Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 15 de abril de 2011

Libelo de sangre a la luz del conocimiento actual: La Iglesia y el pueblo decían la verdad


Las pascuas sangrientas del doctor Toaf
Por Israel Shamir, febrero 2007

Sangre, traición, tortura y abjuración se entremezclan en la historia, que vamos a contarles, del profesor Ariel Toaf, un judío italiano, historia que parece un invento de su compatriota Humberto Eco. El profesor Toaf se topó con un descubrimiento espeluznante, que le heló la sangre, pero tuvo el valor de seguir adelante, con valentía, hasta que le cayó encima toda la presión de su comunidad, se quebró y, al fin, hizo acto de arrepentimiento y penitencia.

El profesor Toaf es hijo del gran rabino de Roma, y ejerce como docente en la universidad judía de Bar Ilan, no lejos de Tel Aviv. Se dio a conocer con sus estudios profundizados sobre la judería medieval. Los tres volúmenes de su obra Amor, Trabajo y Muerte (subtitulado : “La vida judía en la Umbría medieval”) son de referencia en este campo muy especializado. Mientras iba ahondando en el tema descubrió que las comunidades askenazíes medievales de la Italia del norte practicaban una forma especialmente horrible de sacrificios humanos.


Sus magos y adeptos raptaban y crucificaban a infantes cristianos, les sacaban la sangre y la usaban para rituales mágicos, invocando al espíritu de la venganza contra los odiados goyim. Toaf profundizó en el caso de San Simón de Trento. Se trataba de un niño de dos años, que fue raptado de su casa en la ciudad italiana de Trento, por unos pocos judíos asquenazíes, en vísperas de la Pascua judía de 1475. Durante la noche, los secuestradores asesinaron al niño, le sacaron la sangre, le clavaron agujas en la carne, lo crucificaron cabeza abajo con invocaciones tendentes a que “igualmente perezcan todos los cristianos por tierra y por mar”, y así fue como celebraron su llamada Pascua, un ritual arcaico con sangre vertida y asesinato de niños, en la forma más literal, prescindiendo del nivel metafórico habitual, que conocemos como transmutación del vino, representación de la sangre.

A los asesinos se les capturó, confesaron, y fueron hallados culpables, por el arzobispo de Trento. Ahí mismo los judíos apelaron al Papa, y éste mandó al obispo de Ventimiglia a investigar los hechos. Lo sobornaron, y prestó un oído atento a los judíos, quienes consiguieron que dictara conclusiones absurdas, por el estilo de las que presenciamos a diario (algo así como que el niño había sido víctima de una mina colocada por Hamás para echarle la culpa a Israel, y que no se había encontrado ninguna orden dictada por el Tsahal [1] en la playa de Trento).