Para entender correctamente la naturaleza de la crisis actual, debemos brevemente analizar la situación en su conjunto. Sugiero tres niveles de análisis:
- ideológico
- económico
- geopolítico
El problema ideológico es el liberalismo que le es impuesto a Europa y al resto de la Humanidad por el mundo Anglo-Sajón, que es la ideología oficial y única. El Liberalismo solo afirma la identidad individual y prohíbe cualquier tipo de identidad colectiva u orgánica. Así, paso a paso, el liberalismo rechaza la religión, la nación, el género, y en general la pertenencia, para que el individuo se vea libre de todo holismo.
Una manifestación clave de este problema es el género, los liberales insisten en la “naturaleza opcional” del género y lo presentan como una elección individual. Con anterioridad, la lucha liberal se centró en la elección individual de la religión o la nacionalidad, pero ahora ha alcanzado al género.
Esta situación impide que Europa sea una entidad geopolítica independiente. A un nivel más profundo pervierte la naturaleza real geopolítica de Europa como entidad continental – poder terrestre.
Así, esta situación debe cambiarse y la estrategia del poder terrestre basada en una verdadera soberanía europea debe restaurarse. En lugar de Atlantismo, Europa necesita necesita ser un poder continental estratégico.
Europa y Rusia
Resumiendo estos puntos, podemos deducir lógicamente donde nos encontramos en las relaciones ruso-europeas.
La Rusia actual es
Necesitamos resistir y construir una Europa mejor, una Europa verdaderamente europea. En esa situación, Rusia es un amigo y los EEUU son el enemigo. Debemos trabajar por una alianza ruso-europea, no porque los europeos amen a Rusia o porque los rusos amen a los europeos, sino porque necesitamos estar juntos para salvarnos del peligro que nos amenaza a todos.
Otro problema crucial es la inmigración, al rechazar las identidades religiosas o culturales, o incluso las identidades basadas en el género, no se considera que un inmigrante tenga una identidad diferente. Más bien, es solo otro individuo aislado. Así, el liberalismo destruye cualquier sentido de identidad colectiva, y como consecuencia lógica, el liberalismo destruye la identidad Europea (con la llamada tolerancia y las teorías sobre derechos humanos).
Junto con la destrucción intensiva de la identidad sexual, acelera el fin de la sociedad como tal. El mismo hecho de aceptar el liberalismo como ideología dominante garantiza el fin de Europa.
El paso final del desarrollo del liberalismo será la negación de la identidad humana como colectivo. Así, el trans-humanismo será bienvenido como parte de la agenda liberal futura.
El Liberalismo es una ideología nihilística. Insiste en la libertad del individuo ante cualquier tipo de identidad colectiva, pero nunca sugiere nada positivo. En competencia con las ideologías totalitarias del pasado, comunismo y fascismo, el liberalismo parecía ser concreto y atractivo porque negó tal totalitarismo haciéndose pasar por una alternativa real. Pero cuando se acabó la competencia totalitaria, la naturaleza nihilística del liberalismo se reveló completamente. Solo puede negar las cosas, pero no puede afirmar nada constructivo. No es la ideología de la libertad positiva, sino de la libertad negativa. Aunque en el pasado puede que esto no fuera tan explícito, hoy está claro.
El Liberalismo se ha vuelto totalitario. No hay libertad para no ser liberal. Se debe ser liberal. Puedes ser liberal de izquierdas, liberal de derechas, o liberal de centro y, en caso extremo, puedes ser liberal de extrema derecha o de extrema izquierda, pero siempre debes ser liberal. Si los liberales te declaran no-liberal estás acabado, se te etiqueta como extremista, terrorista, etc. Los liberales solo pueden tolerar a los liberales. Si no eres tolerante en el sentido liberal, entonces eres intolerable.
¿Con qué podemos oponernos al liberalismo? En el siglo XX había dos opciones: comunismo (socialismo) y fascismo. Ambos fracasaron históricamente, es decir, políticamente, filosóficamente, militarmente, y económicamente. Ahora solo existen como simulacro. O son muy marginales o son manipulados por el liberalismo. De ahí la utilización por los liberales de un post-modernista liberal-comunismo, anarquismo, Trotskismo, y liberal-fascistas al servicio de la promoción de su causa del mismo modo que los EEUU utilizan como arma al fundamentalismo islámico. Así, mi idea es oponer al liberalismo (la primera teoría política) no con la segunda teoría política (Marxismo) ni con la tercera teoría política (fascismo), sino con la cuarta. He desarrollado esta idea en mi libro La Cuarta Teoría Política, que ha sido traducida a varios idiomas, incluyendo el alemán.
El paso final del desarrollo del liberalismo será la negación de la identidad humana como colectivo. Así, el trans-humanismo será bienvenido como parte de la agenda liberal futura.
El Liberalismo es una ideología nihilística. Insiste en la libertad del individuo ante cualquier tipo de identidad colectiva, pero nunca sugiere nada positivo. En competencia con las ideologías totalitarias del pasado, comunismo y fascismo, el liberalismo parecía ser concreto y atractivo porque negó tal totalitarismo haciéndose pasar por una alternativa real. Pero cuando se acabó la competencia totalitaria, la naturaleza nihilística del liberalismo se reveló completamente. Solo puede negar las cosas, pero no puede afirmar nada constructivo. No es la ideología de la libertad positiva, sino de la libertad negativa. Aunque en el pasado puede que esto no fuera tan explícito, hoy está claro.
El Liberalismo se ha vuelto totalitario. No hay libertad para no ser liberal. Se debe ser liberal. Puedes ser liberal de izquierdas, liberal de derechas, o liberal de centro y, en caso extremo, puedes ser liberal de extrema derecha o de extrema izquierda, pero siempre debes ser liberal. Si los liberales te declaran no-liberal estás acabado, se te etiqueta como extremista, terrorista, etc. Los liberales solo pueden tolerar a los liberales. Si no eres tolerante en el sentido liberal, entonces eres intolerable.
¿Con qué podemos oponernos al liberalismo? En el siglo XX había dos opciones: comunismo (socialismo) y fascismo. Ambos fracasaron históricamente, es decir, políticamente, filosóficamente, militarmente, y económicamente. Ahora solo existen como simulacro. O son muy marginales o son manipulados por el liberalismo. De ahí la utilización por los liberales de un post-modernista liberal-comunismo, anarquismo, Trotskismo, y liberal-fascistas al servicio de la promoción de su causa del mismo modo que los EEUU utilizan como arma al fundamentalismo islámico. Así, mi idea es oponer al liberalismo (la primera teoría política) no con la segunda teoría política (Marxismo) ni con la tercera teoría política (fascismo), sino con la cuarta. He desarrollado esta idea en mi libro La Cuarta Teoría Política, que ha sido traducida a varios idiomas, incluyendo el alemán.
Tenemos que combatir al liberalismo, rechazarlo, deconstruirlo completamente. Al mismo tiempo, necesitamos hacerlo no en el nombre de la justicia de clase (Marxismo) ni en el nombre de la nación o la raza (fascismo), sino en el nombre de la unidad orgánica del pueblo, la justicia social, y la democracia real. Los liberales interpretan la democracia como el gobierno de las minorías. Necesitamos restaurar el significado original del término en el cual democracia es el gobierno de la mayoría, la mayoría orgánica, la mayoría que comparte una identidad común, es decir, el gobierno de un pueblo unido histórica y culturalmente.
El capitalismo financiero es una catástrofe
Económicamente, el problema está en un capitalismo financiero que pretende haber superado al sector industrial productivo en favor de la tecnología del mercado de capitales. Tal capitalismo es monopolístico y crea burbujas en lugar de desarrollar infraestructura económica. Tal economía se basa en la especulación financiera (tipo George Soros) y se aferra a la ilusión del crecimiento infinito. Esto contradice la realidad. La clase media ya no crece, y el crecimiento de de los mercados financieros no corresponde con un crecimiento del sector productivo real. Prestando toda la atención a las instituciones financieras y promoviendo la deslocalización del sector productivo a países del tercer mundo es el camino al abismo.
El capitalismo financiero es una catástrofe
Económicamente, el problema está en un capitalismo financiero que pretende haber superado al sector industrial productivo en favor de la tecnología del mercado de capitales. Tal capitalismo es monopolístico y crea burbujas en lugar de desarrollar infraestructura económica. Tal economía se basa en la especulación financiera (tipo George Soros) y se aferra a la ilusión del crecimiento infinito. Esto contradice la realidad. La clase media ya no crece, y el crecimiento de de los mercados financieros no corresponde con un crecimiento del sector productivo real. Prestando toda la atención a las instituciones financieras y promoviendo la deslocalización del sector productivo a países del tercer mundo es el camino al abismo.
Las primeras olas de la crisis ya han pasado, pero pronto habrá nuevas olas. El colapso económico de los países del sur de Europa como Grecia, y en el futuro cercano Italia y España, es solo la punta del iceberg de una inmensa catástrofe.
La unidad europea se basa en la aceptación total de esta lógica del capitalismo financiero. Sin embargo actualmente solo Alemania lucha para mantener la economía en contacto con las realidades industriales, rechazando embarcarse en el tren que lleva a la nada. Esta es la razón por la histeria anti-germana en Europa y los EEUU. La economía alemana puede ser la última economía productiva, mientras que las otras ya son economías virtuales.
Así pues, necesitamos reconstruir Europa sobre una base económica alternativa.
El crecimiento económico infinito solo es una ilusión liberal. La caída de la clase media es la dura realidad actual. El camino de salida de esto es una completa revisión de los mitos del capitalismo financiero.
El Atlantismo está equivocado
Geopolíticamente, la Europa actual es una entidad atlantista. La geopolítica, tal y como la concibió el inglés Sir H. Mackinder, afirma que hay dos tipos de civilización - la civilización del Mar (poder marítimo) y la civilización de la Tierra (poder terrestre). Ambas se construyen sobre sistemas de valores opuestos. La civilización que se basa en el poder marítimo es puramente mercantil, modernista, y materialista, mientras que la que se basa en el poder terrestre es tradicionalista, espiritual, y heroica. Este dualismo corresponde al par conceptual de Händlres and Helden de Werner Sombart. La civilización europea moderna está plenamente integrada en la civilización del Mar que se manifiesta en la hegemonía estratégica de Norteamérica y la OTAN.
Así pues, necesitamos reconstruir Europa sobre una base económica alternativa.
El crecimiento económico infinito solo es una ilusión liberal. La caída de la clase media es la dura realidad actual. El camino de salida de esto es una completa revisión de los mitos del capitalismo financiero.
El Atlantismo está equivocado
Geopolíticamente, la Europa actual es una entidad atlantista. La geopolítica, tal y como la concibió el inglés Sir H. Mackinder, afirma que hay dos tipos de civilización - la civilización del Mar (poder marítimo) y la civilización de la Tierra (poder terrestre). Ambas se construyen sobre sistemas de valores opuestos. La civilización que se basa en el poder marítimo es puramente mercantil, modernista, y materialista, mientras que la que se basa en el poder terrestre es tradicionalista, espiritual, y heroica. Este dualismo corresponde al par conceptual de Händlres and Helden de Werner Sombart. La civilización europea moderna está plenamente integrada en la civilización del Mar que se manifiesta en la hegemonía estratégica de Norteamérica y la OTAN.
Esta situación impide que Europa sea una entidad geopolítica independiente. A un nivel más profundo pervierte la naturaleza real geopolítica de Europa como entidad continental – poder terrestre.
Así, esta situación debe cambiarse y la estrategia del poder terrestre basada en una verdadera soberanía europea debe restaurarse. En lugar de Atlantismo, Europa necesita necesita ser un poder continental estratégico.
Europa y Rusia
Resumiendo estos puntos, podemos deducir lógicamente donde nos encontramos en las relaciones ruso-europeas.
La Rusia actual es
- relativamente hostil al liberalismo (está más inclinada al tradicionalismo y al conservadurismo)
- trata de liberarse económicamente del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
- geopolíticamente es continental y anti-atlantista
Necesitamos resistir y construir una Europa mejor, una Europa verdaderamente europea. En esa situación, Rusia es un amigo y los EEUU son el enemigo. Debemos trabajar por una alianza ruso-europea, no porque los europeos amen a Rusia o porque los rusos amen a los europeos, sino porque necesitamos estar juntos para salvarnos del peligro que nos amenaza a todos.