Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 4 de marzo de 2016

Juan Gérvas: “El 90% de la medicina científica ‘oficial’ es pseudociencia”

Por Miguel Jara

Un libro recomendado del médico y amigo Javier Peteiro sobre el fundamentalismo cientifista.




La ciencia es más compleja de lo que parece y sin embargo se vende como generadora de decisiones racionales. Vivimos en una era en la que parece predominar el “todo por la ciencia pero sin la ciencia“. O la ciencia usada como marketing por las diferentes industrias y quienes, ya sea por cobardía o por ideología, aceptan esta impostura.

Si no fuera por la Ciencia no conoceríamos el mundo -o la parte de él que ha adquirido un buen nivel de desarrollo- como es. Con sus vicios incluidos, la Ciencia es motor de progreso.

La esperanza de vida, su aumento espectacular en los últimos decenios, es un ejemplo. Las enormes conquistas de la ciencia y de la técnica empezaron con la evolución de los homínidos y sus herramientas.

Pero no todo es gracias a la ciencia entendida como técnica. En las sociedades avanzadas también acompañan a los conocimientos técnicos un mayor sentido de la justicia, la democracia, la distribución de la riqueza, los acuerdos comerciales, la educación, la solidaridad, la equidad y demás valores e ideales humanos.

En los últimos años, al menos en España, se ha observado un avance de la Ciencia, quizá en detrimento de los valores religiosos. Pero también han surgido conceptos como cientifismo o pseudociencias. El primero sería una desviación de los verdaderos propósitos de la Ciencia, que tiene en su servicio a las personas su máxima, para ponerse al servicio de los intereses industriales (por encima de las necesidades humanas). La pseudociencia sería el intento de aquello que no es científico, no está validado por métodos experimentales y no puede reproducirse para comprobarse, de hacerse pasar por ciencia. Este es un término peyorativo aunque no menos lo debería ser el cientifismo (ver J. Peteiro: “El cientificismo es una aberración ética facilitadora de un fascismo de nuevo cuño”).

Pero si bien es inaceptable lo denominado hoy pseudocientífico, el concepto no puede limitarse a ciertas prácticas médicas consideradas “alternativas” o “complementarias” de la Medicina oficial u ortodoxa o convencional, como desee denominarse.

Se critica a las medicinas alternativas por una muerte, por ejemplo, de un estudiante de Física -noticia de hoy mismo- y quienes lo hacen no cuestionan al tiempo los cientos de miles de muertes evitables que provoca innecesariamente la medicina oficial sin límites.

De hecho, la medicina hegemónica, la denominadaMedicina Basaa en la Evidencia (MBE) también puede incurrir en la pseudociencia. Es increíble pero cierto, como escribe el médico y estudioso de la Ciencia Juan Gérvas:
  • Los medicamentos de la medicina científica causan 179.000 muertos anuales por los efectos adversos en la Unión Europea (equivalente a la muerte diaria durante un año en accidente de todos los pasajeros y tripulantes del Airbus más grande)”.
  • “La aplicación de un protocolo para intervenciones quirúrgicas puede haber causado 800.000 muertes en Europa”.
  • “El 90% de la investigación publicada en medicina es falsa”.
  • “Las embarazadas, parturientas y madres lactantes sometidas en masa a tratamientos (suplementos de yodo, hierro y vitaminas) y a pruebas innecesarias por la medicina científica”.
  • “Millones de varones incontinentes e impotentes por tratamientos de urólogos al atribuirles cánceres de próstata en falso, por sobrediagnóstico”.
  • “Las resistencias a los antibióticos causan, al menos, 25.000 muertos anuales en la Unión Europea”.
  • “Se han evaluado 3.000 intervenciones habituales de la medicina científica, y apenas el 11% tiene valor demostrado (si se utilizaran correctamente)”.
  • “Se tira el dinero en investigación en medicina científica: del orden del 85% es puro despilfarro”.
  • “Millones de mujeres son tratadas como enfermas de cáncer de mama en falso, por sobrediagnóstico”.
  • “Los estudios preclínicos publicados sobre medicamentos para el cáncer se confirman sólo en el 11% de los casos”.
  • “Es imposible replicar la mayoría de los estudios sobre la medicina científica publicados en las mejores revistas del mundo”.
  • “Los médicos y científicos reconocen que inventan datos científicos en el 2% de los casos, pero creen que su colegas lo hacen en el 24% de los casos”.
  • “Se puede reproducir sólo el 39% de los mayores y mejores estudios en el campo de la psicología científica”.
  • “Los estudios sobre medicina científica concluyen con datos a favor y datos en contra sin que se pueda decidir qué es lo correcto”
  • “Mueren anualmente 500.000 personas de más de 65 años en el mundo desarrollado por culpa de los psicofármacos”.
(Las fuentes bibilográficas una a una).
Son sólo algunos ejemplos. Yo añadiría que basta leer unos cuantos posts de este blog para comprobar la epidemia soterrada de daños por medicamentos que padece la Humanidad hoy en los países desarrollados. ¿Qué es pseudociencia entonces, no hay que ampliar mucho el campo de dicho concepto? La pseudociencia no es sólo la que presume de ser científica sin serlo, sino gran parte de la que se da por hecho que lo es de manera falaz.

Y es que, como escribe uno de los más respetados e influyentes críticos de la Medicina y la Ciencia y defensor de estas últimas, claro, John Ioannidis: Las revisiones sistemáticas de ensayos clínicos pueden llegar a las conclusiones que se deseen.

Nadie discute que se han propiciado avances en Medicina gracias a la técnica, sobre todo en los servicios de Urgencias y a la hora de establecer diagnósticos, entre otros.

El problema es que la ciencia en su aplicación médica conlleva grandes daños cuando se hace con la simplicidad de la medicina basada en pruebas manipuladas y opiniones sesgadas, como denuncia Ioannidis.

La MBE es muy necesaria pero adolece de “buenismo”, se basa en las pruebas que mayormente aportan las industrias pues un 80% de la Investigación más Desarrollo (I+D) en biomedicina la pagan las diferentes industrias: farmacéuticas y de productos sanitarios, de biotecnología y transgénicos, de telecomunicaciones, energéticas o alimentarias, por poner algunos ejemplos.

Se ha publicado hasta la saciedad sobre la manipulación de la evidencia científica, de las pruebas, pero además esa manipulación está cubierta jurídicamente pues se considera“secreto comercial” toda la informacion que generan las industrias en sus ensayos clínicos e investigaciones científicas.

Esto es pseudocientífico pues impide la comprobación de los datos industriales por investigadores independientes. Es ocultación de información valiosa, un fraude científico. Baste un ejemplo que publicamos estos días: La FDA reconoce ahora que aprobó el anticonceptivo Essure sin la suficiente evidencia. Pseudociencia pues.

Estoy de acuerdo en que es necesario denunciar la pseudociencia, TODA. Empezando por las que más daños hagan. Me refiero a que hay mucha pseudociencia en los medicamentos y productos sanitarios actuales y esto no sólo es un desfalco para el erario público (que el sistema sanitario financie tratamientos poco eficaces) y no sólo denigra la buena Medicina y la buena Ciencia, sino que además causa graves daños y muertes a mansalva.