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En los últimos días en Europa, y lo más importante en Francia y Alemania, un ataque terrorista, una matanza, una explosión, un terrorista suicida, un tiroteo, y una toma de rehenes han seguido lo uno a lo otro.
El 14 de julio, un terrorista mató a más de 80 personas con un camión en Niza. El 18 de julio, un afgano armado con un hacha atacó a los pasajeros en un tren en Baviera. Hace una semana, en Munich, un joven tirador de 18 años de edad, abrió fuego en un McDonalds y un centro comercial, matando a 9 personas e hiriendo a 35, en su mayoría adolescentes de origen turco y albanés. Un joven de 15 años de edad, cómplice del tirador de Múnich, planeaba un ataque en Stuttgart. El 24 de julio, un refugiado de Siria apuñaló hasta la muerte con un machete a una camarera embarazada en un kebab de Polonia. Casi al mismo tiempo se produjo una explosión en el centro de otra ciudad bávara, Ansbach, hiriendo a 12 personas. El 26 de julio, dos terroristas de origen árabe que habían jurado lealtad al ISIS atacaron una iglesia en Saint-Étienne-du-Rouvray, en el norte de Francia, y tomaron rehenes. Ellos asesinaron brutalmente a un sacerdote. El 27 de julio, en Malmo, Suecia, una persona no identificada abrió fuego en un centro comercial. El mismo día, en la ciudad bávara de Zirndorf, desconocidos detonaron un artefacto explosivo cerca de una oficina para asuntos de inmigrantes y refugiados.
¿Qué está pasando en Europa? Todo esto era de hecho bastante predecible. Europa se está acercando inexorablemente al borde de la guerra civil. ¿Cuál es la esencia de esta guerra? Para entender esto, debemos prestar atención a las dos fuerzas principales que están desencadenando esta guerra y convirtiéndose en sus principales polos. Por un lado, están las hordas de inmigrantes procedentes de Oriente Medio y el Norte de África. Por otro, están los nacionalistas europeos, cuya influencia y determinación está creciendo en estricta proporción al número de inmigrantes. He aquí la ecuación: a más migrantes, más nacionalistas, y cuanto más los inmigrantes recurran a la violencia, más histérica y dura será la respuesta de los nacionalistas.
Y aquí está el punto más importante: con el fin de salvar a Europa, o al menos equilibrar la situación, todos los gobiernos europeos mentalmente competentes deberían detener inmediatamente la inmigración. Después de todo, la situación es crítica. Pero lo que vemos es a los líderes europeos repitiendo por enésima vez "la mayoría de los inmigrantes son buenos y diferentes" y "más tolerancia". El 28 de julio, la canciller alemana, Angela Merkel, afirmó que no habrá cambios en la política de inmigración. George Soros y los políticos estadounidenses están actuando como los ideólogos del crecimiento de la inmigración y proporcionando inmigrantes con la máxima libertad. Ellos están presionando a Europa para convertirse en más tolerante y abierta. A medida que Europa sigue a Washington y a Soros, las explosiones y las masacres sangrientas se están convirtiendo en la norma diaria de los europeos modernos. Poco a poco, esto conduce a una "Primavera europea", es decir, a una guerra civil en toda regla.
¿Qué objetivos tienen quienes están aumentando tenazmente las posibilidades del peligro terrorista y la violencia en Europa? Sólo uno: acercar Europa a su fin, finalmente destruirla, y construir en el continente europeo la misma masa sanguinolenta que en el Medio Oriente. Una vez más, podemos ver la herramienta favorita de la geopolítica norteamericana, que los EE.UU. utilizaron para hacer estallar el mundo árabe y que ya ha destruido varios países: Irak, Libia, Yemen y Siria. Esta herramienta no es otra que el fundamentalismo islámico radical, el salafismo y el wahabismo, cuyo logo y marca de relaciones públicas es el Estado Islámico, el Daesh, que está prohibido en Rusia. Ellos constituyen el núcleo de todos los actos extremistas cometidos por inmigrantes, o simplemente atribuídos por ellos mismos, los cuales sólo refuerzan su imagen.
Pero las mismas fuerzas también están detrás de los nacionalistas europeos, especialmente en sus versiones extremistas, neonazis y xenófobas. Recuerden a Breivik, uno de cuyos seguidores trató recientemente de repetir los mismos actos criminales en Munich. Tales neonazis extremistas están orientados hacia los EE.UU. e Israel y son frecuentados por sus servicios de inteligencia.
Por lo tanto, Europa está siendo golpeada desde dos frentes, pero por un único y mismo jugador. Washington y Soros están estimulando la inmigración y supervisando a los extremistas del ISIS con una mano, mientras que con la otra están apoyando a la extrema derecha para enfrentarla contra los inmigrantes y contra otro de los enemigos de Norteamérica: los rusos. Este guión ya fue puesto en escena en el ejemplo de los nazis ucranianos del Sector Derecho, una organización prohibida en Rusia al igual que el Daesh.
Prestemos atención a la geografía de los últimos ataques terroristas: Francia, Alemania, Alemania, Francia, Alemania, y punto. ¿Por qué en estos países? Porque después del Brexit, Europa tuvo la oportunidad de desviarse un poco del control asfixiante de los Estados Unidos y, como siempre, los dos pilares de la Europa continental, de la Europa real, siguen siendo Francia y Alemania, que están mucho menos controlados por la dominación anglosajona. Así que ahora ellos se ha vuelto un punto negro para Washington. Como John Kerry gusta decir, el "mecanismo se ha puesto en marcha". Esta vez, el mecanismo es la guerra civil en Europa que, en una situación como la actual, es casi inevitable. A más inmigrantes, más ataques terroristas. Ambos solamente están aumentando.
Adiós, ha estado viendo Dugin’s Guideline acerca de la inminente guerra civil en Europa.
¿Puede detenerse esto? Tal vez sea demasiado tarde. Pero, en todo caso, la única posibilidad de salvación es abandonar inmediatamente a los EE.UU. y la OTAN a una velocidad vertiginosa. ¿Estan todos preparados? Si no es así, mañana ustedes se convertirán en Libia. Nada personal.