Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

miércoles, 29 de abril de 2009

Sinfonía en Rojo Mayor: La lucha por el poder mundial. Parte III

En esta tercera entrega del interrogatorio de Rakovsky empieza a vislumbrarse el origen de la conspiración.

La primera parte aquí.
La segunda parte aquí.


G. Pero, en fin, llegamos a la conclusión, según usted, de que no hay contradicciones en el Capitalismo, y que si Marx las señala, solo es como recurso estratégico revolucionario…¿No es esto?...Pero las contradicciones colosales, en ascenso constante, del Capitalismo ahí están…A que ahora resulta que Marx mintiendo dijo la verdad…
R. Es usted peligroso como dialéctico cuando rompe usted el freno de la dogmática escolástica y da rienda suelta a su propio ingenio. En efecto, Marx dijo la verdad mintiendo. Mintió al proclamar el error, la contradicción, como “constante” de la Historia económica del Capital y al declarrla “natural y fatal”, ahora bien: a la vez dijo la verdad, ya que sabía que las contradicciones se producirían y aumentarían en progresión creciente hasta llegar a su apogeo…
G. Entonces…, resulta usted antitético.
R. No hay antítesis. Marx engaña por razón táctica, sobre el origen de las contradicciones del Capitalismo, no sobre su evidente realidad. Marx sabía como se producían, como se agudizarían y cómo llegarían a crear la anarquía total de la producción capitalista, como prólogo del triunfo de la Revolución comunista…Sabía que ocurrirían porque conocía él a los que las producían.
G. Es una novedad extraña el venir ahora a descubrir que no es la esencia y ley innata del Capitalismo la que lo lleva a “matarse a sí mismo”, como dijo en frase feliz, ratificando a Marx, un economista burgués, Schmalenbach. Pero me interesa, me interesa, si por ahí llegamos a lo personal.
R. ¿No lo había usted intuido?...¿No advirtió usted cómo en Marx se contradicen la palabra y la obra?...Él proclama la necesidad, la fatalidad de la contradicción capitalista, evidenciando la plusvalía y la acumulación. Evidenciando una realidad. A mayor concentración de los medios de producción –discute con acierto- corresponde mayor masa proletaria, mayor fuerza para instaurar el Comunismo, ¿no?...Pues bien: a la vez que así lo proclama, funda la Internacional. Y la Internacional en la lucha de clases diaria es “reformista”…, es decir, una organización destinada a limitar la plusvalía y, si puede, a suprimirla. Por tanto, la Internacional es objetivamente una organización contrarrevolucionaria, anticomunista, según la teoría marxista.
G. Ahora resulta que Marx es un contrarrevolucionario, un anticomunista.
R. Ya ve usted cómo se puede explotar una cultura marxista primaria. El poder calificar de contrarrevolucionaria y de anticomunista a la Internacional con rigor lógico y doctrinal es no viendo en los hechos más que su efecto visible e inmediato, y en sus textos, la letra. A tan absurdas conclusiones, bajo su aparente evidencia, se llega por olvidar que palabras y hechos están subordinados en el Marxismo a las reglas estrictas de la ciencia superior a la que sirven: a las reglas de la conspiración y la Revolución.
G.. ¿Llegaremos, al fin, a una conclusión definitiva?...
R. Desde luego. Si la lucha de clases en el área económica es, en su primer efecto, reformista y contraria por ello a las premisas teóricas determinantes del advenimiento del Comunismo, en su auténtica y real trascendencia es puramente revolucionaria. Pero, vuelvo a repetir, subordinándose a las reglas de la conspiración; es decir, a la disimulación y ocultación de su verdadero fin…La limitación de la plusvalía y, por tanto, de la acumulación, en virtud de la lucha de clases, tan solo es apariencia, un espejismo creado para provocar el movimiento revolucionario primario en las masas. La huelga es ya un ensayo de movilización revolucionaria. Independientemente de si triunfa o fracasa, su efecto económico es anárquico. Al fin, este medio para mejorar el estado económico de una clase es en sí un empobrecimiento de la economía general; sea cual sea el volumen y el resultado de una huelga, ésta es una merma en la producción. Efecto general: más miseria, de la cual no se libra la clase obrera. Ya es algo. Pero no es el único efecto, ni siquiera el principal. Como sabemos, el fin único de toda la lucha de clases en el ámbito económico es ganar más y trabajar menos; traducido a efectos económicos, es consumir más produciendo menos. Tal absurdo económico –en nuestro léxico, tal contradicción-, inadvertido por las masas, cegadas de momento por un aumento de salario, es automáticamente anulado por un aumento en los precios, y si éstos se limitan por coacción estatal, ocurre igual, la contradicción de querer consumir más produciendo menos es remediada con otra: la inflación monetaria. Y así, se provoca ese círculo vicioso de huelga, hambre, inflación, hambre.
G. Menos cuando la huelga es a costa de la plusvalía del capitalismo.
R. Teoría, pura teoría. Para entre nosotros, tome usted cualquier anuario de la economía de un país y divida las rentas y utilidades totales entre los asalariados y ya verá qué cociente tan extraordinario logra. Es ese cociente lo más contrarrevolucionario, y debemos guardarlo en el mayor secreto. Porque si del teórico dividendo restamos los salarios y gastos de dirección que se producen al suprimir al propietario, resulta casi siempre un dividendo pasivo para los proletarios. Pasivo en realidad siempre, si computamos la disminución del volumen y la baja de la calidad en la provincia. Como usted ve, proclamar que la huelga es luchar por el bienestar inmediato del proletariado, solo es un pretexto; un pretexto necesario para lanzarlo al sabotaje de la producción capitalista; sumando así a las contradicciones del sistema burgués la del proletariado; doble arma de la Revolución… que, como es evidente, no se producen por sí mismas, porque hay organización, hay jefes, hay disciplina y, sobre todo, ninguna estupidez… ¿No puede sospechar usted que las famosas contradicciones del Capitalismo, de la Finanza específicamente, son también organizadas por alguien?... Como base de la inducción, le recuerdo que la Internacional Proletaria en su lucha económica coincide con la Finanza Internacional, produciendo la inflación…, y donde hay coincidencia puede haber acuerdo. Son sus propias palabras.
G. Entreveo un absurdo tan enorme o un intento de tejer una nueva paradoja, que no quiero ni siquiera imaginar. Parece como si usted quisiera insinuar la existencia de una especia de Internacional capitalista, otra Komintern,…, naturalmente opuesta.
R. Exactamente, al decir Finanza Internacional yo personalizaba igual que si dijera Komintern; pero al reconocer yo la existencia de una “Kapintern”, no digo que sea la enemiga…
G. Si pretende usted que perdamos el tiempo con ingeniosidades y fantasías, le debo advertir que ha elegido un mal momento.
R. ¿Acaso me cree usted aquella favorita de las Mil y Una Noches, derrochando imaginación velada tras velada para salvar su vida?...No, si estima que divago, es un error suyo. Para llegar adonde ambos hemos propuesto, si yo no quiero fracasar, debo ilustrarle antes sobre cosas esenciales, dada su incultura total en lo que yo llamaría “marxismo superior”. No puedo prescindir de la explicación, porque sé bien que la misma incultura hay en el Kremlin…Dígame si prosigo…
G. Puede proseguir, pero le soy leal; si todo resulta luego un mero recreo imaginativo, su diversión tendrá muy mal epílogo. Queda usted advertido.

(Continua aquí)

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