La tolerancia es una norma sagrada, así como el respeto por la libertad de conciencia y el considerar que las personas, hasta que no se pruebe lo contrario, obran de buena fe incluso cuando se equivocan.
Pero el caso de Lorente es del todo excepcional, dado que este sujeto aúna en sí lo más corrompido y perverso de la sociedad actual, la voluntad de manipular ilimitadamente a la gente común, en particular a las mujeres, por el uso desenfadado del engaño y la mentira sin limitaciones, hasta la falsificación sistémica y permanente de la realidad.
En una situación así lo que cuenta es la verdad. Y a eso vamos. Lorente ha participado, al parecer como principal ideólogo, en la magna operación de Estado destinada a provocar un enfrentamiento de consecuencias históricas entre varones y mujeres.
Pero esto, con toda su excepcional gravedad, es de menor entidad en relación con su voluntad de someter a las mujeres a un nuevo régimen de sobre-opresión que las destruya como tales y como seres humanos: este es el proyecto ultra-machista del nuevo Estado policial-militar feminista para el que Lorente ha trabajado como primer teórico y planificador.
“Las mujeres hemos olvidado que somos mujeres”
Eva Herman
Es esta una norma de excepción de tipo franquista, dirigida contra el amor y el sexo heterosexual, para hacer que las mujeres teman y odien a los varones, y que los varones teman y odien a las mujeres. Es una ley fríamente pensada no para “proteger” a éstas (formulación al cien por cien machista, pues las mujeres saben muy bien cuidarse solas) sino para arruinar la libertad sexual heterosexual, para destruir el amor entre varones y mujeres, para reducir a cero la natalidad y hacer imposible que las mujeres puedan ser madres, en definitiva para lesbianizar a éstas y homosexualizar a los varones a través de una operación de ingeniería social sin precedentes en la historia.
Dicha ley sitúa en la semi-clandestinidad al sexo heterosexual, y reduce a sus practicantes a la condición de parias y marginales, siempre insatisfechos. Pues bien, de la aplicación de dicha norma se encargó durante años Lorente.
Hay que recordar, además de libros repulsivos como el citado en el que casi cada página es una montaña de suciedades, chismes, ignorancia autosatisfecha y bellaquerías, sus numerosas declaraciones a los medios de comunicación, en las que repetía el mismo mantra:
los hombres son asesinos y violadores innatos, las mujeres han de odiarlos y rechazarlos siempre, siendo el Estado policial feminista quien las defiende de sus enemigos sempiternos, los varones. A éstos las féminas bien adoctrinadas los han de tratar con una palabra mágica, NO, siempre NO.La satanización de los hombres heterosexuales alcanza en la fanática retórica de Lorente cotas inimaginables, con el aplauso de toda la reacción, desde la derecha más montaraz hasta el ejército y la clase empresarial, interesadísima en la lesbianización de las mujeres, como lo muestra el despido masivo de embarazadas en las empresas.
Este cruzado de la mojigatería y el odio sexista ha logrado que millones de personas, mujeres igual que varones, no pueden tener una vida erótica y amorosa satisfactoria, pues es tal la barrera que Lorente y su trastornada tropa han levantado entre los dos sexos que ya es muy difícil lograr una relación sentimental más o menor normal.
Eso está dañando innumerables vidas y mutilando a millones de personas, mujeres igual que varones, en sus vivencias emocionales y relacionales más profundas.
La campaña de denigración de los varones, que son presentados por Lorente como unos monstruos, busca su castración psíquica.
Y la dirigida a las féminas, cuyos contenidos son los del machismo más clásico (a saber: las mujeres son inferiores, débiles e incapaces, por lo que igual que los menores necesitan sobre-protección institucional), desea la conversión de las féminas en seres desexuados, o lesbianizados, que han de aborrecer el sexo heterosexual y todas sus consecuencias, en primer lugar la maternidad.
Hoy es imposible mirar televisión, leer una novela, ver una película, escuchar una canción, sin topar con el sexismo feminista más virulento, la satanización de los varones, la descalificación del sexo y el amor heterosexual y la promoción de la homosexualidad y el lesbianismo,convertidos ambos en el sexo que el Estado y el capitalismo imponen a toda la población, ya sin limitaciones, a tumba abierta.
Hoy hay un sexo “bueno” protegido por el Estado y exaltado por la clase empresarial, el homosexual y lesbiano, y un sexo “malo”, satanizado, el heterosexual.
Para lograr sus fines Lorente, como agente destacado del capital español que es, se ha servido de la mentira sin limitaciones. Primero prohibió que se divulgaran datos sobre el número de hombres asesinados por mujeres, para victimizar a éstas, manera muy eficaz de manipular y destruir a las féminas, de cometer feminicidio.
Luego declaró que la detención en masa de varones (hasta ¡unos 50.000 por año!) pondría fin de inmediato al asesinato de mujeres. Como eso no sucedía, pues dicha ley, al exacerbar hasta el paroxismo la guerra de los sexos, ha provocado más muertes, lo que ahora están haciendo sus continuadores es “maquillar” las estadísticas para que los datos bajen.
La mentalidad franquista-machista de Lorente, y su falta de escrúpulos intelectuales y morales, se pone de manifiesto en su libro citado.
En él presenta a los varones de las clases populares como violadores y asesinos atávicos, y a las mujeres de las clases populares como bobas, débiles, ininteligentes, sumisas y pasivas, en definitiva pobres seres tarados e inferiores que se dejan forzar y agredir a mansalva.
Ese pueblo degradado y ignominioso que Lorente presenta sólo puede ser regenerado por la acción del Estado, esto es, por la vía policial y carcelaria. Es el mismo discurso y la misma práctica del franquismo pero adecuados a las nuevas circunstancias.
Una vez más comprobamos que el feminismo es una ideología de extrema derecha que en todo lo sustantivo reproduce el sistema de ideas del fascismo. Veamos los motivos que mueven a Lorente, y que hacen de él un muy virulento gánster intelectual. Son:
1) enfrentar a varones y mujeres, según el principio de “divide y vencerás”, lo que hoy es fundamental para la supervivencia del actual orden de dictadura política, constitucional, partitocrático y parlamentario, y para el progreso del capitalismo, pues así se bloquea el desarrollo de la revolución integral,
2) destruir psíquicamente a los varones a través del sentimiento de culpa y el autoodio,
3) someter a las mujeres al nuevo régimen neopatriarcal convirtiéndolas en “protegidas” del Estado a perpetuidad sin que sean y existan por sí, lo que es hiper-opresión de las mujeres y feminicidio,
4) castrar emocionalmente a los varones y convertir en frígidas, neo-monjas y desexuadas de por vida a las mujeres,
5) bajar aún más la natalidad, conforme a los designios neomalthusianos desde hace mucho anhelados por el gran capital multinacional, verbi gracia, por laFundación Rockefeller,
6) mercantilizar del todo el sexo, haciendo que la prostitución, en todas sus formas, crezca en flecha, como está sucediendo,
7) crear un mercado en expansión para los psicofármacos, la droga legal con que el feminismo maneja cada vez más a las mujeres, en beneficio de la industria farmacéutica, pues una gran proporción de ellas entran en colapso mental permanente cuando se las impide la maternidad, lo que las hace drogadictas de por vida,
8) lesbianizar a las féminas,
9) homosexualizar a los varones,
10) crear una gran corporación de negocios, el complejo feminista, hiper-financiado por los empresarios y por el Estado,
11) convertir a las féminas en estériles y no-madres a perpetuidad, para que sirvan en exclusividad a la empresa, elevando con ello los beneficios logrados por ésta, de ahí que el capitalismo desee que todas sean lesbianas,
12) hacer de las mujeres carne de cañón, para que se enrolen como mercenarias en el ejército, asunto que exige renuncien a la maternidad, lo que viene a coincidir con que se lesbianicen,
13) popularizar una versión mendaz y canalla de lo que es el patriarcado, con el hombres agrediendo a la mujer y el Estado “protegiendo” a ésta, cuando lo real es que el patriarcado de antaño y el neo-patriarcado feminista actual los crea el Estado, al que Lorente sirve, para con ellos someter y nulificar a las féminas de las clases populares. La conversión forzada de las mujeres en mojigatas, gazmoñas y nuevas monjas, o en lesbianas, es una forma de biopolítica, esto es, de injerencia del Estado en la vida sentimental, amorosa y sexual de las personas, lo que es de todo punto intolerable.
En una sociedad libre, autogobernada y autogestionada, sin ente estatal ni clase empresarial, creada por una revolución integral, no puede haber biopolítica. Lorente y las-los que son como él, unos agentes del Estado para manipular y lavar el cerebro a la gente común, han creado una industria poderosísima, que ofrece enorme beneficios económicos a quienes la manejan, la de “la violencia de género”.
Lo terrorífico es que ésa necesita, para funcionar, el asesinato de al menos 50 mujeres anuales en este país, una por semana.
Para alcanzar tal cifra el procedimiento en fácil, se incentiva, azuza y espolea la guerra de los sexos, tarea en la que dichos sujetos son maestros consumados. Terminaré trayendo una reflexión de Ángel Cervera, Mr. Gay 2012, un amigo que no tiene empacho en reconocer que “el gay nace… o también se hace”.
De acuerdo pero, dinos Ángel, querido, ¿quién, por qué y para qué está haciendo homosexuales a los varones hoy?
Félix Rodrigo Mora
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