones electromagnéticas o señales energéticas.
El resultado de utilizar una longitud de onda resonante es que los microorganismos que son invisibles a la luz blanca de repente se hacen visibles en un brillante destello de luz. Más del 75% de los organismos que Rife podía ver con su microscopio universal eran accesibles solamente con luz ultravioleta. La luz ultravioleta está fuera del rango de la visión humana, es “invisible” para nosotros.
En definitiva, Rife, consiguió aplicar este último descubrimiento a la parte clínica de su experimento, empezando a probar la transformación de células normales en tumorales para lo que realizó varios miles de intentos fallidos, hasta que consiguió irradiar el virus en animales de laboratorio, previamente “tumorizados” (del orden de 400), a los que logró, con éxito, curar el cáncer utilizando la resonancia a través de su espectroscopio. Al incrementar la intensidad de la frecuencia aplicada a los microbios, Rife aumentó sus oscilaciones naturales hasta que distorsionaron y desintegraron las tensiones estructurales de aquéllos. Rife llamó a esta frecuencia «tipo oscilatorio mortal” o “MOR”, y lo hizo sin dañar los tejidos circundantes sanos del virus atacado. Un verdadero y magistral hallazgo.
El Microscopio Universal de Rife
Pero la brillantez de Rife le permitió superar esta limitación mediante la heterodinación, una técnica mediante la cual iluminó el microbio (generalmente un virus o una bacteria) con dos longitudes de onda diferentes dentro de un rango de igual frecuencia de la luz ultravioleta, las cuales resonaron con la señal espectral del microbio. Estos dos longitudes de onda produjeron interferencias con las que se fusionaron, ocasionando una tercera onda que se hizo visible en el espectro electromagnético. Así fue como Rife consiguió que microbios invisibles fueran visibles sin matarlos.
Con el éxito a la vista, en 1934 la Universidad del Sur de California, convocó a una comisión médica especial para confirmar el descubrimiento de Raymond Rife. Desde el Hospital del Condado de Pasadena llevaron al laboratorio de Rife a 16 pacientes diagnosticados con cáncer en fase terminal. El equipo de médicos estaba allí para observar a los pacientes durante el tratamiento. Después de 90 días de terapia la Comisión confirmó que 14 de los 16 pacientes estaban completamente curados. Otros dos pacientes continuaron el tratamiento después de 4 semanas y se declararon libres de cáncer. La Comisión Médica confirmó que la terapia de Rife fue 100% exitosa. Parecía que el prodigio de Rife iba a convertirse en el mayor descubrimiento del siglo o quien sabe si del milenio…tanto fue así que incluso antes de los espectaculares resultados del experimento con humanos es conocido Rife fue agasajado por la comunidad médica más respetada y selecta de EEUU. Un total de 44 prestigiosos médicos de todo el país celebró, un tanto pomposamente, el “fin de todas las enfermedades”, con una celebración en honor a Raymond Rife en la finca que poseía el doctor Milbank Johnson, en Pasadena (California), hecho que tuvo lugar en el año 1931.
Pero el gozo de Rife se fue irremediablemente al pozo de la ignominia de forma y manera abrupta, tan sólo unos pocos años después. Estaba cantado que cualquier amenaza a la organización mafiosa médica oficial norteamericana proponiendo una cura del cáncer (y otras enfermedades) suponía una afrenta para todo aquello que no fuese generar beneficio y usura para la industria de la enfermedad (entonces dominada por la pujante cirugía), en particular, con el gran negocio de los fármacos. Rápidamente, en 1934, apareció en escena un personaje siniestro: Morris Fishbein, el capo de la AMA (Asociación americana de Medicina, también conocida, por sus críticos más feroces, como American Murder Association, o Asociación Americana del Asesinato) quien estuvo a su mando durante veinticinco años. Fishbein, era el prototipo de mafioso (al estilo de Larry Silverstein –el que se llevó el pelotazo de la demolición controlada de las Torres gemelas- o Sheldon Adelson, el Padrino de los casinos) que trabajó activamente para el complejo médico-farmacéutico y, cómo no, para llenarse los bolsillos en tiempo récord. Como dicen en “Rense” Fishbein estudió originalmente para ser un payaso, pero al darse cuenta de que podía ganar más dinero como médico, ingresó en la Facultad de Medicina donde fracasó en especialidades como Anatomía. Nunca trató a un paciente en su vida. Cabe recordar que bajo el mandato de Fishbein en la AMA, Phillip Morris, la multinacional del tabaco estadounidense, lanzó una agresiva campaña publicitaria para promocionar sus cigarrillos nada menos que declarando sus propiedades como saludables, hecho que la hizo ser rápidamente la mayor vendedora de cigarrillos de Estados Unidos. Las páginas de JAMA (la revista oficial del clan médico estadounidense) estaba, en aquella época, llena de anuncios de cigarrillos.
El banquete de los traidores (1931). Homenaje de la comunidad médica de EEUU a Raymond Rife por sus descubrimientos sobre el cáncer |
En 1939, la mayoría de médicos que honraron, ocho años atrás, a Rife con un banquete en su honor, desconocieron (repentinamente) al brillante investigador y su trabajo. Morris Fishbein, el mismo año, sobornó a Phillip Hoyland,co-investigador con Rife en el Beam Ray Machine (el dispositivo para inducir frecuencias sobre virus) para que presentara una demanda contra Rife y así hacerse con la tecnología o patente de éste último. El litigio afectó a Rife más de la cuenta, aunque lo ganó. Pero Fishbein, un gángster ávido de dinero y poder, quería el todo o la nada. Y, cómo no, obtuvo el trofeo deseado: decidió destruir la reputación y el material de Rife prohibiendo a los médicos, en su calidad de jefe máximo de la AMA, el uso del aparato de Rife y confiscando incluso los equipos del investigador tan laureado antaño. El influyente doctor Milbank Johnson, uno de los defensores de Rife, logró sortear las trabas del mafioso Fishbein pero falleció, repentina y sospechosamente, en 1944 (muy probablemente envenenado) y con él también “volaron” documentos de los ensayos clínicos de Rife que estaban en poder de la Universidad del Sur de California, donde Johnson ejercía como profesor.
La cadena de sabotajes y acoso terrorista hacia Rife fue en aumento. Si antes, durante los artificiales litigios con el gángster Fishbein, se produjo un robo gradual de componentes de equipos, fotografías, películas, registros y escritos del laboratorio de Rife (sin que el culpable, vaya por dios, fuese nunca atrapado), después su material fue, como decimos, confiscado y su Microscopio universal, la joya de Rife, en un acto de barbarie sin límites, fue destrozado por “desconocidos”. Más tarde, sus laboratorios en Nueva Jersey (Beam Ray Corp.) fueron destruidos intencionadamente mediante un incendio cuando se iban a hacer públicos los hallazgos de Rife, mientras que los médicos que estaban de su lado fueron acosados hasta el punto de dejar algunos la profesión, mientras que otros se suicidaron y la mujer de alguno tuvo que ser ingresada en un hospital para tratar una crisis psicológica aguda.
Otros colaboradores de Rife fueron untados con pasta gansa para dar cerrojazo por la puerta de atrás a sus logros. Como Arthur Kendall, quien trabajó con Rife sobre el virus del cáncer. Kendall recibió más de un cuarto de millón de dólares (en los años treinta era una cantidad desorbitada), mientras que George Dock, otro asistente de Rife, también fue comprado a precio de oro para liquidar cualquier vestigio donde apareciera la obra de Rife. Huelga decir que las revistas médicas norteamericanas negaron la posibilidad de publicar cualquier artículo que tuviera que ver con la terapia aplicada por el creador del microscopio universal.
El círculo de hierro se cerró en torno al caso Rife y las aguas volvieron a su cauce, con la Farmafia y la corporación médica americana dueñas y poseedoras de los tratamientos convencionales para tratar enfermedades, esos que (para bien y demasiado para mal) les han proporcionado siempre, a ambos, suculentas plusvalías. De este modo Raymond Rife vio como su trabajo se iba completamente por la borda gracias a la campaña de descrédito y linchamiento personal, además de destrucción literal de su trabajo, que una asociación mafiosa de médicos, encabezada por el sátrapa Fishbein, ejecutó contra su persona. La única compañía de Rife en sus últimos veinticinco años fue el alcohol como modo de ahogar su frustración, de ver cómo su dedicación y brillante actividad investigadora-creativa, finalmente inútil, fue represaliada y literalmente borrada del mapa por un mafioso sin escrúpulos y unos médico-sicarios vendidos a éste último.
Royal Raymond Rife murió en 1971, a los 83 años, después de ingerir valium y alcohol (accidental o deliberadamente) y, con él, se fue una historia admirable, truncada por el bandidaje del establishment médico-farmafiacéutico, quien no tuvo reparos en llevarse por delante a un brillante hombre de ciencia con tal de asegurar el pastel a las corporaciones mafiosas que monopolizan el negocio de la salud.
La cadena de sabotajes y acoso terrorista hacia Rife fue en aumento. Si antes, durante los artificiales litigios con el gángster Fishbein, se produjo un robo gradual de componentes de equipos, fotografías, películas, registros y escritos del laboratorio de Rife (sin que el culpable, vaya por dios, fuese nunca atrapado), después su material fue, como decimos, confiscado y su Microscopio universal, la joya de Rife, en un acto de barbarie sin límites, fue destrozado por “desconocidos”. Más tarde, sus laboratorios en Nueva Jersey (Beam Ray Corp.) fueron destruidos intencionadamente mediante un incendio cuando se iban a hacer públicos los hallazgos de Rife, mientras que los médicos que estaban de su lado fueron acosados hasta el punto de dejar algunos la profesión, mientras que otros se suicidaron y la mujer de alguno tuvo que ser ingresada en un hospital para tratar una crisis psicológica aguda.
Otros colaboradores de Rife fueron untados con pasta gansa para dar cerrojazo por la puerta de atrás a sus logros. Como Arthur Kendall, quien trabajó con Rife sobre el virus del cáncer. Kendall recibió más de un cuarto de millón de dólares (en los años treinta era una cantidad desorbitada), mientras que George Dock, otro asistente de Rife, también fue comprado a precio de oro para liquidar cualquier vestigio donde apareciera la obra de Rife. Huelga decir que las revistas médicas norteamericanas negaron la posibilidad de publicar cualquier artículo que tuviera que ver con la terapia aplicada por el creador del microscopio universal.
El mafioso Morris Fishbein, presidente de la AMA (Asociación Americana de Medicina), artífice de la destrucción de la carrera de Rife |
Royal Raymond Rife murió en 1971, a los 83 años, después de ingerir valium y alcohol (accidental o deliberadamente) y, con él, se fue una historia admirable, truncada por el bandidaje del establishment médico-farmafiacéutico, quien no tuvo reparos en llevarse por delante a un brillante hombre de ciencia con tal de asegurar el pastel a las corporaciones mafiosas que monopolizan el negocio de la salud.
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