Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

sábado, 19 de marzo de 2011

DESCUBRO Y ACUSO (I): Destrucción intencionada de los EEUU

DESCUBRO Y ACUSO
ELISEO BAYO

PLAZA & JANES EDITORES S.A.
© 1984, Eliseo Bayo


PRIMERA PARTE
EL GRAN JUEGO DE LOS INNOMBRABLES

1. LA CRECIENTE DEBILIDAD NORTEAMERICANA, UNA PROVOCACIÓN

La siguiente observación podrá llenar de satisfacciones a los que consideran que el imperialismo norteamericano es la principal amenaza que pesa hoy sobre el mundo: los Estados Unidos están perdiendo influencia en todas las partes del planeta donde llegaron a ejercer su hegemonía desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial.

Poseyendo en la actualidad no más del 24% del Producto Nacional Bruto mundial —en comparación con 1945, en que les correspondía más del 52%—, los Estados Unidos han perdido peso y condiciones para seguir siendo la potencia dirigente del mundo.

Una interpretación más profunda de este hecho enfriaría el optimismo inicial que hubiera provocado la noticia de la creciente debilidad norteamericana.

La mayoría de los países que recientemente se han liberado del «yugo americano» no ha encontrado una vía independiente propia, ni están en el camino de hallarla. Al contrario, se hallan en un proceso acelerado de desintegración económica y política y de destrucción de la población más cualificada.

Los regímenes aliados de los Estados Unidos han sido sustituidos por tiranías antipopulares que con el pretexto de barrer toda huella del influjo norteamericano están destruyendo las bases científico-técnicas, productivas y culturales que los acercaban a los estándares de vida modernos.

Los fundamentalismos religiosos, al estilo de Jomeini y de Gaddafi, que se extienden por todos los países árabes y africanos de los que está desapareciendo la presencia norteamericana, no son otra cosa que la aparición del viejo rostro del colonialismo anterior al influjo de los Estados Unidos. La destrucción de Estados-nación surgidas después de la Segunda Guerra Mundial con el apoyo norteamericano hay que entenderla también como un retroceso en la Historia, propiciado por los movimientos separatistas.

Quizá la disolución del sueño del presidente Roosevelt, en las vísperas de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, pueda ser saludado como un triunfo del antiimperialismo, pero Franklin Delano Roosevelt, al hablar del «siglo americano» que se iniciaba con aquélla, no pensaba en reconstruir bajo la idea imperial el mundo dañado por la guerra, sino, por el contrario, en eliminar los vestigios del colonialismo y en ayudar a los países colonizados a recuperar su independencia y a caminar, en un régimen internacional de colaboración, por la vía del desarrollo económico y cultural. En íneas generales, el sueño de Roosevelt fue suplantado por la decisión de Winston Churchill de meter en cintura a aquellos países. Pero Churchill —y el poderoso stablishment que administraba— sabía que no era posible recomponer el esquema del viejo colonialismo sin una complicada política a largo plazo que pasaba por el dominio sobre la política exterior de la Casa Blanca y por la propia descomposición de la economía norteamericana.

La pérdida de la hegemonía norteamericana en el mundo, reflejada en aquellas cifras sobre su escasa participación en el Producto Nacional Bruto mundial, es consecuencia del «paso a paso» en que ha ido desintegrándose la economía norteamericana. En 1946, en los Estados Unidos un 60% de la fuerza del trabajo estaba empleada en la producción de bienes. En la actualidad, de acuerdo con las estadísticas de la Oficina del trabajo, menos del 25% de la fuerza de trabajo se ocupa en la producción de bienes, mientras que más del 75% se dedica a los servicios. Esta es la causa más importante de la inflación.