Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 15 de mayo de 2009

Sinfonía en Rojo Mayor: la lucha por el poder mundial VIII: Historias de la Revolución


En esta parte Rakovsky revela interesantes datos sobre la sucesión de Lenin y la eutanasia secreta a la que fue sometido. Se entiende mejor la rivalidad de Stalin y Trotsky, ambos deseaban suceder a Lenin.

Rakovsky continúa preparando a Gabriel para que comprenda el papel de “Ellos” en la Revolución y poder llegar a revelaciones concretas que permitan un acuerdo entre “Ellos” y Stalin.

Ver las anteriores partes empezando aquí.

R. En un noventa por ciento se lo debe a “Ellos”. No debe usted olvidar que los “blancos” eran, a su manera, “democráticos”. Con ellos estaban los mencheviques y los restos de todos los viejos partidos liberales. Dentro de tales fuerzas han tenido “Ellos” siempre muchos hombres a su servicio, conscientes o inconscientes. Al tomar Trotsky el mando, recibieron orden de traicionar a los “blancos” sistemáticamente y, a la vez, la promesa de participar más o menos pronto en el gobierno soviético. Maiski fue uno de aquellos hombres, uno de los pocos que vio cumplida en él la promesa, pero solo pudo lograrlo convenciendo a Stalin de su lealtad. Unido este sabotaje a la disminución progresiva de la ayuda de los aliados a los generales “blancos”, ellos, que además eran unos pobres idiotas, sufrieron derrota tras derrota. Por fin Wilson, en sus famosos 14 puntos, introdujo el punto 6, lo cual bastó para que acabara para siempre todo intento de los “blancos” en la URSS. Durante la guerra civil se afianza para Trotsky la sucesión de Lenin. Era cosa indudable. Ya podía morir glorificado el viejo revolucionario. Si salió con vida de las balas de la Kaplan, no saldría vivo de la disimulada eutanasia a la cual se le sometió.
G. ¿Abrevió su vida Trotsky?... ¡Gran espectáculo para vuestro proceso!... ¿Sería Levin quien asistió a Lenin?
R. ¿Trotsky?… Acaso interviniera, que lo supiera es bien seguro. Ahora bien, la realización técnica, lo accidental, ¿quién sabe?... Tienen “Ellos” demasiados canales para llegar adonde quieran.
G. De cualquier manera, el asesinato de Lenin es algo de primerísima categoría para llevarlo al próximo proceso… ¿Qué le parecería a usted, Rakovsky, ser esa cosa accidental, el autor?... Naturalmente, si fracasa usted en esta conversación… El caso técnico es muy adecuado para usted, como médico…
R. No se lo aconsejo. No toque usted ese asunto, es demasiado peligroso para Stalin mismo. Podrían ustedes con su propaganda hacer cuanto quieran, pero también tienen “Ellos” la suya, más poderosa, y un argumento superior a todas las confesiones arrancadas a Levin, a mí o a cualquier otro. El qui prodest hará ver en Stalin al asesino de Lenin.
G. ¿Qué quiere decir?
R. Que la regla clásica e infalible para descubrir a un asesino es averiguar a quién beneficia el asesinato…, y en el de Lenin el beneficiado fue su jefe, Stalin. Piénselo usted, y le ruego no haga estos incisos, que me distraen sin dejarme terminar.
G. Bien, prosiga usted, pero ya sabe…
R. Es de dominio público que si Trotsky no sucedió a Lenin no fue por fallar nada humano en el plan. La suma de poderes en las manos de Trotsky durante la enfermedad de Lenin era superior a la necesaria para conseguirlo. Hasta estábamos provistos de la sentencia de muerte contra Stalin. La carta que a su esposo le arrancó la Krupskaya contra su actual jefe bastaría en manos de un Trotsky dictador para liquidar a Stalin. Pero un estúpido accidente, como ya sabrá, frustró todos nuestros planes. Trotsky cae enfermo con una dolencia que adquiere casualmente, y en el momento decisivo, cuando Lenin muere, lleva meses incapacitado de toda actividad. Inconveniente, dentro de sus grandes ventajas, de nuestra organización: la centralización personal. Naturalmente que un Troysky formado para la misma misión que debía realizar no se improvisa repentinamente. Ninguno de nosotros, ni siquiera Zinoviev o Kamenev, teníamos la formación ni el alcance necesario, que por otra parte, Trotky, celoso de ser suplantado, no quiso facilitar a nadie. Así que, cuando al morir Lenin nos enfrentamos con Stalin, que ha desplegado actividad febril, pero secreta, prevemos la derrota en el Comité Central. Debemos improvisar una solución y la que se adopta es unirse a Stalin, ser más estalinista que él, exagerar, por tanto sabotear. El resto ya lo conoce usted. Nuestra lucha subterránea permanente y su continuo fracaso frente a un Stalin que se revela como un genio policiaco sin precedentes en todo el pasado. Más aún, Stalin, acaso por un atavismo nacionalista, que no pudo extirpar en él su incipiente marxismo, acentúa su pan rusismo, suscitando tras él una clase que nosotros deberíamos exterminar, la del nacional-comunismo, en oposición al comunismo internacional que somos nosotros. Él coloca la Internacional al servicio de la URSS, y a ésta obedeciéndole a él. Si queremos hallar un paralelismo histórico, debemos señalar al bonapartismo, y si queremos hallar otro personal a Stalin, no encontramos un personaje histórico a la par. Pero yo creo hallarlo en lo esencial fundiendo dos: Fouché y Napoleón. Quitémosle a éste su segunda mitad, lo accesorio, uniforme, jerarquía militar, corona, etc., cosas que a Stalin parecen no tentarle, y sumados nos darán un Stalin idéntico en lo capital: en yugular la Revolución, no sirviéndola, sino sirviéndose de ella, en identificarse con el más viejo imperialismo ruso, como Napoleón se identificó con el galo; en crear una aristocracia, si no militar, ya que no tiene victorias, si burocrático-policíaca…
G. Basta ya Rakovsky, que no está usted aquí para hacer propaganda trotskista. ¿Llegará usted alguna vez a lo concreto?...
R. Naturalmente que llegaré, pero cuando logre que forme usted un ligero concepto sobre “Ellos”, con los cuales habrá que contar para lo práctico y concreto. Antes no, me importa más que a usted no fracasar, como usted comprenderá.
G. Pues abrevie cuanto pueda.
R. Nuestro fracaso, que se acentúa de año en año, implica dejar sin objetivo inmediato cuanto en la post-guerra impusieron “Ellos” para el nuevo salto de la Revolución. El Tratado de Versalles, tan inexplicable para políticos y economistas de todas las naciones, porque ninguno adivinó su real proyección, fue la premisa más decisiva para la Revolución.
G. Es muy curiosa la teoría, ¿cómo la explica?

(Continua aquí).

jueves, 14 de mayo de 2009

Sinfonía en Rojo Mayor: la lucha por el poder mundial VII: Masonería


Sorprendente esta parte del interrogatorio, hay mucha información de carácter histórico muy interesante, pero hay dos cosas que me han llamado la atención, una cuál es el secreto de la Masonería según Rakovsky, la otra que el propio Rakovsky parece ser uno de "Ellos", al menos eso parece decir. Tendríamos pues al segundo miembro de "Ellos" en esa época.

Como curiosidad leed el enlace que pongo cuando hablan de O'Reilly.

Ver las anteriores partes empezando aquí.

R. Déjeme terminar esta pequeña historia, y luego ya deduciremos ambos… Trotsky, desde su arribo a Petrogrado es admitido sin reservas por Lenin. Como sabe demasiado bien, las disensiones entre ambos fueron profundas durante el tiempo que media entre las dos revoluciones. Todo se olvida y Trotsky es el artífice del triunfo de la Revolución, quiera Stalin o no quiera. ¿Por qué?... El secreto lo tiene la mujer de Lenin, la Krupskaya. Ella sabe quién es realmente Trotsky, ella es quien convenció a Lenin para que aceptase a Trotsky. Si no lo acepta, Lenin hubiera seguido bloqueado en Suiza, esta ya era una poderosa razón para él y también lo fue el saber qué ayuda traía Trotsky a la Revolución. Supo Lenin, desde luego, que Trotsky traía el dinero y poderosas ayudas internacionales; el vagón precintado fue la demostración. Luego, la unidad en torno al insignificante Partido bolchevique de toda el ala izquierda revolucionaria, socialistas revolucionarios y anarquistas es obra de Trotsky, no de la intransigencia férrea de Lenin. No en vano, el antiguo Bund de proletarios judíos, del cual nacieron todas las ramas revolucionarias moscovitas, a las cuales dio el noventa por ciento de sus jefes, era el verdadero partido del “sin partido” Trotsky. Naturalmente, no el Bund oficial y público, sino el Bund secreto, insertado en todos los partidos socialistas y cuyos jefes están casi todos bajo su disciplina.
G. ¿También Kerensky?
R. Kerenski también…, y algunos jefes no socialistas, jefes de facciones políticas burguesas.
G. ¿Cómo así?
R. Olvida usted el papel de la Masonería en la primera fase democrático-burguesa de la Revolución?
G. ¿También obedecía al Bund?
R. Como inmediato escalón, desde luego, pero, en realidad, obedecía a “Ellos”.
G. ¿A pesar de la marea marxista que se alzaba, la cual también amenazaba sus privilegios y sus vidas?
R. A pesar de todo eso: naturalmente, no veía tal peligro. Tenga usted en cuenta que todo masón ha visto y ha creído ver más de lo real con su imaginación, porque imaginaba lo que le convenía. La presencia en aumento de masones en los gobiernos y jefaturas de estado de las naciones burguesas es para ellos una prueba del poder político de su asociación. Tenga en cuenta que, en aquellas fechas, todos los gobernantes de las naciones aliadas eran masones, con muy contadas excepciones… Esto era un argumento de gran fuerza para ellos. Tenían absoluta fe de que la Revolución se detendría en la República burguesa, tipo francés.
G. Según el cuadro que me han pintado de Rusia en 1917, se necesitaba que fueran muy ingenuos para creer eso.
R. Lo eran y lo son. Los masones no han aprendido aquella primera lección que fue la Gran Revolución, en la cual jugaron un enorme papel revolucionario, y devoró a la mayoría masónica, empezando por su Gran Maestre, el Orleáns: mejor dicho, por el masón Luis XVI, para continuar con girondinos, hebertistas, jacobinos, etc., y si sobrevivieron algunos fue gracias al Brumario.
G. ¿Quiere usted decir que los masones están destinados a morir a manos de la Revolución, traída con su ayuda?
R. Exacto… Ha formulado usted una verdad encerrada en un gran secreto. Yo soy masón, ya lo sabía usted ¿no?... Pues bien: le diré a usted cuál es ese gran secreto que se promete descubrirle al masón en el grado inmediato superior…, pero que no lo descubre ni en el 25, ni en el 33, ni en el 93, ni en el más alto de ningún rito… Naturalmente, yo no lo conozco por ser masón, sino por pertenecer a “Ellos”…
G. ¿Y cuál es?
R. Toda la formación del masón y el fin público de la Masonería tiende a que logren y concedan todas las premisas necesarias para el triunfo de la Revolución Comunista; naturalmente, bajo pretextos muy varios, pero que se cubren bajo su conocido trilema. ¿Comprende?... Y como la Revolución Comunista supone la liquidación como clase de toda la burguesía y la física de todo dirigente político burgués, el secreto auténtico de la Masonería es el suicidio de la Masonería como organización y el suicidio físico de todo masón algo importante… Ya comprenderá usted que tal fin reservado al masón, bien merece misterios, escenografía y tantos y tantos “secretos”… interpuestos para ocultar el auténtico… No se pierda, si usted tiene ocasión, el presenciar en alguna futura Revolución el gesto de asombro y la estupidez reflejada en el rostro de un masón cuando se convence de que él va a morir a manos de los revolucionarios… ¡Cómo grita y quiere hacer valer sus servicios a la Revolución!... Es un espectáculo como para morir uno también …, pero de risa.
G. ¿Y aún niega usted la estupidez congénita en la burguesía?
R. La niego en la burguesía como clase, no en sectores determinados. La existencia de manicomios no indica una locura general. La Masonería puede ser también un manicomio, pero en libertad… Mas prosigo: ha triunfado la Revolución; la toma del Poder se consumó. Se presenta el primer problema: la Paz y con él la primera disensión dentro del Partido, en la cual toman parte las fuerzas de la coalición que disfruta el poder. No le relataré lo que ya es de sobra conocido sobre la lucha que se libra en Moscú entre los partidarios y adversarios de la paz de Brest. Solo le indicaré que lo llamado después Oposición trotskista, los liquidados y los por liquidar, Ya se definieron allí, todos eran contrarios a firmar el tratado de paz. Aquella paz fue un error, traición inconsciente de Lenin a la Revolución internacional. Imagínese a los bolcheviques sentados en Versalles en la conferencia de la Paz y en la Sociedad de Naciones después, con el Ejército Rojo, acrecido y armado por los Aliados, dentro de Alemania. Hubiera sido soldar por las armas el Estado Soviético a la Revolución Alemana. Muy otro sería hoy el mapa europeo. Pero Lenin, un ebrio del poder, secundado por Stalin, que ya había probado el alcohol del mando, seguidos del ala nacional rusa del Partido, se impusieron por la fuerza material. Y entonces nació el “socialismo en un solo país”, es decir el nacional-comunismo, que llega a su apogeo con Stalin hoy. Naturalmente hubo lucha, pero solo en forma y extensión que no destruyese el Estado Comunista; condición con vigencia para la Oposición en toda su lucha ulterior hasta hoy. Esta fue la causa de nuestro primer fracaso y de todos los que se han seguido. Pero hubo lucha feroz, aunque disimulada, para no comprometer nuestra participación en el Poder. Trotsky organizó por sus enlaces el atentado de la Kaplan contra Lenin. Por su orden, Blumkin mató al embajador Mirbach. El golpe de estado de la Spiridonova y sus socialistas revolucionarios fue de acuerdo con Trotsky. Su hombre para todo esto insospechado, fue aquel Rosemblum, un hebreo lituano, que usaba el nombre O’Reilly, conocido como el mejor espía de la Inteligencia Británica. En realidad, un hombre de “Ellos”. La razón de haber elegido a este famoso Rosenblum fue porque, conocido solamente como espía inglés, Inglaterra, no Trotsky ni nosotros, cargaría con la responsabilidad de atentados y complots en caso de fracaso. Y así fue. La guerra civil hizo abandonar el método conspirativo y terrorista, porque nos brindó la oportunidad de tener en nuestras manos la fuerza real del Estado, al llegar Trotsky a ser el organizador y jefe del Ejército Rojo. El ejército soviético, que retrocede sin cesar frente a los “blancos” y deja el territorio de la URSS reducido al antiguo Ducado de Moscú, como por arte de magia se torna victorioso. ¿Por qué cree usted?... ¿Por magia o casualidad? Se lo diré: al tomar Trotsky el mando supremo del Ejército Rojo, ya tiene él en sus manos la fuerza necesaria para tomar el Poder. Las victorias acrecerán su prestigio y su fuerza; los “blancos” ya pueden ser derrotados. ¿Cree usted verdadera la historia oficial, que atribuye todo el prestigio de la victoria soviética al mediocre, desarmado e indisciplinado Ejército Rojo?...
G. ¿A quién pues?

(Continúa aquí.)

sábado, 9 de mayo de 2009

Guerra contra Europa

En Europa está pasando algo terrible, muy especialmente en Suecia. Aparentemente el problema es la inmigración masiva de musulmanes, pero yo no creo que esa sea la causa primaria. Más me parece una guerra urdida por nuestras élites con el fin de acabar de destruir la cultura europea cristiana y, quizás, provocar una guerra civil que justifique una dictadura.

Las élites tienen muchos cómplices y agentes, empezando por los medios de comunicación que ocultan lo que sucede e incluso mienten, continuando con los grupos mafiosos izquierdistas que agreden físicamente a quienes se oponen a sus planes, las feministas radicales que tienen a los varones blancos como foco de sus iras, pero que paradójicamente parecen no tener nada que criticar si se trata de varones de otras razas u otras culturas no cristianas. Por supuesto que en Europa no hay democracia, los ciudadanos si pudieran pronunciarse libre y directamente en estos temas dirían no.

Del blog La Yihad en Eurabia llego a esto otro. Voy a traducir algunas partes para que se entienda el grado de satanismo al que se ha llegado en Suecia. Probablemente se podría decir lo mismo de Francia y Gran Bretaña, pero aún no se han atrevido a llegar tan lejos como sus colegas suecos.

Alle blond zu Todeslager!

Infiltración - Nada de conspiración, solo la verdad
"Una nueva generación de reporteros y editores con simpatías izquierdistas, llegaron (...) grupos de reporteros cuya tarea era la de "agitar, no informar". Ignorancia, exageraciones, errores serios, malos entendidos o deliberados en entrevistas se hicieron cada vez más habituales "
- Sven Sörmark en el libro Aftonbladet - Un informe desde dentro. (Aftonbladet, es uno de los diarios principales suecos.)

"Una gran proporción de aquellos que entonces portaban banderas de Lenin, Stalin y Mao están hoy en la dirección de los periódicos, radios y televisiones. Son profesores y ocupan puestos dirigentes en las empresas y en el estado. Yo soy uno de ellos."
- Janne Josefsson

"Después de pocos años, cada Maoista, Leninista, Stalinista o Trotskyista consiguieron entrar en las redacciones de los diariosm radios y televisiones del país. Unos pocos años después llegamos a la dirección, lideramos programas en la TV y éramos el establishment. Ahora tenemos el poder y decidimos lo que es y lo que no es"
- Göran Skytte


Una ciudad sueca al azar. Los anuncios en sus universidades.
Estas son 4 de 5 fotografías. Juzgando por las fotografías parece que ya somos una minoría. ¿Dónde están los suecos en las universidades suecas?



[Encima] (Spot de los Suecos)
Un anuncio en el metro que dice:
"Larga vida a la Diversidad"-IKEA

Algunas citas desde Suecia.
"La cultura sueca es solo barbarismo. El resto del desarrollo vino de fuera."
"No es que en Suecia recibamos demasiados refugiados, por el contrario, el resto de Europa no asume suficientes responsibilidades"

"Llámame extremista, pero ya no puedo aceptar que alrededor del 70% de los inmigrantes en Suecia no tienen ninguna inflluencia política real .... Dádnos algo de poder. De lo contrario lo debemos tomar nosotros. "

"Debemos ser abiertos y generosos con los inmigrantes porque cuando seamos una minoría queremos que ellos nos traten a nosotros como les hemos tratado. "

"A los ojos de los extranjeros, la mujer sueca siempre está dispuesta para el sexo. La idea que una mujer sueca pudiera decir no a una invitación no cabe en la cabeza de un hombre inmigrante."

"El hombre sueco normalmente es gris, agarrado, torpe e inflexible."
- Kurdo Baksi

"Este es nuestro país. Los suecos, ellos quiero decir, está claro que tendrán que vivir aquí también ... pero solo si no tratan de mezclarse demasiado con nosotros"

"Violamos a los niños [suecos]. Continuad haciéndolo, realmente les gusta"
- Mikael Alonzo (portavoz contra el racismo)

"No creo estar solo al sentirme mal cuando leo que las chicas suecas son violadas por hordas de inmigrantes "
-Björn Björkqvist - NSF (por decir eso lo sentenciaron a dos meses de prisión)

"Vosotros [suecos] experimentaréis un terror que os horrorizará y seréis testigos de algo más que la muerte"
- Mikael Alonzo (portavoz contra el racismo)
"Cantamos nuestro odio por los blancos y por Suecia y lo divertido es [risas] que sus hijos escuchan y compran nuestros discos"
- Mikael Alonzo (portavoz contra el racismo)

"Sentir o pensar que la raza blanca es inferior es natural"
-Tobias Hübinette (nombre coreano: Lee Sam-dol) - Expo (revista anti-racista [Antifa]. Revista financiada públicamente por cierto. Más sobre este racista y Expo.)
"Que la tierra de la raza blanca en Occidente sufra derramamiento de sangre y sufra"
- Tobias Hübinette - Expo (revista anti-racista [Antifa])

"Necesitamos un debate abierto sobre estos asuntos, por tanto la gente de la organización 'Voluntad del pueblo y emigración masiva' (conservadores) no van a ser autorizados."

"Si alguien debe ser despedido siempre debe ser los suecos primero"
- Mona Sahlin

"No está mal violar a una chica sueca"
- Un chico árabe da su opinión sobre las violaciones en el DN, 11 febrero del 2000.

"Si tuviera que violar a una chica, violaría a una sueca"
- "Refugiado" árabe (DN 000211).

"La diferencia entre Suecia y Turquía es que en Turquía tienes que pagar por las putas, pero aquí en Suecia no es necesario."
(Chico de 17 años turco).

"La mayoría de los suecos son feos. Pelo rubio fino, demasiado fino para ponerlo en la cola de un poni, piel pálida desteñida con manchas rojas, que se enrojecen mucho al sol, jodidamente feos"
- Tobias Hübinette (Antiracista y co-fundador de la revista antiracista Expo)
"En todos los tiempos, la maldición del hombre blanco cayó sobre nosotros los de color, sobre los que tenemos un lenguaje diferente, sobre las mujeres, sobre los niños, sobre los ancianos, sobre los enfermos, sobre los no racionales. (...) En su casa, secretamente pegaba a su mujer y a sus hijos más que nadie"

"Odio todo lo genuina y típicamente sueco"
- Expresson (Uno de nuestros principales diarios)

"La única cosa que pasa cuando violas a una chica sueca es que tienes que hablar con una señora sobre por qué lo hice, y después me puedo ir"
- Árabe después de la violación en grupo en Rissne. (DN 000211)

"Lo peor de los atracos es que podría crecer la actitud anti-inmigrante en las generaciones más jóvenes, una base para el racismo cotidiano"
- Anne-Marie Bègles (DN 000316)

"Los hombres africanos están 'mejor equipados' que los blancos, occidentales"
- Tobias Hübinette (Antiracista siendo antiracista. P.S (...) él es coreano)

"Ningún blanco en mis películas pornográficas. Todo está permitido, excepto blancos en mis películas. Sobre ellos vomito"
"Nunca daré a luz a un blanco. No queremos exponer a otras chicas a ese malestar en el futuro."
- Joanna Rytel

"Deberíamos pensar detenidamente sobre lo que queremos decir con cultura sueca. A menudo pienso que tenemos celos de quienes vienen de Turquía o Irán o Somalia que tienen obviamente un mayor orgullo en su lenguaje, tradiciones que quieren conservar y a menudo nos sentimos amenazados por eso porque... ¿qué tenemos nosotros? Cantar y bailar alrededor de un árbol de Navidad o alrededor del sol de medianoche."
- Mona Sahlin

"No me importa un debate y libertad de expresión, pero ninguna opinión que no sea la establecida, nada controversial"

"La gente puede decir y pensar lo que quiera, ¡por supuesto! Pero deben estar preparados para asumir las consecuencias de sus creencias"
- Andreas Rosenlund (Expo, conocido por exponer los teléfonos privados de sus oponentes para que los individuos de Antifa los aterrorizara)

"Creo que si se señala la nacionalidad de cada criminal podría afectar a la población en la dirección equivocada"
- Eva Landahl, (Editor-Jefe de SVT/Televisión sueca)

"La xenofobia debe ser criminalizada y perseguida"
- Ministro de Asuntos de Inmigración Pierre Schori

"Simplemente empecé a atacar y pegar a los individuos racistas de mi vecindario. Podían ser skinheads, niños, viejos o mujeres"

"Está bien que seamos minoría en nuestras propias tierras, no son nuestras en propiedad"

Estas citas solo son unas pocas de muchas.

Pero si crees que el "antiracismo" acaba aquí, estás equivocado. Promueven genocidio sistemático en http://racetraitor.org/abolish.html

ANTI-RACISMO EN SUECIA QUIERE DECIR SER ANTI-BLANCO
Sus acciones, dobles estándares, doble moral, hipocresía, sus fines, su odio, su altruismo selectivo pagando nosotros, está a la vista de todos, a veces está claro como el día, otras es más sutil, en ese caso, lee entre líneas, provócales y obtendrás una respuesta más honesta.
...

Agneta Östman y el taboo de gustar de los rubios


jueves, 7 de mayo de 2009

Sinfonía en rojo mayor: La lucha por el poder mundial. Parte VI ("Ellos")


En esta parte Rakovsky continua explicando el papel de "Ellos" en la historia reciente mundial, con revelaciones sorprendentes. Da varios nombres de agentes de "Ellos" y por fin de uno de sus miembros. En la foto uno de "Ellos", Walther Rathenau.

Ver las anteriores partes empezando aquí.

R. Pues créame, nada sé, si lo hubiera sabido ¡qué feliz sería!... No estaría yo aquí defendiendo mi vida. Comprendo perfectamente sus dudas y la necesidad que debe sentir su vocación policíaca de averiguar algo personal. En honor a usted, y también por ser necesario al fin que perseguimos ambos, haré lo posible por orientarle. Sepa usted que la historia no escrita, solo conocida por nosotros, nos señala como fundador de la Primera Internacional Comunista –naturalmente, secreta- a Weishaupt. ¿Ya recuerda su nombre?... Fue el jefe de aquella masonería conocida bajo el nombre de Iluminismo, cuyo nombre lo tomó de la segunda conspiración anticristiana y comunista de la Era, el Gnosticismo. Previsto por aquel gran revolucionario semita y ex-jesuita, el triunfo de la Revolución Francesa, decidió él, o le fue ordenado –hay quien señala como jefe suyo al gran filósofo Mendelssohn –fundar una organización secreta que impulsase la Revolución francesa más allá de sus objetivos políticos, a fin de transformarla en Revolución social para instaurar el Comunismo. En aquellos tiempos heroicos, era un enorme peligro tan solo mencionar el comunismo como meta, de ahí todas las precauciones, pruebas y misterios de que debió rodear al Iluminismo. Aún faltaba un siglo para que, sin peligro de prisión o muerte, se pudiera declarar comunista un hombre públicamente. Esto es más o menos conocido. Lo que se ignora es la relación de Weishaupt y sus secuaces con el primero de los Rothschild. El misterio del origen de la fortuna de los más famosos banqueros pudiera explicarse siendo tesoreros de aquella primera Komintern. Indicios hay de que cuando los cinco hermanos se reparten en cinco provincias el imperio financiero de Europa, algo también oculto les ayuda a formar aquella fortuna fabulosa, pueden ser aquellos primeros comunistas de las catacumbas de Baviera, esparcidos ya por Europa entera. Pero dicen otros, creo que con mayor razón, que no fueron los Rothschild tesoreros, sino jefes de aquel oculto comunismo primero. Se apoya esta opinión en el hecho cierto de que Marx y los más altos jefes de la Primera Internacional, ya pública, entre ellos Herzen y Heine, obedecieron al Barón Lionel Rothschild, cuyo retrato revolucionario, hecho por Disraeli, premier inglés y también criatura suya, nos lo legó pintado en el personaje Sidonia, el hombre que, según el relato, conocía y mandaba, siendo un multimillonario, en más espías, carbonarios, masones, criptojudíos, gitanos, revolucionarios, etc., etc. Parece todo fantástico, pero está demostrado que Sidonia es el retrato idealizado del hijo de Nathan Rothschild, como también consta la batalla que libró contra el Zar Nicolás en favor de Herzen. Batalla que ganó. Si todo lo que se puede adivinar a la luz de estos hechos es realidad, como yo creo, ya podríamos hasta personalizar quién es el inventor de la formidable máquina de acumulación y de anarquía que es la Finanza Internacional, el cual sería, a la vez, el mismo que creó la Internacional Revolucionaria. Algo genial, crear con el Capitalismo la acumulación en el más alto grado, empujar al proletariado al paro y a la desesperación y, a la vez, crear la organización que debía unir a los proletarios para lanzarlos a la Revolución. Sería éste el capítulo más sublime de la Historia. Más aún, se recuerda una frase de la madre de los cinco hermanos Rothschild: “Si mis hijos quieren no habrá guerra”. Es decir, que eran ellos árbitros, señores, de la paz y la guerra, y no los Emperadores. ¿Es usted capaz de imaginar un hecho de tan cósmica trascendencia?... ¿No se ve así ya la guerra en función revolucionaria?... Guerra-Commune. Desde entonces, toda guerra fue un paso de gigante hacia el Comunismo. Como si una fuerza misteriosa diera satisfacción al anhelo que Lenin expresó a Gorka. Recuerde: 1905-1914. Reconozca usted, por lo menos, que dos de las tres palancas que llevan al mundo hacia el Comunismo no son ni pueden ser manejadas por el proletariado. Las guerras no fueron provocadas ni dirigidas por la III Internacional ni por la URSS, que no existían aún. Tampoco pudieron provocarlas, aunque las ansiasen, y menos dirigirlas aquellos pequeños grupos de bolcheviques que languidecían en la emigración. Esto es una evidencia meridiana. Y menos aún pudo ni puede la Internacional ni la URSS conseguir esa tremenda acumulación de Capital y la anarquía nacional e internacional de la producción capitalista. Anarquía capaz de hacer quemar ingentes cantidades de alimentos antes de darlos a las gentes hambrientas, capaz de lo que con frase escupió Rathsnau: “Hacer que medio mundo se dedique a fabricar mierda y hacer que el otro medio la consuma”. Y, por último, no podrá el proletariado sostener que se debe a él esa inflación en progresión geométrica creciente, desvalorización, robo permanente de la plusvalía y ahorro del capital no financiero, no capital-usura, por ello, incapaz de recobrar la baja constante de su poder adquisitivo, produciendo así la proletarización de la clase media, la enemiga verdadera de la Revolución… No es el proletariado quien maneja la palanca económica ni la palanca de la guerra. Es él, sí, una tercera palanca, la única visible y espectacular, que da el golpe definitivo a la fortaleza del estado capitalista y la toma… Sí, la toma, cuando “Ellos” se la entregan…
G. Vuelvo a repetirle que todo eso, tan literariamente relatado por usted, tiene un nombre que ya hemos repetido hasta la saciedad en esta inacabable conversación: “contradicción natural del Capitalismo”, y si, como pretende, hay una voluntad y una acción ajena a la del proletariado, le desafío a que me señale concretamente un caso personal.
R. ¿Solo con uno se conforma?... Pues escuche una pequeña historia: “Ellos” aislaron diplomáticamente al Zar para la guerra ruso-japonesa, y los EEUU financiaron al Japón, exactamente, Jacob Schiff, jefe de la Banca Kuhn, Loeb y Cª, la sucesora, esperándola, de la Casa Rothschild, de la cual procedía Schiff. Fue tal su poder, que logró que las naciones con imperio colonial en Asia apoyaran la creación del Imperio xenófobo nipón, cuya xenofobia ya la está sintiendo Europa. De los campos de prisioneros vinieron los mejores luchadores a Petrogrado, adiestrados por los agentes revolucionarios que desde América se introdujeron en ellos, con permiso conseguido del Japón por sus financiadotes. La guerra ruso-japonesa, con la organizada derrota de los ejércitos zaristas, provocó la Revolución de 1905, que, aun siendo prematura, estuvo a punto de triunfar, y que si no llegó a triunfar, creó las condiciones políticas necesarias para la victoria de 1917. Aún hay más. ¿Ha leído usted la biografía de Trotsky?... Recuerde su primera época de revolucionario. Es un jovenzuelo, ha permanecido con los emigrados algún tiempo en Londres, París y Suiza, después de su evasión de Liberia; Lenin, Plejanov, Martos y demás jefes lo consideran solo como un neófito que promete. Pero se atreve ya, cuando la primera escisión, a quedar independiente, intentando ser árbitro de la unificación. En 1905 acaba de cumplir veinticinco años, y vuelve a Rusia solo, sin partido ni organización propia. Lea usted los relatos “no purgados” por Stalin de la Revolución de 1905, los de Lunatcharski por ejemplo, que no es trotskista. Trotski es la primera figura de la Revolución de Petrogrado, esta es la verdad. Solo él sale de ella prestigiado y con popularidad. Ni Lenin, ni Martos, ni Plejanov la ganan, la conservan o disminuyen. ¿Cómo y por qué se alza el ignorado Trotsky, ganando de golpe autoridad superior a los más viejos y prestigiosos revolucionarios?... Sencillamente, se ha casado. Junto a él viene a Rusia su mujer, Sedova. ¿Sabe usted quién es ella? Es la hija de Givotovsky, unido a los banqueros Warburg, socios y parientes de Jacob Schiff, grupo financiero que, como he dicho, financió al Japón, y, a través de Trotsky, financió a la vez la Revolución de 1905. Ahí tiene el motivo de que Trotsky, de un golpe, pasase a la cabeza del escalafón revolucionario. Y ahí tiene la clave de su personalidad verdadera. Demos un salto a 1914. Tras el atentado del Archiduque se halla Trotsky, y el atentado provoca la guerra europea. ¿Cree usted de veras que el atentado y la guerra solo son casualidades?... como dijo en un congreso sionista Lord Melchett. Analice usted a la luz de la “no-casualidad” el desarrollo de la campaña de Rusia. El “derrotismo” es una obra maestra. La ayuda de sus aliados al Zar está reglada y dosificada con tal arte, que sirve de argumento a los embajadores aliados para conseguir de la estupidez de Nicolás ofensivas-masacres una tras otra. La masa de carne rusa era gigantesca, pero no inagotable. Las organizadas derrotas traen la Revolución. Cuando amenaza por todos lados, el remedio que se halla es instaurar la República democrática. La república –como Lenin la llamó- “de las Embajadas”, es decir, aseguran la impunidad de los revolucionarios. Aún hace falta más Kerenski, debe provocar otra ofensiva-masacre, y la realiza, para que sea desbordada la revolución democrática. Y más todavía: Kerenski debe hacer la entrega total del estado al Comunismo, y la consuma… Trotsky puede ocupar “invisiblemente” todo el aparato estatal. ¡Qué ceguera más extraña!... Esta es la realidad de la Revolución de Octubre, tan cantada… Los bolcheviques tomaron lo que “Ellos” les entregaron.
G.. ¿Se atreve usted a decir que Kerenski fue cómplice de Lenin?
R. De Lenin no, de Trotsky sí, mejor dicho de “Ellos”.
G. ¡Absurdo!
R. ¿No puede usted comprender…precisamente usted?... Me extraña. Si usted, como espía que es, bajo el secreto de su personalidad, consiguiese llegar a ser jefe de una fortaleza enemiga… ¿no abriría usted las puertas a las fuerzas atacantes, a las que realmente servía?... ¿No sería usted un derrotado y un prisionero más?... ¿Acaso no correría usted el peligro de morir al ser asaltada la fortaleza, si un asaltante, ignorando que solo era un disfraz su uniforme, lo creía enemigo? Creáme, sin estatuas ni mausoleo, le debe más el Comunismo a Kerenski que a Lenin.
G. ¿Quiere usted decir que fue Kerenski un derrotado consciente y voluntario?
R. Sí me consta. Comprenda que yo intervine personalmente en todo esto. Pero aún le diré más, ¿sabe usted quién financió la Revolución de Octubre?... La financiaron “Ellos”, precisamente, a través de los mismos banqueros que financiaron al Japón y la Revolución de 1905. Jacob Schiff y los hermanos Warburg, es decir, la gran constelación bancaria, una de las cinco de la Reserva Federal, la Banca Kuhn, Loeb y Cª; interviniendo otros banqueros americanos y europeos, como Guggenhein, Heneauer, Breitung, Aschberg, de la Nya Banken, ésta de Estocolmo… Yo estaba, “por casualidad” allí, en Estocolmo, e intervine en las transferencias de fondos. Hasta llegar Trotsky, yo fui el único que intervino del lado revolucionario. Pero Trotsky llegó al fin, debo subrayar que los aliados lo expulsaron de Francia por derrotista y los mismos aliados lo liberaron para que fuera derrotista en la aliada Rusia…”Otra casualidad” ¿Quién la conseguiría?... Los mismos que consiguieron hacer pasar a Lenin a través de Alemania. Sí “Ellos”, los de Inglaterra, consiguen sacar a Trotsky, el derrotista, de un campo canadiense y hacerle que llegue, dándole paso franco todos los controles aliados, a Rusia, otros “Ellos”, uno Rathernau, consiguen el paso de Lenin a través de la Alemania enemiga. Si estudia usted historia de la Revolución y de la guerra civil sin prejuicios y con el espíritu inquisitivo que sabe usted emplear en cosas menos importantes y de menor evidencia, tanto en el conjunto de los acontecimientos como en los detalles y hasta en lo anecdótico, hallará usted una serie de “casualidades” asombrosas.
G. Bien, aceptemos como hipótesis que no sea todo suerte. ¿Qué deduce de ahí a efectos prácticos?

(Continua aquí.)

martes, 5 de mayo de 2009

Sinfonía en rojo mayor: La lucha por el poder mundial. Parte V ("Ellos")

En esta parte del interrogatorio nos acercamos cada vez más a quiénes son los conspiradores, "Ellos".

Ver las anteriores partes empezando aquí.

R. Exacto, solo que a la inversa: el sistema de producción capitalista es el determinado por la Finanza. El que diga lo contrario Engels, y hasta que intente demostrarlo, es la prueba más evidente de que la Finanza reina sobre la producción burguesa. Siendo, como es, la Finanza, desde antes de Marx y Engels, la máquina más potente de la Revolución –la Komintern a su lado es un juguete – no la iban a descubrir y delatar Engels y Marx. Al contrario, sirviéndose de su talento científico, debieron camuflar otra vez la verdad en beneficio de la Revolución. Y eso hicieron ambos.
G. No es nueva la historia; me recuerda todo eso algo de Trotsky y escrito hace más de diez años.
R. Dígame…
G. Cuando proclama él que la Komintern es una organización conservadora comparada con la Bolsa de Nueva York, señalando a los grandes banqueros como forjadores de la Revolución.
R. Sí, él dijo esto en un pequeño libro en que vaticinaba el derrumbamiento de Inglaterra… Sí, decía eso y añadía: “¿Quién empuja a Inglaterra por el camino de la Revolución?”… Y se contestaba: “No Moscú, dino Nueva York”.
G. Pero recordará usted que también afirmaba que si forjaban la Revolución los financieros de Nueva York era inconscientemente.
R. La explicación que ya he dado para razonar por qué camuflaron la verdad Engels y Marx es igualmente válida para León Trotsky.
G. Solo aprecio en Trotsky una visión, con cierto estilo literario, de un hecho ya de sobra conocido… con el cual ya se contaba, porque como bien dice Trotsky mismo, esos banqueros “cumplen irresistiblemente, inconscientemente, su misión revolucionaria”.
R. ¿Y cumplen su misión a pesar de que Trotsky se lo avisa? ¡Qué cosa más extraña que ellos no rectifiquen!...
G. Los financieros son revolucionarios inconscientes, porque lo son solo objetivamente,… por su incapacidad mental para ver los últimos efectos.
R. ¿Lo cree usted sinceramente?… ¿Cree usted unos inconscientes esos verdaderos genios?... ¿Cree usted unos idiotas a los hombres a quienes obedece hoy el mundo entero?... ¡Esta sí que sería una contradicción estupenda!...
G.. ¿Qué pretende usted?...
R. Sencillamente afirmo que son revolucionarios, objetiva y subjetivamente, totalmente conscientes.
G.. ¡Los banqueros!... ¿Se ha vuelto usted loco?...
R. Yo no… ¿Y usted?... Reflexione. Esos hombres son hombres como usted y yo. El poseer ellos el dinero, por ser sus creadores, sin conocido límite, no puede determinar el fin de todas sus ambiciones. Si conoce algo a los hombres, en razón directa a su satisfacción está la ambición. Y de todas, la que más, la ambición del Poder… ¿Por qué no han de sentir el impulso al dominio, al dominio total, esos hombres banqueros?... Igual, exactamente igual que usted y yo.
G. Más si, según usted y creo yo, ya tienen el poder económico universal…, ¿qué otro pueden ellos desear?
R. Ya lo he dicho: el poder total. Un poder como el de Stalin sobre la URSS, pero universal.
G.. ¿Un poder como el de Stalin? Pero con fin contrario…
R. El poder, si en realidad es absoluto, solo puede ser uno. La idea de absoluto excluye la de pluralidad. Por tanto, el Poder al cual aspira la “Kapintern” y la Komintern, por ser absoluto y por ser ambos en un orden mismo, en el político, han de ser un solo e idéntico Poder. El Poder absoluto es fin en sí o no es absoluto. Y hasta hoy no se inventó otra máquina de poder total más que el Estado Comunista. El poder capitalista burgués, aún en teoría con la encarnación de la divinidad en los Faraones y Césares de la antigüedad, el tipo económico de vida en aquellos estados primitivos y el atraso técnico del aparato estatal, dejaban siempre un margen de libertad individual. ¿Comprende usted que los que dominan ya relativamente sobre las naciones y los gobiernos de la tierra pretendan el dominio absoluto?... Comprenda que es el único no alcanzado por ellos…
G. Esto es interesante, al menos como un caso de locura…
R. Inferior, desde luego, a la locura de un Lenin soñando con dominar al mundo entero en una buhardilla de Suiza o a la de un Stalin soñando igual en su destierro dentro de una choza siberiana… Me parece más natural tal ambición acariciada por los señores del dinero desde lo alto de un rascacielos neoyorkino.
G. Acabemos, ¿Quiénes son ellos?...
R. ¿Es usted tan ingenuo que cree que si supiera quiénes son “Ellos” estaría yo aquí prisionero?...
G. ¿Por qué?
R. Por la sencilla razón de que quien los conoce a “Ellos” no lo ponen en situación de que sea obligado a denunciarlos… Es una regla elemental de toda conspiración inteligente, como usted puede comprender muy bien.
G. ¿No ha dicho usted que son banqueros?
R. Yo no, recuerde que siempre le he dicho la Finanza Internacional y que al personalizar he dicho siempre “Ellos” nada más. Si he de informarle con sinceridad, solo le diré hechos, no nombres, porque no lo sé. No creo equivocarme si le digo que “Ellos” no son ninguno de los hombres que aparecen ocupando cargos en la política o en la Banca mundial. Según tengo entendido, desde el asesinato de Rathenau, el de Rapallo, no emplean en la política y en la finanza más que hombres interpuestos. Naturalmente, hombres de toda su confianza, con una fidelidad garantizada por mil medios distintos, así que cabe asegurar que los banqueros y políticos, tan solo son sus “hombres de paja”…, por grande que sea su rango, y aun cuando aparezcan personalmente como autores de los hechos.
G. Aunque comprensible y lógico a la vez, ¿no pudiera ser su razonada ignorancia solo un subterfugio de usted?... A mi parecer, y según mis noticias, ha tenido usted demasiada categoría en esa conspiración para no saber más… ¿Ni siquiera induce usted la personalidad de alguno de “Ellos”?
R. Sí, pero acaso no me crea. He llegado a inducir que debe tratarse de un hombre u hombres con una personalidad… ¿cómo le diría?... mística, un Gandhi o algo así, pero sin su espectacularidad. Místicos del Poder puro, despojados de sus groseros accidentes. No sé si me comprende usted. Ahora bien, saber yo su nombre y residencia, eso no… Imagine usted hoy a Stalin dominando realmente en la URSS, pero sin estar rodeado de murallas ni de su guardia personal, sin más garantía legal para su vida que la de cualquier ciudadano, ¿cuál sería su recurso para librarse de atentados?... El de todo conspirador, por grande que sea su fuerza: el anonimato.
G. Hay lógica en cuanto dice, pero no lo creo a usted.

(Continua aquí.)

jueves, 30 de abril de 2009

Sinfonía en rojo mayor: La lucha por el poder mundial. Parte IV


En esta entrega se empieza ya a comprender la naturaleza de la conspiración y sus miembros.

Ver las anteriores partes empezando aquí.

R. Prosigo cual si nada hubiese oído. Como usted es un escolástico de El Capital y quiero despertar sus dotes inductivas, le recordaré algo muy particular. Advierta con qué agudeza deduce Marx, frente al rudimentario industrialismo inglés de sus tiempos, todo el futuro y gigantesco industrialismo contemporáneo: cómo lo analiza y fustiga, cómo pinta al repulsivo industrial… La imaginación de usted, como la de las masas, cuando evoca la encarnación humana del monstruoso Capital, lo ven tal y como lo pintó Marx: un panzudo industrial, puro en boca, eructando satisfecho y violando a la esposa o a la hija del obrero… ¿No es así?... A la vez recuerde usted la moderación de Marx y su ortodoxia burguesa cuando estudia la cuestión moneda. En el dinero no aparecen sus famosas contradicciones … La finanza, como entidad en sí, no existe para él, y el comercio y la circulación del dinero son consecuencia del malvado sistema de producción capitalista, que lo subordina y determina absolutamente… En la cuestión dinero es Marx un reaccionario; y lo era, para mayor asombro, teniendo a la vista, llenando toda Europa con un brillo, aquella estrella de cinco puntas –como la soviética- de los cinco hermanos Rothschild.

Este hecho, tan enorme, que alucinaba las imaginaciones de la época, pasa inadvertido para Marx. Algo extraño… ¿No es verdad?... Acaso, de aquella ceguera tan particular de Marx proceda un fenómeno común a todas las revoluciones sociales ulteriores. Todos podemos comprobar que cuando las masas se adueñan de ciudad o nación muestran siempre una especie de temor supersticioso frente a Bancos y banqueros. Han matado reyes, generales, obispos, policías, sacerdotes y demás representantes del odiado privilegio; han saqueado e incendiado iglesias, palacios y hasta centros de enseñanza; pero, siendo revoluciones económico-sociales, respetaron la vida de banqueros y han resultado intactos los soberbios edificios de los Bancos… Según mis noticias, hasta ser yo preso, el mismo hecho se repite ahora…
G. ¿Dónde?...
R. En España… ¿No lo sabe?... Pues pregunte usted; y ahora, dígame: ¿no le parece todo muy extraordinario?... Induzca policía… No sé si habrá usted observado la extraña semejanza que hay entre la Finanza Internacional y la Internacional Proletaria. Se diría que una es la contrafigura de la otra; y, de haber contrafigura, será en la Proletaria, por ser más moderna que la Finanza.
G.. ¿Dónde ve una semejanza en cosas tan opuestas?
R. Objetivamente, son idénticas. Si, como ya he demostrado, la Komintern, secundada por la Reformista y por todo el sindicalismo, provoca la anarquía de la producción, la inflación, la miseria y la desesperación de las masas, la Finanza, sobre todo la Finanza Internacional, secundada consciente o inconscientemente por las finanzas privadas, crea las mismas contradicciones, pero multiplicadas… Podríamos ya intuir la razón por la cual Marx encubrió las contradicciones financieras, que a su aguda visión no pudieron ocultarse, si tuvo en la Finanza una aliada, cuya acción, objetivamente revolucionaria, era ya entonces de una trascendencia extraordinaria.
G. Coincidencia inconsciente; no alianza, que presupondría inteligencia, voluntad, pacto…
R. Si le parece, aplazaremos ese aspecto… Ahora es mejor pasar al análisis subjetivo de la Finanza, y, aún más, veamos también la personalidad de sus hombres. La esencia internacionalista del dinero es demasiado conocida; de tal realidad procede que la entidad que lo posee y lo sublima sea cosmopolita. La Finanza, en su apogeo, fin en sí, la Finanza Internacional, niega y desconoce todo lo nacional. No reconoce al Estado, por tanto, es ella objetivamente anarquía, y lo sería absolutamente si ella, negadora de todo Estado nacional, no fuera por necesidad Estado en su esencia. El Estado puro es tan solo Poder. Y el Dinero es Poder puro. El Dinero es Estado. El Superestado comunista que desde hace un siglo construimos y cuyo esquema es la Internacional de Marx, analice y verá su esencia. El esquema, la Internacional y su prototipo, la URSS, son también puro Poder. La identidad esencial es absoluta entre ambas creaciones. Algo fatal, porque la personalidad de sus autores también era idéntica, tan internacionalista es el financiero como el comunista. Los dos, por pretextos distintos y con distintos medios, niegan y combaten al Estado nacional burgués. El marxismo, para integrarlo en el Superestado comunista; de ahí que sea el marxista un internacionalista; el financiero niega al Estado nacional burgués, y su negación, y su negación parece ser fin en sí; propiamente, no se muestra internacionalista, sino como anarquista cosmopolita… Esta es su apariencia hoy, pero ya veremos lo que él es y quiere ser. En lo negativo, como ve, hay una identidad individual entre comunistas internacionalistas y financieros cosmopolitas; como natural efecto, también la hay entre la Internacional Comunista y la Finanza Internacional.
G. Casual semejanza subjetiva y objetiva en los contrarios, borrada y rota en lo radical y trascendental.
R. Permítame no responder ahora para no romper el orden lógico. Sólo quiero ratificar el axioma fundamental: El Dinero es Poder. El dinero es hoy el centro de la gravitación universal… ¿Creo que se hallará de acuerdo?
G. Prosiga usted, Rakovsky; se lo ruego.
R. Saber cómo llegó la Finanza Internacional a ser dueña del dinero, ese mágico talismán que ha venido a ser lo que Dios y nación fueron para las gentes, sucesivamente, hasta la época contemporánea, es algo que supera en interés científico al mismo arte de la estrategia revolucionaria; porque también es arte y también Revolución. Se lo expondré. Cegados los ojos del historiador y de las masas por el clamor y fausto de la Revolución francesa, embriagado el pueblo por haber logrado arrebatar al Rey, al privilegiado, todo su poder, no advirtieron que un puñado de hombres, sigilosos, cautos, insignificantes, se habían adueñado del auténtico poder de la realeza, de un poder mágico, casi divino, que ella, sin saberlo, poseía. No advirtieron las masas que otros tomaron para sí ese poder que pronto las reduciría a una esclavitud más feroz que la del mismo Rey, porque él, por sus prejuicios religiosos y morales y su estupidez, fue incapaz de usar de tal Poder. Así resulta que se adueñaron del mayor Poder del Rey los hombres cuya calidad moral, intelectual y cosmopolita les permitía ejercerlo. Naturalmente, fueron aquellos que de nacimiento no eran cristianos y sí cosmopolitas.
G.. ¿Cuál pudo ser ese mítico poder del que se adueñaron?
R. Ellos tomaron para sí el real privilegio de acuñar moneda… No se sonría usted que me va a hacer creer que ignora lo que la moneda es… Yo le ruego que se ponga en mi caso. Mi situación frente a usted es igual que la del camarada doctor si se viese obligado a explicar bacteriología a un médico resucitado anterior a Pasteur. Pero me explico su ignorancia y la disculpo. El lenguaje, utilizando palabras que suscitan ideas falsas sobre cosas y hechos, gracias al poder de la inercia mental, no proporciona nociones reales y exactas. He nombrado la moneda, naturalmente su imaginación ha reflejado en el acto la figura de la moneda física, de metal y pale. Pues no. El dinero no es ya eso; la moneda física circulante es un verdadero anacronismo. Si existe y circula es por un atavismo, solo porque conviene para mantener una ilusión, hoy pura ficción imaginativa…
G. Es atrevida y hasta poética tan brillante paradoja…
R. Será brillante si quiere, pero no es paradoja lo que digo. Ya sé –y eso le hizo sonreír- que aún acuñan los estados en trozos de metal y papel los bustos reales o los escudos nacionales, pero ¿y qué?... La gran masa del dinero circulante, el de las grandes transacciones, la representación de toda la riqueza nacional, moneda, sí moneda, la empezaron a emitir aquellos pocos hombres a que aludí. Títulos, letras, cheques, pagarés, endosos, descuentos, cotizaciones, cifras y más cifras, cual catarata desatada, invadió las naciones… ¿Qué fue a su lado ya la economía metálica y el papel moneda?... Algo intrascendente, mínimo, frente a la creciente marea que todo lo inundaba de moneda financiera… Ellos, finísimos psicólogos, en la impunidad de la ignorancia general, llegaron a más. Sobre la inmensa serie abigarrada de moneda financiera, a fin de darle un volumen rayano en lo infinito y la velocidad del pensamiento, crearon la moneda crédito…, abstracción, ente de razón, cifra, guarismo, crédito, fe… ¿Ya comprende usted?... Estafa, moneda falsa dotada de curso legal… En otros términos, para mejor hacerme comprender, Bancos y Bolsas y todo el sistema financiero universal es una máquina gigante para cometer la monstruosidad contra natura, como Aristóteles la calificó, de hacerle al dinero producir dinero, algo, que si ya es un delito de lesa economía, en el caso de los financieros es un delito de Código penal, por ser usura. Ya sé cuál es el argumento defensivo: que cobran ellos un interés legal… Aún concedido, que ya es mucho conceder, la usura existe igual, porque si el interés cobrado es el legal, ellos fingen, falsificándolo, un capital inexistente. Los Bancos tienen siempre, prestado o en movimiento productivo, una cantidad de moneda-crédito, moneda en números, cinco y hasta cien veces mayor que la cifra de moneda física emitida. No diré las veces que supera la moneda-crédito –la moneda falsa fabricada- a la moneda desembolsada como capital. Teniendo en cuenta que devenga interés legal, no el capital real, sino el capital inexistente, el interés ha de ser tantas veces ilegal como la falsificación veces multiplique al capital real… Y tenga en cuenta que el sistema que detallo es el más inocente de los usados para fabricar moneda falsa. Imagine, si puede, a unos pocos hombres con un poder infinito de posesión de bienes reales y los verá dictadores absolutos del valor en cambio, por tanto dictadores de la producción y la distribución y, en consecuencia, del trabajo y del consumo. Si le alcanza su imaginación, eleve su acción a la escala mundial y ya verá su efecto anárquico, moral y social, es decir, revolucionario… ¿Ya comprende usted?...
G. No, aún no.
R. Naturalmente, resulta muy difícil comprender los milagros.
G. ¿Milagro?...
R. Sí, milagro. ¿No es un milagro ver a un banco de madera transformarse en catedral?... Pues tal milagro lo han visto mil veces sin pestañear las gentes durante todo un siglo. Porque milagro prodigioso fue que los bancos donde los mugrientos usureros se sentaban para comerciar con su dinero sean hoy esos templos que ufanan sus columnatas paganas en cada esquina de la urbe moderna, donde la muchedumbre va, posesa de la fe, que ya no le inspiran las deidades celestiales, para ofrendar fervorosa todas sus riquezas a la deidad Dinero, que habita, según cree, dentro de la férrea caja fuerte del banquero, dedicada a su divina misión de multiplicarse hasta el infinito metafísico…
G. Es la nueva religión de la podrida burguesía.
R. Religión, sí, la religión del Poder.
G. Resulta usted un poeta de la economía.
R. La poesía es necesaria si se quiere dar idea de la Finanza, la obra de arte más genial y más revolucionaria de todas las épocas.
G. Es una visión equivocada. La finanza, como Marx y, sobre todo, Engels la definen, está determinada por el sistema de producción capitalista.

(Continua aquí.)

miércoles, 29 de abril de 2009

Sinfonía en Rojo Mayor: La lucha por el poder mundial. Parte III

En esta tercera entrega del interrogatorio de Rakovsky empieza a vislumbrarse el origen de la conspiración.

La primera parte aquí.
La segunda parte aquí.


G. Pero, en fin, llegamos a la conclusión, según usted, de que no hay contradicciones en el Capitalismo, y que si Marx las señala, solo es como recurso estratégico revolucionario…¿No es esto?...Pero las contradicciones colosales, en ascenso constante, del Capitalismo ahí están…A que ahora resulta que Marx mintiendo dijo la verdad…
R. Es usted peligroso como dialéctico cuando rompe usted el freno de la dogmática escolástica y da rienda suelta a su propio ingenio. En efecto, Marx dijo la verdad mintiendo. Mintió al proclamar el error, la contradicción, como “constante” de la Historia económica del Capital y al declarrla “natural y fatal”, ahora bien: a la vez dijo la verdad, ya que sabía que las contradicciones se producirían y aumentarían en progresión creciente hasta llegar a su apogeo…
G. Entonces…, resulta usted antitético.
R. No hay antítesis. Marx engaña por razón táctica, sobre el origen de las contradicciones del Capitalismo, no sobre su evidente realidad. Marx sabía como se producían, como se agudizarían y cómo llegarían a crear la anarquía total de la producción capitalista, como prólogo del triunfo de la Revolución comunista…Sabía que ocurrirían porque conocía él a los que las producían.
G. Es una novedad extraña el venir ahora a descubrir que no es la esencia y ley innata del Capitalismo la que lo lleva a “matarse a sí mismo”, como dijo en frase feliz, ratificando a Marx, un economista burgués, Schmalenbach. Pero me interesa, me interesa, si por ahí llegamos a lo personal.
R. ¿No lo había usted intuido?...¿No advirtió usted cómo en Marx se contradicen la palabra y la obra?...Él proclama la necesidad, la fatalidad de la contradicción capitalista, evidenciando la plusvalía y la acumulación. Evidenciando una realidad. A mayor concentración de los medios de producción –discute con acierto- corresponde mayor masa proletaria, mayor fuerza para instaurar el Comunismo, ¿no?...Pues bien: a la vez que así lo proclama, funda la Internacional. Y la Internacional en la lucha de clases diaria es “reformista”…, es decir, una organización destinada a limitar la plusvalía y, si puede, a suprimirla. Por tanto, la Internacional es objetivamente una organización contrarrevolucionaria, anticomunista, según la teoría marxista.
G. Ahora resulta que Marx es un contrarrevolucionario, un anticomunista.
R. Ya ve usted cómo se puede explotar una cultura marxista primaria. El poder calificar de contrarrevolucionaria y de anticomunista a la Internacional con rigor lógico y doctrinal es no viendo en los hechos más que su efecto visible e inmediato, y en sus textos, la letra. A tan absurdas conclusiones, bajo su aparente evidencia, se llega por olvidar que palabras y hechos están subordinados en el Marxismo a las reglas estrictas de la ciencia superior a la que sirven: a las reglas de la conspiración y la Revolución.
G.. ¿Llegaremos, al fin, a una conclusión definitiva?...
R. Desde luego. Si la lucha de clases en el área económica es, en su primer efecto, reformista y contraria por ello a las premisas teóricas determinantes del advenimiento del Comunismo, en su auténtica y real trascendencia es puramente revolucionaria. Pero, vuelvo a repetir, subordinándose a las reglas de la conspiración; es decir, a la disimulación y ocultación de su verdadero fin…La limitación de la plusvalía y, por tanto, de la acumulación, en virtud de la lucha de clases, tan solo es apariencia, un espejismo creado para provocar el movimiento revolucionario primario en las masas. La huelga es ya un ensayo de movilización revolucionaria. Independientemente de si triunfa o fracasa, su efecto económico es anárquico. Al fin, este medio para mejorar el estado económico de una clase es en sí un empobrecimiento de la economía general; sea cual sea el volumen y el resultado de una huelga, ésta es una merma en la producción. Efecto general: más miseria, de la cual no se libra la clase obrera. Ya es algo. Pero no es el único efecto, ni siquiera el principal. Como sabemos, el fin único de toda la lucha de clases en el ámbito económico es ganar más y trabajar menos; traducido a efectos económicos, es consumir más produciendo menos. Tal absurdo económico –en nuestro léxico, tal contradicción-, inadvertido por las masas, cegadas de momento por un aumento de salario, es automáticamente anulado por un aumento en los precios, y si éstos se limitan por coacción estatal, ocurre igual, la contradicción de querer consumir más produciendo menos es remediada con otra: la inflación monetaria. Y así, se provoca ese círculo vicioso de huelga, hambre, inflación, hambre.
G. Menos cuando la huelga es a costa de la plusvalía del capitalismo.
R. Teoría, pura teoría. Para entre nosotros, tome usted cualquier anuario de la economía de un país y divida las rentas y utilidades totales entre los asalariados y ya verá qué cociente tan extraordinario logra. Es ese cociente lo más contrarrevolucionario, y debemos guardarlo en el mayor secreto. Porque si del teórico dividendo restamos los salarios y gastos de dirección que se producen al suprimir al propietario, resulta casi siempre un dividendo pasivo para los proletarios. Pasivo en realidad siempre, si computamos la disminución del volumen y la baja de la calidad en la provincia. Como usted ve, proclamar que la huelga es luchar por el bienestar inmediato del proletariado, solo es un pretexto; un pretexto necesario para lanzarlo al sabotaje de la producción capitalista; sumando así a las contradicciones del sistema burgués la del proletariado; doble arma de la Revolución… que, como es evidente, no se producen por sí mismas, porque hay organización, hay jefes, hay disciplina y, sobre todo, ninguna estupidez… ¿No puede sospechar usted que las famosas contradicciones del Capitalismo, de la Finanza específicamente, son también organizadas por alguien?... Como base de la inducción, le recuerdo que la Internacional Proletaria en su lucha económica coincide con la Finanza Internacional, produciendo la inflación…, y donde hay coincidencia puede haber acuerdo. Son sus propias palabras.
G. Entreveo un absurdo tan enorme o un intento de tejer una nueva paradoja, que no quiero ni siquiera imaginar. Parece como si usted quisiera insinuar la existencia de una especia de Internacional capitalista, otra Komintern,…, naturalmente opuesta.
R. Exactamente, al decir Finanza Internacional yo personalizaba igual que si dijera Komintern; pero al reconocer yo la existencia de una “Kapintern”, no digo que sea la enemiga…
G. Si pretende usted que perdamos el tiempo con ingeniosidades y fantasías, le debo advertir que ha elegido un mal momento.
R. ¿Acaso me cree usted aquella favorita de las Mil y Una Noches, derrochando imaginación velada tras velada para salvar su vida?...No, si estima que divago, es un error suyo. Para llegar adonde ambos hemos propuesto, si yo no quiero fracasar, debo ilustrarle antes sobre cosas esenciales, dada su incultura total en lo que yo llamaría “marxismo superior”. No puedo prescindir de la explicación, porque sé bien que la misma incultura hay en el Kremlin…Dígame si prosigo…
G. Puede proseguir, pero le soy leal; si todo resulta luego un mero recreo imaginativo, su diversión tendrá muy mal epílogo. Queda usted advertido.

(Continua aquí)

lunes, 27 de abril de 2009

Sinfonía en rojo mayor: La lucha por el poder mundial. Parte II

Viene de aquí. En esta segunda parte el interrogatorio versa sobre si habrá ataque o no de Hitler a la URSS y sobre Marx.

R. Hemos convenido que, por ahora, no puede interesar a la Oposición las derrotas y la caída de Stalin, por hallarnos en la imposibilidad física de reemplazarlo. Es en lo que coincidimos ambos. Ahora un hecho indiscutible. El atacante en potencia existe. Ahí está ese gran nihilista, Hitler, apuntando la peligrosa pistola de la Wehrmacht contra todo el horizonte. Queramos o no, ¿disparará contra la URSS?... Convengamos que para nosotros esa es la decisiva incógnita... ¿Estima usted bien planteado el problema?
G. Está bien planteado. Ahora bien: para mí no tiene ya incógnita. Estimo infalible el ataque hitleriano a la URSS.
R. ¿Por qué?
G. Sencillamente porque así lo dispone quien manda en él. Hitler solo es un condotiero del Capitalismo internacional.
R. Le concedo la existencia del peligro; pero de ahí a proclamar como infalible su ataque a la URSS media un abismo.
G. El ataque a la URSS lo determina la esencia misma del fascismo; además, lo impulsan a él todos los estados capitalistas que le han autorizado su rearme y la toma de todas las bases económicas y estratégicas necesarias. Es la evidencia misma.
R. Olvida usted algo muy importanye. El rearme de Hitler y las facilidades e inmunidades que le dieron hasta hoy las naciones de Versalles, fíjese bien, se las dieron en un período singular..., cuando la Oposición aún existía, cuando aún podíamos heredar a un Stalin derrotado...¿Estima el hecho casual o mera coincidencia temporal?...
G. No veo ninguna relación entre que permitieran las potencias de Versalles el rearme alemán y la existencia de la Oposición...La trayectoria del Hitlerismo es una trayectoria clara y lógica en él. El ataque a la URSS se haya de muy antiguo en su programa. La destrucción del Comunismo y la expansión hacia el Este son dogmas en Mi Lucha, ese Talmud del nacional-socialismo..., y que vuestro derrotismo haya querido aprovechar esa conocida amenaza contra la URSS, es natural dada vuestra mentalidad.
R. Sí, todo eso, a primera vista parece lógico y natural, demasiado lógico y natural para que sea verdad.
G. Para que no lo fuera, para que Hitler no nos atacase, deberíamos confiar en la alianza francesa..., y esto sí que sería ingenuidad. Sería tanto como confiar en que el Capitalismo se sacrificaría por salvar al Comunismo,
R. Discurriendo sin más nociones políticas que las propias de un mitin de masas, tiene usted toda la razón. Pero si es usted sincero hablando así, perdóneme, yo estoy decepcionado; creí más elevada la cultura política de la famosa policía estaliniana.
G. El ataque del hitlerismo a la URSS es, además, una necesidad dialéctica; es tanto como elevar al plano internacional la fatal lucha de clases. Junto a Hitler, por necesidad, estará todo el capitalismo mundial.
R. Así, con su dialéctica escolástica, créame, yo me formo una idea más pobre aún sobre la cultura política del estalinismo. Le oigo hablar como podría escuchar Einstein a un alumno de liceo sobre la física cuatridimensional. Veo que solo saben del Marxismo elemental, es decir lo demagógico y popular.
G. Si no es muy larga y oscura su explicación, le agradecería que me revelase algo de esa “relatividad” o “quanta” del marxismo.
R. Nada de ironías, estoy hablando animado del mejor deseo. En ese mismo marxismo elemental, que aún les enseñan en la Universidad estalinista, puede hallar una razón que contradice su tesis sobre la infalibilidad del ataque hitleriano a la URSS. Aún les enseñan como piedra angular del marxismo que la contradicción es la enfermedad incurable y mortal del Capitalismo...¿no es así?
G. En efecto.
R. Y siendo así, aquejado el Capitalismo de la contradicción permanente en lo económico, ¿por qué no la ha de padecer también en lo político?... Lo económico y lo político no son entidades en sí, son estados o dimensiones de la entidad social, y las contradicciones nacen en lo social, repercutiendo en la dimensión económica o política o en ambas a la vez... Sería un absurdo suponer falibilidad en lo económico y, a la vez, una infalibildad en lo político, algo necesario para que sea fatal ese ataque a la URSS que usted cree absolutamente necesario.
G. Entonces usted fía todo a la contradicción, a la fatalidad, al error ineludible que ha de padecer la burguesía que impedirá el ataque de Hitler a la URSS. Yo soy marxista, Rakovski, pero aquí, entre nosotros, sin escandalizar a ningún militante, le digo que, con toda mi fe en Marx, no fiaría yo la existencia de la URSS a una equivocación de sus enemigos..., y creo que Stalin tampoco.
R. Pues yo sí...No, no me mire así, que no me burlo ni estoy loco.
G. Permítame, por lo menos, tener mis dudas, en tanto no me demuestre su afirmación.
R. ¿Ve usted como tenía yo motivo para calificar de mediocre su cultura marxista?... Sus razones y reacciones son las mismas que las de un militante de base.
G. ¿Y no son las verdaderas?
R. Sí, las verdaderas para el pequeño dirigente, el burócrata y la masa. Las convenientes para los que sean luchadores de fila... Ellos las deben creer y repetir al pie de la letra... Escúcheme usted en el terreno confidencial. Con el marxismo sucede igual que con las antiguas religiones esotéricas, sus fieles debían saber solo lo elemental y hasta grosero si se quería suscitar la fe, algo absolutamente necesario, tanto en religión como en Revolución.
G. No querrá usted revelarme ahora un Marxismo misterioso, algo así como una masonería más.
R. No, nada de esoterismos. Al contrario, se lo presentaré con meridiana claridad. El marxismo, antes que sistema filosófico, económico y político, es una conspiración para la Revolución. Al ser la Revolución para nosotros la única realidad absoluta, filosofía, economía y política son verdad en tanto y cuanto llevan a la Revolución. La verdad intrínseca, subjetica llamémosla así, en la filosofía, economía y política y hasta en la moral no existe; será verdad o error en abstracción científica; pero al ser para nosotros subordinadas a la dialéctica de la Revolución -únicamente realidad y, por tanto, la única verdad-, para todo auténtico revolucionario, como lo fue para Marx, ha de ser así, debiendo obrar en consecuencia. Recuerde usted aquella frase de Lenin cuando alguien le dijo como argumento que su intento se oponía a la realidad: “Lo siento por la realidad”, respondió. ¿Cree usted que Lenin dijo una sandez? No, para él, toda realidad, toda verdad, era relativa, frente a la única y absoluta: la Revolución. Marx fue genial. Si su obra solo fuera una crítica profunda del capital, ya sería una labor científica sin par; pero donde alcanza la categoría de obra maestra es como creación irónica. “El comunismo -dice- ha de triunfar, porque le dará el triunfo su enemigo, el capital”. Tal es la tesis magistral de Marx...¿Cabe más grande ironía?... Para ser creído le bastó con despersonalizar a Capitalismo y Comunismo, trasmutando el ente humano en ente de razón, con un arte de prestidigitador maravilloso. Tal fue su ingenioso recurso para decirle a los capitalistas, que son la realidad del Capital, que triunfaría el Comunismo por su congénita idiotez: porque sin idiotez perpetua en el homo economicus, no puede haber en él la contradicción permanente proclamada por Marx. Lograr que el homo sapiens se transmute en homo stultum es poseer un poder mágico, capaz de hacerle descender al hombre en la escala zoológica a su primer peldaño, al de la bestia. Solo dada la existencia del homo stultum en esta época del apogeo del Capitalismo puede Marx formular su axiomática ecuacuón: Contradicción + Tiempo = Comunismo. Créame, cuando nosotros, los iniciados, contemplamos una efigie de Marx, aunque sea la que se ufana sobre la puerta principal de la Lubianza, no podemos reprimir una carcajada interior, y es que Marx nos contagia; le vemos a él reírse de toda la Humanidad tras sus barbazas.
G. ¿Será usted capaz de burlarse del más prestigioso sabio de la época?
R. ¿Burlarme yo?... ¡Si es admiración! Para lograr Marx engañar a tantos hombres de ciencia era necesario que él fuera superior a todos. Ahora bien, para juzgar a Marx en toda su grandeza, debemos contemplar al Marx auténtico, al Marx revolucionario, al del Manifiesto. Es decir, al Marx conspirador, ya que durante su vida la Revolución vivía en estado de conspiración. No en vano, sus avances y victorias ulteriores los debe la Revolución a aquellos conspiradores.
G. ¿Niega usted entonces el proceso dialéctico de las contradicciones del Capitalismo en el triunfo final del Comunismo?
R. Tenga usted la seguridad de que si Marx hubiera creído que la victoria del Comunismo solo llegaría gracias a la contradicción capitalista, jamás hubiera nombrado la contradicción ni una sola vez en los miles de páginas de su obra científico-revolucionaria. Hubiera sido un imperativo categórico de la real naturaleza de Marx, no científica, sino revolucionaria. Un revolucionario, un conspirador, jamás revela él a su adversario el secreto de su triunfo. Jamás le da información; le da desinformación, como usted sabe hacer en la contraconspiración, ¿no es así?

(Continua aquí)

viernes, 24 de abril de 2009

Sinfonía en rojo mayor: La lucha por el poder mundial. Parte I

He decidido ir publicando por entregas el interrogatorio de Cristian Gueorguievich Rakovski como continuación a lo que publiqué aquí. Recomiendo que se revise esa parte para poder entender lo que ahora iré escribiendo.

En mi opinión este interrogatorio nos proporciona la clave de la conspiración que estamos sufriendo. El interrogatorio traducido al español lo extraigo del libro SINFONÍA EN ROJO MAYOR traducción de Mauricio Carlavilla y publicado por la editorial NOS en Madrid el año 1953. El interrogatorio está en las páginas 425 a 468 del libro.

Este libro es una joya, recomiendo a todos que lo intentéis conseguir, puedo asegurar que no os defraudará. También puedo asegurar que con esta radiografía de la Revolución Mundial se entiende buena parte de la historia reciente y la actual, así como el futuro inmediato que nos aguarda.

El interrogatorio a Rakowsky lo realiza Gabriel Díaz, un chileno extraordinariamente inteligente al servicio de Stalin, que cambió su nombre por Gabriel G. Kuzmin. El doctor Landowsky asiste al interrogatorio para suministrar tranquilizantes a Rakowsky. El sonido del interrogatorio fue registrado y se desarrolló en francés, idioma que desconocía el técnico de grabación, pero que sí era conocido por el doctor Landowsky, por Gabriel y por Rakowsky. Posteriormente el doctor Landowsky escribió lo que se dijo, hizo tres copias, dos para Gabriel y una que se guardó en secreto para sí mismo. Un soldado español de la División Azul encontró esta copia en el frente ruso durante la II Guerra Mundial. Cualquiera puede comprobar que los hechos y personajes que se citan en el interrogatorio son reales y verdaderos.

INTERROGATORIO DEL ACUSADO CRISTIAN GUEORGUIEVICH RAKOVSKI POR G.G.K. EN EL DÍA 26 DE ENERO DE 1938

G. Según convinimos en la Lubianka, he solicitado el brindarle una última oportunidad; su presencia en esta casa le indica que lo he conseguido. Veamos si nos defrauda.
R. No lo deseo ni lo espero.
G. Pero antes, una advertencia de caballero. Ahora se trata de la pura verdad. No de la verdad oficial, esa que ha de resplandecer en el proceso a la luz de confesiones de todos los acusados. Algo que, como sabe usted, se subordina por entero a la razón política, a la razón de estado, como se diría en Occidente. Los imperativos de la política internacional nos harán ocultar la verdad total, la verdad verdadera...Será lo que sea el proceso, las naciones y las gentes conocerán lo que deban conocer..., pero el que debe saberlo todo, Stalin, lo ha de saber... Ahora bien: sus palabras aquí, sean como sean, no pueden agravar su situación. Sabe que no admite agravación. Solo pueden producir efectos a su favor. Puede ganar su vida, en este momento ya perdida. Dicho esto, vamos a ver: todos vosotros vais a confesar que sois espías de Hitler a sueldo de la Gestapo y del O.K.W. ¿no es así?
R. Sí.
G. ¿Y sois espías de Hitler?
R. Sí.
G. No, Rakovsky, no. Diga la verdad verdadera no la procesal.
R. No somos espías de Hitler; odiamos a Hitler tanto como pueda odiarlo usted, tanto como pueda odiarlo Stalin; acaso más aún. Pero la cosa es muy complicada...
G. Le ayudaré...Acaso yo sepa también algo. Vosotros los trotskistas, tomasteis contacto con el estado mayor alemán. ¿No es así?
R. Sí.
G. ¿Desde cuándo?
R. No sé la fecha exacta; pero no mucho después de la caída de Trotsky. Desde luego antes de la tomar Hitler el poder.
G. Entonces, exactamente, no sois unos espías personales de Hitler ni de su régimen.
R. Exacto; ya lo éramos antes.
G. ¿Y con qué fin?...¿Con el fin de regalarle una victoria y unos territorios rusos a Alemania?
R. No, de ningún modo.
G. Entonces, como espías vulgares, ¿por dinero?
R. ¿Por dinero?... Ninguno hemos recibido ni un marco de Alemania. No tiene bastante dinero Hitler para comprar, por ejemplo, a un Comisario de Asuntos Exteriores de la URSS, que tiene a su libre disposición un presupuesto mayor que las fortunas de Ford, Morgan y Valderbilt juntas, sin obligación de justificar sus inversiones.
G. Entonces ¿por qué razón?...
R. ¿Puedo hablar con entera libertad?...
G. Se lo ruego, a eso le invité.
R. ¿Es que Lenin no tenía una razón superior al recibir la ayuda de Alemania para llegar a Rusia? ¿Se han de aceptar las calumnias que fueron lanzadas entonces contra él? ¿No le llamaron también espía del Käiser?... Su relación con el Emperador y la intervención alemana para que llegasen a Rusia los bolcheviques derrotistas, es evidente...
G. Esa verdad o falsedad son extrañas a la cuestión...
R. No, permítame terminar...¿Es o no cierto que la acción de Lenin benefició en un principio al Ejército alemán?...Permítame...Ahí está la paz separada de Brest, en la cual se le cedían a Alemania inmensos territorios de la URSS. ¿Quién proclamó el derrotismo como arma bolchevique en 1913?...Lenin: me sé de memoria las palabras de su carta a Gorki: <>... Como ve usted, nosotros, los llamados trotskistas, los inventores del derrotismo en 1905, que luego profesa Lenin en 1913, seguimos hoy aquella misma línea. La línea de Lenin...
G. Con una ligera diferencia Rakovsky: que hoy existe en la URSS el socialismo y no un Zar.
R. ¿Cree usted?
G. ¿En qué?
R. En la existencia del socialismo en la URSS.
G. ¿No es socialista la URSS?
R. Para mí, tan solo de nombre. Ahí está la verdadera razón de la Oposición. Concédame, y en pura lógica lo ha de conceder, que teóricamente, racionalmente, nosotros tenemos el mismo derecho a decir no que tiene Stalin a decir sí.. Y si el triunfo del Comunismo justifica el derrotismo, quien estime al Comunismo frustrado o traicionado por el bonapartismo staliniano, tiene tanto derecho como Lenin a ser un derrotista.
G. Creo Rakovsky, que su gran estilo dialéctico le hace teorizar. En público, claro está, yo le argüiría; es bueno, lo reconozco, su argumento, el único posible, dada su situación; pero creo que le podría demostrar que solo es un sofisma... Quede para otra ocasión; ya tendremos una oportunidad... Espero que me conceda la revancha... Por el momento, solo esto: si su derrotismo, si las derrotas de la URSS solo tienen como razón la instauración del socialismo, del auténtico socialismo, según usted, el trotskismo, una vez liquidados sus jefes y su cuadros, como ya los hemos liquidado, el derrotismom la derrota de la URSS, ya no tiene objeto ni razón ... La derrota sería hoy la entronización de un Führer o un Zar fascista ... ¿No es eso?
R. En efecto. Sin adulación, su conclusión es perfecta.
G. Sí, según creo, lo afirma con sinceridad, ya hemos logrado mucho: yo, estalinista, y usted, trotskista, hemos remontado un imposible. Hemos llegado a un punto de coincidencia; coincidimos en que hoy no debe ser derrotada la URSS.
R. No creía yo, lo confieso, hallarme frente a persona tan inteligente... En efecto, por ahora, y acaso durante años, no podemos desear ni provocar la derrota de la URSS, porque hoy, es cierto, no estamos situados en posición de aprovecharla para la toma del Poder Mundial. No seríamos nosotros, los comunistas, los beneficiados. Esta es la situación exacta, y coincido con usted. No puede interesarnos hoy la destrucción del estado estalinista; y lo digo afirmando a la vez que este estado es el más anticomunista. Vea si hay en mí sinceridad.
G. La veo; así es la única manera de llegar a entendernos. Le ruego, antes de más, una explicación de lo que yo tomo por contradicción: si para vosotros es el estado soviético el más anticomunista, ¿por qué no deseáis hoy su destrucción?... Otro cualquiera sería menos anticomunista; por tanto, menor obstáculo para que vosotros instauraseis vuestro comunismo puro...
R. No, esa es una deducción demasiado simplista. Aún siendo el bonapartismo estaliniano tan opuesto al comunismo como lo fue Napoleón a la Revolución [francesa], es un hecho evidente que la URSS continúa teniendo aún dogma y forma comunista; tiene un comunismo formal, no real. Y así como la desaparición de Trotski permitió a Stalin transformar automáticamente el comunismo real en formal, la desaparición de Stalin nos permitiría transformar su comunismo formal en comunismo real. Nos bastaría una hora. ¿Me ha comprendido?...
G. Sí, naturalmente, nos ha dicho una clásica verdad, la de que nadie destruye aquello que desea heredar. Ahora bien: todo lo demás es artificio sofístico. Se basa en un supuesto que la evidencia repudia; el supuesto anticomunismo estaliniano... ¿Hay propiedad privada en la URSS?... ¿Hay plusvalía personal? ... ¿Hay clases? ... No continuaré aduciendo hechos, ¿para qué?...
R. Ya he concedido la existencia del comunismo formal. Todo eso que cita son meras formas.
G. ¿Sí?...¿Con qué fin?...¿Por un capricho banal?...
R. No, desde luego. Es una necesidad. La evolución materialista de la historia es imposible detenerla; todo lo más se la frena ... ¡Y a qué costa!... A costa de aceptarla en teoría para frustrarla en la práctica. Es tan invencible la fuerza que lleva a la Humanidad al Comunismo, que solo esa misma fuerza torcida, oponiéndose a sí misma, pueden lograr disminuir la velocidad de la evolución; más exactamente, disminuir el avance de la revolución oermanente...
G. ¿Un caso?
R. Hitler, el más evidente. Él ha necesitado del socialismo para vencer al socialismo. De ese su socialismo antisocialista que es el Nacional-Socialismo. Stalin necesita de un comunismo para vencer al comunismo. De ese su comunismo anticomunista que es su Nacional-Comunismo... El paralelo es evidente...Pero a pesar del antisocialismo hitleriano y a pesar del anticomunismo estaliniano, ambos, a su pesar, contra su voluntad objetivamente, trascendentalmente, hacen Socialismo y Comunismo..., ellos y muchos más. Quieran o no quieran, lo sepan o no lo sepan, construyen un Socialismo y un Comunismo formal que nosotros, los comunistas de Marx, hemos fatalmente de heredar...
G. ¿Heredar?... ¿Heredar quién?... La liquidación del trotskismo es absoluta.
R. Aunque usted lo dice no lo cree. Por gigantescas que las purgas sean, nosotros los comunistas sobreviviremos. No todos los comunistas están al alcance de Stalin, por muy largos que sean los brazos de su Ochrana.
G. Rakovski, le ruego y si es necesario se lo mando, que se abstenga de hacer alusiones ofensivas... No abuse de su "inmunidad diplomática".
R. ¡Yo plenipotenciario! ¿Embajador de quién?...
G. Precisamente, de ese inalcanzable trotskismo si así acordamos llamarle...
R. Del trotskismo a que usted alude, yo no puedo ser su diplomático; no me ha concedido su representación, ni me la he tomado yo, es usted quien me la da.
G. Empiezo a confiarme. Anoto en su haber que al yo aludir a ese trotskismo no me ha negado su existencia. Ya es un buen principio.
R. ¿Y cómo negar?... He sido yo quien ha hecho la mención.
G. Reconocida la existencia de un trotskismo muy particular, por mutua conveniencia, yo deseo que usted me haga ciertas sugerencias tendentes a explotar la coincidencia señalada.
R. En efecto, cuanto estime pertinente, pero por propia iniciativa, sin asegurar que sea siempre el exacto pensamiento de "Ellos".
G. Así lo he de considerar.
(Continua aquí).

viernes, 17 de abril de 2009

Influencia judía en la izquierda

Memorias de Madison—Mi vida en la Nueva Izquierda

Por Kevin MacDonald

He de decir que estoy en desacuerdo con el autor en la parte que concierne con sus preocupaciones raciales, por lo demás el artículo es muy revelador de la cultura judía y su influencia en Occidente.

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Yo no era el único en darme cuenta del toque judío en la política radical en Wisconsin. En su estudio académico sobre la Nueva Izquierda Raíces del Radicalismo: Judíos, Cristianos y la Izquierda, Stanley Rothman y S. Robert Lichter citan a un observador de la Nueva Izquierda en la Universidad de Wisconsin: "Estoy sorprendido por la falta de gente nacida en Wisconsin y la masiva preponderancia de judíos neoyorkinos. La situación en la Universidad de Minnesota es similar." Su corresponsal replicó: "Como has percibido, la izquierda de Madison la forman los judíos de Nueva York."

Las cosas cambiaron para mí cuando conviví con dos judíos en una habitación y de repente me sumergí en la subcultura judía radical de Madison. En ese ambiente la política radical no se cuestionaba, y yo mismo me convertí en un radical. Un psicólogo social probablemente lo explicaría como una adaptación a un nuevo conjunto de normas sociales —"allí donde fueres haz lo que vieres". De algún modo yo estaba preparado para sumergirme en el radicalismo. Yo había sido políticamente un liberal, un Demócrata, y un fuerte simpatizante del Movimiento por los Derechos Civiles. Pero había mucha distancia entre un liberal y un radical, especialmente en esos días.

Poco después, recuerdo que le dije a alguien de mi ciudad que me había "alienado" de la cultura. Y ahora que recuerdo ese incidente, me trae a la mente un pasaje del capítulo 6 de mi estudio de la influencia judía en los intelectuales del siglo XX y en los movimientos políticos, La Cultura de la Crítica:

"[Los intelectuales de Nueva York] se concebían a sí mismos como alienados, marginados—una versión moderna de la alienación y separación judía de la cultura [no judía]. [Como los describió Norman Podhoretz,] "Ellos no creían que pertenecieran a América o que América les perteneciera." … Es cierto, a Podhoretz … le preguntó un editor del New Yorker en los años 1950 "si existía alguna máquina de escribir especial en el Partisan Review con una tecla especial con la palabra ‘alienación’ en una sola tecla."

Sin darme realmente cuenta me había aculturado en un medio político de alienación de intelectuales judíos—y creció en mí la antipatía al ambiente en el que yo había crecido de la pequeña ciudad de Wisconsin (irlandesa y alemana, Católica, de clase baja). Mis actitudes hacia todo cambiaron dramáticamente. Veía a la gente y a la cultura en la que crecí con desdén si no odio.

La Universidad de Wisconsin era el lecho de la contracultura en los años 1960. Dos edificios fueron bombardeados, varios fueron ocupados, y la Guardia Nacional de Wisconsin acudió para restaurar el orden. También había una importante subcultura hippie —relativamente menos política y menos judía, y más preocupada con drogas, sexo, y rock-n’-roll.

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El movimiento estudiantil de Wisconsin idolatraba a importantes figuras judías izquierdistas como Leon Trotsky, Rosa Luxemburg, y Herbert Marcuse. Pero había un lugar especial en sus corazones para el carismático historidador social Harvey Goldberg. Las conferencias de Goldberg presentando su visión marxista de la historia social europea tenían una gran acogida en el campus.

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Como un diario describió las conferencias de Goldberg, "Sus conferencias, pronunciadas con una voz que parecía surgir de las profundidades de su alma, eran una experiencia transformadora de muchas generaciones de estudiantes, removiendo sus mentes y consciencias."

Goldberg murió en 1989, pero su legado aún perdura. Algunas de sus conferencias fueron grabadas y pueden obtenerse en el Harvey Goldberg Center para Historia Contemporánea de Wisconsin.

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El rival de Goldberg en el liderazgo intelectual de Wisconsin fue George L. Mosse que daba el curso de la historia de la intelectualidad europea, y fue también un imán para los radicales del campus. Mosse fue el nieto del fundador del diario liberal de Berlin Das Berliner Tageblatt—un prototipo de los medios liberales de propiedad judía que atrajeron la ira de Hitler y su movimiento. Das Berliner Tageblatt fue expropiado por el gobierno cuando Hitler llegó al poder, y Mosse y su familia fueron obligados a salir de Alemania.

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Yo asistí a los cursos de Mosse y posteriormente leí varios de sus libros que me ayudaron a escribir mi capítulo sobre el Nacional Socialismo [PDF] en Separación y sus Descontentos. En su libro La Crisis de la Ideología Alemana, Mosse subrayó que un ingrediente importante para el alzamiento del Nazismo fue la ideología völkisch—la ideología que los Alemanes tenían un espíritu único como pueblo como consecuencia de su pasado evolutivo. Incidentalmente, aunque sin ser mencionado por Mosse, estas opiniones con tonos raciales pueden encontrarse reflejadas en los escritos del siglo XIX del proto-sionista judío Moses Hess [PDF] y se convirtió en piedra angular del movimiento racial sionista que domina la política actual de Israel.

A diferencia de Goldberg, los interes judíos de Mosse eran bastante claros. Sus conferencias, como sus libros, mostraban un fuerte interés en asuntos judíos, particularmente en el Holocausto y en las bases ideológicas del nazismo. Al igual que Goldberg, Mosse ha dejado un legado en el departamento de Historia de la Universidad de Wisconsin...Mosse también enseñço en la Universidad Hebrea de Jerusalén; sus intereses judíos también pueden verse leyendo atentamente el catálogo de la serie de libros publicados por el instituto establecido en su nombre.

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Yo no era el único no judío en adoptar las actitudes radicales de la subcultura judía. El movimiento anti-guerra se expandió más allá de su origen judío en la costa este hasta una gran parte de la universidad y ciudad de Madison.

Esto me vino a la mente mientras observaba el documental de 1979 La Guerra en Casa que es una crónica del período de 1964–1970 en Madison. Las únicas personas que reconozco en el film son Paul Soglin y Evan Stark—dos importantes activistas judíos contrarios a la guerra en ese período.

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Mis recuerdos sobre los radicales de Madison de los años 1960 me vinieron de nuevo mientras leía las memorias de Mark Rudd (¿Por qué había tantos judíos en SDS (O el calvario de la civilidad). Rudd, que es judío, se dio a conocer como activista mientras estudiaba en la Universidad de Columbia en los años 1960. Después de ser expulsado de Columbia, se convirtió en organizador del SDS (junto a Bill Ayers) y fue uno de los fundadores del Weather Underground cuya misión era, citando a Rudd, "el derrocamiento violento del gobierno de los EEUU en solidardad con la lucha de los pueblos del mundo."

Rudd describe a la SDS de Columbia de los años 1960 como una "fraternidad judía." Los radicales judíos que describe Rudd se parecen más a Harvey Goldberg que a George Mosse. "No recuerdo una sola conversación entre nosotros en la que discutiéramos el hecho de que muchos de nosotros fuéramos judíos." Rudd sugiere que "al ser radicales pensábamos que podríamos escapar de nuestra judeidad."

El difunto Paul Lyons [PDF], uin historiador académico de la izquierda americana (Philadelphia Communists 1936-56), hace el interesante comentario de la vieja izquierda judía:

"…la mayoría de los comunistas judíos llevan su judeidad con indiferencia pero la experimentan profundamente. No es una judeidad religiosa o institucional para la mayoría; sin embargo se enraiza en una subcultura de identidad, estilo, lenguaje, y red social. . . . De hecho, la judeidad de esta segunda generación de judíos era anti-étnica y sin embargo la cima de la etnicidad. El emperador creía estar vestido en transetnicidad, porte americano, pero [los no-judíos] veían los matices y detalles de su etnicidad desnuda."

Ocurría lo mismo con sus hijos de la Nueva Izquierda judía. El tópico de por qué había tantos judíos radicales nunca se discutía, al menos yo no lo presencié. pero la judeidad de estos radicales era obvia para los no judíos como yo que fuimos expuestos de repente a una subcultura muy diferente. La red étnica entre los judíos era obvia, como lo era el acento de la costa este espolvoreado con Yiddish. Su gusto en el vestir era diferente, y les gustaba mucho hablar de películas, especialmente de películas europeas dirigidas por Ingmar Bergman o François Trauffaut—una especie de versión intelectual de los años 1960 de Seinfeld. Tenían un conjunto de ídolos judíos (Trotsky, Marcuse, Luxemburg) que eran inicialmente bastante extraños para mí. Rudd recuerda que el marco de referencia para los radicales judíos de Columbia era el Holocausto y la necesidad de no ser "un buen alemán".

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Los judíos radicales que conocí parecían darse cuenta que los no-judíos los veíamos como judíos. De hecho, una cosa que me chocó fue que estaban orgullosos de ser judíos y tenían actitudes muy negativas hacia el Cristianismo. Al menos a mi alrededor, ellos no condenaban el Cristianismo por su anti-semitismo. (La única alusión al antisemitismo histórico que recuerdo fue cuando mi compañero de habitación dijo "¿Te das cuenta que en un tiempo u otro se ha expulsado a los judíos de todos los países de Europa?" Entonces yo no sabía eso.)

Más bien, estaban orgullosos por el hecho que el Judaismo representaba un punto de vista iluminado sobre la sexualidad, mientras que el Cristianismo era mojigato y represor de la sexualidad. Su marco teórico para esto era el psicoanálisis que para ellos era otro bastión ideológico de los intelectuales judíos. En línea con el pensamiento freudiano, atribuían diversas formas de psicopatología al capitalismo y a la consciencia racial blanca derivadas de las actitudes sexuales cristianas—un análisis que surgía de sus lecturas de la síntesis de Marcuse de Marx y Freud.

...

En mi experiencia en Madison durante los años 1960, había también un fuere deseo de revancha apocalíptica y sangrienta contra toda la estructura social percibida por ellos como "goyim", fascista, capitalista, racista, anti-semítica.

...

Esto encaja con una serie de entrevistas con radicales de la Nueva Izquierda recogidas en el libro de Percy Cohen Jewish Radicals and Radical Jews: muchos tenían fantasías destructivas en las que la revolución resultaría en "la humillación, desposesión, encarcelamiento o ejecución de los opresores." Estas fantasías de destrucción del orden social se combinaban con la creencia en su propia omnipotencia para crear un orden social no opresivo.

Finalmente, era muy chocante para mí que estos radicales judíos contrarios a la guerra de Vietnam se mostraban incongruentemente eufóricos por la victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967. Esto también chocó al articulista de VDARE.com Paul Gottfried:

"Todos mis colegas judíos en la escuela de graduación [en Yale], ruidosos anti-anti-comunistas, opuestos al imperialismo capitalista de los EEUU, pero sin embargo entusiastas partidarios de Israel en su guerra con los árabes en1967. Un conocido marxista judío se enfureció porque los israelíes no reclamaron todo el Oriente Medio al final de esa guerra. Otro, aún declarándose feminista, lamentaba que los soldados israelíes no violaran a más mujeres árabes. No sería una exageración decir que mis días en la escuela de graduación resonaban con histeria judía donde los Wasps parecían contar solo como decoración." (Paul Gottfried, sobre "Being Jewish", Rothbard-Rockwell Report [Abril]:9–10, 1996.

Para su crédito, Rudd es mejor que la mayoría de los judíos al tratar de explicar la participación judía en el radicalismo, citando el clásico de John Murray Cuddihy The Ordeal of Civility: Freud, Marx, Levi-Strauss and the Jewish Struggle With Modernity. Aquí está la cita centralde Cuddihy:

"Con el advenimiento de la emancipación judía, cuando los muros del ghetto se resquebrajaban y la shtetlach (pequeña ciudad mayoritariamente judía) empezó a disolverse, los judíos—al igual que un antropólogo con los ojos totalmente abiertos entra en un mundo extraño, para explorar a un extraño pueblo que observa el cuerpo legislativo judío, halakah. Examinan este mundo con consternación, con asombro, enojo, y objetividad punitiva. Este asombro, este enfado, y esta objetividad vengativa del no miembro marginal son reincidentes; continua sin disminuir en nuestro tiempo porque la emancipación judía aún continúa."

...

Rudd también cita al importante libro de Israel Shahak Jewish History, Jewish Religion —pero Rudd retuerce la tesis de Shahak al afirmar que

"…como reacción a ser las víctimas del racismo a lo largo de los siglos, desarrollamos una religión que en sí misma es racista hacia los otros. Esto es especialmente cierto en los comentarios rabínicos desarrollados en la Europa Oriental durante los casi mil años en los que ocupamos una posición intermedia entre los terratenientes, a los que servíamos, y los campesinos que nos despreciaban y a los que nosotros también despreciábamos. ¿Cómo podía ser de otro modo? En mi familia, si querías decir que alguien era estúpido decías que tenía una ‘goyishe kup,’ una cabeza de goyim."

Mi punto de vista es otro: la preocupación judía con la pureza racial puede encontrarse en el Viejo Testamento y en toda la historia judía.

De vez en cuando, las sociedades occidentales han atacado o erigido defensas contra las élites judías y sus alíados no judíos. Desde el siglo XIX, importantes movimientos anti-judíos han sido racialistas (el nazismo en Alemania), pero este racialismo no fue la base de los movimientos cristianos anti-judíos (el Cristianismo de los siglos IV y V y la Inquisición española y portuguesa). Como señala Shahak (p. 64), el patrón general a lo largo de la historia europea fue el de levantamientos populares contra los judíos como componentes de las élites opresivas—y contra las élites no judías aliadas de ellos.

Rudd ve Israel por lo que es: un estado racialista, militarista, expansionista:

"Israel es el futuro de América: militarizado, racista, religioso-nacionalista, corporativo, con tantas fracturas internas y odios que solo la existencia de un enemigo perpetuo mantiene unida la nación. Si no nos organizamos para parar la actual deriva de este paísm en 30 años seremos Israel."

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La hostilidad judía hacia la cultura de los no judíos ha sido una constante en toda la historia judía. La diferencia fue, como señala Cuddihy, que ellos y sus preferencias de repente son parte de la cultura occidental dominante, con una gran influencia política y acceso a los medios y al mundo académico.

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Kevin MacDonald [email] es profesor de psicología en la Universidad estatal de California–Long Beach y frecuente colaborador de The Occidental Observer. Su website, aquí.