Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 17 de junio de 2016

Al descubierto la complicidad británica, saudí y del FBI en la masacre de Orlando: Son los mismos que ocasionaron el 11-S



El secretario de Estado de EU, John Kerry y el senador John McCain, de Arizona, conversan con miembros de la familia real saudí en Riad, Arabia Saudita. ¿Saben ellos lo que hay en las 28 páginas?

16 de junio de 2016 — El cuento inicial de que la masacre de Orlando fue obra del Estado Islámico se desintegra rápidamente, en la medida en que aparecen más pruebas que muestran a la misma combinación de fuerzas que llevaron a cabo los ataques del 11-S del 2001, o sea, los británicos, los saudíes y el FBI.

El asesino de Orlando, Omar Mateen, fue por mucho tiempo empleado de una de las agencias de seguridad privadas de la corona británica más grandes del mundo –-y de las más sucias también— G4S, con 620.000 empleados en más de 100 países del mundo. La G4S es la tercera corporación privada más grande del mundo, y es una parte fundamental del "imperio invisible" de la monarquía británica, de mercenarios privados, asesinos y operativos clandestinos. En Estados Unidos, G4S tiene los contratos de seguridad para el 90% de las plantas de energía nuclear en Estados Unidos, es un importante contratista del Departamento de Seguridad Interna, e incluso tuvo a su cargo la seguridad de los pozos petroleros de la British Petroleum en el Golfo de México, lugar donde trabajó Omar Mateen por varios años.

A pesar del hecho de que varios colegas de Mateen exigieron a sus empleadores que despidieran a Mateen, debido a su comportamiento psicótico y violento, la empresa lo mantuvo e incluso hizo los trámites para que pudiera portar armas ocultas.

Mateen hizo dos viajes a Arabia Saudita, en 2011 y en 2012, y se hospedó en hoteles cuatro estrellas y en otros sitios caros. No se conoce que es lo que hacía allá, aunque ambos viajes ocurrieron mientras que era empleado de G4S.

Mateen estuvo bajo investigación del FBI por casi un año, como sospechoso de tener nexos con terroristas, pero finalmente, el FBI dejó el caso y en ningún momento estuvo en riesgo su empleo en G4S. De hecho, informes recientes publicados en el diario New York Times y en el sitio electrónico The Intercept, dejan en claro que el propio FBI ha venido controlando todo un ejército de provocadores "islamistas" pagados, por medio de las típicas operaciones encubiertas para "entrampar" presuntos delincuentes (llamas "sting" en la jerga del FBI, que en inglés significa "pinchazo") las cuales cobraron notoriedad en las décadas de 1970 y 1980 con las operaciones Abscam y Brilab, en las cuales agentes del FBI se disfrazaban de príncipes saudíes para tentar a miembros del Congreso y del movimiento sindical y luego ponerles una trampa para acusarlos de soborno. La mitad de los casos de "terrorismo" abiertos por el FBI desde el 11-S, tienen que ver con estas operaciones de pinchazo, y en muchos de los casos, los individuos involucrados padecían enfermedades mentales o estaban desesperados financieramente, o las dos cosas.

Si se quiere entender cómo controlan los británicos y manipulan la política de Estados Unidos, solo hay que estudiar con cuidado el nexo anglo-saudí-FBI. Este aparato ha sido un factor dominante desde que la monarquías británica y saudí iniciaron el acuerdo Al Yamamah de petróleo por armas en 1985, con sus cuentas secretas en los paraísos fiscales para financiar el terrorismo yihadista mundial. Para que Estados Unidos recupere su independencia, se tiene que exponer y aplastar este aparato por completo y para siempre.

Es por eso que los británicos, los saudíes y el FBI están aterrorizados con la posibilidad de que las 28 páginas dejen de ser secretas. Las pruebas que contienen esas páginas, independientemente de las mentiras que salen de John Brennan y Barack Obama, abren la puerta para ver todo el control del imperio británico, de arriba abajo, sobre el terrorismo mundial. Una intervención sumamente importante en este respecto, es la resolución HR-779 que acaba de introducir el congresista Walter Jones, la cual exige la publicación inmediata del capítulo de 28 páginas suprimidas de la Investigación Conjunta del Congreso sobre el 11-S, en el Registro del Congreso, sin ninguna interferencia de Obama o de John Brennan, siguiendo la separación de poderes que marca la Constitución.

El hecho de que la propuesta se introdujo el mismo día en que llegó a Washington el segundo príncipe heredero de la corona saudí, el poder tras del trono, príncipe Mohammed bin-Salman, para reunirse con John Kerry, Ashton Carter, John Brennan, James Clapper, Paul Ryan y Nancy Pelosi, es muy oportuno.

Este es un momento de enfrentamiento total, y se tiene que movilizar a todas las fuerzas sensatas para forzar que salga la verdad sobre el imperio británico-saudí, y para acabarlo de una vez por todas.

domingo, 12 de junio de 2016

Justo castigo. De la Operación Cóndor a la Junta de Kiev

A finales de mayo del año 2016 Argentina se enfrentó a un acontecimiento sin precedentes. Por primera vez, un tribunal anunció que la Operación Cóndor fue una conspiración internacional para secuestrar y matar a la gente.

En este caso, un antiguo líder de la junta de 88 años de edad, el General Reynaldo Bignone, que gobernó entre 1982-1983, fue condenado a veinte años de prisión. Se le acusó de participar en una asociación ilegal, y de secuestro y de abuso de poder en relación con la desaparición forzada de más de 100 personas. Junto a él, catorce ex militares fueron condenados de ocho a veinticinco años de prisión por violaciones de los derechos humanos. El Coronel del ejército uruguayo Manuel Cordero Piacentini, torturó prisioneros en un taller de reparación en Buenos Aires, donde fueron llevados e interrogados muchos activistas de izquierda, no sólo por los argentinos, sino por personas de otros países.

La operación secreta iniciada por los EE.UU. fue lanzada en 1970 por seis dictaduras de América del Sur, que utilizaron su red de policía secreta con objeto de coordinar esfuerzos para encontrar a sus oponentes políticos en el extranjero y eliminarlos. Se cree que Augusto Pinochet en Chile, que atrajo a otros dictadores de América del Sur a este proceso, inició la Operación Cóndor en noviembre de 1975. Estos acontecimientos son descritos en libros y películas, así como en investigaciones periodísticas con detalles terribles, que recuerdan a las atrocidades de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Muchos disidentes de izquierda de los países en los que se llevó a cabo la Operación Cóndor buscaron refugio en países vecinos y en otros lugares, pero era mayormente inútil. Después, el programa secreto abandonó América Latina. El gobierno de Estados Unidos estableció más tarde que agentes chilenos participaron en la Operación Cóndor asesinando en Washington al ex embajador del país Orlando Letelier y su asistente estadounidense, Ronni Moffitt, en septiembre de 1976. Los agentes de la Operación Condor también buscaron a otros oponentes políticos en Europa para eliminarlos.

La evidencia clave fue la desclasificación de los datos del FBI enviados en 1976, que describen en detalle la conspiración para el intercambio de información de inteligencia y para eliminar a los activistas de izquierda en toda América del Sur.

De hecho, esta sentencia puede ser considerada como un hito importante, ya que por primera vez el tribunal demostró que la Operación Cóndor fue una conspiración criminal internacional, llevada a cabo con el apoyo de los EEUU en los regímenes de Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.

La propia investigación se inició en 1990, cuando las leyes de amnistía protegían a muchas de las personas acusadas. El Tribunal Supremo de Argentina canceló la amnistía en 2005 a petición del presidente Néstor Kirchner, que poco a poco comenzó a cambiar de rumbo desde una posición pro-estadounidense a una soberana.

Como muchos de los cuerpos de las víctimas no han sido encontrados, los fiscales argentinos dicen que las investigaciones sobre el ocultamiento de estas muertes continúan en la actualidad, y que los términos establecidos por la ley en este caso no son aplicables. Durante el juicio, varios acusados ​​murieron de viejos y, al parecer, la justicia seguirá la persecución.

Sin embargo, el nuevo presidente proestadounidense Mauricio Macri podría alterar esta cuestión a petición de sus patronos de Washington. Como el precedente legal existe, y el sistema jurídico occidental se basa en los precedentes, el proceso puede avanzar más y afectar a los intereses de los EE.UU..

Después de todo, en general, los iniciadores de este terrorismo de estado y de la organización criminal transnacional eran los políticos estadounidenses, incluyendo a Henry Kissinger.

Existen datos de que al menos otros dos países apoyaron a los regímenes dictatoriales en Iberoamérica: Gran Bretaña e Israel. Ambos países suministraron y enviaron armas e instructores para suprimir la actividad de la guerrilla (ya que tenían experiencia útil en la represión contra los palestinos e irlandeses) y utilizaron sofisticadas técnicas en los métodos de interrogación, es decir, la tortura.

Esto debe ser considerado no sólo en los países que participaron en la Operación Cóndor, sino también en otras regiones implicadas en los proyectos de los Estados Unidos, que son crímenes cometidos contra los derechos humanos. Por supuesto, este es un mensaje para los actuales líderes del Estado de Ucrania y los servicios represivos que usurparon ilegalmente el poder en 2014 y que están implicados en homicidios, secuestros y tortura de civiles durante los últimos dos años. El último 14º informe del Grupo de Supervisión de la ONU sobre los derechos humanos, pone claramente de manifiesto el hecho de delitos graves cometidos por funcionarios de Ucrania y por grupos neonazis. Las autoridades rusas tienen una gran cantidad de datos también. Si los líderes de la junta de Kiev y los que llevan a cabo sus órdenes piensan que pueden contar con la erosión del sistema legal o con la protección de sus superiores en Washington, están profundamente equivocados. El ejemplo argentino es la confirmación de que en estos casos nunca es tarde para dar el toque final.