Entrevista con Michael Levine |
desde The People's Spellbreaker editado por John DiNardo |
ROBERT KNIGHT: Estamos en el programa UNDERCURRENTS, el lunes 11 de noviembre de 1991. Soy Robert Knight, y estoy con Paul DeRienzo fuera de la Marble Collegiate Church de la ciudad de Nueva York donde el sábado se celebró una teleconferencia nacional de 100 ciudades, llamada "Causas y Curas: Campaña Nacional sobre la epidemia de narcóticos." En esta teleconferencia estuvieron los expertos en el campo de la droga, Michael Levine, Peter Dale Scott, Alfred McCoy y Daniel Sheehan del Christic Institute.En el programa de hoy, tenemos una entrevista especial, dirigida por Paul DeRienzo, con el ex-oficial de la DEA, Michael Levine.
MICHAEL LEVINE: Fui un niño muy salvaje del South Bronx. Realmente malo. Por algún milagro nunca me metí en el mundo de la heroina. La heroina ya era muy abundante en los años 50 en mi barrio. Mi hermano David se convirtió en adicto a la heroina a los quince años. Pero yo era un borrachín — un borrachín que se enlistó en el Ejército. Yo era un chico muy violento, buscando alguna guía. En la Fuerza Aérea, me hice boxeador. Aún seguía buscando una guía, algún sentido a mi vida.
La odisea empezó con una pelea que tuve con otro chico en las Fuerzas Aéreas. Los dos éramos policías militares — trabajábamos con perros. Fue por un sombrero de 3 $. Él puso su pistola en mi estómago — apretó el gatillo. No funcionó. Por supuesto, fuimos arrestados. El arma se comprobó. Después de aquello no volvió a fallar. Desde entonces he pensado que mi vida es un regalo. Y me convertí, creo .... No quiero parecer demasiado como Shirley MacLaine, pero me convertí en un fatalista. Pensé: "Bien, debo estar aquí por alguna razón, pues era demasiado fantástico que hubiera sobrevivido a eso".
Sin embargo, buscándole un sentido a mi vida, quien cambió tras ese incidente era alguien que estaba realmente asustado de alcanzar el final de su vida y tener que decirse: "Ojalá lo hubiera hecho." Quería experimentarlo todo. Quería ir a todos los sitios. Quería saborearlo todo. Quería visitar todos los paises. Porque, en ese momento, me dí cuenta de que el refrán árabe, "Cualquier día es bueno para morir", es muy cierto. Por eso me apresuré para vivir.
No sé cómo acabé en 1965 graduándome en contabilidad en la universidad de Hofstra, casado y con un hijo. Era un joven muy deprimido. Pero de nuevo el destino irrumpió. Fui hacia un compañero mío que llevaba un pequeño impreso en su bolsillo, que decía: "Haz la prueba de acceso al Departamento del Tesoro. Hazte un hombre del gobierno." Ví una fotografía de un tipo en el impreso que se parecía a James Bond. Y la imaginación del joven Michael Levine se disparó: "¡Oh! Es esto. Esta es la llave para la aventura — la llave para vivir una vida plena." Hice el test del Tesoro e, increiblemente, me contrataron en la División de Inteligencia del IRS (la Agencia Tributaria de los EEUU) en 1965. Mi trabajo era el de trabajar como agente encubierto de la División contra el crimen organizado. Así pues, iría por ahí llevando un pequeño sombrero, apostando con corredores de apuestas y arrestándolos por no pagar la tasa de 50 $, que era como un chiste. Quiero decir que era muy divertido. Pero acabé desencantándome — deprimido. Me dije: "¿Fui salvado para esto?"
En ese tiempo, en el primer año en la división de inteligencia, averigué que mi hermano era heroinómano. No lo explicaré todo, pero el descubrimiento destrozó a toda mi familia. Mi hermano fue adicto a la heroina desde los quince años. Entonces tenía veinte años. Al principio nos sorprendió no haberlo sabido antes. Entonces dí un paso al frente para meterme en la "Guerra contra las Drogas". Quería meterme porque creía que debía hacer algo: "¡Por eso fui salvado!" Me lo tomé como mi misión. Y escuché toda la verborrea de los políticos, todo ese rollo inflamatorio: "Están matando a nuestros hijos. `ELLOS,' están tirando bombas blancas sobre nuestro país. `ELLOS' nos están invadiendo con polvo." Y me creía todo eso. Y me metí en la "Guerra contra las Drogas" — me hice agente encubierto — empecé a encerrar a un montón de gente. Un hombre, Donald Goddard, escribió un libro sobre mí, titulado UNDERCOVER en el que el Gobierno me atribuía 3.000 detenciones hasta 1977.
PAUL DeRIENZO: ¿Cómo de peligroso era eso?
MICHAEL LEVINE: Yo era ingenuo y alocado, y estaba enfadado. Me tomé personalmente la "Guerra contra las Drogas". Probablemente yo era parecido a un kamikaze o alguien que cree actuar bajo mandato divino. Por loco que parezca, debo admitir que eso es lo que yo sentía — que había sido "salvado" para algo, y que nada iba a herirme.
PAUL DeRIENZO: ¿Cuál era el secreto de tu éxito? ¿Eras particularmente bueno en el trabajo encubierto?
MICHAEL LEVINE: El secreto de mi éxito era... un teniente de la policía, con quien trabajé muchos años, que me protegía, mientras yo en un día hacía cuatro o cinco compras encubiertas a diferentes grupos — hispánicos, negros, blancos — él me protegía a mí y a mi grupo. Él decía: "Sabes una cosa Levine? Tú eres un tipo que debería de haberse hecho de los malos. Deberías haber sido un gangster. Deberías haber ido a la cárcel. Pero de algún modo te volviste bueno. Y por eso eres tan ..." [convincente]. Y pensé en ello, y pensé en mi juventud y cómo crecí, y me dí cuenta que había mucha verdad en lo que decía. Yo era de la calle. Las calles estaban dentro de mí. Había una línea muy fina que me separaba de los tipos a los que detenía. Y esa línea era tan fina que los traficantes no la veían. ¿Entiendes? La línea que nos separaba era tan delgada que los traficantes nunca sospecharían que yo fuera un agente... eso es algo que no puede enseñarse.
Aún enseñó técnicas de agente encubierto para una empresa. Lo que me empuja a enseñarles es mantenerlos vivos. Intento enseñar a los jóvenes oficiales de policía: ¡Eh! Esto no es real. Si queréis hacerlo — si queréis tener alguna satisfacción de esto, es por la satisfacción de detener a los malos — asesinos y violadores, que también son traficantes. Ok, con esa perspectiva, sigue adelante y arriésgate. Pero si te metes en esto pensando que vas a salvar a la juventud de América de la "muerte blanca", te aconsejo que busques otro trabajo porque ¡acabarás muerto! Esto es muy peligroso.
PAUL DeRIENZO: ¿Cómo acabaste en operaciones en el extranjero?
MICHAEL LEVINE: Bien, empecé a trabajar en secreto en Asia del Sureste en 1970 y en 1971. Siendo realmente bueno en lo que hacía, me pidieron que hiciera varias cosas.
PAUL DeRIENZO: Hablé con Alfred McCoy, y mencionó que había hablado después de eso contigo y te habló de su libro, y que ese libro influyó en lo que pensabas de tu trabajo en el sudeste de Asia.
[Nota: "LA POLÍTICA DE LA HEROINA EN EL SUDESTE ASIÁTICO", de Alfred McCoy, ha sido la biblia del tráfico de drogas en los EEUU. Sin embargo, creo que su secuela, "LA POLÍTICA DE LA HEROINA: LA COMPLICIDAD DE LA C.I.A. EN EL COMERCIO GLOBAL DE LA DROGA" es aún mejor.]
MICHAEL LEVINE: Bien, lo que pasó fue que, la primera vez que me tropecé con la influencia de la CIA y otras influencias estadounidenses en la "Guerra contra las Drogas", estaba trabajando en secreto en un caso en Bangkok, Tailandia en 1971, y en 1972. No puedo explicarte toda la historia, pero acabémosla así: fastidié a unos traficantes de drogas chinos, que eran la fuente de una investigación en un caso llamado, "la organización Herman Jackson." En esencia, Herman Jackson y un puñado soldados de la guerra de Vietnam compraban heroina en Tailandia y escondían la droga en los cadáveres de soldados muertos en Vietnam, y los cuerpos se transportaban a través de Tailandia hasta los EEUU. Usaban los cuerpos de nuestros jóvenes de 18 y 19 años, muertos en esa "guerra santa", para traficar la heroina.
En ese tiempo, el joven Michael Levine, agente encubierto — estaba tratando con la misma gente que suministraba al grupo [Herman Jackson]. Los traficantes chinos, que se tragaron mi actuación, querían invitarme a un laboratorio en Chang Mai, donde producían cientos de kg. En esos tiempos la mayor captura de heroina se produjo en "French Connection", donde se capturaron 65 ó 66 kg de heroina. ¡Y me estaban invitando a una factoría que producía cientos de kg de heroina por semana!
Misteriosamente — extrañamente, se me ordenó:¡No vayas!" El caso fue interrumpido. Se hizo mucha publicidad. El gobierno de los EEUU le dijo al pueblo americano: "Otra gran victoria en la guerra contra la droga." Me dijeron: "Hay muchas cosas que no entiendes. Hay prioridades." Y por supuesto lo acepté, porque yo era un buen soldado".
El libro de Al McCoy vino por esa época. Ahora en retrospectiva, cuando hablo del libro de Al McCoy y mi experiencia, lo que digo es que incluso con un libro de Al McCoy en mis manos, en 1971 y 1972 — un libro que explicaba claramente por qué no me permitían ir a Chang Mai ... ¡Qué cosa tan increible para aceptar! ¡Que mi propio gobierno estuviera protegiendo a la gente que usaba los cadáveres de nuestros soldados — jóvenes americanos muertos usados para introducir la heroina! ¿Cómo podía aceptar eso? ¡Era demasiado! ¿Con qué podemos compararlo?... Si hubiera tenido en mis manos un libro como el de Al McCoy en mis manos, lo habría considerado ANTIAMERICANO para leer. Por eso puedo entender lo que les pasa a los jóvenes oficiales encargados de hacer cumplir la ley — no quieren mirar la realidad de esta situación. Es demasiado para que un americano lo acepte. Es demasiado para que lo acepte un joven oficial de narcóticos. Uno suele hacer estos trabajos porque cree en lo que hace. Y la mayoría de estos jóvenes lo creen. Y cuando estas cosas pasan les dicen: "Esto es una prioridad que no entiendes. Sigue con tu trabajo" ... y cuando ven cosas como lo de Oliver North, quien ... es divertido; ha publicado un libro. No quiero ni decir el título — pero miré al índice y dedica tres páginas al tráfico de drogas; sin embargo, en sus cuadernos (tiene cuadernos de 2600 páginas) ha escrito 500 páginas sobre tráfico de drogas. Hay algo que no nos está explicando... Cuando los jóvenes agentes ven que a gente como Oliver North y Lewis Tams no se les permite entrar en Costa Rica por tráfico de drogas, es difícil que lo acepten. Lo ven así: "Bien, esto es una conspiración. No queremos creerlo." Porque acetarlo y creerlo es aceptar y creer que tu carrera es una mentira. Tu meta elegida es una mentira total.
PAUL DeRIENZO: Después vas a Sudamérica. ¿Por qué no nos explicas algo de tu libro, "DEEP COVER" [Delacorte Press, New York, 1990.]
MICHAEL LEVINE: Habrá otro libro llamado "THE QUEEN OF COCAINE" que cubrirá en detalle estos años. En los años 1978, 1979, 1980 y 1981, estuve destinado en Buenos Aires, Argentina. Era el representante de la DEA en ese país. Cubría Argentina y Uruguay. Esto fue durante la "guerra sucia", cuando escuadrones de la muerte hacían desaparecer a jóvenes activistas políticos. Y yo estaba allí en una misión sagrada de la "Guerra contra las Drogas"... Estaba ciego a todo. Estaba ahí por mi país, para proteger a los niños americanos de la "muerte blanca." Pronto me infiltré en una organización llamada "Organización Cocaina Roberto Suárez."
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Durante mis años en Argentina — durante dos años — fui el representante senior de la DEA en el cono Sur. El FBI cerró sus oficinas. Bolivia cerró las operaciones de la DEA.
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Me infiltré en la organización Roberto Suárez. Es una historia increible. Me ofrecieron miles de kg de cocaina al mes en un tiempo en el que las capturas mayores eran de 140 kg de cocaina, en controles al azar en las fronteras... El primer hombre que encontré fue Marcelo Ibáñez, quien era ex-Ministro de Agricultura de Bolivia, me dijo que había un hombre llamado Roberto Suarez, que estaba agrupando en una sola organización a todos los productores de droga de Bolivia, que más tarde se llamaría "La Corporación," la General Motors de la cocaina.
Voy a la DEA y pido fondos y aprobación para actuar. ¡Y me llaman embustero! Me dicen que Roberto Suárez no está en el computador. Y tampoco estaba Marcelo Ibáñez. Voy a la CIA y compruebo su nombre. No tienen nada de él. Tres o cuatro meses después, en SIXTY MINUTES, Mike Wallace le llama "el mayor traficante de drogas que jamás ha vivido." Algo estaba mal en ese asunto. Pero continué desistiendo. La mentira ... me acusaban de querer engañar a la DEA — consiguiendo un viaje con todos los gastos pagados a los EEUU.
Seguí reuniéndome con estos bolivianos, haciéndome pasar por un comprador de droga medio siciliano, medio portorriqueño, representante de la Mafia. Finalmente, literalmente forcé a la DEA a montar una operación, e hicieron todo lo que pudieron para destruir el caso. Pero montaron la operación. Conduje un equipo de agentes encubiertos, que como yo, no creían que nadie del gobierno estadounidense pudiera ir en contra de esta operación. Obtuvimos el apoyo de algunos elementos del gobierno boliviano, el gobierno de Litiagala{sic} — que genuinamente estaban contra la droga entonces, en 1980 — para que efectuaran una gran operación para capturar alrededor de mil libras de cocaina, en la que yo pagaría nueve millones de dólares a José Roberto Gasser, uno de los bolivianos más ricos y procedente de una de las familias más poderosas de Bolivia — una familia ligada a la Liga Anticomunista Mundial y a la C.I.A. Fue arrestado saliendo del banco con mis nueve millones de dólares, junto con Alfredo Cutucci Gutierrez, un hombre que de hecho, estaba en el ordenador de la DEA, como uno de los mayores traficantes de droga del mundo. Y antes de que pudiera regresar a Argentina, el Fiscal de los EEUU en Florida del Sur — un hombre que ahora procesa a Noriega, Michael Sullivan, LIBERÓ a Gasser sin llevar el caso ante el gran jurado. ¡Quitó todos los cargos!
Estos detalles saldrán en el libro [QUEEN OF COCAINE]. Hay algo de esto en DEEP COVER. Pero explicaré por qué no escribí esto detalladamente con la cronología de mi vida.
Gasser regresó a Bolivia, publicó una réplica de una página entera sobre su liberación, riéndose de la "Guerra contra las Drogas" americana. ¿Dónde? No en América, sino donde realmente cuenta: en Sudamérica. A los pocos meses, liberan a Alfredo Gutiérrez. Así la mayor operación contra la droga de la historia — como la llamó Penthouse Magazine y otros — se abandonó sin ningún acusado. El pueblo americano nunca supo esto.
¿Qué hace esta gente ahora? José Roberto Gasser, Roberto Suárez, el padre de Gasser, Edwin Gasser, tuvieron una reunión con los Militares. Empezaron a fomentar un golpe de estado, "el golpe de la cocaina", la revolución boliviana de 1980, en la que, por primera vez en la historia, los traficantes de droga — la gente a la que yo investigaba, la gente a la que había denunciado y arrestado — ¡TOMARON EL CONTROL DEL PAIS!
Durante el golpe, toda la gente que ayudó a la DEA en esta operación fueron asesinados, torturados o exiliados. Mientras estuve en Sudamérica, supe que la CIA apoyó esta revolución. Entonces, me pareció realmente claro — al menos tuve una fuerte evidencia circunstancial — de por qué se había liberado a Gasser. ¿Por qué sino había de ser liberado? ¡No había otra explicación lógica!
En ese momento, por primera vez en mi vida, empecé a ver la verdad. No tuve más remedio que mirar a la verdad. "La Guerra contra las Drogas" no es real.
MICHAEL LEVINE: Empecé a quejarme. No me hacían caso en la DEA. Escribí una carta a los medios de comunicación. Un mes después, empezaron a investigarme — una investigación personal muy dura. Alcanzó cada rincón de mi vida. Fui acusado falsamente de todo, desde traficar en el mercado negro a "poner la radio demasiado alta en la embajada americana." Esto está escrito en papel. Ninguna piedra quedó sin remover intentando que pasara por una persona increible. Lo intentaron todo para destruir mi carrera, mi reputación y mi credibilidad. Conseguí soportarlo todo, pero consiguieron asustarme para que cerrara mi boca.
Fui transferido a Ia fuerza como agente encubierto y me destinaron a la operación "Operation Hun", que era un fiasco todavía mayor que el caso Suárez. Durante todo el tiempo que estuve en la "Operation Hun", fui investigado por la DEA, y estaba muerto de miedo. Durante esta misma investigación, supe que mi hija era cocainómana. Pedí que me transfirieran a Nueva York. Quería olvidar todo lo que me había pasado. No quería creer lo que había vivido durante los últimos cinco o seis años. Y conseguí que me destinaran a Nueva York.
Probablemente hubiera mantenido el silencio si no hubiera sido por la "Operation Trifecta" del final de 1987. Y por "DEEP COVER". Cuando aconteció "DEEP COVER", fue la gota que colmó el vaso, y decidí hablar. No podía mantenerme callado.
Creo que hay dos libros que cada americano debería leer antes de ir a votar. Uno es "COCAINE POLITICS" de Peter Dale Scott, y el otro es mi libro ["DEEP COVER", Delacorte Press, 1990] que regalaría a cada americano si pudiera permitírmelo y pudiera dejar de mirar por encima de mi hombro. Es un comentario muy triste después de pasar casi veintiséis años de mi vida como agente del gobierno, creyendo en lo que hacía durante buena parte de ese tiempo, y después darme cuenta que debía de temer más a mis propios líderes que a los traficantes de drogas.
PAUL DeRIENZO: ¿Recibiste amenazas?
MICHAEL LEVINE: Sí. Me han amenazado toda mi vida, pero una de las más temibles vino en la forma de consejo de un amigo mío de la DEA, que ahora ocupa uno de los altos cargos de la DEA, quien me llamó cuando me investigaban por criticar al gobierno. Tengo que explicar una pequeña historia para clarificar lo que te diré luego. Barrio era un agente de la DEA a quien enviaron a Mexico. Yo lo consideraba muy motivado — uno de los principales agentes encubiertos de la DEA, envuelto en toda clase de operaciones tipo CIA con las drogas. Participó en la operación "Operation Silver Dollar". Finalmente fue arrestado, por contrabando de drogas. Lo encerraron en una cárcel en la frontera de Texas y Mexico. Era un oficial senior cuando fue arrestado en Mexico, donde no existe realmente ni la ley ni el orden —; y donde la "Guerra contra las Drogas" no es realmente una guerra contra las drogas. Es realmente una economía de las drogas. Y Sandy era parte de eso. No comentaré si él se corrompió o si todo el sistema es así de corrupto que nadie que entre en él puede evitar corromperse.
Pero Sandy comió algo de mantequilla de cacahuete en la cárcel, cayó lleno de convulsiones, y entró en coma. Las pruebas iniciales indicaban que Sandy había sido envenenado con estricnina. Murió tres o cuatro semanas después, y la autopsia dijo que la muerte se produjo por "asfixia por mantequilla de cacahuete," que lo estranguló... ¡lo que era increible! En la DEA, la mitad de los agentes de la DEA que conocí, creían que estaba fuera de servicio en alguna agencia encubierta del gobierno, y posiblemente por algunos elementos dentro de la DEA. No quería creer algo así. No podía creer algo así.
Luego, años después, cuando la DEA me investigaba a mí por criticar a mi gobierno, un oficial de la DEA me llama y me dice: "Mike, me gustas. Recuerda — ¡un sandwich de mantequilla de cacahuete!" Y yo dije: "¿Estás bromeando?" Dijo: "No, no en absoluto. Y solo te digo esto porque me gustas." Él y yo nunca volvimos a hablarnos.
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PAUL DeRIENZO: "Operation Trifecta". Brevemente, ¿qué era?
MICHAEL LEVINE: "Operation Trifecta" era una sonda de tres dientes para investigar lo más alto del mundo de la droga. Fue hasta "La Corporación" en Bolivia, donde yo y un equipo de agentes encubiertos (realmente, otro agente encubierto, Jorge Ochijo, que aún trabajaba en Aduanas en California) ... hicimos un trato de 15 toneladas de cocaina con gente de esta corporación, que producían 400 kg de cocaina por día en su laboratorio. Piensa en eso: 400 kg. Y eran una pequeña parte de esa gran corporación. En esta misma operación, nos reunimos con el principal blanqueador de dinero de Panamá, Ramberto Rodríguez, a quien le pagamos los primeros 5 millones de dólares. Nosotros creíamos que este hombre estaba fuertemente ligado a Noriega,cuando Noriega estaba protegido por el gobierno de los EEUU. Esto fue tres meses antes de la acusación a Noriega. Después nos reunimos con el nieto del hombre que escribió la Constitución mexicana, un coronel mexicano, el coronel Carranza. Le soborné con 1 millón de dólares, para conseguir protección militar mexicana para un cargamento de cocaina procedente de Bolivia que llegaría a Mexico, y debía ser transportado a los EEUU.
El caso fue truncado en los tres paises por las acciones de mi gobierno. No se nos permitió ir más lejos. Entonces escribí "DEEP COVER". Abandoné la DEA.
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