¿Qué pasó realmente con el Bio-Bac?
Los medios de comunicación nos anunciaron la detención de una peligrosa banda que se dedicaba a comercializar un fármaco-estafa, el Bio-Bac. Los mafiosos tenían en su poder armas, dinero y cápsulas. ¡Por fín podríamos dormir tranquilos! Los enfermos, sin embargo, se lo tomaron muy mal, y exigieron que se les siguiera suministrando el susodicho fármaco, alegando que su salud mejoraba con él. Poco a poco se iba sabiendo la verdad: ni eran mafiosos ni estaban armados y encima el Bio-Bac había sido recetado durante diez años por la Seguridad Social. Algo huele mal en esta historia.
Yo, como Ud. seguramente, sabía muy poco del Bio-Bac, porque lo que de él había oído me sonaba a cosa chapucera, médicamente hablando, que se había utilizado para engañar a gente cándida, hacer negocio y estafar a la sociedad. En principio quedaba ahí la cosa y, como tal, la registraba en mi mente. Pero hubo una circunstancia que me hizo salir de mi superficial conocimiento. Un doctor amigo mío me cuenta el trance que supuso para él que un grupo de siete guardias civiles irrumpieran un día, de improviso, en su clínica y, sin explicaciones, lo declararan detenido y se lo llevaran a la cárcel. Era uno de los 23 apresados en octubre del año 2003 en la llamada "operación brujo", protagonizada por 200 efectivos de la guardia civil en trece ciudades de España. La noticia me dejó sobrecogido. De modo instantáneo concluí que aquello era un atropello. Sabía muy bien quién era mi amigo y nadie me movería de la certeza de que él era inocente, pero, eso no me bastaba, él merecía que yo averiguase qué había tras toda aquella "operación" que giraba en torno al Bio-Bac.
Y me puse a investigar. Mis datos progresivos aumentaban mi indignación. Y, al poco tiempo, tenía tomada la decisión de publicar algo que aclarase aquella madeja y deshiciese las sombras y mentiras que se habían tejido. Faltaba información veraz. Y, sin información, el público seguía con la versión oficial, más propalada, de que el Bio-Bac era un producto vulgar, sin crédito científico, incurso en el terreno de lo delictivo y, por lo mismo, ilegal y que debía ser prohíbido, castigando a los responsables.