Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 2 de octubre de 2009

Nadie se atreve a llamarlo conspiración IV: La élite

Viene de aquí.

Una de las razones primarias por la cual los Privilegiados trabajaron entre bastidores para fomentar la I Guerra Mundial, fue para crear un gobierno mundial después del conflicto. Si se quiere establecer monopolios nacionales, se debe controlar gobiernos nacionales. Si se desea establecer monopolios internacionales o carteles, se debe controlar un gobierno mundial.

Después del ARMISTICIO del 11 de noviembre de 1918, Woodrow Wilson y su alter ego, “Coronel” House (el hombre del primer plano, siempre presente representando a los Privilegiados), fue a Europa con las esperanzas de establecer un gobierno mundial en la forma de Liga de Naciones. Cuando las negociaciones revelaron que un lado había sido tan culpable como el otro, y que el brillo -de la "cruzada moral" se evaporaba junto con los ostentosos, "Catorce Puntos" de Wilson, los “tropiezos en Main Street” empezaron a aparecer. La reacción y desilusión vieron la luz.

Los norteamericanos, ciertamente, no querían entrar en un Gobierno Mundial con europeos de doble filo, cuya especialidad era el pacto secreto escondido detrás del pacto secreto. El invitado de honor, por así decirlo, salió caminando majestuosamente del banquete antes de que la comida envenenada fuera servida. Y sin la inclusión norteamericana, no podía haber un Gobierno Mundial que tuviera sentido.

La excitada opinión pública hizo obvio el hecho de que el Senado de los Estados Unidos no se atreviera a ratificar un pacto que echaría sobre el país tal compromiso internacionalista. En cierto modo, el público norteamericano tuvo que ser vendido a la idea del internacionalismo y el Gobierno Mundial. Nuevamente la llave fue el "Coronel" House.

House había puesto sus ideas políticas en su libro llamado
Philip Dru - Administrator, en 1912. En su libro, House coloca un plan finamente simulado para la conquista de América, a través del establecimiento de "El Socialismo como fue soñado por Karl Marx".

El describió una "conspiración" - la palabra es suya -que tiene éxito en la elección del Presidente de los Estados Unidos, por medio del engaño.

Entre otras cosas, House escribió que la conspiración era para "insinuarse en las primarias, para que ningún candidato, cuyos puntos de vista no estuvieran de acuerdo con los de ellos, pudiera ser nominado". Las elecciones debían ser meras charadas conducidas para el deslumbramiento de los distraídos. La idea era usar a los partidos Demócrata y Republicano como instrumentos para promover el Gobierno Mundial.

En 1919, House se reunió en París con miembros de la “sociedad secreta” británica llamada "La Mesa Redonda", para formar una organización cuya labor sería popularizar entre los ciudadanos de América, Inglaterra y Europa Occidental la idea sobre las bondades de un Gobierno Mundial. El leitmotiv a emplear era, por supuesto, la “paz”. La parte correspondiente a los Privilegiados, estableciendo una dictadura mundial, fue, por supuesto, dejada afuera.

La organización de la "La Mesa Redonda" en Inglaterra nació del sueño de toda una vida, del magnate del oro y los diamantes Cecil Rhodes, por un "Nuevo Orden Mundial". La biógrafa de Rhodes, Sara Milfin, era un poco más directa.

Como ella lo escribió:

"El gobierno mundial era el único deseo de Rhodes".

Quigley hace notar:

"A mediados de 1890, Rhodes tenía unos ingresos de por lo menos un millón de libras esterlinas al año (después, cerca de cinco millones de dólares) que gastó tan libremente para sus misteriosos propósitos, que por lo general estaba sobregirado en su cuenta ... "

El compromiso de una conspiración de Cecil Rhodes para establecer un Gobierno Mundial aparece en una serie de asignaciones testamentarias descritas por Frank Aydelotte en su libro American Rhodes Scholarships.

Aydelotte escribe:

"Las siete asignaciones que Cecil Rhodes hizo entre las edades de 24 y 36 años (Rhodes murió a la edad de cuarenta y ocho) constituyen una especie de autobiografía espiritual... Las más conocidas son la primera (de la Sociedad Secreta....) y la última, que establecieron las Becas Rhodes...

En su primera asignación, Rhodes manifiesta su deseo aún más específicamente:

'La extensión de la autoridad británica a través del mundo ..., la fundación de un poder tan grande como para hacer las guerras imposibles y promover los intereses de la humanidad'.

“'La Confesión de Fe' se aumenta con estas ideas. El modelo para esta propuesta sociedad secreta era la Sociedad de Jesús, aunque él menciona sólo a los masones”

Debería recordarse que el inspirador de este tipo de sociedad secreta fue Adam Weishaupt, el monstruo que fundó la Orden de los Illuminati, el 19 de mayo de 1776, con el propósito de conspirar para controlar el mundo.

El rol de los Illuminati de Weishaupt en tales horrores, como El Reino del Terror, es incuestionable, y las técnicas de los Illuminati han sido reconocidas desde hace tiempo como modelos para la metodología comunista. Weishaupt también usó la estructura de la Sociedad de Jesús (los jesuitas) como su modelo, y reescribió su Código en Términos Masónicos.

Aydelotte continúa:

"En 1888, Rhodes hizo su tercera asignación ... dejando todo a Lord Rothschild (su financiero en empresas mineras), acompañada por una carta que llevaba 'la materia escrita discutida entre nosotros'. Esto, se supone, consistía en la primera asignación y la Confesión de Fe, ya que en la postdata Rhodes dice 'considerando los asuntos sugeridos, tome la Constitución de los Jesuitas, si se puede obtener...' "

Aparentemente, por razones estratégicas, Lord Rothschild con posterioridad fue removido del proyecto.

El Profesor Quigley revela que Lord Rosebury,

"reemplazó a su suegro, Lord Rothschild, en el grupo secreto de Rhodes y fue hecho Depositario en la próxima (y última) asignación".

La "sociedad secreta" fue organizada en el molde conspiracional de círculos dentro de círculos. El Profesor Quigley nos informa que la parte central de la "sociedad secreta" fue establecida en marzo de 1891, usando el dinero de Rhodes.

La organización era manejada para Rothschild por Lord Alfred Milner, discutido en el último capítulo como financiero clave de la revolución bolchevique. La "Mesa Redonda" trabajó entre bambalinas en los más altos niveles del gobierno británico, influyendo en la política externa y en el desenvolvimiento y conducta de Inglaterra en la 1a Guerra Mundial.

Según el Profesor Quigley:

“Al final de la Guerra de 1914, se hizo claro que la organización de este sistema (el Grupo de la Mesa Redonda) tenía que ser vastamente extendido. Una vez más, la labor fue confiada a Liones Curtis, quien estableció, en Inglaterra y en cada dominio, una organización de fachada del Grupo de la Mesa Redonda. Esta organización, llamada Instituto Real de Asuntos Internacionales, tenía como su núcleo, en cada área, al sumergido Grupo de la Mesa Redonda.

En Nueva York era conocido como el Consejo de Relaciones Exteriores, y era un frente para J. P. Morgan y Cía., en asociación con un muy pequeño Grupo de la Mesa Redonda americana. Los organizadores americanos fueron dominados por un gran número de 'expertos' de Morgan..., que habían ido a la Conferencia de Paz de París, y allí se hicieron amigos íntimos con un grupo similar de 'expertos' ingleses, reclutados por el grupo de Milner.

De hecho, los planes originales para el Instituto Real de Asuntos Internacionales y el Consejo de Relaciones Exteriores (C.R.E.) fueron redactados en París ...”

Joseph Kraft (C.R.E.) nos cuenta, en Harper's de julio de 1958, que el promotor principal en la fundación del Consejo de Relaciones Exteriores, fue el "Coronel" House, apoyado por protegidos tales como Walter Lippmann, John Foster Dulles, Allen Dulles, Chrístian Herter, entre otros.

Fue House quien actuó como anfitrión para el Grupo de la Mesa Redonda de ingleses y americanos en la reunión clave del 19 de mayo de 1919, en el Hotel Majestic de París. En esa ocasión, se encargó a la conspiración crear el C.R.E.

Aunque Quigley enfatiza la importancia de los hombres de Morgan en la creación de la organización conocida como el Consejo de Relaciones Exteriores, los propios materiales de la organización y las memorias del "Coronel" House revelan su función como partero en el nacimiento de dicho organismo.

El vigésimo quinto Informe Anual del C.R.E. nos revela lo siguiente sobre su fundación en Paris:

“ ...El Instituto de Asuntos Internacionales, creado en París en 1919, comprendía, al comienzo, dos ramas: una en el Reino Unido y otra en los Estados Unidos...”

Posteriormente el plan fue alterado para producir una real autonomía, ya que "...no parecía ser lo más sabio el tener una institución única con secciones".

Debía elaborarse una institucionalidad de manera que el C.R.E., en América, y el IRAI, en Inglaterra, aparecieran como verdaderas organizaciones independientes. Todo, a menos que el público norteamericano se diera cuenta que el C.R.E. era, de hecho, una sucursal del Grupo de la Mesa Redonda, y reaccionara con patriótica furia.

Según Quigley, las dinastías financieras importantes en América, después de la I Guerra Mundial, fueron (además de Morgan) la familia Rockefeller, Kuhn, Loeb y Cía., Dillon Read y Compañía y Brown Bros. Harriman. Todos ellos estaban representados en el C.R.E., siendo Paul Warburg uno de los asociados. Muchos de los miembros pertenecientes al clan de los Privilegiados —grupo que creó el Sistema de la Reserva Federal y financió, en gran parte, la revolución bolchevique— fueron de los primeros en participar en el Consejo.

Junto a Paul Warburg intervinieron como fundadores del CRE financistas internacionales Privilegiados de la talla de Jacob Schiff, Averell Harriman, Frank Vanderlip, Nelson Aldrich, Bernard Baruch, J. P. Morgan y John D. Rockefeller. Estos hombres no crearon el C.R.E. porque no tenían nada mejor que hacer con su tiempo y dinero; lo crearon como herramienta para el éxito de sus ambiciones.

El C.R.E. ha llegado a ser conocido como "El Establishment", "el Gobierno Invisible" y "la Oficina de Relaciones Exteriores de Rockefeller". Esta organización semi-secreta ha llegado a ser, incuestionablemente, el grupo más influyente en EEUU.

Uno de los rarísimos artículos que han aparecido en la prensa nacional, relacionado con este Consejo, fue publicado en el Christian Science Monitor el 1º de septiembre de 1961.

Empezaba así:

"En el lado oeste de la distinguida Park Avenue y la Calle 68 (en la ciudad de Nueva York) hay dos hermosos edificios, uno frente al otro. Uno es la Embajada Soviética ante las Naciones Unidas... Justamente en el lado opuesto, en la esquina suroeste, se encuentra el Consejo de Relaciones Exteriores — probablemente una de las organizaciones semipúblicas más influyentes en el terreno de la política exterior."

Aunque la dotación formal del C.R.E. está compuesta por cerca de 1.500 personas, pertenecientes a la élite del mundo del gobierno, de los negocios, de las finanzas, de las comunicaciones, de las fundaciones y al sector académico —habiendo ocupado casi todos ellos posiciones claves en todas las Administraciones, desde Franklin Delano Roosevelt—, es dudoso que un americano entre mil reconozca el nombre del Consejo, y que uno entre diez mil pueda decir algo sobre su estructura o propósitos.

Indicador del poder del C.R.E. para mantenerse anónimo es el hecho que, pese a haber operado en los más altos niveles por casi cincuenta años y haber tenido desde el principio entre sus miembros a los primeros leones de los medios de comunicaciones del Establishment, descubrimos, luego de estudiar escrupulosamente muchos tomos del Reader's Guide To Periodical Literature, que sólo ha aparecido un artículo sobre el C.R.E. en una revista importante durante décadas.

Y esta publicación apareció en el Harper's, que es un periódico de escasa circulación en el público corriente. En forma similar, sólo unos pocos artículos sobre el Consejo han aparecido en los grandes periódicos del país. Tal anonimato —a ese nivel— no puede ser materia de mera casualidad.

¿Qué hace a esta organización secreta tan influyente? Nadie que lo sepa en forma segura lo dirá.

El Christian Science Monitor, que es editado por un miembro de la Mesa Redonda Americana (una sección de la sociedad secreta de Milner), hizo notar, en el artículo del 1.º de septiembre de 1961, que,

"Su nómina ... contiene nombres distinguidos en el terreno de la diplomacia, gobierno, negocios, finanzas, trabajo, periodismo, leyes y educación. Lo que permitió la unión de socios de tan diversas gamas y desigualdades es una apasionante preocupación por la dirección de la política exterior americana".

El Christian Science Monitor muestra el fantástico poder que el C.R.E. ha tenido durante las últimas seis administraciones:

"Gracias a la exclusiva dedicación al estudio y deliberación sobre la política exterior americana por parte del Consejo, es que hay un constante flujo de sus miembros desde el servicio privado al público."

Las Políticas promovidas por el C.R.E. en el terreno de las relaciones internacionales y defensa se han convertido, con una regularidad que desafía las leyes de las probabilidades, en las políticas oficiales del Gobierno de los Estados Unidos.

Joseph Kraft, columnista liberal y miembro del C.R.E., sobre este particular anota en un artículo de Harper's:

"(El C.R.E.) ha sido el lugar de algunas decisiones básicas de gobierno, ha dado el contexto para muchas otras y, repetidas veces, ha servido como terreno de reclutamiento para jerarquías superiores".

Casualmente, Kraft titula su artículo en forma muy apta para describir el C.R.E.:

"Escuela para Hombres de Estado" —una manera de reconocer que los miembros del Consejo son entrenados en una "línea" de estrategia que será seguida en Washington.

A medida que se aproximaba la II Guerra Mundial, el Grupo de la Mesa Redonda fue influyente al ver que HitIer no era detenido en Austria, Rhineland o Sudetenland, y, por lo tanto, fue ampliamente responsable de la precipitación del holocausto.

Una segunda guerra mundial mejoraría mucho la oportunidad para establecer el Gobierno Mundial.

El financíamiento para el ascenso al poder de Adolfo HitIer estuvo en manos del Mendelsohn Bank, de Amsterdam, controlado por Warburg y después por el J. Henry Schroeder Bank, con sus sucursales en Frankfurt, Londres y Nueva York.

El principal consejero legal del J. Henry Schroeder Bank era la firma de Sullivan y Cromwell, cuyos socios más antiguos incluían a John Foster y Allen Dulles (Ver All Honorable Men, de James Martin, Little Brown, Co. New York, 1950, p. 51. También ver Quigley, p. 433).

Con la Mesa Redonda haciendo su labor en Europa, el C.R.E. trasladó el asunto a los Estados Unidos. La primera labor del Consejo era la de infiltrar y desarrollar un control efectivo en el Departamento de Estado de Estados Unidos, para asegurarse que no habría los resbalones que siguieron a la I Guerra Mundial.

La historia de la toma de posesión del C.R.E. sobre el Departamento de Estado está contenida en la Publicación N.º 2.349 de este Departamento de Estado, Report to the President on the Results of the San Francisco Conference. Es el informe del Secretario de Estado, Edward R. Stettinius (C.R.E.), al Presidente Truman.

En la página veintiuno encontramos:

"Al empezar la guerra en Europa, estuvo claro que los Estados Unidos se verían enfrentados, después del conflicto, con problemas nuevos y excepcionales... En efecto, un Comité de Problemas de Post-guerra fue puesto en marcha antes del término de 1939 (dos años antes que los Estados Unidos entraran en la guerra), por sugerencia del C.R.E. El comité estaba formado por altos oficiales del Departamento de Estado (de los cuales sólo uno no era miembro del C.R.E.). Era asistido por un comité de investigación (provisto, financiado y dirigido por el C.R.E.), que en febrero de 1941 se convirtió en una División de Investigación Especial (saliendo de la nómina del C.R.E. para entrar a la del Departamento de Estado).

"Después de Pearl Harbor, las facilidades de investigación rápidamente se expandieron y el Comité Departamental en Problemas de Postguerra fue reorganizado para formar un Comité Asesor en Política Exterior de Post-guerra (completamente equipado por el C.R.E.)"

(Ver, también, el libreto del C. R. E., A Record of Twenty Years, 1921-1947).

Este es el grupo que designó las Naciones Unidas, el primer gran paso exitoso en vías de un Superestado Mundial. Por lo menos cuarenta y siete miembros del C.R.E. estaban entre los delegados americanos a la fundación de las Naciones Unidas, en San Francisco, en 1945.

Miembros del grupo del C.R.E. incluían a:

  • Harold Stassen

  • John J. MeCloy

  • Owen Lattimore (llamado "instrumento conscientemente articulado de la conspiración soviética" por el Subcomité de Seguridad Interna del Senado)

  • Alger Hiss (espía comunista)

  • Nelson Rockefeller

  • John Foster Dulles

  • John Carter Vincent (seguridad)

  • Dean Acheson

Para asegurarse que los miembros del Partido Comunista entendían la importancia del establecimiento de las Naciones Unidas, el Political Affairs, diario teórico oficial del Partido, en el número de abril de 1945, dio la orden:

"Se debería vigorizar un gran apoyo popular y entusiasmo por las políticas de las Naciones Unidas, bien organizados y ampliamente articulados. Pero es necesario hacer aún más que eso. Se debe hacer impotente a la oposición, de modo que sea incapaz de reunir algún apoyo significativo en el Senado contra la Carta de las Naciones Unidas y los tratados que vendrán."

Uno cuestiona si los bobos a nivel de Partido alguna vez se preguntaron por qué debían apoyar una organización dominada por las odiadas personalidades de "Wall Street". Los pintores de paisaje de la gran masa se han excedido a si mismos, pintando a las Naciones Unidas como una organización de paz, en lugar de como un frente para los banqueros internacionales.

Los miembros del Consejo de Relaciones Exteriores no sólo imponían mayoritariamente la idea de crear las Naciones Unidas, sino que también estaban al lado del Presidente americano en Teherán, Potsdam y Yalta, donde cientos de millones de seres humanos fueron entregados a las manos de Joseph Stalin, extendiendo así vastamente el poder de la conspiración comunista internacional.

Asistente administrativo de FDR, durante este tiempo, era un miembro clave del C.R.E., llamado Lauchlin Currie —después identificado por J. Edgar Hoover como un agente soviético.

El C.R.E. ha dominado de tal manera el Departamento de Estado durante los últimos treinta y ocho años, que cada Secretario de Estado, exceptuando a Cordell Hull, James Byrnes y William Rogers, ha sido miembro del C.R.E.

Mientras Rogers no es miembro, el profesor Henry Kissinger, Secretario de Estado del Sr. Nixon, llegó a su puesto desde la plana mayor del C.R.E., y los subsecretarios de Estado, hasta el último hombre, son casi todos miembros del C.R.E.

Hoy el C.R.E. continúa trabajando activamente para llegar a su objetivo final de un gobierno sobre todo el mundo, un gobierno que los Privilegiados y todos sus aliados controlarán. El objetivo del C.R.E. es, sencillamente, neutralizar a los Estados Unidos con sus garantías constitucionales de libertad. Y ni siquiera tratan de ocultarlo.

El Study N.º 7, publicado por el C.R.E. el 25 de noviembre de 1959, abiertamente aboga por:

“Construir un nuevo orden internacional, el cual debe reflejar las aspiraciones mundiales por la paz, el cambio social y el económico..., un orden internacional (palabra clave para gobierno mundial..., incluyendo a los Estados que se llaman a sí mismos "socialistas" (comunistas)”.

La razón por la cual se denomina como "el Establishment" a esta poco conocida organización semi-secreta, es evidente para aquellos que hayan estudiado la lista de sus miembros (Ver Cuadro 7 abajo).

Las organizaciones bancarias internacionales que actualmente tienen hombres en el C.R.E., incluyen:

  • Kuhn, Loeb y Cía.

  • Lazard Fréres (directamente afiliado con los Rothschild)

  • Dillon Read

  • Leliman Bros.

  • Goldrnan, Sachs

  • Chase Manhattan Bank

  • Morgan Guaranty Bank

  • Brown Bros. Harriman

  • First National City Bank

  • Chemical Bank and Trust

  • Manufacturers Hanover Trust Bank

Entre las principales corporaciones que tienen hombres en el C.R.E. están

  • Standard Oil

  • IBM

  • Xerox

  • Eastman Kodak

  • Pan American Firestone

  • U. S. Steel

  • General Electric

  • Compañía Americana de Teléfonos y Telégrafos

    (ver Cuadro Nº 7)

En el C.R.E. también hay hombres de organizaciones tan claramente izquierdistas como los Americanos Socialistas Fabianos por la Acción Democrática, la reconocida Liga Socialista para la Democracia Industrial (anteriormente la Sociedad Socialista Intercolegiada), y los Federalistas del Mundo Unido, quienes abogan públicamente por el gobierno mundial con los comunistas.

Devotos líderes laboristas Socialistas como Walter Reuther, David Dubinsky y Jay Lovestone, también han sido miembros del C.R.E. En teoría, estos hombres y organizaciones, supuestamente, son los sangrientos enemigos de los bancos y negocios enumerados arriba. Sin embargo, todos pertenecen al mismo lote. Usted puede apreciar por qué ese hecho no aparece en los avisos.

El C.R.E. está totalmente entrelazado con las principales fundaciones llamadas "Think Tanks". Incluidas en esta unión están las fundaciones Rockefeller, Ford y Carnegie y la Corporación Rand, Instituto Hudson, Fondo para la República y el Instituto Brookings "Think Tanks".

El hecho de que el C.R.E. opera en forma casi completamente anónima, difícilmente puede ser accidental.

Entre las corporaciones de comunicación representadas en el C.R.E. están:

  • National Broadcasting Corporation

  • Columbia Broadcasting System

  • Time

  • Life

  • Fortune

  • Look

  • Newsweek

  • New York Times

  • Washington Post

  • Los Angeles Times

  • New York Post

  • Denver Post

  • Loulsville Courier Journal

  • Minneapolis Tribune

  • los periódicos:

    • Knight

    • MeGraw-Hill

    • Simon and Shuster

    • Harper Bros.

    • Random House

    • Little Brown and Co.

    • McMillan Co.

    • Viking Press

    • Saturday Review

    • Business Week

    • Club del Libro del Mes

Por supuesto que el C.R.E. podría tener unas pocas chispas de publicidad, si ésta fuera deseada.

Si parece imposible que una entidad pueda controlar una gama tan vasta de firmas, es porque la mayoría de la gente no sabe que los llamados fundadores de tales gigantes, como el New York Times y la NBC, fueron elegidos, financiados y dirigidos por Morgan, Schiff y sus aliados. El caso de Adolph Ochs, del Times, y David Sarnoff, del RCA, son ejemplos de este control. Ambos recibieron, al principio, ayuda financiera de Kuhn, Loeb y Compañia y Garantía Morgan.

Estos son los pintores de paisaje oficiales del Establishment, cuya labor es la de asegurarse que el público no descubra al C.R.E. y su rol en la creación de una dictadura socialista mundial.

Usted recordará que el "Coronel" House, pensaba que debíamos tener dos partidos políticos, pero una sola ideología —Socialismo Único Mundial. Esto es exactamente lo que tenemos hoy en Estados Unidos (Ver Cuadro 8).


Aunque hay diferencias filosóficas entre los más antiguos Demócratas y Republicanos, de todos modos, a medida que uno sube por las escalinatas de los partidos, estas diferencias se hacen cada vez menos y menos distinguibles, hasta que, finalmente, los peldaños desaparecen detrás de la cortina de noticias manejada por el Establishment, juntándose en el ápice bajo el control del C.R.E.

En 1968, cuando George Wallace sostenía que no había ni el valor de un centavo de diferencia entre los dos partidos, él probablemente no sabía que estaba tan en lo cierto ni por qué lo estaba.

Los siguientes son los llamados Demócratas que han sido o son agentes del C. R. E.:

  • Dean Acheson

  • Alger Hiss

  • Adlai Stevenson

  • John Kennedy

  • Robert Kennedy

  • Edward Kennedy *

  • Averell Harriman

  • George Ball

  • Henry Fowler

  • Dean Rusk

  • Adam Yarmolinsky

  • Hubert Humphrey

  • John Lindsay

* Comité Boston

Es de interés constatar las destacadas posiciones que otorgan los banqueros internacionales, en calidad de recompensa, a los hombres que han servido sus intereses.

En la Administración de Lyndon B. Johnson, ocuparon importantes cargos:

  • George Ball, Subsecretario de Estado, se fue con Lehman Brothers

  • Heriry Fowler, Secretario de Hacienda, fue tomado por Goldman, Sachs y Cía.

  • Peter Lewis, Director del Presupuesto

  • Frederick Deming, Subsecretario de Hacienda, y C. R. Smith, anterior Secretario de Comercio, todos evitaron morirse de hambre al ser recogidos por Lazard Fréres (Rothschild)

Fowler y Deming fueron, en gran parte, responsables de las políticas que llevaron a las naciones europeas a reclamar la mitad de nuestro oro (y tener reclamos potenciales sobre el resto) y a despojar a la Tesorería de los Estados Unidos de todas sus reservas de plata, que había adquirido a través de un siglo.

¿Los banqueros internacionales se compadecieron de estos hombres por su incompetencia, o fueron recompensados por haber hecho bien su tarea?

  • Dwight D. Eisenhower

  • John Foster Dulles

  • Thomas E. Dewey

  • Jacob Javits

  • Robert McNamara

  • Henry Cabot Lodge

  • Faul Hoffman

  • John Gardner

  • el clan Rockefeller

  • Elliot Richardson

  • Arthur Burns

  • Henry Kissinger

  • Richard Nixon**,

...han controlado el Partido Republicano para el C.R.E.

** Richard Nixon dice ahora no pertenecer más al C.R.E., habiéndose retirado cuando la organización se transformó en problema en su campaña primaria para Gobernador de California, en 1962. Nixon nunca ha dicho por qué se retiró, pero el hecho de que haya asignado a más de 110 miembros del C.R.E. en importantes puestos durante su Administración habla por sí mismo.

No es sorprendente ver que el mismo Richard Nixon de la campaña de 1968, que corría como conservador, ya había dejado muy en claro su oposición a los Privilegiados del C.R.E., autorizando un artículo en la revista Foreign Affairs, del C.R.E., en octubre de 1967. El título de este artículo, Asia después de Vietnam, revelaba cómo el aspirante a Presidente abriría una nueva política hacia China Roja y cómo traería "realismo" a nuestra política exterior asiática.

El Informe Anual del C.R.E., de 1952, admitía que, a veces, los miembros de posiciones delicadas estaban forzados a ocultarse y mantener su asociación en secreto.


Aunque es verdad que toda la administración, desde Franklin Delano Roosevelt, ha sido dominada por el C.R.E., la Presidencia Nixon ha batido el récord de todos los tiempos, designando más de 110 miembros del C.R.E. en posiciones claves. Henry Kissinger —el "Coronel" House de la Administración Nixon— vino a su puesto directamente del empleo en la-plana mayor del C.R.E. Kissinger representa justamente lo opuesto de todo aquello que Nixon afirmó apoyar en su campaña. Liberales y Conservadores admiten que Kissinger es, con diferencia, el hombre más importante de la Administración Nixon.

Las Administraciones, ya sean Demócratas o Republicanas, van y vienen, pero el C.R.E. sigue ahí. Esto es porque mientras más parecen cambiar las cosas, quedan más iguales. Lo fijo está en el tope, donde el mismo círculo de Privilegiados, inclinados sobre el control mundial, hace andar el show.

Como el Profesor Quigley admite:

"De hecho existe, y ha existido por una generación, una maraña... internacional que opera, hasta cierto punto, de la manera que los radicales de derecha creen que los comunistas actúan. En realidad, esta maraña, que podemos identificar como los Grupos de la Mesa Redonda, no tiene aversión en cooperar con los comunistas o cualquier otro grupo, y, frecuentemente, lo hace".

Sí, los Privilegiados no sienten aversión por trabajar con los comunistas, cuyo claro objetivo es destruirlos a ellos.

Mientras los Privilegiados sirven caviar y champaña a sus invitados en las mansiones veraniegas de Newport, o mientras entretienen a otros miembros de la élite social en sus yates, sus agentes están más lejos, esclavizando y matando gente. Y usted es el próximo en su lista.


En el editorial sobre el C.R.E. del Chicago Tribune, del 9 de diciembre de 1950, se lee claramente:

"Los miembros del Consejo (sobre Relaciones Exteriores) son personas de influencia mucho mayor que el promedio en la comunidad. Han usado el prestigio que su riqueza, su posición social y su educación les han dado para guiar a su país hacia la bancarrota y la debacle militar. Deberían mirarse sus manos. Hay sangre en ellas: la sangre seca de la última guerra y la sangre fresca de la actual (Guerra de Corea)".

Y todo esto es sin decir que las manos del C.R.E. están aún más ensangrentadas ahora con la muerte de 50.000 norteamericanos en Vietnam.

Vergonzosamente para el Consejo, éste ha tenido éxito en promover, como política norteamericana, el envío de ayuda norteamericana y comercio con los proveedores del arsenal del Vietcong en Europa Oriental, con el que se mata a nuestros hijos en el campo de batalla.

No debería ser sorprendente saber que existe, en el terreno internacional una organización equivalente al C.R.E. Este grupo se denomina los Bilderberger.1

1 Si escasamente a un norteamericano entre mil le resulta familiar el C.R.E., es muy dudoso que uno entre cinco mil tenga alguna noción de los Bilderberger.

Nuevamente, esto no es accidental.

El extraño nombre de este grupo viene del sitio en que se realizó la primera reunión, en mayo de 1954 - el Hotel de Bilderberg-en Oostebeek, Holanda.

El hombre que creó los Bilderberger es el Príncipe Bernhard de los Países Bajos (imagen izquierda).

El Príncipe es una importante figura en la Royal Dutch Petroleum, (Shell Oil) y en la Société Générale de Belgique, un cartel con un enorme conglomerado, que tiene pertenencias en todo el mundo. Los Bilderberger se reúnen una —o a veces dos— vez al año.

Los que asisten son importantes figuras políticas y financieras de los Estados Unidos y Europa Occidental.

El Príncipe Bernhard no hace esfuerzo alguno en ocultar el hecho de que el objetivo último de los Bilderberger es el gobierno mundial.

Mientras tanto, cuando el "nuevo orden mundial" está siendo construido, los Bilderberger coordinan los esfuerzos del poder de las élites de Europa y América. La contraparte del Príncipe Bernhard, entre los Bilderberger americanos, es David Rockefeller, presidente del Comité del C.R.E., cuya base económica es el gigantesco Chase Manhattan Bank y la Standard Oil.

Entre los otros Bilderberger del mundo de la ultra alta finanza están:

  • Barón Edmund de Rothschild, de la Casa Rothschild

  • C. Douglas Dillon (C.R.E.), de Dillon Read y Cía.

  • Robert McNamara, del World Bank

  • Sir Eric Roll, de S. G. Warburg y Cía. Ltda.

  • Pierce Paul Schweitzer, del Fondo Monetario Internacional

  • George Ball (C. R. E.), de Lehman Brothers

No todo el que asiste a una reunión secreta de los Bilderberger es un Privilegiado, pero sólo hombres de la izquierda se les permite asistir a las reuniones privadas, seguidas de las sesiones generales. Los reconocidos Partidos Socialistas de Europa están bien representados..., otro ejemplo del nudo de unión entre los Privilegiados de la alta finanza y los destacados líderes del proletariado.

La política Bilderberger no es planeada por aquellos que asisten a las conferencias, sino por el comité directivo de la élite, que está compuesto por 24 europeos y 15 americanos.

Americanos del pasado y del presente que pertenecen a este Comité de Dirección de Bilderberger, incluye a:

  • George W. Ball

  • Gardner Cowles

  • John H. Ferguson

  • Henry J. Heinz II

  • Robert D. Murphy

  • David Rockefeller

  • Shepard. Stone

  • James D. Zellerbach

  • Emilio G. Collado

  • Arthur H. Dean

  • Gabriel Hauge

  • C.D. Jackson

  • George Nebolsine

  • Dean Rusk

  • General Walter Bedell Smith

Aquellos que se adhieren a la teoría accidental de la historia reclamarán que es una mera coincidencia que cada uno de los nombrados, como miembros pasados o actuales del Comité de Dirección de Bilderberger, era o es miembro del Consejo de Relaciones Exteriores.


El Comité Consejero de Bilderberger forma un círculo aún más cerrado que el Comité de Dirección.

Los norteamericanos del Comité Consejero incluyen a

  • Joseph E. Johnson

  • Dean Rusk

  • Arthur H. Dean

  • George Nebolsine

  • John S. Coleman

  • General Walter Bedell Smith

  • Henry J. Heinz II

Otra vez, todos son miembros del C.R.E.

Se creería (de no haber leído este libro) que cuando los principales parlamentarios del mundo se reúnen con los generales en jefe internacionales para discutir los planes destinados a las diversas políticas exteriores de las naciones, que los gavilanes de noticias de los diarios y de la televisión estarían poniendo un grito en el cielo, delatando que tal evento, sostenido en secreto, es una burla para el proceso democrático.

Se podría esperar que Walter Cronkite estuviera rugiendo de ira acerca de este grupo de la élite que se reúne para planear nuestras vidas; o que los editorialistas del New York Times estuvieran golpeando sus humeantes máquinas de escribir, encolerizados por "el derecho del público a saber la verdad".

Pero, por supuesto, los pintores de paisajes echan una pincelada borrando la existencia de los Bilderberger y enfocando la atención del público hacia las condiciones de las prisiones o algo así como las tapas de botella de Coca Cola que siembran las carreteras.

Como los Bilderberger son un grupo de Izquierda (o como dirían los Liberales del medio ambiente, pero no lo hacen, “un grupo de progresistas”), se les permite seguir en paz y tranquilidad planeando para 1984.

El hecho de que haya fuerte influencia Rockefeller (Chase Manhattan Bank y C.R.E.) en el medio, también puede que tenga algo que ver con el hecho de que mientras todos hayan oído alguna vez sobre la Sociedad de John Birch, por ejemplo (y casi siempre en una forma derogativa por parte del medio del Establishment Occidental), casi nadie ha escuchado sobre los Bilderberger.

El Príncipe Bernhard, de los Países
Bajos, jefe del movimiento Bilderberger,

único y secreto en el mundo, conferencia

con el Presidente Nixon.


Habiendo pertenecido a las tropas escogidas

nazis, Bernhard ahora trabaja con los Rothschild

y los comunistas para promover un Superestado

Mundial de la élite.


Bernhard sostiene anualmente reuniones secretas

con altos oficiales de Estados Unidos, banqueros

e industriales, para hacer planes de combinación

entre los Estados Unidos y la Unión Soviética con

miras a formar un gobierno mundial.


Después de la última reunión, Nixon devaluó el

dólar y abrió negociaciones con la China Roja.

Edmund y Guy de Rothschild son los líderes del

clan Rothschild francés. Los Rothschild están

estrechamente vinculados en negocios con el

Príncipe Bernhard, (Royal Dutch Shell) y en la

construcción de un supergobierno mundial con

los soviéticos.


El Time, del 20 de diciembre de 1963,

dice sobre Guy:

"Cada centímetro de Guy es un Rothschild.

El personifica mucho de lo que la familia

es... Es amigo y confidente de algunos políticos de Francia... Más que a nada, se dedica al

crecimiento de la fortuna de su banco...

Guy encabeza un clan bursátil de los Rothschild

en el momento actual".

Edmund tiene reputación de ser el más acaudalado

de los Rothschild franceses: se estima que su fortuna

personal es de US$ 500 millones.


De acuerdo a lo que está escrito, ha habido 20 reuniones Bilderberger hasta la fecha.

Generalmente duran tres días y se realizan en lugares remotos, pero muy cómodos. Los participantes son alojados en un solo lugar, protegidos por toda una red de seguridad. Se llega a decisiones, se adoptan resoluciones, se inician planes de acción, pero sólo los Bilderberger saben lo que realmente ocurrió.

Debemos decir que estas personas no se reúnen meramente para jugar al golf. Naturalmente que a la prensa no le está permitido asistir, aunque pomposamente se sostiene una breve conferencia de prensa al final de la reunión, donde se entrega una versión muy general de lo discutido por los Bilderberger.

¿Por qué todo este secreto, si realmente no hay nada que ocultar? ¿Por qué las fundaciones Ford, Rockefeller y Carnegie financian las reuniones si no son importantes? Sí, ¿Por qué?

La reunión más reciente tuvo lugar en el Woodstock Inn, de Laurence Rockefeller, en Woodstock, Vermont, los días 23, 24 y 25 de abril de 1971.

Aparentemente, el único diario que dio una versión sustancial de la reunión fue el Herald de Rutland, Vermont, cuyo reportero pudo adquirir sólo bosquejos de información sobre lo que se trató.

El Herald del 20 de abril de 1971 informó:

"Una reserva bastante rígida se guardaba en la Conferencia... Una reunión a puerta cerrada se llevó a efecto la semana pasada en Woodstock para dar instrucciones a un pequeño grupo de reporteros locales sobre algunas fases de la Conferencia. Un participante de la reunión insistió el lunes acerca de que los reporteros habían sido informados que la reunión sería una "conferencia internacional de paz". Sin embargo, otras fuentes fidedignas dijeron que la conferencia trataría sobre finanzas internacionales..."

"El Woodstock Inn, aparentemente, será sellado como Fort Knox... Ningún reportaje periodístico será permitido, con la excepción de emitir una declaración al cierre de la reunión el domingo".

Cuando el Príncipe Bernhard llegó al Logan Airport, de Boston, reconoció a los periodistas que el tema de la conferencia sería para "cambiar el rol mundial de los Estados Unidos".

¿No resulta bonito que los cambios del rol de América en el mundo sean decididos por Bernhard, Rothschild y Rockefeller?

Ahí está la verdadera democracia en acción, como dicen ellos. Presente en la escena, para llevar órdenes de vuelta al Sr. Nixon, estaba el niño de los mandados del C.R.E. Rockefeller, el consejero Número Uno del Presidente en materia de relaciones exteriores, el Secretario de Estado Henry Kissinger.

Poco después de la reunión de Woodstock, dos eventos siniestros y "cambiadores de rol" tuvieron lugar: Henry Kissinger fue a Pekín y arregló la aceptación de la China Roja como miembro de la familia de naciones mercantiles; y se desarrolló una crisis monetaria internacional, después de la cual el dólar fue devaluado.

Como el estadista inglés y el confidente de Rothschild, Benjamín Disraeli, escribiera en el Coningsby:

“Como puedes ver, mi querido Coningsby, el mundo está gobernado por personajes muy distintos a los que se imaginan aquellos que no están detrás del telón”.



Continua aquí.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Nadie se atreve a llamarlo conspiración (III)

Viene de aquí.

FINANCIANDO LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE

El establecimiento del Sistema de Reserva Federal dio a la “conspiración" un instrumento por medio del cual los banqueros internacionales podían llevar la deuda nacional hasta el cielo, recogiendo enormes sumas de interés y también ganando control sobre el prestatario. Durante la Administración Wilson, solamente, la deuda nacional se expandió en un 800 por ciento.

Dos meses antes del envío de la Acta de la Reserva Federal, los conspiradores habían creado el mecanismo para recaudar los fondos para pagar el interés de la deuda nacional. El mecanismo era el impuesto progresivo a la renta, el segundo renglón del Manifiesto Comunista, de Karl Marx, que contiene diez renglones para SOCIALIZAR un país.

Uno naturalmente supone que el impuesto graduado a la renta recibiría la oposición de los acaudalados. El hecho es que muchos de los americanos más ricos lo apoyaron. Algunos, sin duda, por altruismo y porque, al principio, los impuestos eran muy bajos. Pero otros apoyaban el proyecto porque ya tenían un plan para evadir en forma permanente el impuesto a la renta y el subsiguiente impuesto de herencia.

Lo que pasó fue esto: A la vuelta del siglo, los Populistas, un grupo de socialistas rurales, estaban ganando fuerzas y desafiando el poder de los banqueros de Nueva York y el de los industriales monopolistas. Mientras los Populistas tenían las respuestas equivocadas, hacían muchas de las preguntas correctas. Desafortunadamente, los indujeron a creer que el control banquero-monopolista sobre el gobierno, a lo cual ellos se oponían, era el producto de la libre empresa.

Como la amenaza de los Populistas a los cartelistas era desde la Izquierda (no habiendo movimiento político organizado alguno para el laissez faire), los Privilegiados se movilizaron para conquistar a la Izquierda. El Profesor Quigley muestra que más de 50 años atrás, la firma Morgan decidió infiltrar el ala izquierda del movimiento político en los Estados Unidos.

Esto no fue difícil de hacer, ya que los grupos de Izquierda necesitaban fondos y estaban ansiosos de ayuda para trasmitir su mensaje al público. Wall Street daba ambas cosas. No había nada nuevo acerca de esta decisión, dice Quigley, ya que otros financistas habían hablado de ello y aun lo intentaron anteriormente.

Quigley continúa:

"Lo que, lo hizo decisivamente importante en este momento fue la combinación para su adopción por el influyente financista de Wall Street, en instantes en que la política de impuestos llevaba a todos los financistas a buscar refugio para que sus fortunas estuvieran exentas de tributos...".

(p. 938)

Los movimientos radicales nunca son exitosos, a no ser que atraigan mucho dinero y/o apoyo externo. El gran historiador del siglo XX, Oswald Spengler, era uno de esos que vieron aquello que los Liberales americanos rehúsan ver, que la Izquierda está controlada por su enemigo declarado, los agentes de la gran fortuna.

Escribió en su monumental Decadencia de Occidente (Biblioteca Moderna, Nueva York, 1945):

"No hay ningún movimiento proletario, ni siquiera uno comunista, que no haya operado en intereses de dinero, en la dirección indicada por el dinero y, durante un tiempo, autorizado por el dinero, y todo esto sin que los idealistas, entre sus lideres, tengan la menor sospecha del hecho."

Mientras el movimiento Populista era básicamente no-conspirativo, su ideología y plataforma izquierdista fueron hechas para mandar a los Privilegiados de la élite, porque aspiraba a concentrar el poder en el gobierno. Los Privilegiados sabían que podían controlar el poder y usarlo para sus propias intenciones. Ellos no estaban interesados, por supuesto, en promover la competencia, sino en restringirla.

El profesor Gabriel Kolko ha preparado un largo volumen presentando la innegable prueba que los gigantes manipuladores de las corporaciones promovieron mucho de la llamada "legislación progresiva" de las eras de Roosevelt y Wilson, legislación que ostensiblemente aspiraba al control de sus abusos, pero que estaba escrita de tal manera que sólo servía a sus intereses.

En The Triumph of Conservatism (por lo que Kolko erróneamente quiere decir gran negocio), anota:

" ... la razón significativa por la cual muchos hombres de negocios dieron la bienvenida y trabajaron para aumentar la intervención en sus asuntos, ha sido virtualmente ignorada por historiadores y economistas. Esto se debía a la pretensión de que la industria americana estaba centralizada y monopolizada a tal punto, que podría racionalizar la actividad (regular la producción y precios) en sus diversas ramas, voluntariamente. La verdad era algo muy opuesto.

A pesar del gran número de combinaciones y el crecimiento de su tamaño absoluto en muchas corporaciones, la tendencia dominante en la economía americana, a principios de este siglo, llevaba a la creciente competencia. La competencia era inaceptable para muchos negocios claves e intereses financieros..."

La mejor manera para los Privilegiados de eliminar esta creciente competencia era imponer un impuesto progresivo a la renta a sus competidores, mientras redactaban las leyes adecuadas para incluir puertas de-escape para ellos.

En realidad, muy pocos de los que propusieron el impuesto graduado a la renta se dieron cuenta que estaban jugando con las manos de aquellos a quienes pretendían controlar.

Como Ferdinand Lundberg anota en The Rich and the Super-Rich:

"Por último, llegó a ser (el impuesto a la renta) un sifón encajado gradualmente en las billeteras del público en general. Impuesto al son de los hurras populares, el impuesto a la renta fue como un impuesto de clase, que paso a paso, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en un tributo de masas"

El principal portavoz de los Privilegiados en el Senado durante este período era Nelson Aldrich, uno de los conspiradores involucrados en el manejo de la creación de la Reserva Federal y el abuelo materno de Nelson Aldrich Rockefeller.

Lundberg dice que,

“cuando Aldrich hablaba, los periodistas comprendían que, aunque las palabras eran suyas, la línea dramática seguramente era aprobada por el 'Gran John (D. Rockefeller) ...”

En años anteriores, Aldrich había denunciado el impuesto a la renta como "comunista y socialista", pero en 1909 propició una dramática e impresionante reversión.

El American Biographical Dictionary comenta:

"Justo cuando la oposición llegó a ser formidable, él (Aldrich) aquietó sus velas y, con el apoyo del Presidente (Taft), impulsó la propuesta de una modificación a la Constitución, dándole poderes al Congreso para establecer impuestos a la renta."

Howard Hinton recuerda, en su biografía de Cordell Hull, que éste había bregado en la Cámara por la aprobación del impuesto a la renta.

Sorprendido, Hinton escribió:

"Durante las últimas semanas, el inesperado espectáculo de los líderes Republicanos del Congreso, llamados "conservadores de la línea-antigua", que súbitamente cambiaron su actitud de toda una vida, defendiendo, a través de una mal disimulada repugnancia, la modificación del impuesto a la renta, ha sido ocasión de sorpresa y admiración."

La puerta de escape para los Privilegiados, usada con el propósito de evadir el pago de impuestos, estaba lista. Cuando la Modificación hubo sido aprobada por los Estados (aun antes que el impuesto a la renta fuera sancionado), las fundaciones Rockefeller y Carnegie estaban en plena operación.

Se debe recordar que fue para quebrar esos monopolios de la Standard Oil (Rockefeller) y de la U. S. Steel (Carnegie) que varios proyectos anti-trusts fueron presentados. Estos monopolistas, ahora, podían disponer de su riqueza libre de impuestos, mientras que sus competidores debían enfrentar un impuesto a la renta que hacía difícil acumular capital.

Como hemos dicho, el socialismo no es un programa de participación-de-riquezas como a los socialistas les gustaría hacernos creer, Sino un programa consolidador-y-controlador-de-riqueza para los Privilegiados.

El Comité Reece, que investigó las fundaciones para el Congreso, en 1953, probó, con sorprendente evidencia, que las numerosas fundaciones Rockefeller y Carnegie han estado promoviendo el socialismo desde su comienzo (Ver: Foundations: Their Power and Influence, de René Worniser, Devin Adair, Nueva York, 1958).

Los conspiradores habían creado el mecanismo para aumentar la deuda, para cobrarla y para evadir ellos los impuestos destinados a pagar el interés anual de la deuda. Pero nada aumenta más la deuda nacional como una guerra. Y la Primera Guerra Mundial se estaba fraguando en Europa.

En 1916, Woodrow Wilson fue reelegido por escasa mayoría.

Basó su campaña en el slogan:

"¡Él nos mantuvo fuera de la Guerra!"

El pueblo americano estaba en extrema oposición al hecho de que América se viera involucrada en la guerra europea. Quedarse al margen de las permanentes discusiones externas había sido una tradición americana desde George Washington.

Pero a medida que Wilson recorría el país, dando su palabra de honor que los soldados americanos no serían enviados a una guerra externa, él se preparaba para hacer justo lo contrario. Su "otro yo", como llamaba al 'Coronel" House, estaba llegando a acuerdos secretos con Inglaterra, que acorralaban a América para que entrara en la guerra. Sólo seis meses más tarde estábamos en ella. El mismo grupo que manipulaba el proyecto del impuesto a la renta y el Sistema de Reserva Federal, quería a América en la guerra.

J.P. Morgan, John D. Rockefeller, el "Coronel" House, Jacob Schiff, Paul Warburg y el resto de los conspiradores de la Isla Jekyll, estaban todos profundamente confabulados en comprometernos a nosotros.

Muchos de estos financieros habían prestado a Inglaterra grandes sumas de dinero. De hecho, J.P. Morgan y Cía. sirvieron como agentes financieros británicos en este país durante la Primera Guerra Mundial.

Muchas eran las razones de peso que se daban para explicar el estallido de la Primera Guerra Mundial, pero había algunas que involucraban a los conspiradores. Estos habían estado planeando la guerra por más de dos décadas. El asesinato de un Archiduque austriaco fue meramente un incidente que sirvió como excusa para empezar una reacción en cadena.

Después de años de lucha, la conflagración europea devino en un punto muerto, pudiendo haberse llegado a la paz si los Estados Unidos no hubieran declarado la guerra a Alemania.

Tan pronto como la reelección de Wilson hubo sido orientada con el slogan "un cambio de línea radical en la propaganda fue instituido."

En aquellos días, anteriores a la radio y televisión, la opinión pública estaba controlada casi exclusivamente por la prensa. Muchos de los diarios principales estaban dominados por el grupo de la Reserva Federal. Después empezaron con el cuento de la “inevitabilidad de la guerra”.

Arthur Ponsoby, un miembro del Parlamento británico, admitió, en su libro Falsehood in War Time (E. P. Dutton y Cía., Inc. Nueva York, 1928):

"Debe haber habido más mentira deliberada en el mundo desde 1914 a 1918, como nunca la hubo en otro período de la historia mundial".

La propaganda referente a la guerra era extremadamente unilateral. Aunque después del conflicto muchos historiadores admitieron que un lado era tan culpable como el otro al iniciar una guerra, Alemania era pintada como un monstruo militar que deseaba gobernar el mundo.

Recuerden que este cuadro fue pintado por Gran Bretaña, que tenía más soldados distribuidos alrededor del mundo que todas las demás naciones juntas. El llamado "militarismo Prusiano", de hecho, existía, pero no era una amenaza de conquista mundial.

¡Mientras tanto, el sol nunca se ponía en el Imperio británico!

En realidad, los alemanes estaban demostrando ser serios competidores en los negocios de los mercados mundiales y los británicos no lo aprobaban.

Para generar fiebre de guerra, el hundimiento del "Lusitania" - un barco inglés torpedeado dos años antes - fue revivido y puesto una y otra vez en los titulares de los periódicos. La guerra submarina de Alemania resultó ser el principal evento en el periodismo.

La guerra submarina era un problema falso. Alemania e Inglaterra estaban en guerra. Cada uno bloqueaba al otro país. J.P. Morgan y otros financistas vendían municiones a Gran Bretaña. Los alemanes no podían permitir que aquellas provisiones fueran entregadas, tanto como los ingleses no permitirían entregarlas a Alemania. Sir Morgan quería tomarse los riesgos y obtener las recompensas (o sufrir las consecuencias) de vender municiones a Inglaterra, ése era su negocio.

Por supuesto, no era éste un motivo como para que la nación entera fuese arrastrada hacia la guerra.

El "Lusitania", en el tiempo que fue hundido, llevaba seis millones de libras de municiones. En realidad, era ilegal que ciudadanos americanos estuvieran a bordo llevando proyectiles a los beligerantes.

Casi dos años antes que el barco fuera hundido, el New York Tribune (19 de junio de 1913) establecía:

"Los oficiales del "Cunnard" reconocieron al Tribune, correspondiente al día de hoy, que el veloz vapor (“Lusitania”) está siendo equipado con rifles navales de alto poder ...”

El "Lusitania", en realidad, estaba registrado como crucero auxiliar en la Marina Británica.

(Barnes, Harry E., The Genesis of the War, Alfred Knopf, Nueva York, 1926, p. 611).

Además, el gobierno alemán publicó grandes avisos en todos los diarios de Nueva York advirtiendo a los pasajeros potenciales que el barco llevaba municiones y diciéndoles que no cruzaran el Atlántico en él.

Aquellos que eligieron hacer el viaje, sabían el riesgo que tomaban. Sin embargo, el hundimiento del “Lusitania” fue usado hábilmente por los propagandistas para mostrar a los alemanes como inhumanos asesinos de inocentes.

La guerra submarina fue convertida en una cause célebre para empujarnos al conflicto. El 6 de abril de 1917, el Congreso declaró la guerra.

El pueblo americano aceptó, en la seguridad de que sería una de que sería una "guerra para terminar con todas las guerras".

Durante la “guerra para terminar con todas las guerras”, el banquero Privilegiado Bernard Baruch fue convertido en dictador absoluto del negocio americano, cuando el Presidente Wilson lo designó como Presidente del Consejo de Industrias Bélicas, donde él tenía control sobre todos los contratos domésticos para los materiales de la guerra aliada.

Baruch se hizo de muchos amigos mientras ponía decenas de billones en contratos de gobierno, y era rumor muy extendido en Wall Street que, aparte de crear un mundo a salvo para los banqueros internacionales, recogió US$ 200 millones para él.

El “Coronel” House (dra. arriba) era el hombre de primer plano de la fraternidad de la banca internacional. El manipulaba al Presidente Woodrow Wilson (dra. abajo) como a un títere.

Wilson lo llamaba “mi otro yo”.

House jugó un papel importante en la creación del Sistema de Reserva Federal, imponiendo el impuesto graduado a la renta y llevando a América a la Primera Guerra Mundial.

La influencia de House sobre Wilson es un ejemplo de que en el mundo de los superpolíticos, los verdaderos gobernantes no siempre son los que el público ve.

Nacido en Alemania, el financiero internacional Paul Warburg, ideólogo del establecimiento de la Reserva Federal para ejercer control sobre la economía nacional en manos de los banqueros internacionales.

La Reserva Federal controla la oferta de dinero que permite a los manipuladores crear ciclos alternos de auge y recesión, característicos de una economía arrolladora.

Esto permite que aquellos que estén en conocimiento previo de los hechos se hagan de fabulosas sumas de dinero, pero aún más importante: permite que los Privilegiados controlen la economía y luego centralicen el poder en el gobierno federal.


Mientras el banquero Privilegiado Paul Warburg controlaba la Reserva Federal y el banquero internacional Bernard Baruch colocaba contratos del gobierno, el banquero internacional Eugene Meyer, ex socio, de Baruch e hijo de un miembro de la casa internacional de la banca de los Rothschild, en Lazard Fréres, por elección de Wilson, fue nombrado jefe de la Corporación de Finanzas de Guerra, donde también pudo hacer un poco de dinero.*

* Meyer después ganó el control del altamente influyente Washington Post, que más tarde se hizo conocido como el Washington Dally Worker.

Hay que hacer notar que Sir William Wiseinan, el hombre enviado por la Inteligencia británica para que ayudara a llevar a los Estados Unidos a la guerra, fue ampliamente recompensado por sus servicios. Se quedó en este país después de la I Guerra Mundial, como un nuevo socio en el banco de Jacob Schiff, Paul, Kuhn, Loeb y controlado por Warburg.

La I Guerra Mundial fue una operación lucrativa para los banqueros internacionales. Pero fue una catástrofe de tal magnitud para los Estados Unidos, que aun hoy pocos se dan cuenta de su importancia. La guerra alteró nuestra tradicional política externa de no intervención y hemos estado casi constantemente atrapados, desde entonces, en perpetuas guerras para lograr una paz permanente.

Winston Churchill observó, en una oportunidad, que todas las naciones hubieran salido mejor si los Estados Unidos se hubiesen preocupado solamente de lo suyo.

"Si hubiéramos hecho eso", dijo, "la paz, se habría logrado con Alemania; no hubiera habido colapso alguno en que Rusia optara por el comunismo; ni caída del gobierno en Italia, seguida por el fascismo, y el nazismo nunca hubiera ganado ascendencia en Alemania".

(Social Justice Magazine, 3 de julio de 1939, p. 4).

La Revolución Bolchevique en Rusia fue, obviamente, uno de los acontecimientos decisivos, en la historia del mundo.

Es un hecho histórico sobre el cual hay mucha falta de información. Los formadores-de-mitos y re-escritores de la historia han hecho su labor de pintores de paisajes muy bien. El establecimiento del comunismo en Rusia es el clásico ejemplo de la segunda "gran mentira" del comunismo, esto es, que el movimiento es de las masas oprimidas que se levantan en contra de los patrones explotadores. Esta astuta decepción ha sido fomentada desde antes de la primera Revolución Francesa, en 1789.

La mayor parte de la gente cree hoy que los comunistas tuvieron éxito en Rusia, porque fueron capaces de reunir detrás de ellos la simpatía y frustración del pueblo ruso, que estaba ya hastiado de la tiranía de los Zares. Esto es ignorar la historia de lo que realmente sucedió. Mientras que a todo el mundo se le recuerda que la Revolución Bolchevique tuvo lugar en noviembre de 1917, pocos saben que el Zar había abdicado siete meses antes, en marzo.

Cuando el Zar Nicolás II abdicó, un gobierno Provisional fue establecido por el Príncipe Lvov, quien quería imitar al gobierno nuestro. Pero, desafortunadamente, el gobierno de Lvov permitió el régimen de Kerensky.

Kerensky, un llamado socialista democrático, pudo haber estado dirigiendo un gobierno de vigilancia frente a los comunistas.

Permitió que la guerra contra Alemania y los otros Poderes Centrales siguiera, pero él dictó una amnistía general para los comunistas y otros revolucionarios, muchos de los cuales habían estado exiliados después de la infructuosa Revolución Roja de 1905. De vuelta a la madre Rusia, llegaron 250 mil decididos revolucionarios y la condena del gobierno del propio Kerensky fue sellada.

En la Unión Soviética, como en todo país comunista (o como se llaman a sí mismos - países socialistas), el poder no ha venido a las manos, de los comunistas por el deseo de las masas oprimidas. El poder ha venido desde arriba hacia abajo, en cada circunstancia. Reconstruyamos brevemente la secuencia de la toma de posesión de los comunistas.

El año es 1917. Los Aliados luchan con los Poderes Centrales. Los Aliados incluyen a Rusia, el Commonwealth Británico, Francia y, por abril de 1917, los Estados Unidos. En marzo de 1917 se pusieron en movimiento fuerzas planificadas para obligar al Zar Nicolás II a abdicar. El lo hizo bajo la presión de los Aliados, después de severos desórdenes en el capitolio Zarista de Petrogrado, desórdenes causados por los trastornos en el sistema de transportes, que aisló a la ciudad de provisiones alimenticias y llevó al cierre de las fábricas.

Pero ¿dónde estaban Lenin y Trotsky mientras todo esto sucedía?

Lenin se hallaba en Suiza y había estado en Europa Occidental desde 1905, cuando fue exiliado por tratar de derribar al Zar en la infructuosa revolución comunista de ese año. Trotsky también estaba en el exilio, de reportero de un diario comunista en el barrio bajo de Nueva York. Los Bolcheviques no eran una fuerza política decisiva en el momento en que el Zar abdicó.

Llegaron al poder no porque las masas oprimidas de Rusia los llamaran de vuelta, sino porque hombres muy influyentes de Europa y los Estados Unidos los enviaron para allá.

Lenin fue enviado a través de la Europa-en-guerra, en el famoso "tren sellado". Lenin llevaba consigo algo así como US$ 5 a US$ 6 millones en oro. Todo estaba arreglado por el alto mando alemán y Warburg, a través de otro socialista de toda una vida, un hombre muy rico llamado Alexander Helphand, alias "Parvus".

Cuando Trotsky dejó Nueva York, a bordo del “S. S. Christiania” el 27 de marzo de 1917, lo hizo rodeado de 275 revolucionarios; la primera escala fue en Halifax, Nueva Escocia. Allí los canadienses agarraron a Trotsky y su dinero y los acorralaron a ambos.

Para el gobierno canadiense ésta fue una actitud muy lógica, ya que Trotsky había dicho muchas veces que sí él tenía éxito en llegar al poder en Rusia, él pararía inmediatamente lo que llamaba la "guerra imperialista" y pediría una paz separada con Alemania. Esto dejaría libres a millones de tropas alemanas para cambiarlas desde el frente oriental al occidental, donde podrían matar canadienses.

Trotsky fue a prisión por cinco días. Después, de improviso, los británicos (a través del futuro socio de Kuhn, Loeb - Sir William Wiseman) y los Estados Unidos (a través del ubicuo "Coronel" House) presionaron al gobierno canadiense, para que dejara en libertad a Trotsky. Por lo tanto, con un pasaporte americano, Trotsky volvió a encontrarse con Lenin.

Se juntaron y, en noviembre, a través de soborno, astucia y brutalidad, pudieron, con la punta de las bayonetas, obligar a las masas a aceptar el traspaso de "todo el poder a los soviéticos".

Los comunistas llegaron al poder capturando un mero puñado de ciudadanos claves. De hecho, prácticamente toda la Revolución Bolchevique tuvo lugar en una ciudad - Petrogrado. Fue como si todos los Estados Unidos se volvieran comunistas, porque una chusma dirigida por los comunistas se tomara Washington D. C. Pasaron años antes que los soviéticos consolidaran el poder a través de Rusia.

Los alemanes, con el problema encima, tuvieron una excusa plausible para financiar a Lenin y Trotsky. Los dos alemanes más responsables del financiamiento de Lenin eran Max Warburg y un ruso desplazado llamado Alexander Helphand. Ellos podían argumentar que estaban sirviendo a la causa de su país al ayudar y financiar a Lenin.

Sin embargo, estos dos “patriotas” alemanes no se preocuparon de informar al Kaiser de su plan para fomentar una revolución comunista en Rusia.

El cuadro toma otra dimensión cuando se considera que el hermano de Max Warburg era Paul Warburg, el más interesado en establecer el Sistema de Reserva Federal y quien, desde su posición en el Consejo de Directores de la Reserva Federal, jugó un papel clave en el financiamiento del esfuerzo de guerra americano (cuando las noticias goteaban en diarios americanos acerca del hermano Max manejando las finanzas alemanas, Paul renunció a su puesto en la Reserva Federal, sin pena ni gloria).

De aquí en adelante la trama es repugnante.

El suegro del hermano de Max Warburg, Félix, era Jacob Schiff, el socio principal de Kuhn, Loeb y Cía. (Paul y Félix Warburg, ustedes recordarán, también eran socios en Kuhn, Loeb y Cía, mientras Max operaba el banco de la familia Rothschíld en Francfort).

Jacob Schiff también ayudó a financiar a León Trotsky.

De acuerdo al N.Y. Journal-American, del 3 de febrero de 1949:

"Hoy el nieto de Jacob, John Schiff, estima que el viejo botó 20 millones de dólares por el triunfo final del Bolchevismo en Rusia".

(Ver Cuadro 6)

Una de las mejores fuentes de información sobre el financiamiento de la revolución Bolchevique es Czarism and the Revolution, escrito por un importante General ruso blanco, llamado Arséne de Goulevitch, quien fue el fundador de la Unión de los Ciudadanos Oprimidos en Francia.

En este libro, escrito en francés y luego traducido al inglés, De Goulevitch anota:

"Los principales proveedores de los fondos de la revolución, sin embargo, no eran ni los ricos millonarios rusos ni los bandidos armados de Lenin. La 'verdadera' plata venía principalmente de ciertos círculos británicos y americanos que, por mucho tiempo, hablan prestado su apoyo a la causa revolucionaria rusa..."

De Goulevitch continúa:

"El importante papel jugado por el acaudalado banquero americano Jacob Schiff en los eventos de Rusia, aunque todavía está sólo parcialmente revelado, ya no es más un secreto"

El General Alexander Nechvolodov es citado por De Goulevitch, de haber manifestado en su libro sobre la Revolución Bolchevique:

"En abril de 1917, Jacob Schiff declaró públicamente que era gracias a su aporte financiero que la revolución en Rusia había tenido éxito."

"En la primavera de ese mismo año, Schiff comenzó a subvencionar a Trotsky..."

"Simultáneamente, Trotsky y Cia. también estaban siendo subvencionados por Max Warburg y Olaf Aschberg, del Nye Banken de Estocolmo..., el Rhine Westphalian Syndicate y Jivotovsky..., cuya hija casó después con Trotsky."

Schiff gastó millones por derrocar al Zar y más millones para derrocar a Kerensky.

Mandaba dinero a Rusia hasta mucho después que las verdaderas intenciones de los bolcheviques fueran conocidas en el mundo. Schiff juntó US$ 10 millones, supuestamente para ayuda de guerra a los judíos en Rusia, pero eventos posteriores revelaron ser un buen negocio de inversión (Forbes, B. C. Men Who Are Making America, pp. 334-5).

De acuerdo a De Goulevitch:

"El señor Bakhmetiev, el último Embajador imperial ruso en los Estados Unidos, nos cuenta que los bolcheviques, después de la victoria, transfirieron 600 millones de rublos en oro, entre los años 1918 y 1922, a Kuhn, Loeb y Compañía" (firma de Schiff).

La participación de Schiff en la revolución bolchevique, aunque ahora naturalmente negada, fue bien conocida entre los Servicios de Inteligencia de los Aliados de la época.

Esto llevó a que se hablara mucho que el bolchevismo era un plan judío. El resultado es que el tema del financiamiento de la toma de posesión comunista sobre Rusia se hizo tabú. Evidencia posterior indica que el financiamiento de los bolcheviques estaba en manos de un sindicato de banqueros internacionales que, además del grupo Schiff-Warburg, incluía los intereses de Morgan y Rockefeller.

Los documentos dan testimonio que la Organización Morgan puso por lo menos US$ 1 millón en el equipo revolucionario rojo.*

* Hagedorn, Herman, The Magnate, John Day. N. Y. También ver Washington Post, 2 de febrero de 1918, p.195

Había aun otro financista de la revolución bolchevique muy importante: era un inglés extremadamente rico llamado Lord Alfred Milner, el organizador y jefe de una sociedad secreta llamada el "Grupo de la Mesa Redonda", que era respaldada por Lord Rothschild (discutido en el próximo capítulo).

De Goulevitch nos hace notar más adelante:

"El 7 de abril de 1917, el General Janin hizo la siguiente introducción en su diario ('Au G. C. C. Russé'. Le Monde Slave, Vol. 2, 1927, pp. 296-297): Larga entrevista con R., quien ,confirmó que yo había sido descubierto por M. Después de referirse al odio alemán suyo y de su familia, se va al tema de la revolución que, según dice, estuvo manejada por los ingleses, más precisamente por Sir George Buchanan y Lord (Alfred) Milner.

Petrogrado, en ese momento, estaba lleno de ingleses... El podría, aseguró, nombrar las calles y los números de las casas en que los agentes británicos estaban alojados. Ellos fueron informados, durante el levantamiento, de haberse distribuido dinero a los soldados y haberlos incitado a amotinarse".

De Goulevitch continúa revelando:

"En entrevista privada, he sido informado que más de 21 millones de rublos fueron usados por Lord Milner en el financiamiento de la revolución rusa".

Debería ser anotado, entre paréntesis, que Lord Milner, Félix y Max Warburg, representaban a "sus" respectivos países en la Conferencia de Paz en París, al concluir la I Guerra Mundial.

Si de alguna manera podemos atribuir el financiamiento de Lenin al "patriotismo" alemán, ciertamente no podemos pensar que fue "patriotismo" el que inspiró a Schiff, Morgan, Rockefeller y Milner a financiar a los bolcheviques. Gran Bretaña y América estaban en guerra con Alemania y eran aliados de la Rusia Zarista. Librar a docenas de divisiones alemanas para cambiarlas del frente oriental a Francia y matar cientos de miles de soldados británicos y americanos, fue algo más que traición.

En la revolución bolchevique vemos muchas de las antiguas caras que fueron responsables de crear el Sistema de Reserva Federal, iniciar el impuesto graduado a la renta, establecer fundaciones libres-de-impuesto y empujarnos a la I Guerra Mundial. De cualquier modo, si usted concluye que esto es nada más que coincidencia, su nombre será inmediatamente borrado del registro socialista.

Ninguna revolución puede tener éxito sin organización y dinero.

"Las masas oprimidas", generalmente, dan poco de lo primero y nada de lo último. Pero los Privilegiados de la cima se las pueden arreglar con ambas.

¿Cuál era la posible ganancia de estas gentes en el financiamiento de la revolución rusa? ¿Qué ganaban manteniéndola viva y a flote, o, durante los años de 1920, invirtiendo millones de dólares en lo que Lenin llamaba su Nuevo Programa Económico, salvando a los soviéticos de la ruina?

¿Por qué estos "capitalistas" hacían todo esto?

Si el destino de uno es la conquista global, hay que empezar en alguna parte. Puede o no puede haber sido coincidencia, pero Rusia era uno de los países europeos más importantes que carecían de Banco Central. En Rusia, por primera vez, la conspiración comunista ganó una sede geográfica desde la cual podía enviar ataques contra las otras naciones del mundo. El Occidente ahora tenia un enemigo.

En la revolución bolchevique tenemos a los hombres más ricos y poderosos del mundo financiando un movimiento que sostiene que su propia existencia está basada en el concepto de despojar de sus fortunas a hombres como:

Pero, obviamente, estos hombres no tienen temor del comunismo internacional.

Es lógico suponer que si ellos lo financiaron y no le temen, debe ser porque ellos lo controlan. ¿Puede haber otra explicación que tenga sentido? Recuerden que por más de 150 años ha sido procedimiento normal de operación de los Rothschild y sus aliados el de controlar ambos lados en todo conflicto. Debe tener un "enemigo" si va a cobrar al rey.

El balance de poderes Oriente-Occidente es la política usada como una de las principales excusas por la socialización de América. Aunque no era su principal propósito, nacionalizando a Rusia los Privilegiados adquirieron un gran bien raíz, pleno de derechos mineros, por un monto cercano a los US$ 40 millones.

Lord Alfred Milner, acaudalado inglés y hombre de primer plano de los Rothschild, sirvió de contador de los banqueros internacionales en Petrogrado durante la revolución bolchevique.

Después encabezó la sociedad secreta conocida como , que se dedicaba a establecer un gobierno mundial dondequiera que un grupo de super-ricos financieros controlaran el mundo bajo la guisa del socialismo.

El subsidiario americano de esta conspiración es el llamado, Concejo de Relaciones Exteriores (CRE) y fue iniciado, y aún es controlado, por los banqueros internacionales izquierdistas.

Según su nieto John, Jacob Schiff (arriba), asociado a los Rothschild por largo tiempo, financió la revolución comunista en Rusia llegando a los US$ 20 millones.

Según un informe de los archivos del Departamento de Estado, su empresa, la Kuhn, Loeb y Cía., financió los cinco primeros años del plan de Stalin.

El socio y pariente de Schiff Paul Warburg dirigió el establecimiento del Sistema de Reserva Federal, al mismo tiempo de estar en la nómina de la Kuhn, Loeb.

Los descendientes de Schiff son hoy participantes activos en el Consejo de Relaciones Exteriores.

Casa del Consejo de Relaciones Exteriores, en la Calle 68 de Nueva York.

El objetivo admitido del CRE es abolir la Constitución y reemplazar la República, que fue un día independiente, por un Gobierno Mundial.

Los miembros del CRE han tenido el control de las últimas seis administraciones, Richard Nixon ha sido miembro y ha designado al menos a 100 miembros del CRE en altas Posiciones en su gobierno.


Sólo podemos tener teorías sobre el modo en que Moscú es controlado desde Nueva York, Londres y París. Mucho de este control es económico, sin duda, pero es seguro que los banqueros internacionales tienen a alguien dentro de Rusia que les exige a los líderes soviéticos mantenerse en línea.

La entidad puede ser SMERSH, la organización de asesinato comunista internacional, descrita en testimonios ante los comités del Congreso y por Ian Fleming en sus libros de James Bond. Porque aunque las novelas de Bond eran salvajemente imaginativas, Fleming había estado en la Inteligencia de la marina británica, mantuvo excelentes contactos secretos alrededor del mundo y tenía reputación de ser un agudo estudiante de la conspiración internacional.

Sin embargo, sabemos que un grupo de financistas americanos no sólo ayudó a establecer el comunismo en Rusia, sino que se esforzó poderosamente para mantenerlo vivo.

Desde 1918 este grupo ha estado comprometido en transferir dinero y, probablemente, lo que es más importante, en transferir información técnica a la Unión Soviética. Esto lo demuestra claramente el letrado Anthony Sutton, del Instituto Hoover sobre Guerra, Revolución y Paz, de la Universidad de Stanford, en su historia en tres tomos llamada Western Technology and Soviet Economy Development.

En su mayoría usando documentos del Departamento de Estado, Sutton muestra terminantemente que todo lo que los soviéticos poseen ha sido virtualmente adquirido del Occidente.

No es una exageración decir que la URSS fue hecha en USA. Los pintores de paisajes, incapaces de refutar el monumental saber de Sutton, sencillamente lo pintan fuera del cuadro. En Versalles, este mismo grupo se dedicó a esculpir Europa y a preparar el escenario para la I Guerra Mundial.

Como Lord Curzon comentó:

"No es un tratado de paz, es un simple quiebre de hostilidades".

En 1933, los mismos Privilegiados empujaron a Franklin Delano Roosevelt a reconocer a la Unión Soviética, salvándola de la ruina financiera, mientras que al mismo tiempo firmaban, bajo la mesa, enormes préstamos en ambos lados del Atlántico para el nuevo régimen de Adolfo Hitler.

Haciendo esto, ellos ayudaban en gran parte a la preparación del escenario de la II Guerra Mundial y a los eventos que siguieron. En 1941, los mismos Privilegiados corrieron a ayudar a nuestro "noble aliado" Stalin, después de su ruptura con Hitler. En 1943, estos mismos Privilegiados partieron a la Conferencia de Teherán y procedieron al inicio del despedazamiento de Europa, después de la segunda gran "guerra para terminar con la guerra".

De nuevo en Yalta y Potsdam, en 1945, establecieron la política de China..., después resumida por Owen Lattimore:

"El problema estaba en cómo hacerla (a China) caer sin que se notara que los Estados Unidos la habían empujado".

Los hechos son ineludibles. El comunismo ha sido impuesto en un país detrás del otro, en la población local de arriba hacia abajo.

Las fuerzas más sobresalientes en la imposición de esa tiranía vinieron de los Estados Unidos y Gran Bretaña. Este es un cargo que ningún americano formula gratuitamente, pero los hechos no llevan a otra conclusión posible. La idea que el Comunismo es un movimiento de las masas oprimidas es un fraude.

Nada de lo anterior tiene sentido si el comunismo es realmente lo que los comunistas y el Establishment nos dicen que es. Pero si el comunismo es un brazo de una conspiración mayor, que aspira a controlar el mundo a través de billonarios con poder desquiciado (y brillantes, pero despiadados académicos que les han mostrado cómo usar su poder), todo se vuelve perfectamente lógico.

Es en este punto cuando deberíamos nuevamente dejar en claro que esta conspiración no está compuesta sólo de banqueros y capitalistas internacionales, sino que incluye a inteligencias representativas de los más diversos estratos de la sociedad.

Empezando con Voltaire y Adam Weishaupt y pasando por John Ruskin, Sidney Webb, Nicholas Murray Butter, y siguiendo al presente con Henry Kissinger y John Kenneth Galbraith, siempre ha sido el erudito buscador de caminos de poder el que ha mostrado a los "hijos de los muy poderosos" el modo en que la riqueza puede ser usada para gobernar el mundo.

No podemos someter al lector a un esfuerzo demasiado grande, ya que es de importancia que recuerde que este libro sólo está discutiendo un segmento de la conspiración, la labor de ciertos banqueros internacionales.

Otros segmentos igualmente importantes, que trabajan para fomentar la lucha laboral, religiosa y racial, para promover el socialismo, han sido descritos en numerosos otros libros. Estas otras divisiones de la conspiración operan independientemente de los banqueros internacionales, en la mayoría de los casos, y sería ciertamente desastroso ignorar el peligro que representan contra nuestra libertad.

Sería igualmente absurdo englobar a todos los hombres de negocio y banqueros en la conspiración. Uno debe distinguir entre la libre empresa competidora, el más moral y productivo sistema jamás ideado, y el capitalismo de cartel dominado por industriales monopolistas y banqueros internacionales.

La diferencia está en que el empresario privado opera ofreciendo productos y servicios en un mercado de libre competencia, mientras que el capitalista de cartel usa al gobierno para obligar al público a hacer negocios con él. Estos socialistas corporativos son mortales enemigos de la empresa privada competidora.

Los Liberales están esperanzados de que estos "barones ladrones" fijarán precios, equiparán mercados, establecerán monopolios, comprarán políticos, explotarán a los empleados y los despedirán antes de jubilar, pero ellos no creen en absoluto que estos mismos hombres desean gobernar el mundo o usar el comunismo como el puñal de su conspiración.

Cuando uno discute las maquinaciones de estos hombres, los Liberales generalmente responden diciendo:

“¿Pero no crees que tienen buenas intenciones?”

Sin embargo, si usted piensa con lógica, razón y precisión en este campo, y trata de descubrir a los buscadores de poder, la gran masa del Establishment lo acusará de ser un peligroso paranoico, que está "dividiendo" a nuestra gente.

En todas las demás áreas, por supuesto, ellos alientan la disidencia, por ser saludable en una "democracia".



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