Apreciados y pacientísimos ácratas:
Voy a concentrar en un solo párrafo todo lo que tenéis que saber para entender la absoluta totalidad de los acontecimientos mundiales, por inconexos que parezcan entre sí.
Todos los problemas,
—las depresiones,
—las guerras,
—los desastres,
—los asesinatos políticos...
todos ellos son planificados, provocados e instigados por la Internacional Sionista del Crimen Organizado que es propietaria de la banca transnacional y de la Reserva Federal norteamericana. Y los ejecutan sus sicarios a sueldo con objeto de establecer un banco central satélite de sus intereses en todos y cada uno de los países del mundo. Y ya prácticamente lo han conseguido con la inestimable ayuda de una inmensa piara de políticos corruptos que se han dejado sobornar en todo el mundo por el dinero falso de los banqueros para poner su cargo, su voto y su poder al servicio de Sión. Los políticos son, en general, unos mangantes inútiles, degenerados y oportunistas. Y la mayor parte de ellos prefiere enriquecerse colaborando con la banca filibustera que enfrentársele y perecer.
Y ya está. Esto es todo lo que necesita el lector saber acerca de la Historia del Mundo, si no tiene tiempo para leer miles de libros, artículos e informes para llegar, por sí, a la misma conclusión. Con esto basta para explicárselo todo. Una vez sabido, todo encaja. Nada falta, nada sobra. Así de importante es controlar la banca y la emisión de moneda para dominar a un país. Así de monstruosamente rentable es el negocio que se deriva de ello.
Esta es la cruda realidad incontestable que oprime al mundo desde que se puso en marcha la retorcida maquinaria de la banca moderna. Y aún más crudamente desde que Alemania fue aniquilada y sus ciudadanos asesinados, violados y arruinados, como consecuencia de la II Guerra Mundial, monstruosa conflagración que consistió en el enfrentamiento a muerte entre dos etnias supremacistas.
Iluminados a la luz de este simple saber, todos los acontecimientos políticos del planeta Tierra en los últimos siglos resultan obvios, transparentes. Y toda la parafernalia informativa con la que intenta encubrirse esta realidad, que es es único motor de la Historia y de la actualidad, se derrumba como un castillo de paja en una tormenta.
Así, John Fitzgerald Kennedy (cuyo asesinato se rememora estos días a bombo y platillo como el de un héroe americano, haciendo abstracción de la vergüenza de que aún no se "haya averiguado" quién ordenó su muerte y de que el FBI haya venido congelando toda investigación sobre el magnicidio desde que se cometió), JFK digo, el presidente de los EEUU que osó emitir certificados de plata; y Abraham Lincoln, que se atrevió a emitir bonos del tesoro (los greenbacks), han sido los únicos presidentes de los EEUU que actuaron con firmeza para detener a la mafia banquera internacional hebrea. Ambos fueron asesinados por encargo de los banqueros de Sión, perjudicados por esas medidas. Y los presidentes Garfield y McKinley, que simplemente chacharearon con sus asesores y chivatos sobre cómo detener a la banca usurera, sin llegar a hacer nada ni a emitir moneda, también fueron preventivamente asesinados por orden de los mismos banqueros mafiosos.
Así, la Sinarquía Financiera Internacional, presidida y ocupada en pleno por sionistas, decide qué personas van a ocupar los cargos de secretario del tesoro de los EEUU o quiénes serán los ministros de economía de todos los países del mundo civilizado (UK, Alemania, Francia, Italia, Canadá...); e incluso de los países no tan civilizados. Lugares como España, por ejemplo, donde la Sinarquía Financiera Internacional designó en 2011 a Luis de Guindos, mangante ex-responsable de la quebrada Lehmann Brothers Europa, para hacer las veces de ministro director de la economía española, con el fin de que la mafia usuraria pudiera ordeñarle hasta el último céntimo. No es casualidad que todos los presidentes de la Reserva Federal, los 14 habidos, hayan sido y sean hebreos; y que la que sigue, Mrs. Yellen lo sea también. No es casualidad, desde luego.
Así, cuando algún político —díscolo, pagado de sí mismo, necio hasta el punto de pretender restablecer la soberanía nacional de su país— se niega a obedecer al gang de los financistas desprepuciados, es asesinado; o bien alguno de sus "incondicionales colaboradores" le atiza un golpe de estado y cambia su régimen por otro: no importa cuán genocida, cruel o intolerante sea, siempre resulta servil a los intereses de la Sinarquía Financiera Internacional. Ya se encargarán los medios de comunicación, información y propaganda del gran pesebre del doble-pensamiento de calificar al presidente depuesto (Allende, Hussein, Gaddaffi, Nasser o Mursi) como tenebroso dictador genocida; y al golpista como demócrata, luchador anti-fascista y gran defensor de los derechos humanos, aunque rebosen las fosas de los cementerios de víctimas de su represión.
Así, la democracia partitocrática no resulta ser más que una forma truculenta de suavizar la dictadura de los poderes fácticos financieros. La democracia burguesa, augur de la libertad de mercado y del libre comercio internacional, es el mejor modo de garantizar a los banqueros su poder sobre el mundo. Todo gobierno nacionalista, cuya fuerza motriz sea el amor a su patria —más socialista o menos, eso no es importante— es un escollo para que la sinarquía financiera internacional logre su preeminencia y su dominio mediante la simple manipulación de la contabilidad. Con su habilidosa ingeniería financiera, y con la inestimable colaboración de:
—todos los medios de información occidentales de importancia —atrapados en sus redes financieras—,
—la fábrica de los sueños y las ideas subliminales que es el cine —no solo Hollywood, sino el cine, en general, observad la etnia de la mayoría de actores, productores y directores—
—una red de sicarios capaces del asesinato selectivo o del genocidio, si es necesario, la mayor parte de ellos entrenados por el Mossad —no es broma: el Mossad entrena a las élites de las fuerzas represivas, incluyendo a los mandos de los Mossos de Esquadra catalanes—
y, como último recurso,
—las fuerzas armadas de los EEUU de Norteamérica para, so pretexto de "difundir la verdadera democracia e implantar el derecho a la felicidad de la mayoría", invadir y expoliar a lo países morosos de la banca internacional o a las naciones simplemente rebeldes a los designios de Sión, asesinando en masa a sus ciudadanos.
Con eso, digo, los sinarcas se ríen de nosotros en nuestras narices, seamos teócratas, demócratas, fascistas o ácratas. Y, lo mismo que pasa cuando sus delitos económicos vulneran estentóreamente el código penal, que se cambia este como un trapo de cocina sucio, cuando los ciudadanos nos atrevemos a protestar públicamente de manera que pueda recordar a cierta organización o movimiento popular, pulsan con su dedo el agujero del culo de los líderes partidarios de la casta política —igual que el pastor chifla al perro para que agrupe el ganado a mordiscos— y la hacen legislar contra la libertad de opinión, de ideología, de pensamiento, de manifestación y de expresión, que se supone que son derechos humanos fundamentales según la legislación internacional, pero que, al parecer, están escritos en el papel higiénico con el que Sión se limpia el culo después de obrar.
El mundo camina hacia la peor de las dictaduras, puesto que el régimen autócrata esconde su garrote tras la fachada de las ideologías, de los partidos y de la democracia liberal, lo que le garantiza la impunidad en sus crímenes.
Entonces, no queda al avisado lector más salida que el agnosticismo y la acracia fundamentada en la cultura y en la verdad. El ponerlo en duda todo y el luchar por la liberación personal que, a diferencia de la colectiva, no puede ser tan fácilmente coartada ni perseguida.
Este blog, acratas.net, pasa prácticamente desapercibido. Os perturban algo los sicarios controladores de opinión, esos siervos de Sión que, por interés o por ignorancia, ponen en marcha el ventilador de la insidia y la mentira —los mismos que tienen la osadía de tildarme a mí de fascista, cuando mi falta de fe en la humanidad me inhabilita obviamente para tamaño idealismo—. Pero no tenéis lectores suficientes como para provocar la represión: aquí se rechaza la violencia y no se difama. Como máximo, se pone en duda la denominada "versión oficial de la Historia" y se aportan opiniones encontradas. Por si fuera poco, les resultáis útiles. Jugáis el papel de testigos y de prueba viviente de la libertad de expresión. El día que cierren acratas.net, es que habréis acertado de pleno, aposta o por azar, en la grieta que, bien martilleada, haría desmoronarse el edificio financiero, mendaz y criminal, de la Sinarquía Financiera Internacional. Estaré muy atento ese día para releer lo que hayáis publicado recientemente.
En la conciencia de que no puede haber libertad sin conocer antes la verdad, sus fundamentos y sus consecuencias, os deseo, desde mi humilde tonel, salud y acracia, pues, sea por sus causas o por sus efectos, toda forma de orden es siempre un crimen.
DIÓGENES SINÓPTICO
"El Infinito concibió un Deleite sin límite en Sí mismo y surgieron los Mundos y los Universos." "No creas que la luz la crean los soles. Los soles son la concentración física de la Luz, pero el esplendor que concentran está en todas partes". "Al igual que la luz de una estrella alcanza la Tierra centenares de años después de que haya dejado de existir, también el evento que ya ha sucedido en Brahman al principio se manifiesta ahora en nuestra experiencia material." Sri Aurobindo
Solzhenitsyn
“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn
Izquierda-Derecha
El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)
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