Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

jueves, 24 de septiembre de 2009

Nadie se atreve a llamarlo conspiración (II)

Viene de aquí.



LOS MANIPULADORES DE DINERO

Muchos profesores universitarios de historia dirán a sus alumnos que los libros que van a emplear durante el año son "objetivos".

Pero deténgase y piense: ¿Es posible escribir un libro de historia sin un punto de vista propio?
Hay millones de eventos que suceden en el mundo cada día. Pensar en escribir la historia completa de una nación, cubriendo aunque sea un año de vida, es algo absolutamente increíble. No es sólo habilidad de un historiador el escribir una historia "objetiva", que estará limitada por un mero tomo de acontecimientos, sino también por el hecho que la mayoría de los acontecimientos importantes nunca aparece en los diarios y menos en las memorias de alguien. Las decisiones tomadas por los "Big Boys" (Los "Grandes Muchachos") en sus salones de reuniones repletas de humo ni siquiera son informadas por el New York Times, que ostensiblemente publica todas las noticias que caben en sus imprentas. (O, mejor dicho, les hacen lugar a las noticias que quepan.) Para construir su caso, el historiador debe seleccionar un minúsculo número de hechos del limitado número que le es conocido. Si él no tiene una "teoría", ¿Cómo separa los hechos importantes de aquellos que no lo son?

Como el profesor Stuart Crane (http//www.theconspiracy.us/9408/0023.html - http://www.markswatson.com/Audio.html) lo ha destacado, ésta es la causa por que todo libro "comprueba" la tesis del autor.

Pero ningún libro es objetivo; y este mismo libro incluso no puede ser objetivo. (Los críticos Liberales gozarían citando esto fuera de contexto.) La información en él es verdadera, pero el libro no es objetivo. Hemos seleccionado cuidadosamente los hechos para probar nuestro caso. Creemos que la mayoría de los otros historiadores ha enfocado el paisaje e ignorado lo más importante: la carreta, el niño y el burro.La mayor parte de los sucesos que mostramos es fácilmente verificable en cualquier buena biblioteca. Pero nuestro argumento es que hemos arreglado estos hechos de modo que revelan, con mayor exactitud, su verdadero significado en la historia. Ellos son los acontecimientos que el Establishment no quiere que usted sepa. ¿Ha tenido alguna vez la experiencia de entrar a ver una película de misterio cuando ya han mostrado sus dos terceras partes? Confuso, ¿no?

Toda la evidencia parece mostrar que el mayordomo era el asesino, pero en las escenas finales vemos, ante nuestra sorpresa, que el homicida había sido la esposa del hombre a lo largo de toda la historia. Hay que quedarse y ver el principio de la película. Entonces, a medida que todas las partes vuelven a su lugar, la historia adquiere sentido. Esto es muy similar a la situación en que se encuentran millones de americanos de hoy. Están confundidos por los actuales acontecimientos en la Nación. Han llegado, se podría decir, cuando la película ya está finalizando. Para que la situación se torne comprensible, es necesario tener la porción de misterio que la antecede. (En realidad, nosotros no estamos comenzando desde el principio, pero volveremos lo suficientemente atrás como para darles sentido a los acontecimientos actuales.) Para entender la conspiración, es preciso tener alguna noción rudimentaria de la banca y, particularmente, de los banqueros internacionales. Aunque sería una sobre-simplificación atribuirles toda la conspiración a los banqueros internacionales, ellos han jugado, sin embargo, un rol clave.

Piense en la conspiración como una mano con un dedo marcado “banca internacional”, otros "fundaciones", "el movimiento antireligión", "Socialismo Fabiano" y "Comunismo". A los banqueros internacionales se refería el profesor Quigley cuando lo citamos anteriormente, afirmando que el objetivo de ellos era nada menos que controlar el mundo a través de las finanzas. ¿De dónde obtienen los gobiernos las enormes sumas de dinero que necesitan?

La mayoría viene de los impuestos, por supuesto, pero los gobiernos a menudo gastan más de lo que desean que sus ciudadanos impongan, y, entonces, se ven obligados a pedir préstamos. Nuestra deuda nacional es ahora de US$ 455 mil millones ---cada centavo de eso prestado a interés. Al público se le hace creer que el gobierno pide préstamos a "la gente" mediante los bonos de ahorro. Realmente, sólo el porcentaje más pequeño de la deuda nacional es sostenido por particulares, en esa forma. La mayoría de los bonos de gobierno, excepto aquellos de propiedad del mismo gobierno a través de los trusts de capitales, son manejados por vastas firmas de la banca, conocidas como bancos internacionales. En el financiamiento de gobiernos y de reyes, los bancos internacionales, por siglos, han podido hacer grandes sumas de dinero. Dichos operadores se ven, sin embargo, enfrentados a espinosos problemas.

Sabemos que las pequeñas operaciones se protegen exigiendo garantía, pero, ¿Qué tipo de garantía se puede obtener de un gobierno o de un rey? ¿Qué sucede si el banquero viene a recaudar y el rey dice: “Fuera con su cabeza”?

El proceso a través del cual uno cobra una deuda de un gobierno o de un monarca no es tema de estudio en las Escuelas de Negocios de nuestras universidades, y la mayoría de nosotros ---sin haber estado nunca en el negocio de financiar reyes---no ha pensado mucho en el problema. Pero hoy un negocio de financiamiento-de-reyes y para aquellos que puedan asegurar la cobranza es, de hecho, un negocio muy lucrativo. El profesor de Economía Stuart Crane manifiesta que existen dos medios utilizados para garantizar los préstamos a gobiernos y reyes. Cuando una firma de negocios pide prestadas grandes sumas de dinero, su acreedor obtiene un derecho en el manejo de éstas para proteger su inversión.

Al igual que un negocio, ningún gobierno puede pedir prestadas grandes sumas de dinero, a no ser que esté dispuesto a dar a su acreedor cierta medida de soberanía como garantía. Por cierto que los banqueros internacionales, que prestan cientos de billones de dólares a los gobiernos de todo el mundo, ejercen una influencia considerable en las políticas de dichos gobiernos. Pero la ventaja última que tiene el acreedor sobre el rey o presidente es que si el gobernante se sale fuera de la línea, el banquero puede financiar a su enemigo o rival, por lo tanto, si se quiere quedar con el lucrativo negocio de financiamiento-de-reyes, es sabio tener un rival o enemigo a la espera, para sacar de su trono al presidente o gobernante a quien se le otorga el préstamo. Si el rey no tiene enemigo, se le debe crear uno. Preeminente en este juego fue la famosa Casa de Rothschild. Su fundador, Meyer Arnschel Rothschild (1743-1812), de Francfort, Alemania, dejó a uno de sus cinco hijos en casa para manejar el banco de Francfort y mandó a los otros a Londres, París, Viena y Nápoles. Los Rothschild llegaron a ser increíblemente ricos durante el siglo diecinueve, financiando a los gobiernos que luchaban entre sí.

De acuerdo al profesor Stuart Crane:



“Si uno mira hacia atrás, se da cuenta de que-cada guerra en Europa, durante el siglo XIX, terminaba con el establecimiento de un "equilibrio de poder". Cada vez que se barajaban los naipes, había un balance de poder en un nuevo agrupamiento
alrededor de la Casa de Rothschild en Inglaterra, Francia o Austria. Agrupaban a las naciones de tal modo que si cualquier rey se salía de la línea, estallaría un conflicto y el éxito final de la guerra favorecería al que se hubiera dado el financiamiento. Investigando los estados de deuda de las naciones en guerra, generalmente indicarán quién será el castigado."


Describiendo las características de los Rothschild y otros banqueros internacionales de renombre, el Dr. Quigley nos dice que ellos eran diferentes al resto de los banqueros comunes, distinguiéndose principalmente por ser cosmopolitas, estar cerca de los círculos dominantes y, muy en particular, interesados en las deudas internas y externas de los gobiernos.

Por todo esto fueron llamados "banqueros internacionales" (Quigley: Tragedy and Hope, p. 52). Una de las razones fundamentales por las cuales el rol de los banqueros internacionales sufrió un "eclipse" histórico trascendental en la política mundial, es que los Rothschild eran judíos. Los antisemitas han puesto sus manos en la conspiración, tratando de pintarla como judía. Nada podría estar más lejos de la verdad. Las instrucciones bancarias tradicionalmente anglosajonas de J. P. Morgan y de Rockefeller han jugado un papel clave en la conspiración, sin negar la importancia de los Rothschild y sus satélites.

Sin embargo, es tan irrazonable e inmoral culpar a todos los judíos por los delitos de los Rothschild, como lo sería sostener que todos los Bautistas son culpables por los delitos de los Rockefeller. Los miembros judíos de la conspiración han usado una organización llamada Liga Anti-difamatoria (ver anexo: EL SISTEMA FINANCIERO MUNDIAL Y SUS NÚCLEOS DE PODER) como instrumento para tratar de convencer a todos que cualquier mención a los Rothschild o sus aliados es un ataque a todos los judíos.

De esta manera, han hecho callar a casi todos los eruditos sobre los banqueros internacionales, y han convertido esta materia en un tabú dentro de las universidades. Cualquier individuo o libro que investigue el tema es inmediatamente atacado por cientos de comités de la Liga Antidifamatoria a través de todo el país. La Liga Antidifamatoria nunca ha permitido que la lógica o la verdad interfieran en sus sucias labores altamente profesionales. Cuando no hay evidencia aparente, la Liga Antidifamatoria - que firmemente se opuso al llamado "McCarthismo" - acusa a la gente de ser "antisemitas latentes". ¿Se imaginan cómo saltarían y gritarían si alguien los acusara de ser "comunistas latentes"? Realmente, nadie tiene más derecho para estar disgustado con los Rothschild y su grupo que sus propios camaradas judíos. Los Warburg, parte del mismo imperio Rothschild, ayudaron a financiar a Adolfo Hitler. ¡Habrá pocos o ningún Rothschild o Warburg en los campamentos de prisioneros nazis! Ellos pasaron la guerra sentados en lujosos hoteles de París o emigraron a los Estados Unidos o Inglaterra. Como grupo, los judíos han sufrido muchísimo en las manos de estos buscadores de poder. Un Rothschild tiene mucho más en común con un Rockefeller que con un sastre de Budapest o del Bronx. Como la base del imperio de la banca internacional han sido los bonos de gobierno, los banqueros han alentado la deuda gubernamental. Mientras mayor sea la deuda, más alto es el interés.

Nada endeuda más a un gobierno que una guerra; y no ha sido práctica, poco común, entre los banqueros internacionales proporcionar financiamiento a ambos lados en los conflictos militares más sangrientos. Durante nuestra Guerra Civil, por ejemplo, el Norte era financiado por los Rothschild a través de su agente americano August Belmont, mientras el Sur era subvencionado por los Erlanger, parientes de Rothschild. Pero mientras las guerras y revoluciones han sido útiles para los banqueros internacionales, en cuanto a ganar o aumentar la influencia sobre los gobiernos, la llave que lleva a tal dominio siempre ha sido el control del dinero. Usted puede oprimir a un gobierno si lo tiene como deudor; un acreedor está en la posición de exigir los privilegios de un monopolio a su soberano. Los gobiernos buscadores-de-dinero han concedido monopolios en la banca estatal, recursos naturales, concesiones de petróleo y transporte. Sin embargo, el monopolio que los financieros internacionales más anhelaban era el control sobre el dinero de la nación. Eventualmente, estos banqueros internacionales poseían como corporaciones privadas los Bancos Centrales de varías naciones europeas. El Banco de Inglaterra, el Banco de Francia y el Banco de Alemania no eran propiedad de sus gobiernos respectivos, como casi todos se imaginaban, sino que eran monopolios de propiedad privada concedidos por los Jefes de Estado, generalmente en devolución de préstamos.

Bajo este sistema, observa Reginald McKenna, presidente del Midland Bank de Inglaterra,



"Aquellos que crean y despachan el dinero y el crédito, dirigen la política del gobierno y tienen en sus manos el destino de la gente".

"Una vez que el gobierno entra en deuda con los banqueros, está a su merced. Un ejemplo aterrador fue citado por el London Financial Times del 26 de septiembre de 1921, revelando que en ese tiempo media docena de hombres, en la cumbre de los
Cinco Grandes Bancos, podría alterar toda la obra financiera del gobierno si
refrenara la renovación de los pagarés de tesorería".


Todos aquellos que han buscado el control dictatorial sobre las naciones modernas han entendido la necesidad de un Banco Central. Cuando la Liga de los Justos contrató al revolucionario autor mercenario, llamado Karl Marx, para que escribiera el impreso de la conquista llamado Manifiesto Comunista, el quinto renglón decía:



"La centralización del crédito en manos del Estado, por medio de un Banco Nacional con capital estatal y un monopolio exclusivo".


Después, Lenin dijo que el establecimiento de un Banco Central era el noventa por ciento de la comunización de un país. Tales conspiradores sabían que no se puede tomar el control de un país sin la fuerza militar, a la vez que esa nación debe poseer un Banco Central a través del cual se pueda controlar su economía.

El anarquista Bakunin, sarcásticamente, manifestó acerca de los seguidores de Karl Marx:



"Tienen un pie en el Banco y el otro en el movimiento socialista".


Los financieros internacionales destacan a sus propios hombres al frente de cada banco internacional de Europa.

El profesor Quigley informa:



"No se debe pensar que estos jefes de los principales Bancos Centrales del mundo eran poderes sustantivos en el campo financiero. No lo eran. Más bien se
desempeñaban como agentes y técnicos de los banqueros inversionistas que
dominaban en sus propios países, quienes los levantaban o degradaban a voluntad.

El poderío financiero absoluto del mundo estaba en manos de estos banqueros inversionistas (también llamados "banqueros internacionales o mercaderes") que permanecían muy escondidos en sus propios bancos privados, sin aparecer en escena. Estos formaban un sistema de cooperación internacional y dominio nacional, que era más privado, más poderoso y más secreto que las actividades de sus agentes en los Bancos Centrales". (Quigley, op. cit., pp. 326-7).


El doctor Quigley también revela que los banqueros' internacionales. que poseían y controlaban los Bancos de Inglaterra y Francia, mantendrían su poder aun después que aquellos bancos hubieran sido teóricamente socializados. Naturalmente, aquellos que controlaban los Bancos Centrales de Europa estaban ansiosos, desde un comienzo, por instalar un establecimiento similar en los EE.UU. Desde el principio, los Padres Fundadores fueron conscientes de los intentos para controlar América a través de la manipulación del dinero, y por ello se enfrentaron en movida batalla con los banqueros internacionales.

Thomas Jefferson le escribió a John Adams:



"... Creo sinceramente, como tú, que los establecimientos bancarios son más
peligrosos que los ejércitos en pie ...”


Pero aun cuando América no tenía un Banco Central -después de su abolición por el Presidente Jackson, en 1836-, los financistas europeos y sus agentes americanos se ingeniaron para obtener suficiente control sobre nuestro sistema monetario.

Gustavus Myers, en su Historia de tas Grandes Fortunas Americanas, revela:




“Subterránearnente,los Rothschild ejercieron ostensible influencia en el dictado de leyes financieras americanas. Los registros muestran que ellos eran poderosos en el antiguo Banco de los Estados Unidos (abolido por Andrew Jackson)”.



Estos a menudo se "cortaban el cuello financiero" el uno al otro, pero a medida que sus víctimas rurales del Oeste se empezaron a organizar políticamente, los "barones ladrones", como se los llamó, vieron que debían trabajar unidos para formar una "comunidad de interés, con el objeto de protegerse de miles de campesinos encolerizados y de próximos competidores".

Esta difusión del poder económico fue uno de los principales factores estimulantes de la demanda de un Banco Central, por parte de los futuros monopolistas financieros y comerciantes. En Años de Saqueo, Proctor Hans escribe sobre esta época:


"Entre los Morgan, Kulm-Loeb y otros pilares similares del área industrial no había disposición alguna para estar involucrados en conflictos que llevaran a la dislocación financiera. Por el contrario, apareció una comunidad de interés con resultados que fueron altamente beneficiosos... "


Pero fuera de los principales centros del Este, la mayoría de los banqueros americanos y sus clientes aún desconfiaban del método de los Bancos Centrales. Para mostrarles a las regiones interiores del país que necesitarían un sistema de Bancos centralizados, los banqueros internacionales crearon una cadena de pánicos como demostración de su poder -una advertencia de lo que pasarla si los otros banqueros no entraban en línea.

El hombre a cargo de conducir estas lecciones era J. Pierpont Morgan, americano de nacimiento pero educado en Inglaterra y Alemania. Muchos se refieren a Morgan, incluyendo al Congresista Louis MacFadden (un banquero que encabezó la Casa de Banca y el Comité de Circulante por diez años), como el agente americano más importante de los Rothschild ingleses. A comienzos de siglo, ya J. P. Morgan era una experta mano en la creación de pánicos artificiales.

El Senador Robert Owen, coautor del Acta de la Reserva Federal (quien más tarde se lamentaba de su papel), rindió testimonio ante un Comité del Congreso, que el banco de su propiedad recibía instrucciones de la Asociación de Banqueros Nacionales, entre ellas la que llegó a ser conocida como "Circular del Pánico de 1893", en la que se decía:


"Usted retira de una vez la tercera parte de su circulante y recogerá la mitad de sus préstamos".


El historiador Frederick Lewis Allen nos cuenta, en la revista Life del 25 de abril de 1949, del rol que jugó Morgan en difundir rumores acerca de la insolvencia del Banco Knickerbocker y de la Trust Company of America, rumores que causaran el pánico de 1907.

En respuesta a la pregunta: ¿El pánico fue precipitado por Morgan?", Allen informa:



"Oakleigh Thorne, el presidente de ese singular Trust, testimonió ante un Comité del Congreso que su banco se vio obligado a hacer solamente retiros moderados.... que no había solicitado ayuda, y que la declaración (de Morgan) había sido el leitmotiv desencadenante de la bancarrota en su banco. Partiendo del testimonio anotado y de las medidas disciplinarias adoptadas por el Banco de Liquidación contra los bancos Heinze, Morse y Thomas, algunos cronistas llegaron a la original conclusión de que Morgan manejó hábilmente las inestables condiciones financieras del otoño de 1907, precipitando el pánico. Luego orientó este movimiento en orden a liquidar la banca rival y consolidar las entidades financieras que giraban en la órbita de sus intereses."


Cumplida esta finalidad, Morgan puso fin al pánico por él creado.

Sobre el particular, Frederick Allen anota:


"La lección del pánico financiero de 1907 fue decisiva, pero hubo que esperar aproximadamente seis años para que en Estados Unidos se legislara para implantar
normas que evitaran, en el futuro, un caos similar. En todo caso, era evidente que en Norteamérica se necesitaba con urgencia un sistema de bancos centralizados... "


El hombre que debla jugar la parte más significativa en proveer a América de un Banco Central fue Paul Warburg, quien, con su hermano Félix, había inmigrado a los Estados Unidos desde Alemania en 1902. Dejaron a su hermano Max (después uno de los mayores financieros de la Revolución Rusa) en Francfort, para que manejara el banco de la familia (M. N. Warburg y Compañía). Paul Warburg casó con Nina Loeb, hija de Salomón Loeb, de' Kuhn, Loeb y Cía., la firma de banqueros internacionales más poderosa de América. Su hermano Félix se casó con Frieda Schiff, hija de Jacob Schiff, el poder dirigente detrás de Kuhn, Loeb.

Stephen Birmingham escribe en su libro Nuestra Multitud:

"En el siglo XVIII los Schiff y los Rothschild compartían una casa doble en Franckfort. Se decía -que Schiff compró la sociedad de Kuhn-Loeb con dinero de Rothschild".

Paul y Félix Warburg llegaron a ser socios de la Kuhn, Loeb y Compañía. En 1907, el año del pánico precipitado por Morgan, Paul Warburg empezó a utilizar casi todo su tiempo en escribir y dar clases sobre la necesidad de una "reforma bancaria". Kuhn, Loeb y Compañía tenía suficiente espíritu cívico sobre la materia como para mantenerlo a un sueldo de US$ 500.000 anuales con el objeto que entregara su tiempo, durante seis años, al "bien público". Trabajando con Warburg en la promoción de la "reforma bancaria" estaba Nelson Aldrich, conocido como el "corredor del Buró de Morgan en el Senado". Abby, hija de Aldrich, se casó con John D. Rockefeller Jr. (el actual Gobernador de Nueva York recibió el nombre de su abuelo materno). Después del pánico de 1907, Aldrich fue nombrado jefe de la Comisión Monetaria Nacional por el Senado.

Aunque no tenía conocimientos técnicos de la banca, Aldrich y su séquito gastaron casi dos años y US$ 300.000 del dinero de los depositantes, siendo "paseados y bailados" por los propietarios de los Bancos Centrales de Europa, recorriendo el continente "para estudiar" la banca centralizada.

Cuando la Comisión volvió de su lujoso festín, no llamó a reunión ni dio informe alguno por cerca de dos años. Pero el Senador Aldrich estaba ocupado "arreglando" las cosas. Junto con Paul Warburg y otros banqueros internacionales, sostuvo una de las reuniones secretas más importantes en la historia de los Estados Unidos.

El agente de Rockefeller, Franck Vanderlip, admitió en sus Memorias muchos años más tarde:

"A pesar de mis ideas acerca del valor que tiene la mayor publicidad para los asuntos de las corporaciones, hubo una ocasión, cerca del cierre del año 1910, en que yo era tan reservado -de hecho tan sigiloso-como cualquier conspirador... No creo que sea exagerado hablar de nuestra expedición secreta a la Isla Jekyll, a propósito de lo que eventualmente sería el Sistema de Reserva Federal."

La reserva estaba bien garantizada. El control sobre toda la economía estaba en juego.

El Senador Aldrich había despachado invitaciones confidenciales a:
Henry P. Davison, de la J. P. Morgan y Cía.
Franck A. Vanderlip, presidente del National City Bank, de propiedad de Rockefeller
A. Piatt Andrew, Segundo Secretario de la Tesorería
Benjamín Strong, de la Banker's Trust Company, de Morgan,
Paul Warburg
Todos ellos lo debían acompañar a la Isla Jekyll, Georgia, para escribir las recomendaciones finales del informe de la Comisión Monetaria Nacional.

Jekyll Island

La gloriosa historia de Jekyll, la más al sur de Las Islas Doradas, comenzó en 1886, cuando la isla fue comprada por un grupo de familias adineradas como lugar privado de retiro. Para 1900, en la lista de socios del Jekyll Island Club figuraban los Rockefellers, los Morgans y los Goulds. El Club cerró sus puertas en 1942 y Jekyll fue comprada por el estado de Georgia en 1947. Hoy, esta era de la historia de Jekyll puede ser revisitada de manera espectacular haciendo en tranvía la gira turística del Distrito Histórico, el cual comprende muchas de aquellas opulentas mansiones a las que sus dueños llamaban "casitas de campo". El distintivo de Jekyll son sus kilómetros de hermosas playas de arena blanca. Y sus más de 63 hoyos de golf, un complejo de canchas de tenis cubiertas y al aire libre, un parque acuático, malecones para pescar, esquí acuático, marinas, restaurantes, tiendas y eventos musicales. Los alojamientos son tentadoramente variados, incluyendo elegantes lugares de veraneo, propiedades a orillas del Océano e incluso camping. La isla Jekyll, en otros tiempos paraíso de la élite, es ahora la atracción de todos.


En torno a lo que ocurrió en la Isla Jekyll, B.C. Forbes escribe en su Men Who Are Making America:

"Después de una discusión general, se decidió redactar una serie de principios amplios, en los cuales todos estuvieron de acuerdo. Todos los miembros del grupo
votaron por el Banco Central, considerándolo como la piedra angular ideal para cualquier sistema bancario". (p. 399)

Warburg puso de relieve que el nombre de “Banco Central” debía ser evitado a toda costa. Se decidió promover el esquema como un sistema de "Reserva Regional", con cuatro (después doce) ramas en diferentes secciones del país. Los conspiradores sabían que el Banco de Nueva York dominaría al resto y que sería un "elefante blanco" de mármol para desilusionar al público. De la reunión de la Isla Jekyll, salieron definitivamente elaborados el Informe de la Comisión Monetaria y la Ley Aldrich.

Warburg había propuesto que la ley se designara como "Sistema de Reserva Federal", pero Aldrich insistió en que el público asociaba ya su nombre con la reforma bancaria, y sería motivo de sospecha si, inopinadamente, se presentaba la ley sin el patronímico Aldrich. Sin embargo, el nombre de Aldrich, vinculado a la norma legal, resultó ser el beso de la muerte, pues era obviamente evidente que todo proyecto con su patrocinio representaba el pensamiento de los banqueros internacionales. Cuando la Ley Aldrich no pudo avanzar en el Congreso, una nueva estrategia debió ser ideada. El Partido Republicano estaba conectado con Wall Street muy de cerca. La única esperanza para un Banco Central era disfrazarlo y hacerlo pasar, a través de los Demócratas, como una medida para despojar a Wall Street de su poder. La oportunidad para hacer esto vino con la proximidad de la elección presidencial de 1912.

El Presidente Republicano, William Howard Taft, se habla opuesto a la Ley Aldrich y parecía seguro para la reelección, hasta que el predecesor de Taft, su camarada el republicano Teddy Roosevelt, buscó el apoyo del Partido Progresista.

En America's 60 Families, Ferdinand Lundberg reconoce:

"Tan pronto Roosevelt expresó que nuevamente desafiaría a Taft, la derrota del
Presidente fue inevitable. A través de la pelea de tres-esquinas (TaftRoosevelt-Wilson), Roosevelt tuvo a Munsey (Frank, agente de Morgan) y a Perkins (George) constantemente a sus pies, proporcionándole dinero, revisando sus discursos, trayendo a gente a Wall Street, para ayudar, y, en general, llevando todo el peso de la campaña contra Taft...""Perkins, y J. P. Morgan y Cía. eran la médula del Partido Progresista; todo lo demás era una mentira..."
"En pocas palabras, la mayoría de los fondos de la campaña de Roosevelt eran proporcionados por los dos hombres de Morgan que buscaban la cabeza de Taft." (pp. 110-112.)

El candidato Demócrata, Woodrow Wilson, era igualmente de propiedad de Morgan.

El doctor Gabriel Kolko, en su The Triumph of Conservatism, informa:

"A fines de 1907, él (Wilson) apoyó la Ley Aldrich sobre la banca, y se sintió orgulloso por el rol que jugó Morgan en la sociedad americana" (p. 205).

De acuerdo a Lundberg:

"Durante veinte años antes de su nombramiento, Woodrow Wilson se había movido a
la sombra de Wall Street." (p.112.)

Woodrow Wilson y Teddy Roosevelt asombraron al país tratando de eclipsarse el uno al otro, con denuncias floridas (e hipócritas) sobre el "trust de dinero" de Wall Street - el mismo grupo de los Privilegiados que estaba financiando las campañas de ambos. El doctor Kolko continúa diciéndonos que, a principios de 1912, la reforma bancaria, "parecía un informe muerto... El movimiento de la reforma bancaria se había aislado a sí mismo".
Wilson resucitó el informe y prometió al país un sistema monetario libre de la dominación de los banqueros internacionales de Wall Street.

Por otra parte, la plataforma Demócrata manifestó expresamente: "Estamos en contra del plan Aldrich por un Banco Central". Pero los "Big Boys" sabían a quién habían comprado.

Entre los financieros internacionales que contribuían fuertemente a la campaña de Wilson, además de todos aquellos ya nombrados, estaban:
Jacob Schiff
Bernard Baruch
Henry Morgenthau
Thomas Fortune Ryan
el editor del New York Times, Adolph Ochs


El perro pastor de los Privilegiados, que controlaba a Wilson y guiaba el programa a través del Congreso, era el misterioso "Coronel". Edward Mandel House, educado en Inglaterra, hijo de un representante de los intereses financieros de Inglaterra en Sudamérica. Su titulo era honorífico; House tampoco nunca sirvió en el ejército. Era el típico "tirador de cuerdas detrás del escenario", que ejercía control con su influencia secreta. Es considerado por muchos historiadores como el verdadero Presidente de los Estados Unidos durante los años de Wilson.

House fue autor de un libro, Philip Dru: Administrator, en el cual sostuvo la necesidad de establecer el "Socialismo como fue soñado por Karl Marx". Como pasos hacia su objetivo, House, en su libro y vida real, recuerda algo sobre el impuesto de renta gradual y de un Banco Central proporcionando una "moneda flexible".

El impuesto a la renta graduado y un Banco Central son dos de los diez renglones de el Manifiesto Comunista. En sus The Intimate Papers of Colonel House, el Profesor Charles Seymour se refiere al "Coronel" como un "invisible ángel guardián" del Acto de Reserva Federal. El trabajo de Seymour contiene numerosos documentos e informes que muestran permanente contacto entre House y Paul Warburg, mientras el Acto de Reserva Federal estaba siendo preparado y timoneado a través del Congreso.

El biógrafo George Viereck nos asegura que:
“los Schiff, los Warburg, los Kuhn, los Rockefeller y los Morgan pusieron su fe en House...“
Su fe fue fuertemente recompensada.Para sostener la ficción de que el Acta de la Reserva Federal era "una ley del pueblo", los financistas Privilegiados pusieron una cortina de humo en oposición a ella. Era exactamente el caso del Hermano Conejo, rogando no ser echado al sembrado de agavanzo (escaramujo). Ambos, Aldrich y Vanderlip, censuraron lo que en realidad era su propia ley.

Cerca de veinticinco años más tarde, Frank Vanderlip admitió:

"A pesar de que el Plan de Reserva Federal de Aldrich haya sido derrotado cuando
llevaba su nombre, sus puntos esenciales estuvieron todos contenidos en el plan que finalmente se adoptó".

Aprovechando el deseo del Congreso, de suspender las sesiones por Navidad, el Acta de la Reserva Federal fue votada el 22 de diciembre de 1913, con una votación de 298 contra 60 en la Cámara y en el Senado con una mayoría de 43 contra 25. Wilson había cumplido la promesa que había hecho a los Privilegiados, para poder llegar a la Presidencia.

Warburg le dijo a House,

"Bueno, no tiene exactamente lo que queremos, pero lo que falta lo podemos ir ajustando con el proceso administrativo".

Había genuina oposición al Acta, pero ésta no podía igualar al poder de los partidarios de la Ley. El Conservador Henry Cabot Lodge Sr. proclamó con gran visión:

"La Ley, como está, me parece abrirá camino a una vasta inflación de la moneda... No quiero creer que ninguna Ley que sea aprobada haga posible el sumergimiento del patrón oro en una inundación irremediable de papel moneda". (Informe del Congreso, 10 de junio de 1932)

Después de la votación, el Congresista Charles A. Lindbergh Sr., padre del famoso aviador le dijo al Congreso:


"Este Acta establece el trust más gigantesco de la tierra... Cuando el Presidente firme este Acta, el gobierno invisible del Poder Monetario, cuya existencia ha sido probada en la investigación del Trust del Dinero, será legalizado."


"Esta es la Ley Aldrich disfrazada... La nueva Ley creará inflación cuando los
trusts quieran inflación... "


El Acta de la Reserva Federal fue aclamada, y aun lo es hoy, como victoria de la "democracia" sobre los "trusts de dinero". Nada podría estar más lejos de la verdad. Todo el concepto de la banca central era manejado por el mismo grupo que se suponía había que despojar del poder. El mito que el "trust de dinero" había sido depuesto, explotó cuando Paul Warburg fue designado al Primer Consejo de Reforma Federal, un Consejo escogido por el "Coronel" House. Paul Warburg abandonó su puesto de US$ 500.000 anuales como socio de Kuhn, Loeb, para tomar uno de US$ 12.000 anuales en la Reserva Federal.

Los "accidentalistas" que enseñan en nuestras universidades lo harían creer a usted que Warburg lo hizo por patriotismo. Y el hombre que actuó como Presidente del Banco de Reserva Federal de Nueva York, durante sus primeros años, fue el mismo Benjamin Strong, de los intereses Morgan, quien acompañó a Warburg, Davison, Vanderlíp y otros a la Isla Jekyll, Georgia, para redactar la Ley Aldrich. ¿Cuán poderoso es nuestro "Banco Central"? La Reserva Federal controla nuestra oferta de dinero y tasas de interés y, por lo tanto, manipula toda la economía, creando inflación o deflación, receso o auge, y enviando el mercado de valores hacia arriba o hacia abajo a su antojo.

La Reserva Federal es tan poderosa, que el Congresista Wright Patman, presidente del Comité de la Comisión Bancaria, sostiene:

"En los Estados Unidos de hoy tenemos, en efecto, dos gobiernos... Tenemos un gobierno legal, debidamente constituido; otro, independiente, sin control ni coordinación, esto es, el Sistema de Reserva Federal, que maneja todo el poder
monetario que, por mandato de la Constitución, le está reservado al Congreso."

¡Ni los Presidentes, Congresistas, ni Secretarios de la Tesorería dirigen la Reserva Federal! En los asuntos de dinero, ¡la Reserva Federal los dirige a ellos!

El poder incontrolado de la "Fed" fue reconocido por el Secretario de la Tesorería, David M. Kennedy, en una entrevista para el número del 5 de marzo de 1969 del U. S. News and World Report:
P.: - ¿Usted aprueba las últimas medidas de restricción de crédito?
R.: - No es mi labor aprobar o desaprobar. Esa es obra de la Reserva Federal.
Y lo que es curioso, el Sistema de Reserva Federal nunca ha sido intervenido y se ha resistido firmemente a todos los intentos por parte del Presidente del Comité de la Comisión Bancaria, Wright Patman, a que sean revisadas sus cuentas (N. Y. Times, 14 de septiembre de 1967).


¿Cuán exitoso ha sido el Sistema de Reserva Federal?

Depende de cómo se aprecie la situación. Desde que Woodrow Wilson hizo su juramento, al asumir el cargo, la deuda nacional se ha elevado desde US$ 1 billón a US$ 455 billones. La suma total de interés pagado desde entonces a los banqueros internacionales por sostener esa deuda es tambaleante, llegando a ser ese rédito el tercer mayor ítem en el presupuesto federal.

El interés de la deuda nacional es ahora de US$ 22 billones anuales, y ha aumentado fuertemente a medida que la inflación eleva la tasa de beneficio de los bonos de gobierno. Mientras tanto, nuestro oro es hipotecado en Bancos Centrales europeos y toda nuestra plata ha sido vendida.

Con la inminente catástrofe económica, sólo un ciego discípulo de la "teoría accidental de la historia" podría creer que todo esto ha ocurrido por coincidencia.


El Profesor Carroll Quigley, de las Universidades de Harvard, Princeton y Georgetown, escritor de un libro en que expone el plan de los banqueros internacionales para controlar el mundo a la zaga de los escenarios Políticos yfinancieros. Quigley revela planesde billonaríos para establecer dictaduras de los super-ricos disfrazadas como democracias de los trabajadores.

J.P. Morgan creó pánico artificial usado como excusa para pasar el Acta de la Reserva Federal. Morgan influyó en la participación de losEstados Unidos en la Primera Guerra Mundial para proteger sus préstamos al gobierno británico. Financió grupos socialistas para crear un gobierno centralizado,todopoderoso, que los banqueros internacionales, desde las sombras,controlarían en su ápice. A su muerte, sus socios ayudaron afinanciar la Revolución Bolchevique en Rusia.

Cuando el Sistema de Reserva Federal fue impuesto al confiado público norteamericano, se contaba con absolutas garantías de que no habría más ciclos de auge y ruina económicos.
Los hombres que, desde detrás del escenario, impulsaban el concepto de Banco Central para los banqueros internacionales, prometieron fielmente que, desde ese momento en adelante, sólo habría crecimiento constante y perpetua prosperidad.

Sin embargo, el Congresista Charles A. Lindberg Sr. proclama precisamente:

"De ahora en adelante, las depresiones serán creadas artificialmente".



Así fue cómo el Banco Central se empleó para crear períodos alternos de inflación y deflación, privando al público de vastos beneficios. Habiendo construido la Reserva Federal como herramienta para consolidar y controlar riqueza, los banqueros internacionales estaban ahora listos para hacer una destrucción mayor. Entre 1923 y 1929, la Reserva Federal extendió (infló) la oferta de dinero en un sesenta y dos por ciento. Mucho de este nuevo dinero fue usado para levantar el mercado de valores a alturas inconmensurables.Al mismo tiempo que esas enormes sumas de dinero para crédito estaban disponibles, la gran masa empezó a conocer variados cuentos e historias sobre riquezas instantáneas posibles de hacer en el mercado de valores.

De acuerdo a Ferdinand Lundberg:

"Para obtener ganancias de estos fondos, el público era inducido a especular, era influenciado por las noticias desconcertantes de los diarios, muchos de los cuales habían sido comprados y pagados por los corredores que operaban en los pools..."

La investigación parlamentaria de la Cámara de Representantes sobre Estabilización del Valor Adquisitivo del Dólar, mostró evidencia, en 1928, que el Consejo de la Reserva Federal estaba trabajando muy de cerca con los jefes de los Bancos Centrales de Europa.

El Comité advirtió que una quiebra mayor habla sido planeada en 1927. En un almuerzo secreto del Consejo de la Reserva Federal y de jefes de los Bancos Centrales europeos, el Comité evidenció que los banqueros internacionales estaban apretando la soga al cuello. Montagu Norman, Gobernador del Banco de Inglaterra, vino a Washington el 6 de febrero de 1929 a conferenciar con Andrew Mellon, Secretario de la Tesorería. El 11 de noviembre de 1927 el Wall Street Journal describía al señor Norman como "el dictador del circulante de Europa".

El Profesor Carroll Quigley anota que Norman, cercano confidente de J.P. Morgan, admitió:

"Yo sostengo la hegemonía del mundo".



Inmediatamente después de esta misteriosa visita, el Consejo de la Reserva Federal alteró su política de dinero-fácil y empezó a subir la tasa de descuento. El globo, que había sido inflado en forma constante durante siete años, estaba por explotar. El 24 de octubre, las plumas chocaron con el ventilador.

Escribiendo The United States' Unresolved Monetary and Political Problems, William Bryan reseña lo sucedido:

“Cuando todo estuvo listo, los financieros de Nueva York empezaron a pedir los préstamos a la vista de los corredores en veinticuatro horas. Esto significaba que los corredores y clientes debían vender sus capitales a precios inferiores a los corrientes en el mercado, para pagar sus préstamos. Naturalmente, esto arruinó al Mercado de Capitales y trajo un colapso bancario en todo el país, porque los bancos que no eran de la oligarquía estaban fuertemente involucrados en préstamos a la vista en ese momento, y los fondos bancarios pronto agotaron sus dineros y tuvieron que cerrar. El Sistema de Reserva Federal no vendría en su ayuda, pese a que la Ley le ordenaba mantener un circulante elástico.”

El público inversionista, incluyendo a la mayoría de los corredores y banqueros, sufrió un inmenso golpe con la quiebra, no así los Privilegiados. Ellos estaban fuera del mercado o vendieron anticipadamente, de modo que hicieron grandes ganancias.

Los que presagiaban una catástrofe se vieron advertidos de ella por unas declaraciones formuladas por Paul Warburg al Financial Chronicle del 9 de marzo de 1929:

"Si las orgías de la especulación no restringida están permitidas a ir demasiado lejos.... el colapso último es seguro... ; traer al país entero a una depresión general."

Los astutos pudieron después comprar de vuelta estos capitales con un descuento del noventa por ciento. Pensar que la Quiebra del 29, manejada científicamente, fue un accidente o el resultado de la estupidez, desafía toda lógica. Los banqueros internacionales, que promovieron las políticas inflacionarias y que empujaron la propaganda que bombeaba el mercado de capitales hacia arriba, representaban muchas generaciones de acumulada experiencia como para haber desatinado hacia la "gran depresión".El Congresista Louis MaeFadden, Presidente de la Comisión Bancaria y Comité de Circulante, comentó:

"No fue accidental (la depresión). Fue una ocurrencia cuidadosamente ideada... Los banqueros internacionales buscaban provocar la desesperación para salir como los gobernantes de todos nosotros."

Aunque no hemos tenido otra depresión de la magnitud de la que siguió a 1929, hemos sufrido desde entonces recesiones regulares. Cada una de éstas ha seguido un período en el cual la Reserva Federal empujó fuertemente el acelerador del dinero, y después dio un golpe estrepitoso en los frenos.

Desde 1929, las siguientes recesiones han sido creadas por tal manipulación:
1936-1937 Los precios de mercado cayeron en un cincuenta por ciento
1948 Los precios de mercado descendieron en un dieciséis por ciento
1953 Los precios de mercado declinaron en un trece por ciento
1956-1957 El mercado bajó en un trece por ciento
1957 A fines de año, el mercado cayó en un diecinueve por ciento
1960 El mercado descendió el diecisiete por ciento
1966 Los precios de mercado bajaron en un veinticinco por ciento
1970 El mercado descendió en más de un veinticinco por ciento

El Cuadro 5, basado en el que aparece en una publicación financiera altamente respetada, el Indicator Digest, del 24 de junio de 1969, muestra los efectos de las políticas de expansión o contracción de la oferta monetaria en el Promedio Industrial de la Reserva Federal, según el indicador Dow-Jones.


Esta es la forma de cómo el mercado de valores es manipulado y de cómo las depresiones y recesiones son científicamente creadas. Si se tiene conocimiento previo acerca del camino que tomará la política de la Reserva Federal, uno puede hacerse de una tonelada de dinero.

Los miembros del Consejo de la Reserva Federal son nombrados por el Presidente por un período de catorce semestres. Como estas posiciones controlan toda la economía del país, son de mucha más importancia que los cargos en el gabinete, ¿pero quién ha tenido conocimiento acerca de estas designaciones, a excepción de la del Presidente Arthur Burns? Estos nombramientos, que deberían ser extensamente debatidos por el Senado, son aprobados en forma rutinaria.

Pero aquí, como en Europa, estos hombres son simples figurones puestos en sus posiciones por el mandato de los banqueros internacionales, que financian las campañas presidenciales de ambos partidos políticos.Y el Profesor Quigley revela que estos banqueros internacionales, que poseían y controlaban los Bancos de Inglaterra y Francia, mantuvieron su poder aun después que aquellos bancos hubieron sido teóricamente socializados.

El sistema americano es ligeramente diferente, pero su efecto neto es el mismo, una deuda de incremento sostenido, requiriendo pagos de interés en constante aumento, inflación y depresiones y recesiones creadas en forma periódica y científica. El resultado final, si los Privilegiados se salen con la suya, será el sueño de Montagu Norman, del Banco de Inglaterra,

"que la hegemonía del mundo financiero debería reinar supremamente sobre todos,
en todas partes, como un solo control de mecanismo supernacional". (Montagu
Norman, de John Hargrave, Greystine Press, N. Y., 1942.)

(Continua aquí.)

domingo, 20 de septiembre de 2009

Nadie se atreve a llamarlo conspiración

por Gary Allen y Larry Abraham

1998

Traducción del Inglés por Carmen Cecile Moura

del Sitio Web Scribd



Editado por Ediciones Ojeda-Barcelona
... y secuestrado por la policía autonómica de Catalunya en Octubre 2006


INTRODUCCIÓN

La historia que usted está por leer es verdadera, contrariamente a lo que pueda suponerse. Los nombres no han sido cambiados para proteger al culpable. Este libro puede tener el efecto de alterar su vida. Después de leerlo, usted no volverá a ver los acontecimientos nacionales y mundiales del mismo modo.

Nadie se Atreve a Llamarle Conspiración será un libro muy controvertido. Al principio recibirá poca publicidad, y aquellos cuyos planes están expuestos en él intentarán acallar el libro con el tratamiento del silencio. Por razones que se harán obvias a medida que se avance en la lectura de la obra, este libro no será analizado por la "crítica" de turno ni estará a la mano en las librerías de moda.

Sin embargo, nada impedirá la amplia difusión del texto, pese a que las personas y organismos citados en él tratarán de mitigar el tremendo impacto de su lectura mediante sostenidos ataques al autor o a la temática abordada por éste. Los que participan dentro del libro como personajes tienen vivo interés en evitar que usted descubra lo que están haciendo. Cuentan, para ello, con la gran masa a su disposición, su aliada para atacar a Nadie se Atreve a Llamarle Conspiración.

A través de todo el volumen, los "expertos” tratarán de ridiculizarlo, haciendo investigaciones por su cuenta respecto a la veracidad sobre la información de este libro. Ellos ignorarán el hecho de que el autor admita que algunas de sus ideas son conjeturas, porque la gente que sabe la verdad no está pronta a confesar. Ellos encontrarán un error tipográfico o discutirán sobre algún punto que esté abierto al debate.

Si es necesario, mentirán para protegerse, desprestigiando el libro. Psicológicamente, mucha gente preferiría creerles a aquellos que incluso murmuran la información, porque a todos nos gusta ignorar las malas noticias. ¡Y lo haremos a nuestro propio riesgo!

Habiendo sido instructor universitario, Senador estatal y ahora Representante, he tenido experiencia con verdaderos profesionales que ponen cortinas de fuego para cubrir sus propias acciones, tratando de destruir al acusador. Espero que usted lea este libro con cuidado y saque sus propias conclusiones, no aceptando las opiniones de aquellos que, por necesidad, tratan de desacreditarlo.

Su futuro puede depender de él.

25 de octubre, 1971.

JOHN G. SCHMITZ

Congresista de los Estados Unidos.
Colonel Schmitz

PRÓLOGO

¿Sabía usted que la revolución comunista de Rusia, encabezada por Vladimir Lenin, fue financiada por multimillonarios norteamericanos? ¿Tenía conocimiento de que León Trotsky viajó de Estados Unidos a Moscú cargado de oro y dólares, junto a veinte cercanos colaboradores, para sumarse al movimiento?

Nikita Krushchev, el jefe máximo de la Unión Soviética, el hombre que se atrevió a impulsar la coexistencia pacífica y golpear con un zapato en las Naciones Unidas, fue relevado de su mando. Sin embargo, el mundo nunca supo, hasta ahora, que su destitución se logró por gestiones personales de David Rockefeller, presidente del Chase Manhattan Bank, quien hizo un "viaje de reposo" a la URSS.

Parecen afirmaciones de locura. ¿El gran capital financiando al marxismo? ¿Los multimillonarios empresarios internacionales entregando dólares para su destrucción?

Todo ha sucedido así. O por lo menos es lo que intentan probar los autores de este libro, Gary Allen y Larry Abraham. El problema es el que plantea el título: “NADIE SE ATREVE A LLAMARLE CONSPIRACIÓN”

A través de abundante documentación y exposición objetiva de hechos, los autores abren una perspectiva nueva y siniestra:

detrás de las acciones del comunismo internacional y participando activamente en cuanta guerra o estallido de violencia hay en el mapa se encuentran SIEMPRE los “super-ricos” del mundo financiero internacional.

Gary Allen y Larry Abraham sostienen aquí algo insólito, pero no por ello menos atrayente: hay una CONSPIRACIÓN entre los “supercomunistas” soviéticos y los multimillonarios del mundo. Objetivo: controlar la humanidad e imponer un socialismo en el que los “super-ricos” tendrían el poder.

Los autores son implacables. Denuncian cómo la guerra de Vietnam permitió lograr pingües ganancias a los financistas internacionales, tanto a través de la URSS como de USA. No vacilaron en entregarles dinero, y partes y piezas de las más variadas armas, sobre todo a la potencia comunista. Luego pasaron la cuenta.

El enfoque es novedoso y hay una elevada entrega de antecedentes. No se trata de un problema nuevo. Es algo de lo que mucho tiempo se viene hablando en el mundo. Lo importante es que, por primera vez en la literatura, alguien se atreve a plantearlo con objetividad y altura. Por eso éste es un libro AUDAZ.

Naturalmente, los planteamientos de la obra pueden desconcertar a quienes continúan pensando en torno al clásico esquema de democracia o comunismo. Al demostrárseles que están unidos por los vasos comunicantes del dinero pueden perder la fe y quedar sin una posición que defender. Pero vivimos en un mundo que cada vez mira más de frente al escándalo y no teme a sus consecuencias (fresco está el recuerdo de Watergate).

No puede evitarse concluir que al financista, empresario o banquero poderosos de cualquier: parte del mundo sólo les interesa el saldo de su cuenta corriente y el balance anual de su industria. Si éstos son favorables, no vacilarán en instalar fábricas de gaseosas en Moscú, Vietnam del Norte o China Comunista.

Tampoco les importará construir camiones tras el telón de acero, transferir tecnología a quienes parecen ser sus enemigos, ni poner sus cadenas de diarios, televisión y revistas en manos de ellos para vender y ganar más. El dinero, cualquiera que fuere su signo, no tendría ningún significado humano ni político. Sería un frío objetivo en sí.

Dentro de este planteamiento, los Kennedy, Rockefeller, y otros, parecerían convencidos de que la política de ganar dinero a costa de los, comunistas y obtener de esto la entrega del poder en el mundo, es buena, sana, realizable y moralmente aceptable.

Frente a ellos, está el comunismo, que persigue fines, en apariencia, estrictamente políticos, pero no por ello menos vinculados con las grandes finanzas.

"Nadie se atreve a llamarle conspiración" es un libro destinado a conmover no sólo a los norteamericanos, sino al mundo entero. En este instante de convulsión política y económica, en que la depresión espiritual y económica amenaza al orbe, tiene plena actualidad. Es una obra sin fronteras.

Chile no escapa a los planteamientos de Allen y Abraham. A esta conclusión llegará el lector si recuerda que hubo algunos capitalistas criollos que creyeron capear el temporal marxista poniendo fondos y empresas a disposición del régimen de la Unidad Popular. Perdieron sus posesiones y no hubo piedad con ellos. O sea, la CONSPIRACIÓN no funcionó en nuestro país y de hecho puede fracasar en otras naciones.

El libro también tiene vinculación con nuestra patria, porque en este momento aparecen sugestivamente unidos contra la posición chilena sectores capitalistas y socialistas. Quienes se pregunten la razón de esta singular alianza encontrarán la respuesta en este libro.

El problema es dramático, es de hoy.

Lo grave es que "nadie se atreve a llamarle conspiración".
Santiago de Chile, 28 de noviembre, 1974

SOCIALISMO, CAMINO REAL AL PODER PARA LOS SUPER-RICOS

Todos saben que Adolf Hitler existió. Nadie lo discute. El terror y destrucción que este demente descargó en el mundo son universalmente reconocidos.

Hitler venía de una familia pobre, absolutamente carente de posición social. Se retiró de sus estudios escolares antes de terminar y nadie nunca lo acusó de ser culto. Sin embargo, este hombre trató de conquistar el mundo. En el inicio de su carrera, se sentó en una fría buhardilla y puso en papel sus ambiciones de gobernar el mundo. Eso lo sabemos.

En forma similar, sabemos que un hombre llamado VIadimir Ilich Lenín también existió. Como Hitler, Lenin no surgió de una familia de "leones" sociales. Hijo de un insignificante burócrata, Lenin, que pasó la mayor parte de su vida adulta en la pobreza, ha sido responsable de la muerte de decenas de miles de seres humanos y de la esclavitud de cerca de mil millones o más. Como Hitler, Lenin pasaba las noches en una húmeda buhardilla haciendo bosquejos de la forma como podría conquistar el mundo. Eso también lo sabemos.

¿No es teóricamente posible que un billonario pueda estar sentado, no en una buhardilla, pero en un escondido departamento de Manhattan, Londres o París, soñando al igual que Lenin y Hitler?

Tiene que admitirse que es teóricamente posible. Julio César, un rico aristócrata, lo admitió. Y tal hombre podría formar una alianza o asociación con otros de pensamiento similar, ¿O no podría ser posible? César la formó. Estos hombres tendrían una educación soberbia, impondrían un enorme prestigio social y serían capaces de manejar cuantiosas sumas de dinero para llevar a cabo sus propósitos. Estas son las ventajas que Hitler y Lenin no tuvieron.

Es difícil para un individuo común imaginar un anhelo tan perverso por el poder. La persona corriente, de la nacionalidad que sea, sólo quiere gozar el éxito de su trabajo, ser capaz de lograr un razonable standard de vida, que incluya descanso y posibilidades de viaje. Es un tipo que quiere atender a su familia en la enfermedad y la salud y dar a sus niños una buena educación.

Su ambición llega hasta ahí. No tiene deseo alguno de ejercer poder sobre otros, conquistar otras tierras o gentes, ni llegar a ser rey. Quiere preocuparse de sus propias cosas y gozar de la vida. Como no tiene codicia por el poder, es difícil para él imaginar que hay otros que..., otros que marchan al son de otro tambor.

Pero debemos darnos cuenta que ha habido muchos Hitler, Lenin, Stalin, César y Alejandro Magno a través de la historia. ¿Por qué debemos suponer que hoy no existen tales hombres con esos pervertidos anhelos de poder?

Y si estos hombres son billonarios, ¿no es posible que usen a individuos como Hitler y Lenin como instrumentos para adueñarse ellos del poder?

En realidad, aunque es difícil creerlo, ése es el caso. Como Colón, debemos encarar el problema de convencerlo a usted de que el mundo no es plano, como le han enseñado a creer durante toda su vida, sino que es redondo. Presentaremos evidencia que lo que usted llama "Comunismo" no es manejado desde Moscú o Pekín, sino que es el arma de una conspiración mayor, manejada desde Nueva York, Londres y París.

Los hombres de la cúspide de este movimiento no son comunistas en el tradicional sentido de ese término. No sienten lealtad alguna hacia Moscú o Pekín. Son solamente leales a sí mismos y a sus compromisos. Y, ciertamente, estos hombres no creen en la trampa de la pseudo-filosofía del comunismo. No tienen intención alguna de dividir su riqueza.

El socialismo es una filosofía que los conspiradores explotan, pero en la cual sólo los ingenuos creen. En este libro se explicará exactamente cómo el capitalismo financiero es usado como el yunque y el comunismo como el martillo para conquistar el mundo.

El concepto de que el comunismo es nada más que un arma sólo parte de una conspiración mayor ha quedado de manifiesto, en forma creciente, a través de las investigaciones periodísticas del autor. Tuve la oportunidad de entrevistar privadamente a cuatro oficiales en retiro, quienes ocuparon altos cargos en sus carreras de inteligencia militar.

Mucho de lo que sabe el autor lo ha aprendido de ellos. Y la historia es conocida por muchos otros miles. Altos círculos de la inteligencia militar están en conocimiento de esta urdimbre. Además, el autor ha entrevistado a seis hombres que han sido investigadores, por un tiempo considerable, de Comités del Congreso. En 1953, uno de estos hombres, Norman Dodd, encabezó la investigación sobre fundaciones libres de impuestos del Comité Reece. Cuando el señor Dodd empezó a sondear el rol que tenía las altas finanzas internacionales en el movimiento revolucionario mundial, la investigación fue anulada por órdenes de la Casa Blanca, ocupada por Eisenhower.

Según el señor Dodd, es permisible investigar a los radicales lanzadores de bombas en las calles, pero cuando uno empieza a seguir la pista de actividades desde sus orígenes, en el "mundo legítimo", la cortina de hierro de la política cae pesadamente. (Mr. Norman Dodd - “The hidden agenda)

Usted puede creer lo que quiera sobre el comunismo, excepto que es una conspiración manejada por hombres del mundo respetable. A menudo la gente dirá a un activo anticomunista:

"Yo entiendo su inquietud por el comunismo, pero la idea que una conspiración comunista esté haciendo grandes incursiones en los Estados Unidos es absurda. Los americanos son anticomunistas. No están dispuestos a comprar el comunismo. Es comprensible estar inquieto por el comunismo en África o Asia o América del Sur - con su tremenda pobreza, ignorancia y enfermedad. Pero estar inquieto por el comunismo en los Estados Unidos, donde la vasta mayoría de la gente no le tiene simpatía alguna, es una pérdida de tiempo".

En realidad, es un argumento muy lógico y razonable. Los americanos son, de hecho, anticomunistas. Supóngase que usted dejara este libro en este mismo minuto, tomara un block de anotaciones y partiera al centro comercial más próximo para realizar un estudio sobre la actitud de los americanos ante el comunismo.

"Señor", le diría al primer cliente con que se encontrara, "quisiéramos saber si usted está a favor o en contra del comunismo".

La mayor parte de la gente pensaría que usted le está "tomando el pelo". Si nos atenemos a nuestro estudio, encontraríamos que el noventa y nueve por ciento de la gente es anticomunista. Probablemente sería difícil encontrar a alguien que tomara una posición favorable con respecto al comunismo. Por lo tanto, pareciera ser en la superficie que los cargos imputados contra los anticomunistas, en relación con la amenaza interna del comunismo, son válidos. Los americanos no son pro-comunistas.

Pero antes que nuestro entrevistado imaginario se vaya, disgustado por lo que él cree ser un estudio en broma, usted le agrega:

"Señor, antes de partir, hay un par de preguntas que quisiera hacerle. Estas no-las encontrará tan groseras ni risibles".

La próxima pregunta es:

"¿Qué es el comunismo? ¿Lo puede definir, por favor?"

De inmediato se desarrolla una situación enteramente diferente. En lugar de encontrar una casi unanimidad, como en el caso anterior, en este punto tendremos una increíble diversidad de ideas. Hay una multitud de opiniones acerca de lo que el comunismo es.

Algunos dirán:

"Oh, sí, el comunismo. Bueno, es un tipo de socialismo tiránico".

Otros sostendrán:

"El comunismo, como intención original de Karl Marx, era una buena idea. Pero nunca se ha llevado a la práctica y los rusos lo han echado a perder".

Un tipo más erudito puede manifestar:

"El comunismo es simplemente un renacimiento del imperialismo ruso".

Si, por casualidad, uno de los hombres a quien usted pidiera definir el comunismo fuera profesor de Ciencias Políticas de alguna universidad local, probablemente replicaría:

"Usted no puede preguntar ¿qué es el comunismo? Es una pregunta muy simplista acerca de una situación extremadamente compleja. El comunismo de hoy, muy distinto a la visión sostenida por extremistas del ala derechista en América, no es un movimiento monolítico internacional. Es, más bien, un movimiento policéntrico, fragmentado y nacionalista, que deriva su carácter a través del carisma de sus diversos líderes. nacionales. Mientras existe una unificación de la dialéctica hegeliana con el materialismo de Feuerbach, que comúnmente sostienen los partidos comunistas, es, por supuesto, una sobre-simplificación monumental hacer la pregunta, ¿qué es el comunismo? La pregunta debería ser: ¿Qué es el comunismo de Mao Tse-Tung? ¿Qué es el comunismo de Ho Chi Minh, de Fidel Castro o del Mariscal Tito?"

Si usted piensa que estamos siendo graciosos, quiere decir que no ha hablado con un profesor de Ciencias Políticas últimamente. Porque lo anterior es la visión predominante en nuestros campus universitarios; ni mencionar la de nuestro Departamento de Estado ...

Esté en acuerdo o en desacuerdo con cualquiera de estas definiciones o, como puede ser el caso, que usted tenga una propia, hay una cosa que no se puede negar. No existe un sector apreciable dentro del público americano anticomunista que esté de acuerdo en qué consiste aquello a lo que se oponen. ¿No lo encuentran espantoso? Tenemos algo que casi todos están de acuerdo que es malo, pero no podemos acordar exactamente qué es eso a lo cual nos oponemos.

¿Cómo andaría esto en un partido de fútbol, por ejemplo? ¿Ustedes se podrán imaginar cuán efectiva podría ser la defensa del equipo si los cuatro delanteros no se pusieran de acuerdo con los defensas laterales, quienes no podrían conciliarse con los defensas de las esquinas, que, a su vez, no podrían ponerse de acuerdo con los reservas, los que, a su vez, no se entenderían con los ayudantes del entrenador, quienes, a su vez, no concordarían con el propio entrenador en cuanto al modo de defensa que se debiera emplear ante la ofensiva presentada? El caos sería su resultado obvio. Se puede formar un equipo con hombres de valor y puede tener éxito al echarlo contra los Green Bay Packers, si los Packers no se ponen de acuerdo en qué consiste aquello a lo cual se están oponiendo. Eso es académico.

El primer principio para cualquier encuentro, ya sea en el fútbol o en la guerra (en el frío o en el calor), es: conocer al enemigo. Los americanos no conocen a su enemigo. Consecuentemente, no es de extrañarse que por tres décadas hayamos estado observando país tras país caer bajo la cortina comunista.

Sosteniendo el hecho de que la mayoría de la gente parece tener su propia definición del comunismo, nosotros daremos la nuestra, y luego trataremos de probarle que es la única válida.

Comunismo:

UNA CAMPAÑA POR EL PODER CONSPIRACIONAL E INTERNACIONAL, PROPICIADA POR HOMBRES DE ALTAS ESFERAS, QUE TRATA DE HACER USO DE CUALQUIER MEDIO PARA LOGRAR SU PROPÓSITO DESEADO - LA CONQUISTA GLOBAL.

Notarán que no mencionamos a Marx, Engels, Lenin, Trotsky, la burguesía, el proletariado ni el materialismo dialéctico.No dijimos nada sobre la pseudo-economía ni la filosofía política de los comunistas. Estas son las TÉCNICAS del comunismo y no deben ser confundidas con la conspiración comunista en sí. La llamamos una campaña internacional y conspiracionista por el poder.

Sin comprender previamente la naturaleza conspiracionista del comunismo, no entenderemos en absoluto de qué se trata. Estaremos eternamente estancados en el nivel del Hall Gus del comunismo. ¡Y no es allí donde se encuentra, querido!

El modo de traerles la ira a la prensa Liberal del Establishment o a los Liberales profesionales es simplemente usando la palabra conspiración en relación con el comunismo. No tenemos por qué suponer que el comunismo sea una conspiración política.

Podemos creer cualquiera otra cosa que se nos ocurra acerca de él. Podemos creer que es brutal, tiránico, diabólico o aun que pretende enterrarnos, y ganaremos los aplausos de la vasta mayoría de los americanos. Pero nunca, nunca use la palabra conspiración si usted espera el aplauso, porque ése es el momento cuando la ira del Liberalismo caerá sobre su cabeza.

Se nos permite creer en todo tipo de conspiraciones, menos en la conspiración política moderna.

Sabemos, a través de los anales de la historia, que han existido pequeños grupos que han conspirado para hacer llegar a sus manos las riendas del poder. Los libros de historia están repletos de sus planes.

Aun la revista LIFE cree en conspiraciones como la Cosa Nostra, donde los hombres conspiran a través del crimen para hacer dinero. Pueden recordar que varios años atrás, Life publicó una serie de artículos sobre el testimonio de Joseph Valachi ante el Comité Mc Clellan. Hay ciertos aspectos de estas revelaciones que vale la pena destacar. La mayoría de nosotros no sabía que la organización se llamaba Cosa Nostra. Hasta que Valachi no "cantó", todos pensábamos que se llamaba Mafia. Eso es lo poco que sabíamos acerca de este grupo, a pesar que existía hacía, cien años y que había operado en muchos países con un grupo de líderes que se perpetuaba en el poder. Ni siquiera la conocíamos por su propio nombre.

¿No es posible la existencia de una conspiración política que esté en espera de un “Joseph Valachi” para atestiguar? ¿Es el Dr. Carroll Quigley el Joseph Valachi de las conspiraciones políticas?

Vemos que todos, aun la revista LIFE, creen en una especie de conspiración. La pregunta es: ¿Cuál es la forma de conspiración más letal: la criminal o la política? ¿Y cuál es la diferencia entre un miembro de la Cosa Nostra y un comunista, o mejor dicho, entre un miembro de la Cosa Nostra y un conspirador Privilegiado?

Hombres como Lucky Luciano, que han arañado y subido hasta el tope del crimen organizado, deben por necesidad, ser diabólicamente brillantes, sagaces y absolutamente despiadados. Pero, casi sin excepción, los hombres en la jerarquía del crimen organizado han sido personas carentes de una educación formal. Nacen en la pobreza y han aprendido su oficio en los escondidos callejones de Nápoles, Nueva York o Chicago.

Supongamos ahora que alguien, con la misma personalidad codiciosa y amoral, naciera en una rica y aristocrática familia y fuera educado en los mejores colegios, luego en Harvard, Yale o Princeton y después, probablemente, un trabajo de postgrado en Oxford. En estas instituciones se familiarizaría totalmente con la historia, economía, psicología, sociología y ciencia política. Después de graduarse en tan ilustres establecimientos de educación superior, ¿Es probable que lo encontremos en la calle vendiendo entradas de 50 centavos para un partido? ¿Lo encontraremos proporcionando marihuana a los escolares o sosteniendo una cadena de casas de prostitución? ¿Estará involucrado en matanzas callejeras? No, en absoluto. Porque con ese tipo de educación, esta persona se da cuenta de que si uno quiere tener el poder, el verdadero poder, las lecciones de historia dicen:

"Entre a la labor del gobierno"

"Sea un político y trabaje por el poder político"

O, mejor aún, “Consígase unos políticos para que lo respalden. Es ahí donde el verdadero poder está- y el verdadero dinero-”

La conspiración para obtener el poder del gobierno es tan antigua como el gobierno mismo. Podemos estudiar las conspiraciones que rodeaban a Alcibíades en Grecia o a Julio César en la antigua Roma, pero no se quiere que pensemos que los hombres de hoy hagan planes para lograr el poder político.

Cada conspirador tiene dos cosas en común con todo otro conspirador. Debe ser un mentiroso consumado y un hombre de gran visión. Estudie usted a Hitler, Alcibíades, Julio César o alguno de nuestros conspiradores contemporáneos ---encontrará que su paciencia para hacer planes es impresionante. Repetimos la frase de Franklin Delano Roosevelt:

"En Política nada sucede por accidente. Si sucede, puede apostar que estaba planeado de ese modo".

En la realidad, el comunismo es una tiranía planeada por los buscadores de poder, cuya arma más efectiva es la gran mentira. Y si uno toma todas las mentiras del comunismo y las hierve, se destilan desprendiéndose en dos mentiras mayores, de las cuales nacen todas las demás.

Ellas son:

  1. El comunismo es inevitable

  2. El comunismo es, un movimiento de las masas oprimidas que se alzan contra los amos explotadores.

Volvamos atrás en nuestro estudio imaginario y analicemos la primera gran mentira del comunismo - que es inevitable. Se recordará que le preguntamos a nuestro entrevistado si estaba a favor o en contra del comunismo, y luego le pedimos que lo definiera.

Ahora le preguntaremos:

“Señor, ¿usted cree que el comunismo es inevitable en América”

Y en casi todos los casos, la respuesta será algo así:

“Bueno, no ... . No lo creo. Usted sabe cómo son los americanos. Somos un poco lentos en reaccionar ante el peligro. Recuerde Pearl Harbor. Pero no, los americanos nunca se quedarán tranquilos con respecto al comunismo”

Después preguntamos:

"Bueno, ¿cree, entonces, que el socialismo es inevitable en América?"

La respuesta, en todo caso, será algo similar a esto:

"No soy socialista, usted entiende, pero veo lo que está sucediendo en este país. Sí, tendría que decir que el socialismo es inevitable".

Cuando le preguntamos a nuestro entrevistado:

“Puesto que usted dice no ser socialista, pero siente que el país está siendo socializado, ¿por qué no hace algo para evitarlo?”

Su respuesta será:

“Soy sólo una persona. Además, es inevitable. Y uno no puede pelear con la municipalidad, ¡je, je, je!”.

¿Usted no sabe que los muchachos ahí en la municipalidad están tratando de hacer todo lo que pueden para convencerlo de eso? ¿Cuán efectivo será oponerse a algo, si siente que su oposición es en vano?

Darle la sensación al opositor que su defensa es inútil, es tan antiguo como la misma guerra.

Alrededor del año 500 A. C., el lord chino, filósofo de la guerra, Sun Tsu, estableció:

"Ante el avance de hostilidades perceptibles, la suprema excelencia en el arte militar radica en la destrucción del deseo de resistir que tiene el enemigo".

Lo que llamamos hoy "guerra psicológica". En póquer se llama "marcarse un buen farol". El principio es el mismo.

De este modo, tenemos a los americanos: anticomunistas, pero incapaces de definirlo, y antisocialistas, pero pensando que es inevitable. ¿Cómo vio Marx el comunismo? ¿Cuán importante es la “inevitabilidad del comunismo” para los comunistas? ¿Qué es lo que los comunistas quieren que se crea inevitable?, ¿el comunismo o el socialismo?

Si estudia el Manifiesto Comunista de Marx, usted encontrará que, en esencia, Marx dijo que la revolución proletaria establecería la dictadura SOCIALISTA del proletariado. Para alcanzar la dictadura SOCIALISTA del proletariado, tres cosas deben ser logradas:

  1. La eliminación de todo derecho de propiedad privada

  2. La disolución del núcleo familiar

  3. La destrucción de lo que Marx llama el "opio del pueblo", o sea, la religión.

Marx llegó a afirmar que cuando la dictadura del proletariado hubiera llevado a cabo estos tres puntos a través de todo el mundo, y después de un período de tiempo no determinado (como pueden ver, era muy vago con respecto a este punto), el Estado todopoderoso milagrosamente se marchitaría y el socialismo estatal daría paso al comunismo. No se necesitaría gobierno alguno. Todo sería paz, dulzura y luz, y todos vivirían por siempre muy felices.

Pero, primero, todo comunista debe trabajar para establecer el SOCIALISMO.

¿Se puede imaginar a Marx realmente creyendo que el Estado omnipotente se marchitaría? ¿O puede imaginar a Joseph Stalin (o a cualquier otro hombre con la astucia y crueldad necesarias para llegar a la cima de una dictadura todopoderosa) voluntariamente desmantelando el poder que él mismo había construido a través del terror y el miedo? *


* Karl Marx fue contratado por un misterioso grupo, que se daba el nombre de Liga de los Justos, para, escribir el Manifiesto Comunista como un anzuelo demagógico para atraer a la multitud. De hecho, el Manifiesto Comunista estuvo en circulación muchos años antes que el nombre de Marx fuera suficientemente reconocido como para establecer su calidad de autor de este manual revolucionario. Todo lo que Karl Marx hizo fue poner al día y codificar los mismos planes. y principios revolucionarios expuestos setenta años antes por Adam Weishaupt, el fundador de la Orden de los Illuminati, en Baviera. Y es ampliamente reconocido por serios letrados del tema que la Liga de los Justos era solamente una prolongaci6n de los Illuminati, que se vieron obligados a permanecer en secreto después de ser descubiertos por una redada conducida por las autoridades bávaras en 1786


El socialismo sería el cebo..., la excusa para establecer la dictadura. Como es difícil la venta de la dictadura en términos ideales, se ha erigido el concepto de que ella es una necesidad temporal y que pronto se disolverá por acuerdo propio. ¡Hay que ser ingenuo para tragarse esto, pero millones lo hacen!

La campaña para establecer el SOCIALISMO, no el comunismo, está en el alma de todo lo que hacen los comunistas y los Privilegiados. Marx y todos sus sucesores en el movimiento comunista han ordenado a sus seguidores que trabajen en la construcción del SOCIALISMO.

Si escucha a un orador comunista oficial, nunca mencionará el comunismo. Sólo hablará de la lucha para completar la socialización en América. Si va a una librería comunista, encontrará que toda su literatura promueve este tema. No llama al establecimiento del comunismo, sino del SOCIALISMO.

Y muchos miembros del Establishment promueven este mismo tema.

El número de septiembre de 1970 de la revista New York contiene un artículo del profesor John Kenneth Galbraith, de Harvard, un socialista declarado, titulado "Richard Nixon y el Gran Renacimiento Socialista".

Describiendo lo que él llama “Plan de Juego de Nixon”, Galbraith expresa:

“Probablemente Sr. Nixon no sea un gran lector de Marx, pero (sus consejeros) los Drs. Burns, Schultz y McCracken son excelentes eruditos que lo conocen bien y pueden haberlo ilustrado sobre el particular; no se puede negar que la crisis que ayudó la precipitación hacia el socialismo fue gestionada por la Administración ..."

El Dr. Galbraith empezó su artículo afirmando:

“Ciertamente, el desarrollo menos pronosticado bajo la Administración Nixon fue este gran nuevo empuje hacia el comunismo. Uno se encuentra con gente que aún no sabe esto. Otros deben estar refregándose los ojos, porque los presagios, por cierto, parecían todo lo contrario. Como opositor del socialismo, el Sr. Nixon parecía estar resuelto ..."

Luego Galbraith proporciona una lista de los gigantescos pasos dados hacia el socialismo por la Administración Nixon. La conclusión que se saca del artículo es que el socialismo, proveniente del Partido Demócrata o Republicano, es inevitable.

El amigo de Harvard, el Dr. socialista Arthur Schlesinger, ha dicho algo muy parecido:

"Los principales adelantos liberales logrados en el pasado, generalmente quedan en los libros de estatutos cuando los conservadores recobran el poder ... ; el liberalismo se hace cada vez más liberal, y por el estilo, el conservadurismo se hace cada vez menos conservador ..."

Muchos individuos extremadamente patriotas han caído inocentemente en la línea de la conspiración.

Walter Trohan, columnista retirado del Chicago Tribune y uno de los más sobresalientes comentaristas políticos de América, ha dicho con precisión:

"Es un hecho conocido que la política de gobierno hoy, sea ésta republicana o demócrata, se acerca más a la plataforma del Partido Comunista de 1932 que a las de sus propios partidos en ese año crítico. Más de cien años atrás, en 1848 para ser exacto, Karl Marx promulgó su programa para el estado socializado en el Manifiesto Comunista..."

Y el Sr. Trohan también ha sido llevado a creer que el rumbo es inevitable:

"Los conservadores deberían ser lo suficientemente realistas como para reconocer que este país está cayendo más profundo en el socialismo, y que verán la extensión del poder federal estén republicanos o demócratas en el poder. El único consuelo que podemos tener es el que el paso será más lento bajo Richard M. Nixon que lo que hubiera sido bajo Hubert H. Humphrey ..."

"Los conservadores tendrán que reconocer que la Administración Nixon abarcará la mayor parte del socialismo de las administraciones demócratas, mientras profesan estar mejorándola ..."

El Establishment promueve la idea de la inevitabilidad del comunismo a través de la perversión de términos usados en su descripción del espectro político (Ver Cuadro 1).

Se nos dice que en la extrema izquierda del espectro político encontramos el comunismo, admisiblemente dictatorial. Pero también se nos dice que igualmente temible está lo opuesto a esta extrema izquierda, la extrema derecha, marcada como fascismo. Constantemente se nos dice que todos debemos tratar de quedarnos en la mitad del camino, lo que recibe el nombre de democracia, pero es lo llamado socialismo Fabiano (o socialismo que avanza subrepticiamente) por el Establishment. (El hecho de que la mitad del camino se haya estado moviendo inexorablemente hacia la izquierda, durante cuarenta años, es algo ignorado.)

Aquí hay un excelente ejemplo del uso de falsas alternativas. Se nos da a elegir entre comunismo (socialismo internacional), en un extremo del espectro, y nazismo (nacional socialismo en el otro, o socialismo Fabiano en el medio. ¡El espectro completo es socialista!

Esto es absurdo. ¿Dónde pondríamos al anarquismo en este espectro? ¿Dónde se pone a una persona que cree en la República Constitucional y el sistema de libre empresa? Ella no está representada aquí; sin embargo, este espectro es usado para definiciones políticas por cerca del noventa por ciento de la gente de la nación.

Hay un espectro político muy exacto (Ver Cuadro 2). El comunismo es, por definición, gobierno total. Si se tiene gobierno total, da lo mismo llamarlo comunismo, fascismo, socialismo, “cesarismo” o “faraonismo”.

Es todo bastante parecido, para el punto de vista de las personas que deben vivir y sufrir bajo el sistema. Si el gobierno total (por cualquiera de sus seudónimos) está en la extrema izquierda, entonces, por lógica, la extrema derecha debería representar la anarquía o ausencia de gobierno.

El Cuadro nº 1 representa un falso espectro político de la Izquierda -Derecha usado por los Liberales, el cual tiene el comunismo (Socialismo Internacional) en el extremo izquierdo y su gemelo, el fascismo (Nacional Socialismo), en el extremo derecho, quedando el socialismo Fabiano en la "mitad del camino". ¡El espectro completo es Socialista!

El Cuadro nº 2 es un espectro político más racional, con gobierno total en cualquiera de sus formas al extremo izquierdo, y sin gobierno o anarquía en el extremo derecho. Los Estados Unidos era una República con gobierno limitado, pero durante los pasados 60 años, con cada nuevo trozo de legislación socialista, nos hemos estado moviendo por el espectro a la izquierda hacia un gobierno total.

Nuestros Padres Fundadores se rebelaron contra el casi total gobierno de la monarquía inglesa. Pero ellos sabían que la ausencia de gobierno los llevaría al caos. Por lo tanto, establecieron una República Constitucional, con un gobierno muy limitado. Ellos sabían que los hombres prosperaban en libertad.

Aunque el sistema de libre empresa no esté específicamente mencionado en la Constitución, es lo único que puede existir bajo la República Constitucional. Todos los sistemas colectivistas requieren poder en el gobierno, que la Constitución no concede. Nuestros Padres Fundadores no tenían intención alguna de permitir que el gobierno se transformara en un instrumento para robarle el fruto del trabajo a un hombre para dárselo a otro que no lo había ganado. Nuestro gobierno debe ser de poderes severamente limitados.

Thomas Jefferson dijo:

“En cuestiones de poder, que no sea más escuchada la confianza en el hombre, sino átenlo a las cadenas de la Constitución para prevenirlo del mal”.

Jefferson sabía que si el gobierno no estaba esclavizado, la gente pronto lo estaría. Era visión de Jefferson aquella de que el gobierno que gobierna mejor es el que menos gobierna. Nuestros antepasados establecieron este país con la menor cuota de gobierno posible. Aunque vivieron en una época anterior a aquella de los automóviles, luz eléctrica y televisión, ellos entendieron la naturaleza humana y su relación con los sistemas políticos mucho mejor que la mayoría de los americanos de hoy.

Los tiempos cambiaron, la tecnología cambia, pero los principios son eternos. Primero, el gobierno debía proporcionar la defensa nacional y establecer un sistema de tribunales, pero hemos roto las cadenas de las cuales hablaba Jefferson, y ahora, por muchos años, nos hemos estado moviendo hacia la izquierda del espectro político, hacia un gobierno colectivista total.

Cada proposición de nuestros líderes políticos (incluyendo algunas que se supone que tienen un efecto muy opuesto, como la proposición de participación de rentas de Nixon) nos lleva más hacia la izquierda, hacía un gobierno radicalizado. Esto no es por ser el socialismo inevitable. No es más inevitable que el faraonismo. Es, en gran parte, el resultado de un inteligente planeamiento y paciente graduación.

Como todos los comunistas y sus jefes Privilegiados están sosteniendo una constante lucha por el SOCIALISMO, definamos ese término. El socialismo es a menudo definido como la posesión del gobierno y/o el control sobre los medios básicos de producción y distribución de los bienes Y servicios. Al ser analizado, esto significa el control del gobierno sobre todo, incluyéndolo a usted.

Todos los controles son "controles de gente". Si el gobierno controla todas estas áreas, puede eventualmente hacer con exactitud lo que Marx manifestó: destruir el derecho de propiedad privada, eliminar a la familia y barrer la religión.

Estamos siendo socializados en América, y todos lo saben.

Si tuviésemos la oportunidad de sentarnos y tomar una taza de café con el hombre de la calle que hemos estado entrevistando, él tal vez diría:

"Sabe, lo que nunca puedo descifrar es por qué toda esta gente, tan, tan rica, como los Kennedy, los Ford, los Rockefeller y otros, están por el socialismo. ¿Por qué los super-ricos están por el socialismo? ¿No son ellos los que tienen más que perder? Yo doy una mirada a mi cuenta bancaria y la comparo con la de Nelson Rockefeller, y parece divertido que yo esté contra el socialismo y él ande promoviéndolo".

¿No es divertido? En realidad, hay una enorme diferencia entre lo que los promotores definen como socialismo y lo que es en la práctica. La idea que el socialismo es un programa de participación de riqueza, es estrictamente un juego de confianza, para lograr que la gente renuncie a su libertad en bien de un gobierno colectivista todopoderoso.

Mientras los Privilegiados nos dicen que estamos construyendo un paraíso en la tierra, estamos, en realidad, construyendo una cárcel para nosotros mismos.

¿No le choca como algo extraño que algunos de estos individuos que más pelean por el socialismo tengan sus propias riquezas personales en trusts familiares o en fundaciones libres de impuestos?

Hombres como Rockefeller, Ford y Kennedy están a favor de todo programa socialista existente que va a incrementar sus impuestos. Sin embargo, ellos mismos pagan poco o nada en impuestos. Un artículo publicado por el Diario de la Alianza de Norteamérica, en agosto de 1967, cuenta cómo los Rockefeller, prácticamente, no pagan impuesto sobre la renta, a pesar de su riqueza.

El artículo revela que uno de los Rockefeller pagó personalmente 685 $ de impuesto sobre la renta durante uno de los años recién pasados. Los Kennedy tienen su gran Chicago Merchandise Mart,* sus mansiones, yates, aviones, etc., todos de propiedad de sus millares de trusts y fundaciones familiares.

¡Los impuestos son para los criados!

* Un gran mercado comercial.

No obstante, hipócritas como Rockefeller, Ford y Kennedy posan como grandes campeones de los “oprimidos”. Si realmente estuvieran interesados en los pobres, más bien que usar el socialismo como un medio para lograr poder político personal, se desprenderían de sus riquezas. No hay ley que les prohíba entregar sus propias fortunas. No hay ley que les prohíba entregar sus riquezas a los golpeados por la pobreza. ¿No deberían estos hombres dar el ejemplo? ¿Y practicar lo que predican? Si ellos abogan por una participación de la riqueza, ¿no deberían empezar con la suya en lugar de abusar con la clase medía, que paga casi todos los impuestos? ¿Por qué Nelson Rockefeller y Henry Ford II no dan toda su riqueza, dejándose lo suficiente para ubicarse en el promedio nacional? ¿Se pueden imaginar a Teddy Kennedy entregando su mansión, aeroplano y yate, y mudándose a una casa de US$ 25.000 con una hipoteca de US$ 20.000 como el resto de nosotros?

Generalmente se nos dice que este grupo de super-ricos son socialistas, pero que tienen un complejo de culpa por la riqueza heredada y no ganada por sí mismos. Nuevamente, podrían aliviarse del peso de estos supuestos complejos, simplemente desprendiéndose de su riqueza heredada. Sin lugar a dudas, hay muchos ricos que hacen el bien al sufrir complejos de culpa causados por sus profesores universitarios, pero eso no explica las acciones de los Privilegiados, como los Rockefeller, los Ford y los Kennedy. Todas sus acciones los delatan como buscadores de poder.

Pero los Kennedy, los Rockefeller y sus super-ricos socios no están siendo hipócritas al abogar por el socialismo. Parece ser una contradicción que los super-ricos trabajen por el socialismo y la destrucción de la libre empresa. En realidad, no lo es. Nuestro problema es que la mayoría cree que el socialismo es lo que los socialistas quieren que nosotros creamos acerca de él, un programa de participación de riqueza. Esa es la teoría. ¿Pero es así como funciona? Examinemos los únicos países socialistas - de acuerdo con la definición socialista de la palabra - existentes hoy en el mundo. Estos son los países comunistas. Los mismos comunistas se refieren a éstos como a los países socialistas, como en el caso de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas. Aquí en la realidad del socialismo hay un pequeño grupo oligárquico en la cima, no más del tres por ciento de la población total aproximadamente, que controla la riqueza total, la producción total y las mismas vidas del noventa y siete por ciento restante. Evidentemente que hasta el más ingenuo se da cuenta que el Sr. Brezhnev no vive como uno de los pobres campesinos de las extensas estepas rusas. Pero, de acuerdo con la teoría socialista, ¡él debería hacer exactamente eso!

Si uno se da cuenta que el socialismo no es un programa de participación de riqueza, sino que es en realidad un método para consolidar y controlar la riqueza, entonces lo que parecía paradoja de los super-ricos promoviendo el socialismo, ya no es paradoja. En cambio, se transforma en la lógica y hasta perfecta herramienta de los megalomaníacos buscadores de poder. El comunismo o dicho con mayor exactitud, el socialismo, no es un movimiento de las masas oprimidas, sino de la élite económica. El plan de los conspiradores Privilegiados es, entonces, un plan para socializar a los Estados Unidos, no para “comunizarlo”.

¿Cómo se logrará esto? El Cuadro 3 muestra la estructura de nuestro gobierno como fue establecido por nuestros Padres Fundadores. Usando todos los medios a su alcance, la Constitución fraccionaba y subdividía el poder gubernamental. Los Padres Fundadores creyeron que cada rama del gobierno, fuera ésta federal, estatal o local, estaría celosa de sus poderes y nunca los entregaría al control centralizado.

Muchas fases de nuestras vidas también (como la caridad y educación) fueron total o casi totalmente puestas fuera del alcance de las garras de los políticos. Bajo este sistema no se podría tener dictadura. Ningún segmento del gobierno podía acumular suficiente Poder como para formar una dictadura.

Para que se ejerza una dictadura, se debe tener una rama única sosteniendo la mayoría de las riendas del poder. Una vez que esto sucede, la dictadura es inevitable.

Una dictadura en nuestra República era imposible, porque el poder estaba ampliamente difundido. Hoy, a medida que nos aproximamos al socialismo democrático, todo el poder está siendo centralizado en el ápice de la rama ejecutiva del gobierno federal. Esta concentración de poder hace inevitable la dictadura. Aquellos que controlan al Presidente, indirectamente ganan el control virtual de todo el país.

El filósofo inglés Thomas Hobbes manifestó:

“Libertad es gobierno dividido en pequeños fragmentos”.

Woodrow Wilson, antes de convertirse en instrumento de los Privilegiados, observó:

"Esta historia de libertad es una historia de las limitaciones del poder gubernamental, no el aumento de él".

Y el historiador inglés Lord Acton comentó:

"El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente".

A pesar que estos hombres vivieron después que nuestra Constitución fuera escrita, nuestros antepasados comprendieron cabalmente estos principios.

¿Pero qué está sucediendo hoy? A medida que nos movemos por la izquierda hacia el socialismo en el espectro político, todas las riendas del poder están siendo centralizadas en una rama ejecutiva del gobierno federal. Mucho de esto se está llevando a cabo comprando todas las otras entidades con la legislación o con las concesiones federales "gratuitas".

El dinero es usado como cebo y el anzuelo es el control federal. La Corte Suprema ha ordenado, y en este caso en forma lógica, que "es apenas la falta de un proceso apto la causa que el gobierno regule a aquel que subvenciona".

Si usted y su grupo quisieran tener el control sobre los Estados Unidos, seria imposible tomar posesión de cada municipalidad, cabecera de distrito o edificio del Estado. Usted quisiera tener todo el poder revestido en el ápice de la rama ejecutiva del gobierno federal; después tendría que controlar sólo a un hombre que tuviera el control de todo el asunto.

Si usted quisiera controlar la manufactura, el comercio, finanzas, transportes y recursos naturales, sólo bastaría controlar el ápice, el pináculo de poder de un todopoderoso gobierno SOCIALISTA. Entonces, usted tendría un monopolio y podría hacer salir a todos sus competidores. Si quiere un monopolio nacional, debe controlar un gobierno nacional socialista. Si quiere un monopolio mundial, debe controlar un gobierno de socialismo mundial. De eso se trata el juego.

El "comunismo" no es un movimiento de las masas oprimidas, sino un movimiento creado, manipulado y usado por los billonarios buscadores de poder para ganar el control sobre el mundo, primero, estableciendo gobiernos socialistas en diversas naciones, y, luego, consolidándolas a todas en una sola "Gran Combinación", en un Super-Estado del todopoderoso mundo socialista.

Todo esto, probablemente, bajo el auspicio de las Naciones Unidas.

Este libro destacará, claramente, cómo han usado el comunismo para acercarse a su objetivo.

(Continúa aquí)