Boletín Armas para defender la salud nº 247
El mayor palo a las multinacionales de transgénicos
Alfredo Embid
Actualmente Rusia ha prohibido totalmente los transgénicos basándose en su nocividad demostrada por científicos de la Academia de Ciencias rusa que ya publicamos Boletín 68
”Los alimentos transgénicos relacionados con aumentos de la esterilidad y de la mortalidad infantil. Un nuevo estudio de la Academia de Ciencias rusa demuestra que la tercera generación de mamíferos alimentados con soja transgénica, ya no son capaces de reproducirse.”.[1]
En Febrero de 2013 Putin declaró que los ciudadanos rusos deben estar protegidos contra ellos. La medida entrará en vigor en julio 2014. [2] Además se ha sometido al parlamento una ley ligando su producción y distribución al terrorismo.[3]
En China hay una caída drástica en las importaciones de maíz estadounidense, este año las importaciones se desplomaron en un 85%.[4] China además el año pasado se ha negado a desembarcar envíos de ellos provenientes de EEUU.
Notas:
[1] Boletín 68
Los alimentos transgénicos relacionados con aumentos de la esterilidad y de la mortalidad infantil. Un nuevo estudio de la Academia de Ciencias rusa demuestra que la tercera generación de mamíferos alimentados con soja transgénica, ya no son capaces de reproducirse. Este estudio confirma los resultados de muchos otros anteriores. Variedades transgénicas para reducir la población directamente. Monsanto “ayuda” a Haití. Alfredo Embid.
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads68.htm
[2] C’est officiel! La Russie interdit complètement les OGM Russia Today Mondialisation.ca, 22 avril 2014
http://www.mondialisation.ca/cest-officiel-russie-interdit-completement-les-ogm/5378757
[3] Moscow Outlaws Monsanto. “Russia puts GMO Genie back in the Bottle” F. William EngdahlGlobal Research, May 20, 2014 http://www.globalresearch.ca/moscow-outlaws-monsanto-russia-puts-gmo-genie-back-in-the-bottle/5382971
[4] China da la espalda al maíz transgénico de EE.UU.12 jun 2014 | 23:18 GMT Última actualización: 12 jun 2014 | 23:18 GMT http://actualidad.rt.com/actualidad/view/130954-china-vuelve-espalda-maiz-transgenico-eeuu
Diputados rusos: "Tratemos a los productores de OGM dañinos como a terroristas"
Notas:
[1] Boletín 68
Los alimentos transgénicos relacionados con aumentos de la esterilidad y de la mortalidad infantil. Un nuevo estudio de la Academia de Ciencias rusa demuestra que la tercera generación de mamíferos alimentados con soja transgénica, ya no son capaces de reproducirse. Este estudio confirma los resultados de muchos otros anteriores. Variedades transgénicas para reducir la población directamente. Monsanto “ayuda” a Haití. Alfredo Embid.
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads68.htm
[2] C’est officiel! La Russie interdit complètement les OGM Russia Today Mondialisation.ca, 22 avril 2014
http://www.mondialisation.ca/cest-officiel-russie-interdit-completement-les-ogm/5378757
[3] Moscow Outlaws Monsanto. “Russia puts GMO Genie back in the Bottle” F. William EngdahlGlobal Research, May 20, 2014 http://www.globalresearch.ca/moscow-outlaws-monsanto-russia-puts-gmo-genie-back-in-the-bottle/5382971
[4] China da la espalda al maíz transgénico de EE.UU.12 jun 2014 | 23:18 GMT Última actualización: 12 jun 2014 | 23:18 GMT http://actualidad.rt.com/actualidad/view/130954-china-vuelve-espalda-maiz-transgenico-eeuu
Diputados rusos: "Tratemos a los productores de OGM dañinos como a terroristas"
Un proyecto de ley presentado en el Parlamento ruso contempla la introducción de condenas, incluidas duras penas de cárcel, para los productores de organismos genéticamente modificados (OGM) perjudiciales para la salud o el medioambiente.
El documento presentado esta semana en la Duma Estatal busca modificar la ley de regulación de los OGM en Rusia, y prevé la introducción de medidas disciplinarias contra personas y empresas que producen o distribuyen productos biotecnológicos nocivos, así como contra funcionarios que no controlen adecuadamente ese proceso.
Según las nuevas medidas, se propone iniciar un proceso penal contra las empresas dedicadas al suministro a Rusia de OGM no seguros. Los impulsores del proyecto de ley dicen que el castigo por esas acciones debe ser comparable a las penas asignadas a los delitos de terrorismo, ya que los perpetradores actúan con conocimiento y causan daño a muchas personas.
"Cuando se comete un acto terrorista, varias personas resultan heridas. Pero los productos OGM pueden causar daños a decenas y centenares de personas. Las consecuencias son mucho peores, por lo que el castigo debe ser proporcional al delito", dijo a RT el coautor de la legislación, Kiril Cherkásov, miembro del Comité de Agricultura de la Duma Estatal.
De acuerdo con el proyecto de ley, los delitos menos graves relacionados con los OGM deben sancionarse con multas.
Rusia dio luz verde a la importación de OGM y la siembra de semillas genéticamente modificadas en el marco de su adhesión a la Organización Mundial del Comercio, pero las autoridades rusas se mantienen escépticas sobre este tipo de productos y siguen oponiéndose a la importación de alimentos transgénicos, diciendo que el país tiene suficientes tierras de cultivo como para producir alimentos no modificados.
Fuente:
Diputados rusos: "Tratemos a los productores de OGM dañinos como a terroristas" Publicado: 16 may 2014 | 1:54 GMT Última actualización: 16 may 2014 | 1:54 GMT
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/128202-duma-rusia-gmo-castigo-terroristas
Fuente:
Diputados rusos: "Tratemos a los productores de OGM dañinos como a terroristas" Publicado: 16 may 2014 | 1:54 GMT Última actualización: 16 may 2014 | 1:54 GMT
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/128202-duma-rusia-gmo-castigo-terroristas
Dmitri Medvédev: "Rusia no va a importar productos OGM"
El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, está seguro de que el país tiene suficiente espacio y recursos para producir alimentos orgánicos y renunciar al consumo de alimentos modificados genéticamente.
Moscú no tiene razones para producir alimentos genéticamente modificados o importarlos, dijo Medvédev este sábado en un encuentro con diputados de los asentamientos rurales rusos.
"Si a los estadounidenses les gusta comer productos OGM, que los coman entonces. No necesitamos hacer eso. Tenemos suficiente espacio y oportunidades para producir alimentos", aseguró.El primer ministro dijo que ordenó la vigilancia generalizada del sector agrario. Añadió que a pesar de las restricciones bastante estrictas, una cierta cantidad de productos OGM y semillas han llegado al mercado ruso.
Este mismo sábado el ministro de agricultura ruso, Nikolái Fiódorov, también declaró que Rusia debe permanecer libre de productos modificados genéticamente.
A finales de febrero, el Parlamento ruso pidió al Gobierno imponer una prohibición de todos los productos genéticamente modificados en Rusia.
El Comité de Agricultura de la Duma Estatal apoya la prohibición sobre el registro y comercialización de OGM.
Fuente:
Dmitri Medvédev: "Rusia no va a importar productos OGM"
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/124478-medvedev-rusia-alimentos-ogm
Boletines anteriores sobre los transgénicos
Boletín 236
Mentiras genéticas ¿QUÉ SON LOS GENES? Máximo Sandín, Biólogo Nuevas investigaciones sobre el papel de virus y bacterias en su cooperación para el mantenimiento de la vida.
2 videos de Máximo Sandín.
Boletín 231 Entrevista al Dr. Thierry Vrain: las plantas transgénicas producen proteínas distintas a lo que era de esperar 3 VIDEOS (Inglés)
Boletín 229
Marcha contra Monsanto El planeta marchará contra Monsanto, 12 de Octubre 2013 Transgénicos y Seguridad alimentaria. Foro Internacional China 9 - 13 de julio 2013.
Los consumidores chinos rechazan los transgénicos Transgénicos: Nathanael Johnson engaña a los lectores de Grist
Michael Antoniou La pesadilla de los transgénicos
Máximo Sandín
Boletín 211
El mundo contra Monsanto
La modificación genética reduce la productividad de los cultivos y aumenta el uso de agrotóxicos
Las corporaciones de transgénicos contra la salud
Los transgénicos y el monopolio sobre las semillas contra los agricultores
Monsanto fuera de la ley de su propio país
Monsanto contrata la empresa de mercenarios Blackwater
Pero no es sólo Monsanto
La política cómplice del gobierno con la compañía revela su auténtico papel
Controlar la política agrícola y la población mundial
Alfredo Embid
Semillas de suicidio: Las semillas transgénicas de Monsanto y el holocausto de los agricultores indios
Dr. Vandana Shiva
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads211.htm
Boletín 197
INGENIERÍA GENÉTICA, ¿SUEÑO O PESADILLA? INGENIERÍA GENÉTICA, ¿SUEÑO O PESADILLA? Mae Wan-Ho / Otrabiologia VIDEO: OGM a go gó
Natural News / Infomatic Films Se descubre un gen de un virus en los cultivos transgénicos
Dra. Mae-Wan Ho http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads197.htm
Boletín 172
Monsanto otra vez condenada sigue envenenándote. Monsanto va de culo, ahora también en Francia. Quien es Monsanto. Alfredo Embid El mundo según Monsanto [VIDEO] Glifosato y Roundup: Muerte por Envenenamiento Múltiple Dra. Mae-Wan Ho y Brett Cherry. http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads172.htm
Boletín 102
Gilles E.Seralini: "La ciencia independiente triunfó sobre la industria de los transgénicos". Mae-Wan Ho. Institute for Science in Society
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads102.htm
Boletín 101
BAYER malvende viejos pesticidas. ¿Responsables del síndrome del aceite tóxico en España? / OMS: “extremadamente peligrosos” / "¡Se ha de poner fin de una vez por todas a la producción!” Coordinadora contra los Peligros de Bayer CBG
Documentación sobre Bayer y el síndrome tóxico mal llamado de la Colza en España
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads101.htm
Boletin 85
La soja produce malformaciones fetales Otro palo al lobby transgénico. La soja modificada genéticamente ademásde esterilidad, produce malformaciones fetales según un estudio científico internacional
Alfredo Embid. Entrevista con Andrés Carrasco jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires e investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Soja Transgénica ¿Sostenible? ¿Responsable?
Michael Antoniou, Paulo Brack, Andrés Carrasco, John Fagan, Mohamed Habib,
Paulo Kageyama, Carlo Leifert, Rubens Onofre Nodari, Walter Pengue
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads85.htm
Boletín 82
La catástrofe de los organismos modificados genéticamente en Estados Unidos, una lección para el mundo F. William Engdahl
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads82.htm
Boletín 68
Los alimentos transgénicos relacionados con aumentos de la esterilidad y de la mortalidad infantil. Un nuevo estudio de la Academia de Ciencias rusa demuestra que la tercera generación de mamíferos alimentados con soja transgénica, ya no son capaces de reproducirse. Este estudio confirma los resultados de muchos otros anteriores. Variedades transgénicas para reducir la población directamente. Monsanto “ayuda” a Haití. Alfredo Embid.
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads68.htm
Boletín 60
El poder corporativo y la frontera final en la mercantilización de la vida
¿De quién es la naturaleza? Etcgroup
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/poderCorporativo.htm
Boletín 22
Alimentos genéticamente modificados. Academia Americana de Medicina Ambiental.
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/transgenicos.htm
Boletín 21
Una mala y dos buenas noticias sobre los transgénicos: Primera parte: Epidemia de dengue por los cultivos de soja de Monsanto. Crecen las evidencias de los efectos nocivos del glifosato sobre la salud.
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/sojamonsanto.htm
Boletín 21
Segunda parte: La Academia Estadounidense de Medicina Ambiental acaba de reconocer los efectos nocivos de los alimentos transgénicos sobre la salud. La venganza de la naturaleza. El amaranto jode a Monsanto. Contraproductividad de la industria de los transgénicos. Alfredo Embid.
http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/sojamonsanto2.htm
EL FUTURO DE LA BIOLOGÍA, EL FUTURO DE LA HUMANIDAD
Dr. Máximo Sandín Domínguez
UNA SITUACIÓN PREOCUPANTE
La Biología ha sido calificada como “la ciencia del Siglo XXI”. Los grandes medios de comunicación no se cansan de informarnos de los grandes logros que se esperan de las nuevas aplicaciones derivadas de los progresos en la manipulación de los fenómenos naturales, de la información genética, o de la “creación” de bacterias y virus… De que el Hombre está en el camino de dominar, de controlar a la Naturaleza y hasta de dirigir la evolución. Sin embargo, si observamos con detenimiento la situación de la Biología nos encontramos con una realidad que, desde el punto de vista científico resulta preocupante: Detrás de estas grandes esperanzas (o mejor, de estos grandes intereses) existe una enorme confusión en las bases teóricas de la Biología. Las que deberían aportar consistencia científica a estas actividades (o a estas pretensiones). Las que nos deberían permitir saber qué estamos haciendo cuando manipulamos procesos naturales. Predecir las consecuencias.
Pero, según la base teórica “asumida por la mayor parte de la comunidad científica”, las consecuencias son, por definición, impredecibles. Como ilustración de esta afirmación cito una frase de un prestigioso científico que, desde el punto de vista de los descubrimientos que se están produciendo sobre el control de la información genética y sobre las actividades de bacterias y virus en la Naturaleza, resulta escalofriante: Como la evolución es al azar, estas manipulaciones no son más que una aceleración de los procesos que se producen en la Naturaleza. Como consecuencia de esta concepción de lo que debe de ser la base teórica de una aplicación práctica, de una tecnología, sus aplicaciones se llevan a cabo mediante una metodología inconcebible en cualquier otra disciplina científica: el llamado “tiro a boleo”, es decir, las manipulaciones y alteraciones de procesos biológicos sin la menor capacidad de predicción de los resultados. Y esta es la mentalidad que subyace en aplicaciones como el ensayo de 16000 compuestos químicos para encontrar un fármaco que “mate” a las “células madre del cáncer” hasta dar con la salinomicina, pero sin la menor idea del motivo de su funcionamiento ni de sus consecuencias a largo plazo, o de la “fertilización” de los mares con hierro para aumentar la población de bacterias asimiladoras de dióxido de Carbono, que condujo a un crecimiento masivo de copépodos, una acidificación de las aguas y un grave desequilibrio ecológico, o de la activación de un virus supuestamente “dormido” en los riñones como reacción a un tratamiento contra la esclerosis múltiple, o de la introducción de genes foráneos en distintos organismos con las consecuencias inesperadas de la recombinación de las secuencias introducidas con las de los organismos receptores….
Parece razonable una reflexión sobre cual puede ser el motivo de que precisamente en la Biología, que es la disciplina científica que más ha progresado en conocimientos, especialmente durante el último decenio del pasado siglo y los primeros años de este, no disponga de una base teórica que permita predecir, al menos con una cierta seguridad o, al menos aproximación, el resultado de las aplicaciones de estos conocimientos.
UNA CIENCIA SIN BASE CIENTÍFICA
Aunque una revisión histórica de las circunstancias que rodearon el nacimiento de la base teórica de la Biología asumida por la mayor parte de la comunidad científica, es decir, el darwinismo, puede ser muy informativa en este aspecto, nos limitaremos en este caso a una valoración de su contenido científico y del alcance de su capacidad explicativa: La publicación de “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia” tuvo, como sabemos, un enorme éxito social, pero para los expertos en evolución, por entonces llamados “lamarckianos” (Harris,1985), la selección natural no pasaba de ser una extrapolación inadecuada de un fenómeno que no tenía la menor relación con sus observaciones de la Naturaleza, y en el ambiente científico no llegó a arraigar.
Para el zoólogo evolucionista St. George Mivart, “Lo que se puede alegar, se puede sintetizar de ésta manera: que la “selección natural” es incapaz de explicar las etapas incipientes de las estructuras útiles; que no armoniza con la coexistencia de estructuras muy similares de diverso origen; que hay fundamentos para pensar que las diferencias específicas se pueden desarrollar súbita y no gradualmente; que la opinión de que las especies tienen límites definidos, aunque muy diferentes para su variabilidad todavía es sostenible; que ciertas formas fósiles de transición todavía están ausentes, cuando cabría esperar que estuviesen presentes/ ... /que hay muchos fenómenos notables de las formas orgánicas sobre los cuales la “selección natural no arroja la menor luz”. (Mivart, 1871).
En cualquier caso, las conclusiones con que Darwin finaliza su libro eran cualquier cosa menos una propuesta científica clara: “Estas leyes, tomadas en un sentido más amplio, son crecimiento con reproducción; herencia que casi va implícita en la reproducción; variabilidad, resultado de la acción directa e indirecta de las condiciones de vida y del uso y desuso; aumento en una proporción tan alta, que conduce a una lucha por la existencia, y como consecuencia, a la selección natural, la cual trae consigo la divergencia de carácter y la extinción de las formas menos mejoradas”.(“El origen de las especies” pág. 560). Es decir, según esta exposición, la variabilidad era resultado de la acción directa e indirecta de las condiciones de vida y del uso y desuso, lo cual haría innecesaria la selección natural para promover la adaptación al ambiente. Sin embargo, al parecer, adicionalmente, la “lucha por la existencia” traería como consecuencia la selección natural.
En cuanto a la implicación del azar en la variabilidad de los organismos, Darwin lo explica así: He hablado hasta aquí como si las variaciones, tan comunes y multiformes en los seres orgánicos en estado de domesticidad y no tan comunes en los silvestres, fueran debidas a la casualidad. Innecesario es decir que este término es completamente inexacto y que sólo sirve para reconocer paladinamente nuestra ignorancia de la causa de cada variación particular (pág. 149). Es decir, lo que realmente significaba el azar para Darwin era desconocimiento. Sin embargo, para algunos científicos, estas especulaciones seguían siendo insuficientes para explicar los cambios de organización. A principios del pasado siglo, los genetistas como De Vries y Bateson, a pesar de lo poco que se conocía de genética por entonces, eran conscientes de que la variabilidad normal existente en los organismos no era suficiente para traspasar los límites de la especie, incluso bajo una fuerte selección artificial y propugnaban que los cambios genéticos evolutivos deberían de ser forzosamente grandes y bruscos (Ayala, 1999). La respuesta a estos cuestionamientos llegó en forma de fórmulas matemáticas, según nos cuenta Richard Milner (1995) en su “Diccionario de la evolución”: “R. C. Punnet, expuso el problema a su amigo G. H. Hardy, profesor de matemáticas en la Universidad de Cambridge, quien, según se dice, escribió la solución en el puño de la camisa mientras comía. Como la consideró muy elemental, Hardy se negó a presentarla en una publicación que normalmente leerían sus colegas matemáticos, por lo que Punnett la expuso en una revista de biología. Fue la única incursión de Hardy en la genética (?). La solución obtenida por el profesor Hardy fue que la simple expresión binomial (p2 +2pq + q2) = 1 describe la proporción de cada genotipo en la población, donde p representa el alelo dominante (A), q el recesivo (a) y (p + q) = 1”. Y este curioso método científico fue el que dio origen a la Genética de poblaciones, la base teórica de la Síntesis “moderna”. La versión “actualizada” del darwinismo. En palabras de Ernst Mayr (1997): “Los matemáticos demostraron convincentemente que, incluso mutaciones con ventajas relativamente pequeñas, eran favorecidas por la selección, y sus hallazgos ayudaron a superar varias objeciones a la selección natural”. Es decir, la “demostración” de cómo una pequeña mutación al azar podría ser fijada por la selección natural, en el caso de que esta mutación confiriese una “ventaja adaptativa” sobre el resto de su especie al individuo poseedor de ella, fue elaborada por matemáticos mediante fórmulas basadas en las probabilidades de obtener cara o cruz en una moneda lanzada al aire. Unos cálculos apoyados en una concepción simplificada de la transmisión de la información genética, es decir, la consideración de los genes como unidades discretas e independientes, responsables, cada uno, de “un carácter” y situadas en los cromosomas como las cuentas de un collar, que ya se sabía falsa por entonces, se convirtieron en la “demostración” de la actuación de la selección natural como mecanismo de la evolución de los seres vivos. Al parecer, con esto es suficiente para explicar la totalidad del proceso evolutivo.
En definitiva, no parece infundado afirmar que nunca ha existido una teoría de la evolución darwinista enunciada, formulada con claridad y basada en datos observables en la Naturaleza. Es decir, una teoría que permita explicar los grandes cambios morfológicos, genéticos, y fisiológicos que se han producido a lo largo de la evolución de la vida. Y es por esto por lo que no resulta fácil discutir o rebatir el darwinismo. Porque lo que se asume como base teórica de la Biología no es exactamente una teoría claramente formulada. Es una concepción de los fenómenos naturales según la cual existe un ente abstracto pero omnipotente llamado selección natural que, de ser un fenómeno mecánico limitado a la supervivencia diferencial de unos animales o plantas sobre otros (los “más aptos”) ha pasado a convertirse en un poder ubicuo que actúa en todos los niveles de los procesos biológicos (ecosistémicos, específicos, orgánicos, celulares, moleculares), en general mediante una implacable competencia (aunque con distintas excepciones y versiones para cada situación particular), de modo que la existencia de cualquier ecosistema, organismo, estructura o proceso molecular, por complejo que sea, se ha producido por la selección natural, eso sí, actuando sobre pequeños cambios graduales y, sobre todo, “al azar”. El resto de la evolución sería “la acumulación de estos pequeños cambios con el tiempo”, por lo que no es susceptible de verificación experimental. Se podría concluir que los fundamentos de la teoría que pretende explicar científicamente el fenómeno de la vida son dos conceptos tan etéreos y huidizos como “el azar” y “el tiempo”.
La consecuencia de esta concepción de lo que debe de ser una base teórica científica es que cualquier nuevo descubrimiento, por complejo que sea, es susceptible de ser incluido en ella, porque es explicable de una manera muy sencilla: si existe es porque “ha sido seleccionado”. Pero como, desde un punto de vista científico, resulta poco verosímil que una sola explicación tan sencilla sea suficiente para explicar “todo” (por ejemplo, la Mecánica cuántica sólo explica los fenómenos físicos a pequeña escala y la Teoría de la relatividad, solamente los explica a gran escala), y más si tenemos en cuenta que los fenómenos biológicos son más complejos que los fenómenos físicos, porque han de cumplir todas sus leyes y, además, tienen las capacidades de autoorganización, reproducción, y comunicación con el entorno, parece razonable pensar que una teoría científica que pretende dar una explicación a fenómenos de tan extraordinaria complejidad no puede estar basada en explicaciones simples, sino que seguramente han de ser tan complejas como nos indican los datos.
En cuanto a la implicación del azar en la variabilidad de los organismos, Darwin lo explica así: He hablado hasta aquí como si las variaciones, tan comunes y multiformes en los seres orgánicos en estado de domesticidad y no tan comunes en los silvestres, fueran debidas a la casualidad. Innecesario es decir que este término es completamente inexacto y que sólo sirve para reconocer paladinamente nuestra ignorancia de la causa de cada variación particular (pág. 149). Es decir, lo que realmente significaba el azar para Darwin era desconocimiento. Sin embargo, para algunos científicos, estas especulaciones seguían siendo insuficientes para explicar los cambios de organización. A principios del pasado siglo, los genetistas como De Vries y Bateson, a pesar de lo poco que se conocía de genética por entonces, eran conscientes de que la variabilidad normal existente en los organismos no era suficiente para traspasar los límites de la especie, incluso bajo una fuerte selección artificial y propugnaban que los cambios genéticos evolutivos deberían de ser forzosamente grandes y bruscos (Ayala, 1999). La respuesta a estos cuestionamientos llegó en forma de fórmulas matemáticas, según nos cuenta Richard Milner (1995) en su “Diccionario de la evolución”: “R. C. Punnet, expuso el problema a su amigo G. H. Hardy, profesor de matemáticas en la Universidad de Cambridge, quien, según se dice, escribió la solución en el puño de la camisa mientras comía. Como la consideró muy elemental, Hardy se negó a presentarla en una publicación que normalmente leerían sus colegas matemáticos, por lo que Punnett la expuso en una revista de biología. Fue la única incursión de Hardy en la genética (?). La solución obtenida por el profesor Hardy fue que la simple expresión binomial (p2 +2pq + q2) = 1 describe la proporción de cada genotipo en la población, donde p representa el alelo dominante (A), q el recesivo (a) y (p + q) = 1”. Y este curioso método científico fue el que dio origen a la Genética de poblaciones, la base teórica de la Síntesis “moderna”. La versión “actualizada” del darwinismo. En palabras de Ernst Mayr (1997): “Los matemáticos demostraron convincentemente que, incluso mutaciones con ventajas relativamente pequeñas, eran favorecidas por la selección, y sus hallazgos ayudaron a superar varias objeciones a la selección natural”. Es decir, la “demostración” de cómo una pequeña mutación al azar podría ser fijada por la selección natural, en el caso de que esta mutación confiriese una “ventaja adaptativa” sobre el resto de su especie al individuo poseedor de ella, fue elaborada por matemáticos mediante fórmulas basadas en las probabilidades de obtener cara o cruz en una moneda lanzada al aire. Unos cálculos apoyados en una concepción simplificada de la transmisión de la información genética, es decir, la consideración de los genes como unidades discretas e independientes, responsables, cada uno, de “un carácter” y situadas en los cromosomas como las cuentas de un collar, que ya se sabía falsa por entonces, se convirtieron en la “demostración” de la actuación de la selección natural como mecanismo de la evolución de los seres vivos. Al parecer, con esto es suficiente para explicar la totalidad del proceso evolutivo.
En definitiva, no parece infundado afirmar que nunca ha existido una teoría de la evolución darwinista enunciada, formulada con claridad y basada en datos observables en la Naturaleza. Es decir, una teoría que permita explicar los grandes cambios morfológicos, genéticos, y fisiológicos que se han producido a lo largo de la evolución de la vida. Y es por esto por lo que no resulta fácil discutir o rebatir el darwinismo. Porque lo que se asume como base teórica de la Biología no es exactamente una teoría claramente formulada. Es una concepción de los fenómenos naturales según la cual existe un ente abstracto pero omnipotente llamado selección natural que, de ser un fenómeno mecánico limitado a la supervivencia diferencial de unos animales o plantas sobre otros (los “más aptos”) ha pasado a convertirse en un poder ubicuo que actúa en todos los niveles de los procesos biológicos (ecosistémicos, específicos, orgánicos, celulares, moleculares), en general mediante una implacable competencia (aunque con distintas excepciones y versiones para cada situación particular), de modo que la existencia de cualquier ecosistema, organismo, estructura o proceso molecular, por complejo que sea, se ha producido por la selección natural, eso sí, actuando sobre pequeños cambios graduales y, sobre todo, “al azar”. El resto de la evolución sería “la acumulación de estos pequeños cambios con el tiempo”, por lo que no es susceptible de verificación experimental. Se podría concluir que los fundamentos de la teoría que pretende explicar científicamente el fenómeno de la vida son dos conceptos tan etéreos y huidizos como “el azar” y “el tiempo”.
La consecuencia de esta concepción de lo que debe de ser una base teórica científica es que cualquier nuevo descubrimiento, por complejo que sea, es susceptible de ser incluido en ella, porque es explicable de una manera muy sencilla: si existe es porque “ha sido seleccionado”. Pero como, desde un punto de vista científico, resulta poco verosímil que una sola explicación tan sencilla sea suficiente para explicar “todo” (por ejemplo, la Mecánica cuántica sólo explica los fenómenos físicos a pequeña escala y la Teoría de la relatividad, solamente los explica a gran escala), y más si tenemos en cuenta que los fenómenos biológicos son más complejos que los fenómenos físicos, porque han de cumplir todas sus leyes y, además, tienen las capacidades de autoorganización, reproducción, y comunicación con el entorno, parece razonable pensar que una teoría científica que pretende dar una explicación a fenómenos de tan extraordinaria complejidad no puede estar basada en explicaciones simples, sino que seguramente han de ser tan complejas como nos indican los datos.
LA BIOLOGÍA EN LA ENCRUCIJADA, LA HUMANIDAD EN LA ENCRUCIJADA
La investigación en Biología se está convirtiendo (se ha convertido) en una dura competencia entre distintos centros de investigación por lograr descubrimientos con posibles aplicaciones, es decir, con interés comercial al estar financiada de un modo mayoritario por empresas privadas. Y este es el carácter de las peligrosas actividades que hemos comentado al inicio e este escrito. Un peligro que, de seguir por este camino puede resultar de dimensiones incalculables. Porque los objetivos que se pretenden conseguir están basados en una concepción reduccionista y competitiva que deja a la Naturaleza y a la Humanidad en manos del azar, totalmente de espaldas a la realidad de los conocimientos sobre los procesos que conforman la vida.
Los datos reales, derivados de la cada día más menguante investigación llamada “básica” es decir no “aplicada”, ponen de manifiesto que vivimos literalmente inmersos, en nuestro interior y en el exterior, en un inconcebible número de bacterias y virus que cumplen unas funciones esenciales todos los ecosistemas, participando en importantes ciclos biogeoquímicos, en transferencia horizontal de genes, cumpliendo una función de de almacenamiento de información genética y contribuyendo a la dinámica evolutiva del sistema y a su estabilidad, ya que mantienen el equilibrio de la diversidad ambiental y son los portadores de información genética entre diferentes ambientes. Que sus secuencias y las derivadas de ellas son los componentes fundamentales de los genomas de los seres vivos y que su capacidad de respuesta a las agresiones ambientales puede tener consecuencias imprevisibles como resultado de las manipulaciones, las alteraciones de su función natural a que son sometidos sin la menor consciencia de su verdadera entidad.
La más dramática (por el momento) de las evidencias de estos peligros la constituye el origen del retrovirus híbrido causante del SIDA, cuya aparición fue puesta en evidencia por el periodista Edward Hooper (1999). Desde 1992 hasta 1999, siguió el rastro de la aparición del SIDA hasta las ruinas de un laboratorio en Stanleyville en el interior del Congo, por entonces belga, en el que un equipo dirigido por el Dr. Hilary Koprowski, elaboró una vacuna contra la polio utilizando como sustrato riñones de chimpancé y macaco. El “ensayo” de esta vacuna activa tuvo lugar entre 1957 y 1960, mediante un método muy habitual “en aquellos tiempos”, la vacunación de más de un millón de niños en diversas “colonias” de la zona. Niños cuyas condiciones de vida (y, por tanto, de salud) no eran precisamente las más adecuadas. En un debate en el que el periodista expuso sus datos, perfectamente documentados, Koprowsky negó, en contra de las afirmaciones de los auxiliares nativos y de las fotografías existentes, el uso de chimpancés para la obtención de las vacunas. Hooper fue vapuleado públicamente por una comisión de científicos que negaron rotundamente esa relación, aunque no se consiguió encontrar ninguna muestra de las vacunas que permitiera examinar su contenido. Parece comprensible que los científicos no quieran ni siquiera pensar en esa posibilidad. Desde entonces, se han publicado varios “rigurosos” estudios que asociaban el origen del sida con mercados africanos en los que era práctica habitual la venta de carne de mono o, más recientemente, “retrasando” la fecha de aparición hasta el siglo XIX mediante un supuesto “reloj molecular” basado en la comparación de cambios en las secuencias genéticas de virus. Lo que ni Hooper ni Koprowsky podían saber era que los mamíferos tenemos los virus endógenos anteriormente mencionados que se expresan en los linfocitos y que son responsables de la inmunodepresión materna durante el embarazo. La inmunodepresión que produce el virus híbrido del SIDA. En la actualidad, Koprowsky es uno de los científicos con más patentes a su nombre.
Pero la posibilidad de producir nuevos virus híbridos con consecuencias imposibles de predecir no parece haber desaparecido. Los xenotransplantes (transplantes de órganos animales a seres humanos) han sido calificados por la revista Wall Street Journal como uno de los grandes negocios del futuro ante la escasez de donantes. Los intentos llevados a cabo unos años atrás han constituido un fracaso por el “rechazo hiperagudo” que conducía a la rápida muerte del paciente. La solución que se pretende es conseguir cerdos transgénicos que expresen inmunoglobulinas humanas para evitar el rechazo. La consecuencia más probable de la supervivencia del paciente sería la hibridación de virus endógenos de cerdo y humano y el riesgo de una nueva pandemia. (Martin et al., 1999; Blusch et al., 2000; Tackle et al., 2000).
Los datos reales, derivados de la cada día más menguante investigación llamada “básica” es decir no “aplicada”, ponen de manifiesto que vivimos literalmente inmersos, en nuestro interior y en el exterior, en un inconcebible número de bacterias y virus que cumplen unas funciones esenciales todos los ecosistemas, participando en importantes ciclos biogeoquímicos, en transferencia horizontal de genes, cumpliendo una función de de almacenamiento de información genética y contribuyendo a la dinámica evolutiva del sistema y a su estabilidad, ya que mantienen el equilibrio de la diversidad ambiental y son los portadores de información genética entre diferentes ambientes. Que sus secuencias y las derivadas de ellas son los componentes fundamentales de los genomas de los seres vivos y que su capacidad de respuesta a las agresiones ambientales puede tener consecuencias imprevisibles como resultado de las manipulaciones, las alteraciones de su función natural a que son sometidos sin la menor consciencia de su verdadera entidad.
La más dramática (por el momento) de las evidencias de estos peligros la constituye el origen del retrovirus híbrido causante del SIDA, cuya aparición fue puesta en evidencia por el periodista Edward Hooper (1999). Desde 1992 hasta 1999, siguió el rastro de la aparición del SIDA hasta las ruinas de un laboratorio en Stanleyville en el interior del Congo, por entonces belga, en el que un equipo dirigido por el Dr. Hilary Koprowski, elaboró una vacuna contra la polio utilizando como sustrato riñones de chimpancé y macaco. El “ensayo” de esta vacuna activa tuvo lugar entre 1957 y 1960, mediante un método muy habitual “en aquellos tiempos”, la vacunación de más de un millón de niños en diversas “colonias” de la zona. Niños cuyas condiciones de vida (y, por tanto, de salud) no eran precisamente las más adecuadas. En un debate en el que el periodista expuso sus datos, perfectamente documentados, Koprowsky negó, en contra de las afirmaciones de los auxiliares nativos y de las fotografías existentes, el uso de chimpancés para la obtención de las vacunas. Hooper fue vapuleado públicamente por una comisión de científicos que negaron rotundamente esa relación, aunque no se consiguió encontrar ninguna muestra de las vacunas que permitiera examinar su contenido. Parece comprensible que los científicos no quieran ni siquiera pensar en esa posibilidad. Desde entonces, se han publicado varios “rigurosos” estudios que asociaban el origen del sida con mercados africanos en los que era práctica habitual la venta de carne de mono o, más recientemente, “retrasando” la fecha de aparición hasta el siglo XIX mediante un supuesto “reloj molecular” basado en la comparación de cambios en las secuencias genéticas de virus. Lo que ni Hooper ni Koprowsky podían saber era que los mamíferos tenemos los virus endógenos anteriormente mencionados que se expresan en los linfocitos y que son responsables de la inmunodepresión materna durante el embarazo. La inmunodepresión que produce el virus híbrido del SIDA. En la actualidad, Koprowsky es uno de los científicos con más patentes a su nombre.
Pero la posibilidad de producir nuevos virus híbridos con consecuencias imposibles de predecir no parece haber desaparecido. Los xenotransplantes (transplantes de órganos animales a seres humanos) han sido calificados por la revista Wall Street Journal como uno de los grandes negocios del futuro ante la escasez de donantes. Los intentos llevados a cabo unos años atrás han constituido un fracaso por el “rechazo hiperagudo” que conducía a la rápida muerte del paciente. La solución que se pretende es conseguir cerdos transgénicos que expresen inmunoglobulinas humanas para evitar el rechazo. La consecuencia más probable de la supervivencia del paciente sería la hibridación de virus endógenos de cerdo y humano y el riesgo de una nueva pandemia. (Martin et al., 1999; Blusch et al., 2000; Tackle et al., 2000).
Los fracasos de los intentos de manipular procesos de una enorme complejidad sin la menor capacidad de controlar sus resultados, como los intentos, basados en las concepciones desfasadas, de cambiar “genes” deteriorados por “genes buenos” han llevado a la muerte a los pacientes implicados en los “ensayos”. El caso más conocido fue, en 1999, el del joven Jesse Gelsinger, cuya deficiencia enzimática podía controlar perfectamente mediante medicamentos. El uso de un adenovirus modificado con las secuencias supuestamente adecuadas, le produjo una reacción inmunológica severa que condujo a un fallo multiorgánico que le causó la muerte. Pero los intentos no han finalizado y, a pesar del secretismo con que se llevan a cabo estos experimentos con seres humanos, en 2007 se conoció una nueva muerte en condiciones semejantes, la de la joven Jolee Mohr en un intento de tratar una artritis reumática, también controlable con medicamentos convencionales. Otras seis muertes debidas a ensayos de terapia génica han salido a la luz en Estados Unidos, aunque se desconoce el número real de estos sucesos (Kolehmainen, S. F. http://www.actionbioscience.org/biotech/kolehmainen.html).
Otro problema con un trasfondo semejante, tanto en el aspecto conceptual como en el económico es el referente a las vacunas. Desde el punto de vista de las nuevas informaciones sobre la ubicuidad y las actividades de bacterias y virus, la inmunidad natural es un fenómeno mediante el que el organismo mantiene el equilibrio con los innumerables microorganismos de su interior y del entorno. En unas condiciones razonables (no exageradas) de higiene y condiciones adecuadas de nutrición y salud, se produce sin ningún problema. Pero la introducción en el torrente circulatorio de variadas dosis de antígenos o microorganismos “atenuados” saltando la primera barrera inmunitaria, puede producir una debilitación del sistema inmune, haciendo a la población más susceptible a enfermedades y produciendo problemas inmunitarios. Incluso, los aditivos de algunas vacunas derivados del mercurio o del aluminio, que son neurotóxicos, se han asociado por expertos “silenciados” ((Rimland, http://www.autisme.net/) a problemas neurológicos y al aumento de la incidencia de autismo. Es más, los sustratos celulares utilizados para su elaboración contienen, con toda seguridad, virus endógenos cuya actividad en el organismo receptor es impredecible (Khan et al., 2009). Los intereses económicos existentes detrás de las campañas de “información” sobre la necesidad de las vacunaciones se pusieron claramente de manifiesto en el caso de la innecesaria y peligrosa vacuna contra el papilomavirus. Se descubrió que dos de los miembros del tribunal que concedió el Nóbel (la mejor publicidad) a Zur Hausen estaban relacionados con la industria farmacéutica. Pero lo que resulta más enigmático es la “aparición” del extraño virus “recombinante” de tres especies diferentes denominado H1N1, especialmente si tememos en cuenta la extremada especificidad de los virus y las escasas posibilidades de estas hibridaciones en condiciones naturales (Duven, 2009; ISIS Report, 2009)
Pero, posiblemente, el peligro cuyas repercusiones pueden resultar de proporciones incalculables es el derivado de las manipulaciones involucradas en la generación de organismos transgénicos. Los evidentes peligros para la salud de los consumidores de alimentos genéticamente modificados han sido suficientemente constatados, y así lo ha denunciado recientemente (852009) la American Academy of Environmental Medicine: “There is more than a casual association between GM foods and adverse health effects. Several animal studies indicate serious health risks associated with GM food consumption including infertility, immune dysregulation, accelerated aging, dysregulation of genes associated with cholesterol synthesis, insulin regulation, cell signaling, and protein formation, and changes in the liver, kidney, spleen and gastrointestinal system”. Sin embargo, estos pueden resultar unos riesgos menores en comparación con las probables consecuencias globales a medio o largo plazo. Se ha podido comprobar que los secuencias introducidas en las plantas transgénicas (promotores virales, plásmidos y elementos móviles) sufren recombinaciones con las secuencias del organismo receptor (Collonier, C. et al., 2003). Los peligros potenciales incluyen reordenamiento genómico, mutagenesis inserccional, carcinogenesis inserccional, reactivación de virus “durmientes” y generación de nuevos virus. También se han evidenciado los riesgos de transferencia genética horizontal a la Naturaleza de estos genes de nueva creación: “Transgenic DNA is in many respects optimised for horizontal gene transfer. It is designed to cross species barriers and to jump into genomes, and it has homologies to the DNA of many species and their genetic parasites (plasmids, transposons and viruses), thereby enhancing recombination with all of them.. Transgenic constructs contain new combinations of genes that have never existed, and they also amplify gene products that have never been part of our food chain (ISIS, 2002). El problema no denunciado en estas investigaciones es que los supuestos “virus durmientes” y los “parásitos genéticos” son, en realidad, secuencias con una función concreta en los organismos y en todos los ecosistemas y la disrupción de estas funciones, la posible activación en forma de patógenos y la expansión mediante transferencia horizontal puede tener unas repercusiones dramáticas, no sólo para la salud de los seres humanos, sino para la del ecosistema global en el que los virus y las bacterias, con su capacidad de intercambio de información genética, son la base y el componente mayoritario.
Parece necesario, incluso urgente, detenerse a reflexionar sobre el significado de los nuevos conocimientos de los fenómenos naturales. Unos conocimientos que nos acercan a unos procesos de una enorme complejidad en la que todos sus componentes están interrelacionados y en la que todos son necesarios, imprescindibles para el mantenimiento de la “red de la vida”, de un macrosistema en un sofisticado equilibrio. A reflexionar sobre cual puede ser el motivo de que estos conocimientos sobre la verdadera condición y actividad de los virus y las bacterias se mantengan al margen de las interpretaciones convencionales. Y también reflexionar sobre cuales son los verdaderos intereses que existen detrás de estas peligrosas manipulaciones de la Naturaleza. De estas agresiones al equilibrio natural de los fenómenos biológicos, cuyas consecuencias estamos muy lejos de poder predecir y más aún de controlar. Los jóvenes científicos tienen por delante el reto de construir una biología que no pretenda dominar, controlar la Naturaleza, sino comprenderla y hacer posible una coexistencia pacífica entre todos sus componentes, en la que la responsabilidad basada en los conocimientos científicos sustituya al irresponsable azar, la cooperación sustituya a la destructiva competencia y en la que todos, hasta el último de los seres con los que compartimos la Tierra, tengan derecho a la vida.
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Otro problema con un trasfondo semejante, tanto en el aspecto conceptual como en el económico es el referente a las vacunas. Desde el punto de vista de las nuevas informaciones sobre la ubicuidad y las actividades de bacterias y virus, la inmunidad natural es un fenómeno mediante el que el organismo mantiene el equilibrio con los innumerables microorganismos de su interior y del entorno. En unas condiciones razonables (no exageradas) de higiene y condiciones adecuadas de nutrición y salud, se produce sin ningún problema. Pero la introducción en el torrente circulatorio de variadas dosis de antígenos o microorganismos “atenuados” saltando la primera barrera inmunitaria, puede producir una debilitación del sistema inmune, haciendo a la población más susceptible a enfermedades y produciendo problemas inmunitarios. Incluso, los aditivos de algunas vacunas derivados del mercurio o del aluminio, que son neurotóxicos, se han asociado por expertos “silenciados” ((Rimland, http://www.autisme.net/) a problemas neurológicos y al aumento de la incidencia de autismo. Es más, los sustratos celulares utilizados para su elaboración contienen, con toda seguridad, virus endógenos cuya actividad en el organismo receptor es impredecible (Khan et al., 2009). Los intereses económicos existentes detrás de las campañas de “información” sobre la necesidad de las vacunaciones se pusieron claramente de manifiesto en el caso de la innecesaria y peligrosa vacuna contra el papilomavirus. Se descubrió que dos de los miembros del tribunal que concedió el Nóbel (la mejor publicidad) a Zur Hausen estaban relacionados con la industria farmacéutica. Pero lo que resulta más enigmático es la “aparición” del extraño virus “recombinante” de tres especies diferentes denominado H1N1, especialmente si tememos en cuenta la extremada especificidad de los virus y las escasas posibilidades de estas hibridaciones en condiciones naturales (Duven, 2009; ISIS Report, 2009)
Pero, posiblemente, el peligro cuyas repercusiones pueden resultar de proporciones incalculables es el derivado de las manipulaciones involucradas en la generación de organismos transgénicos. Los evidentes peligros para la salud de los consumidores de alimentos genéticamente modificados han sido suficientemente constatados, y así lo ha denunciado recientemente (852009) la American Academy of Environmental Medicine: “There is more than a casual association between GM foods and adverse health effects. Several animal studies indicate serious health risks associated with GM food consumption including infertility, immune dysregulation, accelerated aging, dysregulation of genes associated with cholesterol synthesis, insulin regulation, cell signaling, and protein formation, and changes in the liver, kidney, spleen and gastrointestinal system”. Sin embargo, estos pueden resultar unos riesgos menores en comparación con las probables consecuencias globales a medio o largo plazo. Se ha podido comprobar que los secuencias introducidas en las plantas transgénicas (promotores virales, plásmidos y elementos móviles) sufren recombinaciones con las secuencias del organismo receptor (Collonier, C. et al., 2003). Los peligros potenciales incluyen reordenamiento genómico, mutagenesis inserccional, carcinogenesis inserccional, reactivación de virus “durmientes” y generación de nuevos virus. También se han evidenciado los riesgos de transferencia genética horizontal a la Naturaleza de estos genes de nueva creación: “Transgenic DNA is in many respects optimised for horizontal gene transfer. It is designed to cross species barriers and to jump into genomes, and it has homologies to the DNA of many species and their genetic parasites (plasmids, transposons and viruses), thereby enhancing recombination with all of them.. Transgenic constructs contain new combinations of genes that have never existed, and they also amplify gene products that have never been part of our food chain (ISIS, 2002). El problema no denunciado en estas investigaciones es que los supuestos “virus durmientes” y los “parásitos genéticos” son, en realidad, secuencias con una función concreta en los organismos y en todos los ecosistemas y la disrupción de estas funciones, la posible activación en forma de patógenos y la expansión mediante transferencia horizontal puede tener unas repercusiones dramáticas, no sólo para la salud de los seres humanos, sino para la del ecosistema global en el que los virus y las bacterias, con su capacidad de intercambio de información genética, son la base y el componente mayoritario.
Parece necesario, incluso urgente, detenerse a reflexionar sobre el significado de los nuevos conocimientos de los fenómenos naturales. Unos conocimientos que nos acercan a unos procesos de una enorme complejidad en la que todos sus componentes están interrelacionados y en la que todos son necesarios, imprescindibles para el mantenimiento de la “red de la vida”, de un macrosistema en un sofisticado equilibrio. A reflexionar sobre cual puede ser el motivo de que estos conocimientos sobre la verdadera condición y actividad de los virus y las bacterias se mantengan al margen de las interpretaciones convencionales. Y también reflexionar sobre cuales son los verdaderos intereses que existen detrás de estas peligrosas manipulaciones de la Naturaleza. De estas agresiones al equilibrio natural de los fenómenos biológicos, cuyas consecuencias estamos muy lejos de poder predecir y más aún de controlar. Los jóvenes científicos tienen por delante el reto de construir una biología que no pretenda dominar, controlar la Naturaleza, sino comprenderla y hacer posible una coexistencia pacífica entre todos sus componentes, en la que la responsabilidad basada en los conocimientos científicos sustituya al irresponsable azar, la cooperación sustituya a la destructiva competencia y en la que todos, hasta el último de los seres con los que compartimos la Tierra, tengan derecho a la vida.
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Máximo Sandín . La guerra contra bacterias y virus: una lucha autodestructiva
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