Los dos grandes problemas de la sociedad humana contemporánea son el capitalismo —tanto financiero como productivo— y el estado. Ambos son gigantescos acumuladores de poder al control de cuyos mandos un líder adquiere la capacidad de alterar la forma del pensamiento, el modo de vida y hasta de muerte de los individuos, convirtiéndolos en consumidores y esclavos. El siglo XXI arrancó con un enfrentamiento entre ambos acumuladores de poder propiciado por el fenómeno de la globalización.
Globalizar es eludir a los estados y sus normas en la explotación de los individuos mediante las libres transferencias de capital. Por eso, el discurso cotidiano es que los estados, vencidos, en decadencia, se han puesto ahora al servicio del capital. La realidad es que el capital hace siglos que prospera en el negocio de erosionar a los estados, enfrentándolos a muerte unos con otros, para lo cual debe anotarse que financia y encumbra a los líderes más beligerantes y tiránicos. Tras el arrasamiento de Irak o Libia, y su entrega a la sinrazón de sendos estados islámicos, ni una brizna de hierba se mueve en el mundo sin financiación del capital. Pues si alguna osara hacerlo, sería arrasada de inmediato.
El capitalismo es consciente del peligro que las masas radicalizadas representan para sus intereses. Su experiencia le indica que cuando las masas enfurecidas son utilizadas contra el exceso de poder acumulado por el estado, sobreviene el caos y la barbarie. Ello es la consecuencia inevitable del continuado esfuerzo común del capitalismo y del estatalismo para embrutecer y materializar a los pueblos a base de venderles el bienestar económico como la única fuente de felicidad. Sin ética, el pueblo debe ser controlado férreamente, opinan los que explotan. Para ello, el capital ha desarrollado diversas formas de estado a su conveniencia, utilizando para ello herramientas de control social basadas en la mediática.
La democracia, entendida como representación del pueblo a través de profesionales de la política, es una de esas herramientas. Las ovejas eligen a sus pastores y se dejan trasquilar ordenadamente por los dueños del rebaño. Para que los pueblos acepten las democracias burguesas deben primero ser lobotomizados hasta arrancarles del cerebro todo rastro de ética que esté ligado a la inteligencia. Se admite, eso sí, la ética no inteligente, la religión; lo mismo que se admite la inteligencia amoral, el materialismo. Pero se persigue toda forma inteligente de reorganización ética basada en principios meta-revolucionarios.
Los pueblos del mundo han comprendido, a estas alturas, la falacia de la democracia occidental burguesa. Como consecuencia, los moralistas han reinstaurado estados fundamentalistas religiosos para los descerebrados, tanto en oriente como en occidente. y los materialistas han reactivado los fascismos, como sucede en EEUU o Ucrania; y los sistemas de explotación estatal de los pueblos, como pasa en China. Ambas tendencias van en la misma dirección, que es la permanencia y preeminencia del sistema de acumulación de poder del capitalismo financiero multinacional en progresivo detrimento del poder del funcionariado estatal, mera correa de transmisión de riqueza de las bases populares a las élites.
En este continuo estado de degradación de la situación mundial, España es seguramente el país occidental que sufre la más grave crisis económica y de peores consecuencias sociales, equiparable solamente a la de Grecia. En España, la problemática descrita más arriba se exhibe en toda su desnudez. El enfrentamiento entre globalistas y estatalistas se ha resuelto con la rendición de los segundos y su sometimiento a los primeros. Es un efecto antiguo que se ha ido acelerando desde la llegada del PSOE al poder, allá por 1982, hasta la crispación social actual regida por la estancia mayoritaria de la derecha liberal católica en parlamentos y gobiernos. El PPSOE, como se le nombra coloquialmente, y su sistema de satélites y bisagras partitocráticos autonómicos, se ha entregado al capitalismo financiero y se afana en el expolio de los pueblos de España para engordar a las castas privilegiadas a cambio de comisiones, que pone luego a buen recaudo en cuentas privadas de paraísos fiscales.
Ante el colapso de la fe popular en la democracia y en el estado, los poderes fácticos españoles están procediendo con todo descaro a su recauchutado y lavado de cara. Así deben entenderse medidas como la abdicación del corruptísimo Juan Carlos en su hijo Felipe VI "El Preparao" y la creación de nuevas formas de acumulación de la energía política del pueblo indignado.
Para evitar una revolución sangrienta se ha encumbrado al cénit de la popularidad la plataforma politico-ciudadana Podemos, cuyas raíces se anclan en el 15M y en el asamblearismo comunal. Buen fondo, por lo tanto, en principio. Un fondo que obliga a plantearse el estudio crítico de la plataforma con el fin de impedir que se transforme en otra forma de prolongación del régimen de partidos que tan bien le ha venido al capitalismo financiero. Un régimen que está ya agotado, exhalando sus últimos estertores.
Aclararé que acratas.net apoya y apoyará siempre las legítimas aspiraciones del pueblo a ampliar sus libertades, pero jamás amparará ninguna manipulación de esas aspiraciones, tendente a abortar el espíritu revolucionario de los posibles futuros votantes de Podemos. Los líderes de Podemos —el gran líder rodeado de una docena de apóstoles— se muestran manifiestamente ambiguos en ciertos asuntos que son clave para nosotros. Se dice que se trata de una ambigüedad calculada, para no asustar a las viejas, pero las viejas ya están asustadas: el apoyo explícito de Iglesias al chavismo no tiene precisamente un efecto relajante para su tensión arterial.
Así que la transparencia es crucial para que no se produzca una nueva estafa al pueblo. La primera cuestión es ser claros con el abrumador apoyo que los medios de prensa y televisión han prestado a la plataforma, mucho más allá de lo esperable, teniendo en cuenta que se trata de un grupo que está supuestamente dispuesto a perpetrar una revolución en España, y que esos medios dependen directamente del capitalismo financiero español e internacional. Dicho de otro modo, de haber sido Podemos ninguneado en la televisión, nadie habría sabido quiénes eran, ni los habría distinguido de otros partidos y coaliciones que se presentaron a las elecciones europeas sin ningún éxito.
Opino que Pablo Iglesias es, después de ver varias entrevistas concedidas por él a los medios, un mediocre incapaz de otra cosa que de repetir memes populares elaborados y edulcorados para su fácil digestión. Que sea un mediocre no sólo no nos importa, sino que nos parece que es bueno. No es conveniente que exista un Mesías salvador, sino que aparezcan miles de líderes en asambleas locales capaces de discursos mucho más radicales y elaborados, férreamente respaldados por sus asamblearios tras una votación democrática. Arguye Iglesias que los políticos existentes no nos representan, pero no aporta otra solución que cambiar de representantes, sin señalar que es el mecanismo representativo el que fracasa; habla de la crisis en que están inmersos los españoles, pero no señala que son Europa y la pertenencia a la moneda única los causantes, ni preconiza la salida inmediata de la zona Euro; lamenta la pérdida de derechos sociales de los españoles, pero no explica que China es el enemigo a batir por los empresarios, y que sin eliminar la explotación como sistema de competencia no hay derechos de ninguna clase, ni laborales, ni sociales, ni políticos ni personales. Podemos me recuerda al PSOE de 1980, con la UCD y el restofranquismo fachista en el poder aún. Y sus ambiguas promesas. Como aquella tan falaz del "OTAN, de entrada no".
Bien, no quiero seguir la crítica a Podemos sin antes aclarar que lo que trato es de, tras señalarlos, ponerle remedio a sus defectos y marcar el camino para convertir la plataforma en una alternativa revolucionaria viable. Para eso, la primera labor es hacer ver a sus votantes que todo movimiento que surge espontáneamente de las bases populares es acrático por naturaleza.
En efecto, mientras que el conformismo es monocorde, el descontento es variopinto. Los votantes de Podemos piensan de manera diversa, tienen problemas distintos, niveles educativos diferentes. Unos vienen de votar a la izquierda radical. Otros, a Izquierda Unida. Muchísimos, al PSOE. Algunos, a la derecha. Bastantes, llegan de la abstención. No se puede hacer un potaje ideológico con semejantes ingredientes. De ahí la ambigüedad y la dialéctica de los eslóganes que caracteriza a Podemos. Buena prueba de ello es que, cuando hablas con cualquiera de sus simpatizantes, y le señalas alguna idea que te parece imprescindible, te responde siempre:
—"Eso ya lo dice Pablo Iglesias".
—"Sin embargo —le contestas—, he leído el programa de Podemos y allí no está".
—"Bueno, eso es para no asustar a los conservadores".
Lo mismo que se decía en los primeros 80 del PSOE. Esperemos que no con la misma decepción que sintieron los que, al ganar el felipismo las elecciones en el 82, decían:
—"Se acabó el pagar el alquiler".
Así que la solución para acratas.net está clara. Acudir a las asambleas de Podemos y transformarlas en un nido revolucionario donde las cosas se digan y se pongan por escrito. Y luego se hagan circular horizontalmente. Y si Iglesias quiere, que las lea. Y si no, que le den por culo.
Se trata de exponer a las asambleas el concepto de "revolución total o integral" y dejar por escrito nuestras propuestas.
Y la primera cosa que debe quedar escrita en esas asambleas es que la política debe ser una actividad transitoria, amateur y únicamente remunerada por cada asamblea, cuando ello sea preciso, y que el fundamento territorial de la democracia asamblearia es el municipio. Y al que no le guste eso, que se dedique a otra cosa.
Y la segunda cosa que debe quedar escrita es que el trabajo asalariado debe desaparecer, siendo sustituido progresivamente por el cooperativo. Que la explotación es la fuente de toda indignidad y debe ser erradicada voluntariamente.
Y la tercera, que la emisión de dinero no puede ser un negocio privado, por lo que la banca debe ser un servicio público, cooperativo y local.
Y la cuarta, que toda injerencia de los estados extranjeros en España debe desaparecer. Que no puede haber bases militares de los USA/OTAN aquí, porque son un peligro para nuestra libertad, además de convertirnos en cómplices de genocidio. Y que, para ello, el pueblo debe tener inmediato acceso a las armas suficientes para defenderse y defender a sus familias.
Y la quinta, que la educación y la cultura son la base de toda ética. Que un pueblo inculto es un pueblo manipulable y degradable hasta el vómito.
Y la sexta, que la Ley debe ser poca y comprensible para todos, del más listo al más tonto. Quizás no algo tan breve como los diez mandamientos, pero tampoco mucho más largo que el Código de Hammurabi.
Y la séptima, que la propiedad privada se reduce al uso de las tierras por parte de quien las trabaja y de su familia, naturalmente heredable, pero no omnímodo, pues los seres humanos, cuando morimos, no nos llevamos nuestras propiedades a la tumba como los faraones, sino que somos enterrados en la tierra, que nos recicla. Es la tierra la que acaba por poseernos a nosotros, y no al revés.
Y la octava, que la vida no es consumo, sino la busca de la felicidad. Que la economía debe encogerse hasta llegar a la dimensión del hombre, y no al contrario.
Y la novena, que el estado no es nada más que una situación transitoria, cooperativa entre los pueblos para impedir que otros estados lleguen y nos esclavicen. Que el funcionario carece de sentido cuando no existe el monstruo que todo lo devora.
Y la décima que el hombre debe ser libre de pensamiento, palabra y acción, sin otro límite que la conculcación de las libertades ajenas, pues la permanente búsqueda de la libertad es lo que lo distingue del animal y le da arrestos para desuncirse de cualquier yugo.
Estas y mil ideas más deben machacarse una y otra vez en esas asambleas. Se acabaron los cheques en blanco para que otros nos saquen las castañas del fuego. Hay que participar y hacerlo todo por nosotros mismos. Y jamás dejarse reducir por el posibilismo, por el consenso, por el acuerdo con el enemigo. Hay que hablar alto y claro a los demás hasta que nos entiendan. Si les gusta, bien. Y si nos les gusta, que nos echen. Esta es una guerra total, y no se tomarán prisioneros. Así que muy pronto vamos a ver si Podemos o si no podemos.
ÁCRATAS
Thierry Meyssan
NOTAS
[1] «¿Qué tienen en común las guerras de Ucrania, Gaza, Irak, Siria y Libia?», por Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada (México),Red Voltaire, 8 de agosto de 2014.
[2] «Las semillas de una nueva arquitectura financiera», por Ariel Noyola Rodríguez, Red Voltaire, 1º de julio de 2014. “Sixth BRICS Summit: Fortaleza Declaration and Action Plan”, Voltaire Network, 16 de julio de 2014.
[3] «¿Yihad mundial contra los BRICS?», por Alfredo Jalife-Rahme,La Jornada (México), Red Voltaire, 18 de julio de 2014.
[4] “Russia and China in the Balance of the Middle East: Syria and other countries”, por Imad Fawzi Shueibi, Voltaire Network, 27 de enero de 2012.
NOTAS
[1] «¿Qué tienen en común las guerras de Ucrania, Gaza, Irak, Siria y Libia?», por Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada (México),Red Voltaire, 8 de agosto de 2014.
[2] «Las semillas de una nueva arquitectura financiera», por Ariel Noyola Rodríguez, Red Voltaire, 1º de julio de 2014. “Sixth BRICS Summit: Fortaleza Declaration and Action Plan”, Voltaire Network, 16 de julio de 2014.
[3] «¿Yihad mundial contra los BRICS?», por Alfredo Jalife-Rahme,La Jornada (México), Red Voltaire, 18 de julio de 2014.
[4] “Russia and China in the Balance of the Middle East: Syria and other countries”, por Imad Fawzi Shueibi, Voltaire Network, 27 de enero de 2012.