Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 6 de julio de 2012

Fraude: ¿por qué la gran recesión?

A buen seguro todos hemos oído esa canónica explicación de la crisis económica actual que traza su origen en la desregulación financiera de los mercados. Asombroso aserto, ése, que casa muy mal con la realidad de un sistema financiero que no sólo no está desregulado, sino que está intervenido hasta la médula para mayor gloria de los propios bancos (los regulados/privilegiados) y de los propios Estados (los reguladores/privilegiadores).

Ignora uno quién es el dominante y quién el dominado en este perverso maridaje, pero sí deberíamos ser conscientes de la identidad de la víctima: el libre mercado. Yerra quien busca equiparar los intereses de los bancos con el sistema capitalista y los del sector público con la socialdemocracia. Que el capitalismo necesite de capitalistas no significa que muchos de esos capitalistas no sean los principales interesados y beneficiarios en constreñirlo o en cargárselo a través del intervencionismo estatal. Pues capitalismo implica acatamiento de los cambiantes deseos de los consumidores y posibilidad de ser barrido del mercado por unos más eficientes competidores: dos presupuestos que aquellos rentistas que quieren vivir no de servir al consumidor, sino de sangrarlo, tratan rápidamente de socavar mediante regulaciones y prebendas emanadas del monopolio de la violencia (el Estado).
Cómo opera la banca
Tal es el caso de la banca, sector con una secular tendencia a explotar los diferenciales de la curva de rendimientos mediante la imprudente, peligrosa e insostenible estrategia financiera de endeudarse a corto plazo e invertir a largo. Gusta al sector financiero de operar con un fondo de maniobra estructuralmente negativo que, como es natural, debería conducirles a una rápida suspensión de pagos en un mercado libre: si las deudas de toda la banca vencen a muy corto plazo y sus activos maduran a muy largo plazo, habrá muy poco margen para refinanciarles persistentemente y en algún momento deberán echar el cierre.
Así funcionaban precisamente las cosas cuando los bancos emitían sus pasivos de manera competitiva bajo la promesa de convertirlos, a petición de sus tenedores, en oro. Y, precisamente, este riesgo de bancarrota y de ser desplazados por otras entidades más prudentemente gestionadas era lo que les refrenaba de continuar degradando su liquidez monetizando de manera desproporcionada activos a largo plazo (Adam Smith, por ejemplo, aconsejaba a los bancos que se limitaran a descontar activos autoliquidables como letras de cambio comerciales).
Semejante situación, empero, no complacía ni a ciertos banqueros ni a ciertos políticos: los primeros querían ganar mucho más prestando alocadamente a más demandantes de crédito; los segundos, deudores por excelencia, querían beneficiarse de tipos de interés más bajos para continuar sufragando sus enormes gastos. Optóse entonces por investir a ciertos grandes bancos del monopolio sobre la emisión de medios de pago a cambio de, primero, prestar a tipos blandos al Gobierno y, segundo, proporcionar auxilio financiero al resto de bancos del país (de modo que éstos también pudieran prestar pródigamente al Gobierno).
Nacían así los bancos centrales monopolísticos, prestamistas de última instancia de banqueros y políticos; privilegio compartido que permitía que ambos dieran rienda suelta a su desmelenada imprudencia. Pero ahí no terminaba la historia: mientras los pasivos de los bancos centrales siguieran siendo convertibles en oro, su prodigalidad crediticia en beneficio directo de Estado y banca no podría ser infinita. Motivo por el cual, con el pasar de las décadas, se adoptó la solución más sencilla: suspender la convertibilidad al oro de estos emisores de papel moneda. Así, nuestros bancos centrales obtuvieron el poder de expandir ilimitadamente el crédito siempre que éste fuera demandado: el único subproducto incómodo de este desparpajo crediticio era la inflación (el envilecimiento del dinero), plaga económica donde las haya que, sin embargo, siempre ha contado con muy destacados sicofantes capaces de justificarla en beneficio directo del pueblo.
Los ciclos económicos
De este modo, la banca central podía, obviando la inflación, prestar ilimitadamente a la banca comercial y ésta podía, a su vez, prestar ilimitadamente a cuantos le solicitaran crédito… incluyendo a nuestros manirrotos políticos. Se instituyó así una desgracia de economía con tipos de interés a largo plazo artificialmente deprimidos y desvinculados del volumen de ahorro real a largo plazo, que es la materia prima en la que sólo debería haber estado basado el crédito de inversión otorgado por la banca.
Con estas facilidades de endeudarse, el sector privado comenzó a pedir prestado más y más, tanto para anticipar consumo futuro (familias) cuanto para ampliar su capacidad productiva (empresas). Un chute de deuda barata que durante un tiempo servía para impulsar el aumento de actividades improductivas que, pese a ello, repercutían positivamente sobre el PIB, el empleo y la recaudación tributaria. Un espejismo burbujístico que a todos entusiasmaba y que a todos, con el tiempo, terminaba penalizando como castillo de naipes que se derrumba. Es lo que se conoce como ciclo económico de auge y depresión y es justo lo que ha acontecido en los últimos diez años, es decir, es lo que ha sucedido desde el momento en que Alan Greenspan comenzó a reducir los tipos de interés de la Reserva Federal a mínimos históricos y contribuyó a relanzar una expansión del crédito desproporcionada cuya borrachera inicial vivimos en forma de burbuja inmobiliaria y cuyo colapso actual padecemos a modo de credit cruch descapitalizador.
Puede que sea cómodo culpar a la libertad de todos estos problemas, pero desde luego no es justo. Si todos los mecanismos con que contaba el libre mercado para contener estos desaguisados –patrón oro, emisión competitiva de divisas y ausencia de rescates estatales en caso de suspensión de pagos– han sido esterilizados precisamente para que no constriñan la exuberancia crediticia, no culpemos al libre mercado capitalista, sino al extremo intervencionismo monetario que desde hace más de un siglo se ha cargado una institución privada tan esencial como es el dinero.
Todo esto, y mucho más, podrá encontrarlo en el excelente documental que la productora Amagi Films ha realizado en colaboración con el Instituto Juan de Mariana y que puede visionar gratuitamente en su ordenador personal: “Fraude: por qué la gran recesión”. Ya les adelanto que el porqué no guarda relación alguna con nuestras libertades.


miércoles, 4 de julio de 2012

Cómo anular a una persona

De aquí y de aquí.


“CÓMO ANULAR A UNA PERSONA”


La ideología paternalista, propia de la izquierda, las ONGs, los partidarios del Estado de bienestar, el feminismo y el racismo antiblanco, además del fascismo, se proponen utilizar la noción y la práctica de la "ayuda" para destruir a los seres humanos, hombres y mujeres. 

Dar a otro sin que haya reciprocidad es no tratarle en pie de igualdad, es destruir sus capacidades para auto-ayudarse y ser por sí mismo. 

La peor expresión de la ideología estatal-capitalista de la "ayuda" es el feminismo, que por medio de la "discriminación positiva" de las mujeres está liquidando a éstas como seres autónomos, capaces y fuertes, lo que hace del feminismo el peor agente de feminicidio de la historia. La denuncia de Ana C. Aristizabal es decisiva. Las mujeres se han de emancipar por sí mismas, no por la "ayuda" del Estado, y eso diferencia a la cosmovisión de la emancipación integral de la mujer, que yo defiendo, del feminismo".



Cómo anular a una persona

El peor daño que se le hace a una persona es darle todo. Quien quiera anular a otro solo tiene que evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga, que se enfrente a los problemas (o posibilidades) de cada día, que tenga que resolver dificultades.

Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.

Aquellos sistemas que por “amor” o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, la vuelven la más pobre entre las pobres. Es una de las caras de la miseria humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potencialidades y capacidades con que están dotados casi todos los seres humanos.

Quien ha recibido todo regalado se transforma en un indigente, porque asume la posición de la víctima que sólo se queja. Cree que los demás tienen obligación de ponerle todo en las manos, y considera una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.

Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo. Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa “ayuda” no llega, culpa a los demás de su “desgracia” (no por anularlo como persona, sino por no volverle a dar). Solo los sistemas más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar haciendo bonito, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las personas. (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporal no sea necesaria en momentos especiales).

lunes, 2 de julio de 2012

Del control de natalidad al genocidio, segunda parte

Viene de aquí.


Por Alfredo Embid

Índice:

  • De vuelta al horror.
  • ¿Quién está detrás de la experimentación del Norplant?
  • ¿Quién hay detrás de los programas del control de la población?
  • La industria químico-farmacéutica.
  • Las instituciones y asociaciones privadas.
  • Las agencias gubernamentales estadounidenses.
  • Suborganizaciones de las Naciones Unidas.
  • Las principales organizaciones económicas mundialistas.
  • La «enfermedad» y sus causas.
  • El tratamiento.


De vuelta al horror


«En la madrugada del 6 de noviembre de 1976, el pueblo de Uttawar en Haryana (India) fue invadido por 700 policías que tomaron a 550 hombres y se los llevaron. El pueblo, habitado por 8.000 musulmanes de la comunidad meo, había rechazado la entrada a todo empleado de planificación familiar... El inspector general de la policía que autorizó la incursión dijo que era necesario como medida de seguridad, pues se sospechaba que en el pueblo se mantenían enlaces con Pakistán; pero, de hecho, había sido informado de la actitud de los habitantes del pueblo hacia la esterilización y dijo que los hombres arrestados serían sometidos a la esterilización forzosa... En todo el estado de Haryana, los autobuses eran desviados hacia los campamentos y se esterilizaba a los pasajeros. De los pueblos y las estaciones de autobuses y ferrocarril se recogía a la gente por la fuerza para llevarla a los campos de planificación familiar y esterilizarla...

...Sólo en aquel año se realizaron 837.000 esterilizaciones en India; como consecuencia directa de la operación, murieron 1.774 personas1». Así lo cuenta Germaine Greer en su libro «Sex and Destiny. The Politics of Human Fertility», cuya versión en castellano, «Sexo y destino2», omite más de 50 páginas del original.

En Bagladesh, en junio de 1983, hubo una campaña de esterilización obligatoria en el distrito de Mynensingh, en el norte del estado. Los responsables de la campaña hicieron, pueblo a pueblo, listas de mujeres que tenían más de tres hijos. A estas mujeres se las llevaron a la fuerza en camiones del Ejército a la clínica, donde se les hizo firmar un documento en el que daban su consentimiento para someterse a una esterilización. En pocas semanas, 500 mujeres fueron esterilizadas por medio de este sistema.

La Agencia Norteamericana para el Desarrollo Internacional (USAID), contribuyó financieramente a la campaña. Para este año, la contribución de la USAID se elevó a 2 millones y medio de dólares (unos 450 millones de pesetas).

Entre 1978 y 1983, más de un millón de mujeres fueron esterilizadas en Bangladesh, y el año siguiente el Gobierno planificó un promedio de 63.760 operaciones al mes. A las mujeres que aceptan esterilizarse, se les da una compensación económica de 175 takas (unos 12 €) y un sari (prenda tradicional) valorado en una 100 takas3.

Las mujeres de Bangladesh tienen suerte. A las mujeres de Chiapas (México) se les daba un paseo en autobús4.

No penséis que todo esto pertenece al pasado. A principios de este mismo año, varias organizaciones civiles y religiosas han documentado más de 700 casos de esterilización forzosa en México, aunque reconocen que el problema es difícilmente cuantificable, porque la mayoría de los afectados son analfabetos y viven en zonas aisladas, y además, con frecuencia, los propios indígenas temen denunciar los hechos.

Hace poco otra denuncia fue presentada por un grupo de indígenas de Guerrero, uno de los estados más pobres del sur de México, y fue avalada por la Comisión de Derechos Humanos de la región5.

Estos son tan sólo algunos ejemplos más del genocidio despoblador que hemos denunciado en la primera parte de este artículo, en el número 59 de la revista. Los menciono para ambientarnos antes de que entremos al meollo de la cuestión.