Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 5 de septiembre de 2014

Las atrocidades de la OTAN, la CIA y el Mossad: cincuenta años de falsas banderas (1). De Gladio a AlQaeda

OTAN-CIA-MOSSAD

LOS ANTECEDENTES DEL TERRORISMO DE ESTADO GLADIO-OTAN EN LOS AÑOS SETENTA Y OCHENTA DEL SIGLO XX

En realidad, las llamadas “falsas banderas” llevan poniéndose en práctica desde hace más de cincuenta años aunque, estrictamente, el diseño de la estrategia de tensión de la OTAN-Gladio, propiamente anticomunista, comenzó a gestarse a mediados de los años sesenta y se extendió hasta bien entrados los años ochenta del siglo pasado. Supuestamente, el cometido inicial de Gladio era contener una posible invasión de la URSS en territorio de Europa Occidental. Pero esa ficticia “penetración” soviética, que sería evitada mediante los llamados grupos de “retaguardia” (stay-behind), no era nada más que el resultado de una tapadera ideológica para el verdadero fin de la OTAN-Gladio: la creación de bandas terroristas cuyo cometido no sería otro que el de liquidar la posible influencia del socialismo soviético y chino en los países de la Europa atlantista, mediante lo que se dio en llamar “estrategia de tensión”, esto es, llevar a cabo atentados terroristas indiscriminados contra la población civil, asesinatos de líderes políticos, sabotajes contra instalaciones y edificios gubernamentales e infiltración en movimientos de ideología comunista u organizaciones armadas de izquierda. Capítulo aparte merecería reseñar el holocausto cometido por una de las “primas donnas” de Gladio: la CIA, quien por sus acciones directas o indirectas ha sido responsable (desde su creación) de la escalofriante cifra de al menos seis millones de muertos en todo el mundo, como consecuencia de su apoyo a grupos criminales o regímenes que han sido hostiles a EEUU. Un buen recopilatorio de las masacres de la agencia americana lo tenemos en el Memorial de Atrocidades de la CIA del activista Steven Kangas, quien fue asesinado, con toda seguridad, por los aparatos policíacos del Estado norteamericano.
Agentes de los servicios de inteligencia de la OTAN y de los servicios de espionaje de EEUU (CIA), Alemania Federal (BND), Italia (SISMI) y el Reino Unido (MI5) construyeron una red europea de mercenarios de ideología fascista con el parapeto de los servicios secretos policiales de los distintos Estados donde se cometieron los crímenes. La red neofascista fue reclutada en diversos países: Francia, Italia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Turquía e incluso de una España inmersa todavía en plena dictadura franquista, a través del servicio de espionaje SECED, (después CESID, hoy CNI). Las operaciones se llevaron a cabo con financiación, entrenamiento y suministro de arsenal de guerra de la OTAN para ejecutar actos criminales de “falsa bandera”. Los atentados indiscriminados de la red terrorista Gladio comenzaron, “extra-oficialmente”, en 1969 con la colocación de una bomba en la Plaza Fontana de Milán, que ocasionó la muerte de catorce personas, al que siguieron los de Peteano (Italia) con el asesinato de un “carabinieri” italiano, el secuestro y asesinato del dirigente democristiano italiano Aldo Moro y el crimen contra el socialdemócrata sueco Olof Palme, las matanzas indiscriminadas de Brabant (Bélgica) la masacre de la estación de tren de Bolonia en 1980 (85 muertos) o las bombas en la Oktoberfest de Munich (13 muertos), por citar algunos de los más relevantes. Otro de los objetivos de Gladio fue el manipular a grupos izquierdistas e incitarles a cometer asesinatos, previamente orquestados por los servicios de inteligencia de Gladio. Inclusive, algaradas santificadas por la “progresía” de ayer y de hoy, como la rebelión-pufo estudiantil de mayo del 68, fueron un más que probable montaje de Gladio para espolear la criminalización y represión contra la izquierda en Europa. Las operaciones de guerra psicológica eran tan importantes, o más, que el amedrentamiento-asesinato sobre los ciudadanos a base de bombas.
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Uno de los atentados de mayor repercusión política y mediática de Gladio fue el secuestro y asesinato de Aldo Moro (junto al del líder sueco Olof Palme, también cometido por Gladio). Aldo Moro era el dirigente de la Democracia Cristiana italiana en 1977 cuando, supuestamente, miembros de las Brigadas Rojas, el grupo armado de Toni Negri, le secuestró y, después de un cautiverio de varios días, lo acribilló a balazos. Pero años después, con el descubrimiento de la rama terrorista Gladio de la OTAN, se supo que elementos de los servicios secretos italianos, infiltrados en las Brigadas Rojas, fueron los inductores del asesinato-, asesorados por los servicios de inteligencia de la OTAN. A las Brigadas Rojas, que estaban siendo manipuladas por Gladio (al igual que la RAF en Alemania) no fue difícil adjudicarles el sambenito del crimen. Había que evitar a toda costa el pacto que tenían preparado Aldo Moro y un Partido Comunista italiano (PCI) que, aunque no era prosoviético, sino eurocomunista como el del pastelero español Santiago Carrillo, se veía como una seria amenaza a la permanencia de Italia en la OTAN. Kissinger, el conocido judío genocida, ya habría amenazado a Moro para que se apartase del PCI. De este modo, endosando el asesinato a una organización comunista (las Brigadas Rojas), la estrategia de tensión o shock, calaría de lleno en una población que sería refractaria a la ideología comunista e impediría el ascenso de una fuerza política que, supuestamente, podría constituir una seria “amenaza” al sistema capitalista militar pro-americano y mafioso imperante en Italia. Existe abundante literatura sobre las actividades criminales de Gladio en Europa (Daniele Ganser, Richard Cottrell) que, además, se han señalado en otras entradas de este blog (en Política RDA), por lo que no voy a seguir incidiendo en este sentido. Sólo mencionar unas palabras del ex cabecilla terrorista de Gladio, el italiano Vicenzo Vinciguerra (quien terminó en la cárcel por “cantar” más de lo debido) y cuya verosimilitud no puede ponerse en duda.
“Detrás de los terroristas había mucha gente que actuaba en la sombra, gente que pertenecía o colaboraba con los aparatos de seguridad. Yo afirmo que todos los atentados perpetrados después de 1969 eran parte de una misma estrategia”, dijo Vinciguerra.
Resulta curioso comprobar el cinismo de algunos medios controlados por los imperios mediáticos occidentales cuando se sacaron a la luz, pocos años después del fin “oficial” de la guerra fría,  los crímenes de la OTAN y las agencias de espionaje de EEUU y Europa. Se trataba de justificar, de alguna forma, que aquellos hechos acontecieron en un momento “difícil” y que ahora (en los años noventa) el mundo era “mejor” y más “seguro”. Un documental de la BBC de 1992 (Operation Gladio), habló en este sentido. Trataba de engatusar malamente a la audiencia introduciendo subrepticia y habilidosamente una especie de depuración amnésica sobre aquellos hechos. La BBC, el Washington Post o el New York Times no van a ser, precisamente, los encargados de desfalsificar el terrorismo de Estado de sus países. Como bien señalan algunos, el gigante mediático BBC no es más que otro ejemplo de medio hegemónico con un claro objetivo de “control social”, sobre todo sabiendo que ese celebrado canal de comunicación inglés recibe cada año financiación del Departamento de Estado de EEUU de varios millones de dólares por lo que su línea ideológica no puede ser otra que la de guiar el discurso por los cauces “políticamente correctos” que interesan a EEUU y la OTAN.

AL-QAEDA, EL EJÉRCITO SECRETO DE LA OTAN EN AFGANISTÁN Y YUGOSLAVIA.

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El español Javier Solana, jefe terrorista de la OTAN en la “guerra” de Yugoslavia (por desgracia nunca fue enviado a prisión)
La OTAN y la CIA no tenían solamente el objetivo estratégico de sembrar el caos y el terror en Europa occidental, a través de sus esbirros de Gladio, para contener el avance de los partidos comunistas o socialistas marxistas occidentales. Sus aspiraciones imperiales geoestratégicas iban mucho más allá que desestabilizar y minar a las organizaciones de la izquierda europea. Encontraron un prometedor filón en el “yihadismo” talibán de AlQaeda y Bin Laden. Movimiento, el integrismo islámico, con un potencial manipulable, destructivo y de militancia teóricamente más ciega, que la más dispersa y efímera del neofascismo europeo. No tardaron en los cuarteles generales otanianos de promover deliberadamente el “yihadismo” en un conflicto armado: Afganistán, en 1979, lo que motivó la intervención militar de la URSS en ayuda de aquel país amigo. Porque, hay que convenir que eso de que la URSS “invadió” el país afgano no ha sido más que otra fábula propagandística que se inventaron en la OTAN para que los medios controlados se encargasen de engañar a la opinión pública. No hubo tal invasión. El diseño de aquella guerra, contra un enemigo que combatía con tácticas de guerrilla y no como un ejército regular, se hizo con el ánimo de conseguir el desfondamiento, militar y económico, del país soviético.
La guerra de “desgaste” auspiciada por la OTAN en Afganistán tuvo su ideólogo en el halcón norteamericano de origen polaco Zbigniev Brzezinski, el arquitecto formal y gran criminal que ha estado detrás de todas las políticas imperiales de EEUU en el mundo, durante los últimos cuarenta años, junto a Henry Kissinger. El arrogante Brzezinski se ha declarado él mismo, varias veces, promotor de la “guerra” de Afganistán y padre fundador del fundamentalismo islámico de AlQaeda, organización que ha tenido múltiples denominaciones o marcas “blancas” en los últimos años (Ejército de Liberación de Kosovo, Grupo de Combate Islámico Libio,  Ejército Libre de Siria, Estado Islámico de Irak y el Levante, AlQaeda para el Magreb, etc..).
La llamada guerra (agresión) de Yugoslavia que inició el complejo militar industrial de EEUU y la OTAN se hizo para, supuestamente, detener una guerra civil que estaba alcanzando dimensiones de “genocidio étnico”. Aspecto este último que fue impulsado convenientemente desde Europa y EEUU y que terminó, finalmente, por desmembrar Yugoslavia y convertirla en mini-Estados fácilmente maleables por países como Alemania, una de las principales instigadoras del artificial conflicto de los Balcanes. El episodio sangriento yugoslavo alcanzó unas cotas de desinformación y manipulación, por parte de los “media” occidentales, verdaderamente brutales, tanto como los “daños colaterales” (asesinatos deliberados)  ocasionados por los aviones de la OTAN a los serbios, los demonizados por Occidente. El neohitlerianismo alemán de Helmut Kohl, henchido de gloria por la reciente anexión de la RDA, fue uno de los que más activamente trabajó para dinamitar Yugoslavia y convertir a sus Estados resultantes en marionetas de la OTAN.
La CIA y el servicio secreto alemán, BND, de preclaro pasado y presente nazi, organizaron la “ayuda” a los nacionalistas croatas, una suerte de “nuevos ustachi” (en el II Guerra Mundial, los ustachi croatas fueron las sanguinarias milicias que sirvieron de apoyo a los ejércitos de Hitler en Yugoslavia). Pero la financiación iba mucho más allá. Se necesitaban redes terroristas de corte “islámico” para potenciar el conflicto y provocar un artificial “caos étnico”. La CIA y el BND suministraron armamento a grupos terroristas como el UCK (Ejército de Liberación de Kosovo), un cártel de violentos mafiosos que traficaban con droga y eran especialistas en matanzas.
Se ha escrito largo y tendido sobre esta vergüenza yugoslava que perpetraron países con marchamo de “demócratas” pero con un alto perfil de genocidas. Desde la disidencia informativa (Michel Collon) se han desmontado  todos los bulos que propagaron los lacayos mediáticos del capital financiero, quienes trataron de demonizar al máximo al presidente yugoslavo, el nacionalista Slobodan Milosevic, retratándolo como un nuevo Hitler, como autor de una limpieza “étnica” que fue promovida precisamente por los mismos que gestaron el drama yugoslavo. Los terroristas de la OTAN dejaron en Yugoslavia, con sus bombas y sus ejércitos mercenarios radicales-islámicos un reguero de muerte, destrucción, violaciones masivas, decapitaciones, masacres e innumerables crímenes de guerra, además de un cúmulo de incontables falsedades mediáticas. Esta, y no otra, fue la “intervención militar humanitaria” en Yugoslavia por parte de dos probados criminales de guerra, Bill Clinton, como presidente “usaco” y Javier Solana, como secretario general de la Alianza Atlántica.

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