Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 30 de septiembre de 2016

Hegemonía estadounidense: el dragón está herido

Alexander Dugin – Hemos hablado tanto sobre Trump que los demócratas y los demoníacos neoconservadores de The National Interest incluso han tratado de usar mis comentarios positivos sobre él y la simpatía general de Moscú hacia este candidato con el fin de desacreditarlo. Ellos simplemente no han sido capaces de echar a Trump, ya que ha sido el líder obvio de la carrera.

Oh, ¡qué tipo de despojos de democracia quedan en los EE.UU! Pero ahora me gustaría hablar no tanto sobre Trump, a quien volveremos más adelante, sino de los EE.UU. en su conjunto.

¿Qué están haciendo los EE.UU. hoy y cuál es su lugar en el mundo moderno? No es una pregunta ociosa. Podemos ver que los estadounidenses y sus redes globales todavía se están haciendo sentir y continuan interfiriendo en los asuntos internos de sus aliados, los países neutrales, e incluso en sus países enemigos.

Literalmente hace sólo unos pocos días, trataron de llevar a cabo un golpe militar en Turquía y provocar disturbios en Armenia y Kazajistán. Sin embargo, cada vez es más evidente que son mucho más débiles que antes. Washington trató de impedir el Brexit, pero fracasó. El motín gulenista en Turquía también terminó en fracaso. Por lo tanto, ¿podemos afirmar inequívocamente que el mundo unipolar ha terminado y que vivimos en un nuevo mundo post-americano?

Creo que tal optimismo sería prematuro. Washington no puede ser descartado todavía.

El fin del mundo americano es un proceso que se extiende en el tiempo. Y, sin duda, se prolongará. Es difícil decir por cuánto tiempo, y el colapso de la hegemonía unipolar es un período muy peligroso. Yo llamaría a lo que está sucediendo con Estados Unidos ahora como un “dragón herido.” Esta metáfora explica mucho, casi todo.

Tras la liquidación de la URSS y el campo del Este, apareció en el mundo un modelo unipolar, bajo el cual el dragón americano alcanzó la cima de su poder. Redes de agentes de infuencia estadounidense, sobre todo en forma de ideología liberal, pero también en formas más ocultas imitando las tendencias políticas e ideológicas locales, permearon la sociedad en prácticamente todos los países. El dragón se infiltró en las élites políticas, las grandes empresas, la educación, los medios de comunicación, y a veces en los círculos de seguridad en los estados de Europa y Asia.

En Rusia, las fuerzas pro-estadounidenses dominaron casi abiertamente en la década de 1990, y sólo en la década del 2000 Putin comenzó a arrinconar su autoridad poco a poco. Estas redes se extiendieron hacia los países islámicos, donde su ala militar se convirtió en el Islam radical, un verdadero siervo del dragón americano.

Pero el dragón recibió un golpe, o una serie de golpes, muy probablemente fatales, a la altura de su poder. Todos los países que no se inclinaron ante la hegemonía de Estados Unidos en la década de 1990, y que no aceptaron por completo el modelo unipolar del mundo como irreversible, gradualmente llegaron a formar un club informal y comenzaron el proceso de resistir al dragón. China jugó con mucho cuidado en esta línea, tratando de cabalgar el tigre y llevar a cabo la modernización y la liberalización, preservando al mismo tiempo, e incluso fortaleciendo, la soberanía nacional.

A principios de la década de 2000, Rusia comenzó a seguir este camino. Irán ocupaba una posición similar. La contemplativa India trató de escapar al diktat directo de Estados Unidos. Una oposición comenzó a formarse entre los seguidores del dragón en la UE, Turquía, e incluso entre los extremistas salafistas pro estadounidenses. Lo más importante es que los estadounidenses, habiendo obtenido la oportunidad histórica de gobernar el mundo entero, simplemente no pudieron manejar esta tarea. Tal vez ellos no tenían suficiente recursos, inteligencia o experiencia histórica, imperial. La hegemonía se recalentó. El dragón fue herido.

Hoy en día, estamos tratando con un monstruo herido a nivel mundial. Estados Unidos sigue siendo fuerte y sus redes son todavía eficaces. Los liberales, los extremistas islámicos, los atlantistas y los agentes de influencia ocultos siguen siendo fuertes en las diferentes sociedades. Pero el pico de la dominación estadounidense está detrás de nosotros.

El hecho de que el dragón está herido quedó claro ya en la década de 2000, cuando los Estados Unidos dejaron de imponer incluso una apariencia de orden y se orientaron sólo hacia un caos controlado, sangriento. Revoluciones de colores, intentonas, golpes de Estado, e invasiones de Oriente Medio y del espacio post-soviético por parte de tropas occidentales, son prueba de ello.

La esencia de esto es que el dragón está herido. Todavía es fuerte y tiene la apariencia de una potencia que conoce su objetivo. Pero, en realidad, se ha vuelto loco por el dolor ante el colapso de su dominio. De ahí el por qué los EE.UU. comienzan a comportarse de manera inapropiada en muchos casos.

Esto afecta a sus propios servidores, ruinas que podrían ser preservadas, y reacciona dolorosa y desproporcionadamente a los pequeños ataques.

Esto es extremadamente peligroso. El dragón herido está equipado con armas nucleares y todo su gran poder todavía puede enviar al abismo a la humanidad entera de un solo golpe.


domingo, 25 de septiembre de 2016

NEOCOLONIALISMO HUMANITARIO

La película Los caballeros blancos dirigida por Joachim Lafosse, 2015, muestra la realidad del universo ONG. Lo presenta como un fiero afán de hacer dinero y enriquecerse tomando la ideología de “la ayuda al desarrollo” por cobertura propagandística. Las ONGs suelen enriquecer a quienes las dirigen, y en bastantes ocasiones son pagos en especie de las instituciones del Estado a sus servidores. Cada una de ellas va unida a una sustanciosa subvención, además de otros muchos ingresos no menos suculentos, que es lo que narra el film. La severidad de la denuncia muestra el hartazgo ya existente con las ONGs.

         Pero el asunto va mucho más allá.

         Las ONG forma parte del aparato del Estado, y por eso su nombre es engañoso. Son instrumentos para la sobre-intervención de los países imperialistas en los países pobres. No pocas están constituidas por los servicios secretos y los ejércitos de aquéllos, y casi siempre están al servicio de su política exterior, esto es, del Ministerio de Asuntos Exteriores y las embajadas. Su meta es intervenir, manipular, favorecer a las empresas multinacionales. También, socavar la cultura popular de los pueblos pobres, haciendo que se extienda mejor la ideología imperialista.

         Por eso ha sido acuñada la expresión de “neocolonialismo humanitario”.

         Sobre la ideología ONG un libro que, con ironía, aporta un análisis bien construido, es el Gustau Nerin “Blanco bueno busca negro pobre. Guía de la cooperación y las ONG”, 2011. Podría decirse que la esencia de aquélla reside en la perversa noción de “ayuda”, de “ayudar” a desarrollarse. Se da por supuesto que tales pueblos no pueden ayudarse a sí mismos y que necesitan la aportación de los países ricos, pretendidamente superiores en lo económico, lo tecnológico…

         Este entramado de creencias culmina en una nueva manifestación de intervencionismo, en un renovado mecanismo neocolonialista. No sólo porque quien es ayudado lejos de emanciparse queda en una situación de dependencia respecto a quien le otorga la ayuda sino porque lo que se busca con las intervenciones de las ONGs es adaptar las sociedades en que operan a las metas estratégicas del imperialismo.

         Además, está la “mentalidad de ONG”. Una combinación de santurronería arrogante, complejos de superioridad, buenismo discursivo, estatismo a rajatabla, racismo implícito y neo-racismo explícito, hostilidad irrazonable hacia lo positivo de la cultura occidental, veneración sobreexcitada por el fenómeno de la emigración y rechazo de la idea de revolución. En efecto, las ONGs tienen como una de sus metas impedir que los pueblos de los países pobres hagan avanzar sus propios procesos de emancipación, contra el imperialismo occidental, ruso, chino o árabe-islámico, contra sus propias oligarquías corrompidas y criminales, contra el clero de extrema derecha de esta o la otra religión.

         La solución global, y la única auténtica, a los gravísimos y numerosos problemas que tienen los países pobres, desde el hambre a la falta de libertad para el pueblo, está en la revolución, no en la “ayuda” que les puedan proporcionar las ONGs. Éstas son parte del enemigo de tales pueblos. Eso, con limitaciones, es lo que describe “Los caballeros blancos”.

         Ahora queda por hacer la tarea de emanciparnos de la“mentalidad de ONG” aquí, en las metrópolis, desmontando sus falacias, confiando en las capacidades de los pueblos oprimidos y pobres para liberarse por sí mismos, sin “caballeros” que acuden a socorrerlos mientras se enriquecen, planteando correctamente el gravísimo problema de la emigración, ese gran negocio para Occidente, quizá el mayor de todos hoy.

Y refutando la ideología de la “ayuda”. Para empezar con una aserción: muy a menudo el mejor modo de ayudar es no ayudar, para permitir que la persona, el grupo, la comunidad y el país se ayuden a sí mismos. Porque quien da ayuda daña al que la recibe: eso es así en la inmensa mayoría de los casos. El sector de la clase media ansioso por “ayudar” sólo puede hacerlo curándose de su obcecación paternalista-ayudadora. Seguiremos con esta cuestión, en su vertiente filosófica y moral, en otros artículos.   

         No quiero terminar sin invitar a quienes se han sumado a ONGs o las respaldan, con la mejor buena fe, que son muchas personas, a intervenir para aclarar esta oscura cuestión. Lo primero es que las ONGs sean lo que dicen ser, ajenas a toda aportación dineraria institucional-estatal, visible o invisible, es decir, No Gubernamentales, No Estatales, y por tanto libres de compromisos con el poder político y económico. Lo segundo cuestionar su actuación en los países “en desarrollo”. Lo tercero someter a escrutinio crítico la categoría misma de “ayuda”. Lo cuarto explorar la noción de revolución. Esto lo cambiaría todo.